En octubre de 2018, las redes oficiales de Madness Live! anunciaban la despedida de uno de los festivales de metal progresivo más queridos: Be Prog! My Friend. Para muchos, aquello parecía un adiós definitivo, pero, tras varios años de incertidumbre y otros proyectos por parte de la productora, el festival ha vuelto este 2024, y lo ha hecho a lo grande. El público, ansioso por revivir esta experiencia única, se reunió una vez más en Barcelona para disfrutar de un cartel que prometía emociones intensas desde el primer acorde.
La jornada inaugural comenzó con la banda italiana Kingcrow, quienes, pese a tener un público reducido, supieron aprovechar cada minuto sobre el escenario. Tal vez la temprana hora del viernes a las 16:45 o el intenso calor jugaron en contra, pero el carisma y la energía de su vocalista Diego Marchesi lograron animar a los asistentes poco a poco. Con un setlist que incluyó temas como “Kintsugi” y “The Moth”, la banda fue creando una atmósfera envolvente. Si bien el público fue algo tímido al principio, poco a poco la conexión fue creciendo, y los italianos lograron arrancar los primeros aplausos de la jornada.
La segunda banda en escena fue Obsidian Kingdom, oriundos de Cataluña, quienes ofrecieron un show especial revisitando su álbum debut de 2012, Mantiis – An Agony in Fourteen Bites. Desde el primer acorde de “Not Yet Five”, quedó claro que el sonido espectacular que habían preparado iba a ser uno de los puntos altos del día. Con la compleja interacción entre Zer0 Æmeour Íggdrasil en los teclados y Rider G. Omega en la guitarra y voces, la banda ofreció una presentación sólida y cargada de intensidad emocional. Temas como “Cinnamon Balls” y “Awake Until Dawn” fueron coreados con fuerza, y la conexión con el público alcanzó su punto álgido en el tramo final del show.
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Después de un breve descanso, llegó el turno de los británicos Pure Reason Revolution. Con su mezcla única de rock progresivo y electrónica, lograron crear una atmósfera diferente y enérgica. Annicke Shireen destacó en los teclados, mientras Jon Courtney alternaba entre guitarra y sintetizadores, sin dejar de compartir las labores vocales. Canciones como “Silent Genesis” y “Ghosts & Typhoons” hicieron las delicias de los amantes del progresivo más moderno, y la mezcla de líneas vocales perfectamente sincronizadas con las texturas electrónicas mantuvo al público hipnotizado durante todo su set.
El plato fuerte de la noche fue Haken, quienes ya habían dejado una fuerte impresión en la edición de 2015 y regresaban este año como cabezas de cartel. Con un setlist centrado en su último álbum: Fauna (2023), la banda ofreció un show dividido en dos partes. La primera, cargada de nuevos temas como “Taurus”, “The Alphabet of Me” y “Beneath the White Rainbow”, demostró el poder creativo de su último trabajo. Ross Jennings, con su inconfundible voz, lideró una actuación impecable, mientras que los juegos de luces añadían una dimensión visual al espectáculo.
La segunda parte del show fue un viaje por los grandes clásicos de Haken. “Cockroach King” hizo que el público se moviera al compás de las indicaciones de Jennings, mientras que temas como “Earthrise” y “1985” desataron la euforia colectiva. La banda cerró la noche con la épica “Visions”, donde cada miembro de Haken mostró su virtuosismo individual en un despliegue impresionante de técnica y emoción.
En definitiva, fue una jornada memorable que demostró que Be Prog! My Friend ha vuelto para quedarse. La calidad de las bandas, el ambiente íntimo y el entusiasmo del público sentaron las bases para lo que promete ser un fin de semana inolvidable. Y aunque el día 1 fue espectacular, queda claro que el sábado traerá aún más sorpresas y momentos para el recuerdo. ¡Nos esperaba un cierre de festival épico!
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La jornada inaugural comenzó con la banda italiana Kingcrow, quienes, pese a tener un público reducido, supieron aprovechar cada minuto sobre el escenario. Tal vez la temprana hora del viernes a las 16:45 o el intenso calor jugaron en contra, pero el carisma y la energía de su vocalista Diego Marchesi lograron animar a los asistentes poco a poco. Con un setlist que incluyó temas como “Kintsugi” y “The Moth”, la banda fue creando una atmósfera envolvente. Si bien el público fue algo tímido al principio, poco a poco la conexión fue creciendo, y los italianos lograron arrancar los primeros aplausos de la jornada.
La segunda banda en escena fue Obsidian Kingdom, oriundos de Cataluña, quienes ofrecieron un show especial revisitando su álbum debut de 2012, Mantiis – An Agony in Fourteen Bites. Desde el primer acorde de “Not Yet Five”, quedó claro que el sonido espectacular que habían preparado iba a ser uno de los puntos altos del día. Con la compleja interacción entre Zer0 Æmeour Íggdrasil en los teclados y Rider G. Omega en la guitarra y voces, la banda ofreció una presentación sólida y cargada de intensidad emocional. Temas como “Cinnamon Balls” y “Awake Until Dawn” fueron coreados con fuerza, y la conexión con el público alcanzó su punto álgido en el tramo final del show.
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El plato fuerte de la noche fue Haken, quienes ya habían dejado una fuerte impresión en la edición de 2015 y regresaban este año como cabezas de cartel. Con un setlist centrado en su último álbum: Fauna (2023), la banda ofreció un show dividido en dos partes. La primera, cargada de nuevos temas como “Taurus”, “The Alphabet of Me” y “Beneath the White Rainbow”, demostró el poder creativo de su último trabajo. Ross Jennings, con su inconfundible voz, lideró una actuación impecable, mientras que los juegos de luces añadían una dimensión visual al espectáculo.
La segunda parte del show fue un viaje por los grandes clásicos de Haken. “Cockroach King” hizo que el público se moviera al compás de las indicaciones de Jennings, mientras que temas como “Earthrise” y “1985” desataron la euforia colectiva. La banda cerró la noche con la épica “Visions”, donde cada miembro de Haken mostró su virtuosismo individual en un despliegue impresionante de técnica y emoción.
En definitiva, fue una jornada memorable que demostró que Be Prog! My Friend ha vuelto para quedarse. La calidad de las bandas, el ambiente íntimo y el entusiasmo del público sentaron las bases para lo que promete ser un fin de semana inolvidable. Y aunque el día 1 fue espectacular, queda claro que el sábado traerá aún más sorpresas y momentos para el recuerdo. ¡Nos esperaba un cierre de festival épico!