

El nuevo álbum de Gotthard llega como anillo al dedo ya que es un disco que recupera la creatividad y la armonía de la banda. Stereo Crush limpia las heridas causadas por su antecesor del 2020 llamada simplemente #13 que nos dejó a muchos un con agrio sabor de boca y no porque fuera malo, sino que no se le encontró nada especial en el, así de simple.
Stereo Crush inicia con “Ai & I” que sorprende desde la entrada, un tema donde Gotthard entra a explorar algo un poco más veloz y algo desgarrador en todo sentido. Muy bueno para iniciar el disco, se puede apreciar a la banda explorando nuevas cosas.
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Sigue “Thunder & Lightning“. Qué gran canción que nos recuerda a la época en que Nic Meader entró a la banda por allá en el 2012 y sacaron el disco Firebirth. Acá ya vemos al Gotthard que todos queremos escuchar, guitarras muy armónicas, coros pegadizos y mucho hard rock a la vieja escuela, uno de los mejores temas de esta producción sin duda.
Para “Rusty Rose” usan un intro con teclado muy a lo Deep Purple, banda de la que ha obtenido enorme influencia. Y si hablamos de agrupaciones que marcaron a Gotthard, como quinto tema suena “Drive My Car” de The Beatles pero con toda la potencia del hard rock. Nna versión que al igual que Hush ya podrían seguir tocando en vivo en todos sus repertorios.
Otros temas que sobresalen del disco son “Liverpool” con esa guitarra única y creativa por parte de Leo Leoni; “Devil In The Moonlight” la marca el bajo de Marc Lynn en sus pocos más de 3 minutos de duración; “Dig A Little Deeper” que suena a antaño, muy a cosas que hicieron a principios del 2000. Esta es la banda que todos queríamos de regreso.
Muchos creíamos que la salida de su baterista original iba a afectar el sonido del grupo pero no fue así, ya que la incorporación de Flavio Mezzodi (Krokus) fue de lo mejor que les pudo pasar. Este señor trajo consigo toda una nueva fuerza a la banda. La dupla entre Freddy Scherer y Leo Leoni sigue igual, ambos son como almas gemelas y Nic Maeder ya está más acoplado a la banda que cualquier otro miembro. No podemos negar que siempre que se menciona a Gotthard inmediatamente se nos viene a la cabeza el nombre de Steve Lee y su hermosa voz, pero Nic fue un muy buen remplazo, eso no se puede negar.
Las 12 canciones del disco tienen algo especial, aquí no hubo lugar para rellenos, la producción del mismo es limpia y profunda, todo suena en total armonía, así que demos un aplauso doble o triple para estos señores que con su nuevo disco Stereo Crush, regresaron a las andadas por el buen camino del hard rock que todos amamos.

A estas alturas, creo que Cradle of Filth no necesita presentación y debo reconocer que musicalmente me encantan, además de haber esperado este nuevo material con ansias. Después de treinta años de sangre y aullidos barrocos, los liderados por Dani Filth ya no se esfuerzan por trascender el mundo que les rodea. Han sido una de las bandas más duraderas y constantes de la música pesada, dejando en el camnino un buen número de auténticos clásicos, han destrozado escenarios de todo el mundo y han ignorado alegremente las polémicas que aparecieron a su paso.
Resulta sorprendente que, tras catorce álbumes, los black metaleros sinfónicos no hayan producido todavía nada que pueda calificarse de malo; podrán tener trabajos mediocres, pobres, pero no malos (según mi visión, claro está). Habiendo establecido su sonido desde hace mucho tiempo, los trabajos más recientes han tendido a centrarse en el refinamiento más que en la reinvención, y eso está muy bien, ya que la calidad rara vez baja de un álbum a otro. Este nuevo álbum de estudio, The Screaming of the Valkyries, acaba de ver tenebrosa luz el pasado 21 de marzo a través de Napalm Records y confirma que el fuego sigue ardiendo.
Como novedad principal tenemos la incorporación de dos nuevos miembros: Donny Burbage (guitarras) y Zoe Marie Federoff (teclados, voz), cuyas contribuciones han sido elogiadas por aportar renovado vigor y profundidad al sonido general, en lugar de Richard Shaw y la teclista/vocalista Annabelle Iratni, respectivamente.
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Pero basta de introducción, pasemos a la review de este nuevo larga duración de los “británicos”, cosa que no es tan así dado que actualmente la formación 2025 de CoF está compuesta por un escocés, un par de norteamericanos y dos miembros de la República Checa. Este nuevo material llega luego cuatro años, y es la continuación del brillante Existence Is Futile, consta de una explosión de 9 pistas, y aquí pasaré a detallar mi apreciación al escucharlo repetidas veces.
Bajo sonidos de una tormenta que se avecina y cánticos diabólicos, marca la entrada To Live Deliciously; la misma consta del hábil trabajo de los guitarristas Donny Burbage y Ashok, quienes ponen inmediatamente el listón muy alto a tan solo breves minutos de transcurrido el inicio del disco. Con una producción afiladísima, recuerda la emoción de escuchar alguna otra placa de los dorados 90s, y podríamos estar en presencia de uno de los mejores temas de apertura de la agrupación en años.
Demagoguery nos envuelve con sonidos contundentes y una letra siniestra. Los acompañamientos sinfónicos añaden una teatralidad épica, con sus ritmos orquestales y sus riffs de la vieja escuela chocan para sonar como la canción más oscura, que culmina con un toque épico, mientras que The Trinity of Shadows comienza de forma explosiva con una ráfaga de guitarras y batería, antes de presentarnos un estribillo que seguramente será cantado en cada presentación que haga la banda. Es un gran tema y una clara señal de la constante evolución de Cradle of Filth.
Para la siguiente canción, el sexteto se adentra en un territorio más gótico con Non Omnis Moriar (“No todo de mí morirá”), que tiene como la primera participación real para Zoe como vocalista, que junto a los teclados visten al tema con una atmósfera sombría. La blonda se desliza en su nuevo papel como si siempre hubiera estado allí; su voz proporciona un contrapeso melódico eficaz a lo realizado por Dani, recordando a aquel gran éxito que fue Nymphetamine, con la inolvidable participación de Liv Kristine.
Le sigue la frenética White Hellebore, que una vez más otorga a Federoff un papel sustancial, mientras las guitarras cortan y queman a su alrededor. Es el momento del disco justo entre la clásica velocidad y pesadez de Cradle of Filth, con infusiones melódicas chillonas, pero, una vez más, lo mejor es un estribillo entre los vocalistas.
Pasando el ecuador del disco, nos encontramos con You Are My Nautilus. Esta pieza juega un poco con el pasado, rememorando las épocas de Cruelty and the Beast, con Dani ofreciendo una actuación sublime. Te puede gustar o no su estilo teatral de cantar, pero sus chillidos, gruñidos y susurros se combinan con precisión, creando un gran efecto sónico que juntos evocan una composición con dramatismo. Por si esto no fuera poco, el conjunto navega una vez más por un arreglo laberíntico, culminando en un impresionante duelo entre los guitarristas mientras que Marthus muestra sus habilidades tras los parches.
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Manteniendo el ritmo enérgico, Malignent Perfection contiene un estribillo monstruoso, lleno de riffs que se te clavan en la mente. Ya desde el inicio encontramos las melodías de teclado, los ritmos de guitarra y los estilos vocales que recuerdan a aquel excelente álbum que fue Midian. De a poco nos vamos acercando al final, y en Ex Sanguine Draculae encontramos una canción rápida que opta por niveles endiablados de pesadez, entrelazando blast beats, gritos aullantes y ganchos monstruosos, dejando un tanto las melodías de lado y apostando a la velocidad y el sonido contundente.
When Misery Was a Stranger redondea este lanzamiento de manera formidable, con un estribillo absolutamente endiablado entre el ardiente caos, mientras la alineación da rienda suelta a una última fantasía gótica. Los más de cincuenta y cinco minutos que dura la placa realmente pasan volando, y el disco cierra de una excelente manera.
Cradle of Filth ha encontrado el equilibrio perfecto entre la pesadez basada en riffs de la vieja escuela, sumándole sus clásicos elementos sinfónicos. Dani Filth, con sus 50 años a cuestas, sigue dominando con sus gritos agudos y sus graznidos, mientras que la incorporación de Zoe trajo frescura sin opacar el trabajo que anteriormente ha hecho Sarah Jezebel Deva. Podrán ser catalogados con el género que quieran, pero ellos son y siempre han sido su propio género, le guste a quien le guste, tanto que han entregado otro excelente álbum abrazando su pasado y sabiendo cómo mejorar su futuro.

This Gift Is A Curse es una excelente banda sueca que, por algún motivo, viene pasando desapercibida para mucha gente. Claramente, no ha sido así para el sello Season of Mist, o para mí, que tengo toda su discografía en CD. Empecé a seguirlos cuando salió el magnífico All Hail the Swinelord (2015), y en ese entonces, me enteré de la existencia de un lanzamiento anterior, I, Gvilt Bearer (2012), lo cual es una señal más del fenómeno que estoy comentando. Luego, A Throne of Ash (2019) confirmó que este quinteto oriundo de Estocolmo, era una fuerza digna de ser tenida en cuenta y con mucha atención.
Si fuera un grupo de death metal o de post metal, viniendo de esa nación escandinava, no me sorprendería que se perdiera en medio de la avalancha de propuestas, o que permaneciera eclipsado por los grandes exponentes. Sin embargo, la música de This Gift Is A Curse es una mezcla de black metal y sludge con algunos toques bastante sobresalientes de hardcore. La imaginería que usa explota símbolos y escenarios paganos de impronta ancestral.
El line-up del grupo es: Jonas A. Holmberg (voz), Patrik Andersson (guitarra y voz), David Deravian (guitarra), Lars Gunnarsson (bajo) y Christian Augustin (batería). El vocalista también fue el encargado del arte de tapa. Laura Morgan participó como cantante invitada en tres tracks. Este cuarto álbum contó con la producción de William Blackmon, alguien que desde hace mucho tiempo viene trabajando fuertemente en la escena under de ese país (en mi opinión se destaca su aporte a la banda hardcore Victims), y la masterización de Magnus Lindberg, integrante de Cult of Luna, que ya se ha ocupado de proyectos del calibre de Russian Circles, Crippled Black Phoenix, Tribulation, Norna, Dool, Birds In Row, Lucifer, además de cumplir un doble en rol en su propia banda.
“Kingdom” es un comienzo brutal, a puro blast beat y trémolos siniestros. El timbre y la cadencia de la voz, junto al estilo de algunos riffs, son algunos de los elementos “hardcore” que encuentro en la alquimia que se nos ofrece. Hay un tramo de tenso discurso acompañado por un ritmo ralentizado y un punteo de guitarra que, rápidamente, recuerda la versatilidad del grupo, capaz de alcanzar lapsos de intenso caos organizado. La presencia femenina es un buen aporte a la totalidad y retorna en las dos canciones finales, aunque casi como una presencia espectral. La intro de veta noise que tiene “No Sun, Nor Moon” no tarda en dar lugar a la sonoridad de un black metal muy moderno. Las progresiones armónicas utilizadas están muy bien seleccionadas en función de evocar la crispación de lo ominoso. Hay una sección de poderosa percusión acompañada por un bajo de vibración cataclísmica que es seductoramente oscura. Puede decirse que el trabajo vocal tiene cierto histrionismo ritual que resulta muy coherente con la estética visual del grupo.
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“Void Bringer” da un giro hacia espacios más densos y de una potencia impactante. La canción se estructura alternando momentos de calamidad abrumadora con pasajes introspectivos y furiosos en medidas similares. La ejecución de la batería es de una variabilidad impresionante. La calidad de la mezcla es excepcional: permite escuchar cada instrumento con profunda claridad. Este track, como otros que son más extensos que el resto, despliega un aspecto progresivo que la música de estos suecos puede tener. “Death Maker” tiene un riff de guitarra que remite a las raíces más primitivas del black metal. Le sigue “Passing“, un bienvenido interludio tétricamente atmosférico, que abre paso a “Seers Of No Light“, con un inicio in crescendo hasta todo que explota sin piedad, despidiendo esquirlas de maldad. La energía que se maneja se mantiene dentro de los límites que permiten el groove, lo cual constituye un gran acierto.
En “Cosmic Voice” se acentúa el costado más apoyado en los sintetizadores, con una batería que vuelve a lucirse en su intencionalidad. This Gift Is A Curse logra representar muy bien los alcances de la desesperación, la angustia existencial, el vacío interior que opaca al mundo y le otorga rasgos apocalípticos. Hay algo de un espíritu marcial en el ritmo, hace pensar en la marcha honrosa hacia un final inevitable, frente al cual, el patetismo podría ser la opción más popular. “Vow Sayer” es visceral y agresiva, nuevamente invoca el consejo de los antepasados. La ejecución instrumental se luce explorando los extremos.
Con la llegada de “Old Space” se puede recuperar el aliento, de vuelta con un primer trayecto gradual y reflexivo que, como era de esperarse, anunciaba la caída en un nuevo precipicio. La canción es espesa, lúgubre y de una contundencia despiadada. El bajo adquiere una fuerza gravitatoria propia. La elección de los acordes es maquiavélica. Ascension marca el fin, con una violencia atroz en líneas de guitarra que son como cuchilladas sobre una base pulsátil. Algunos arpegios suenan etéreos sobrevolando la catástrofe. En conclusión: estamos ante un disco de escucha absolutamente recomendable para el público fanático de la música más pesada y en la búsqueda de novedades. Un título que ya se va sumando a mi lista anual de preferencias a lo largo de la vuelta al sol que está en curso.

Si uno tiene que pensar en bandas que han generado divisiones de opiniones más radicales en la última década dentro del metal, una de ellas sería Arch Enemy sin duda y es que a la banda encabezada por Alissa White Gluz le cuesta cada vez más convencer a sus seguidores de que aún tienen cosas interesantes para ofrecer y al mismo tiempo cada vez tocan en recintos más grandes (En España, la última vez llegaron al Palacio Vistalegre de Madrid convocando a más de 9000 personas, cifra nada despreciable no creen?).
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Pero con su nuevo disco, me parece que la balanza no se va a inclinar del lado defensor de Arch Enemy, si no en un punto intermedio, pero que sabe a poco teniendo en cuenta de que banda estamos hablando.
Y es que lo que nos vamos a encontrar en estas nuevas 11 canciones, quizás no sea lo mejor que estos chicos tienen para ofrecer tras más de 20 años de carrera.
Ya desde el comienzo con “Dream Stealer“, uno de los cortes que más convence por sus cambios de ritmo, Arch Enemy vuelve a desplegar sus recursos habituales, con esa velocidad en las guitarras y la batería y una Alissa que sigue cantando de manera impecable, pero que quizás en el disco donde la banda no la acompaña del todo, y el solo es una prueba evidente de ello, ya que hemos podido escuchar muchas veces el mismo estilo de Amott en los tres discos anteriores con la peliazul vocalista.
Pero luego nos vamos a encontrar con un disco que simplemente está ahí, continúa todo lo que Arch Enemy ha venido haciendo desde la entrada de Alissa a la banda, pero no hay apenas evolución desde el último disco hasta este “Blood Dynasty“.
Ojo, los singles promocionales, sobre todo “Liars & Thieves“, suenan muy bien, es más se entiende porque ha sido elegido para promocionar el disco hace unos meses, pero cuando dentro del mismo hay piezas tan “intrascendentes” como “Presage“, “The Pendulum” o “A Million Suns“, es inevitable sentir una especie de “Preocupación” ante el alarmante estado de “estancamiento” por parte de Alissa y los suyos.
Y Alissa?, pues aunque a los “haters” de esta época de la banda se refiere, sigue cantando muy bien, su voz está impecable, los guiños melódicos siguen siendo coquetos y quizás es aún agradable verla cantar en un tono más accesible, pero lo que en “War Eternal“, era innovador, aquí ya empieza a quedarse obsoleto y falto de gancho.
Aunque evidentemente la sorpresa mayúscula llega con los primeros acordes de “Vivre Libre“, una especie de power ballad, que pese al desconcierto inicial, paradójicamente es de los momentos en donde la banda más ha arriesgado en todo este nuevo disco.
La pieza contiene la intensidad necesaria para acompañar quizás al mejor momento vocal de Alissa en todo el álbum y es que ese tono (ahora) melancólico y pausado si que da los resultados que la canción pide y sin duda los tonos más agudos son una absoluta delicia para el oído…
Ahora bien ¿Cuál es el papel de esta canción en el disco?, esa respuesta y mejor dicho su pregunta, evidencia muy claramente que no sabemos exactamente que es lo que ha querido ofrecer Arch Enemy en este disco.
Y a pesar de contar con solo 11 canciones, el disco se te acaba haciendo un poco repetitivo y falto de gancho, pero gracias a canciones como “Illuminate the Path“, “Paper Tiger” e incluso la propia “Vivre Libre”, aún confío en que la banda pueda revertir su situación de cara al próximo disco, porque en este si aprueban es gracias a la trayectoria y la experiencia que tienen y la cual les ha permitido crear algunas canciones destacables en el álbum, pero cuidado, porque esto está lejos de ser un álbum notable y su acercamiento al abismo ha estado muy cerca.
Etiquetas: Arch Enemy, Blood Dynasty, Century Media Records, Death Metal Melodico, Melodeath
![KOLLAPS\E – KLPS [EP] (2025) thumb image](https://tracktohell.com/wp-content/uploads/2025/03/KLPS-EP-2025.jpg)
En Suecia se erige un gran monolito del post-metal llamado Cult of Luna. Esa es una presencia ineludible, que proyecta una sombra que desde hace décadas marca el tiempo, cual reloj solar, del género a nivel mundial. Esa sombra, sin dudas, debe ser más oscura dentro del propio territorio sueco. Sin embargo, también prospera la vida en ausencia de la luz y, por lo general, suele tratarse de organismos más extraños, que despliegan modos increíbles de adaptarse. KOLLAPS\E es un grupo relativamente nuevo de post- metal, oriundo de Helsingborg, un cuarteto que está encontrando su nicho en un ecosistema desafiante. Tras editar el single The Pandemic Sessions en 2021, y luego el LP debut Phantom Centre en 2023, ahora nos presentan “KLPS” (modo en que a partir de este lanzamiento se estiliza el nombre de la banda), que suena como la consolidación de una propuesta musical sobre la que hay bastante que decir.
El comienzo del disco es brutal con “Subverse“. Una voz furiosa se despliega sobre una afilada estructura musical de las que se desprenden riffs como puntas penetrantes. Esto no quita que, de hecho, haya momentos calmos y melancólicos. No obstante, el canto nunca es melódico, no cesan los guturales rabiosos. Es un primer track bien arraigado en un terreno abonado por la referencia monumental que dimos al principio. Encontraremos letras tanto en inglés como en sueco.
“Katarsis” continúa en una vena similar, desarrollando mayor versatilidad en la ejecución instrumental y el esquema compositivo, aunque sigue sin distanciarse del cobijo de la penumbra generacional. Siendo un fanático del post-metal, en general, y de COL, en particular, no puedo evitar mencionarlo. Quizás pueda afirmarse que KLPS se mantiene siempre más afín al sludge y al hardcore, y no se adentra en ámbitos más propios del folk, como sí hacen sus predecesores. En “Tribulation” se confirma que hasta las elecciones armónicas remiten a esa influencia crucial, y ni hablar del arte de tapa de todos sus lanzamientos hasta el momento, que parecen variaciones de la idea expuesta en “Vertikal“. Aparecen tramos atmosféricos que también recuerdan a Isis y Rosetta. Otra banda que se me viene a la mente es Fall of Efrafa.
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En “Nattvarst” encontramos la irrupción de un ímpetu un poco más diverso. Hay un nivel parejo de intensidad transversal a todas las canciones, y lo mismo puede decirse con respecto a la emotividad que convocan. Tal vez sería interesante una mayor exploración de las posibilidades expresivas que, sin dudas, este grupo posee. Más allá de las líneas de guitarra, la base rítmica es de una ejecución tremendamente efectiva. “Undertow” sigue trazando el mismo diseño general, y en este punto, podría pensarse que hay algo brutalista en el enfoque de estos suecos.
De hecho, si volvemos al arte de tapa, esta noción se vería reforzada. Recordemos que el brutalismo como estilo arquitectónico creaba monumentales obras de concreto, fuertes y honestas, genuinas en la intención de hallar la funcionalidad en lo sublime y la magnificencia en la humildad de las formas. El aporte de la electrónica en este track también introduce un fugaz factor de heterogeneidad. El final llega con “Aureola“, donde encontramos lapsos en los que las guitarras se animan a tener un mayor vuelo. Así termina un muy buen trabajo que marca un paso adelante en la metamorfosis que ojalá convierta a KLPS en una criatura aún más sorprendente.
Etiquetas: Cult Of Luna, Kollaps/e, Post Metal

Desde las profundidades del metal extremo, Cabal regresa con una nueva manifestación de oscuridad y brutalidad sonora con Everything Rots, su cuarto álbum de estudio, ya disponible bajo el sello de Nuclear Blast. Esta obra representa la evolución definitiva de la banda danesa, que ha perfeccionado su fórmula de deathcore opresivo, elementos industriales desgarradores y una atmósfera tan densa que parece descomponerse desde adentro. Para marcar el lanzamiento, el grupo ha revelado el videoclip de Snake Tongues, un tema que encapsula a la perfección el caos y la agresión que definen este nuevo capítulo en su discografía.
Con una trayectoria que los ha llevado a pisar escenarios en Europa, Norteamérica, Japón y Australia, además de festivales de renombre como Roskilde, Copenhell, Summer Slaughter y Brutal Assault, Cabal se ha convertido en una de las propuestas más implacables del metal contemporáneo. Su sonido fusiona la ferocidad del death metal con la agresividad del metalcore moderno y la frialdad electrónica, logrando una expresión sonora de intensidad abrumadora.
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Liderados por Andreas Bjulver en la voz, la alineación ha demostrado una cohesión inquebrantable, construyendo un sonido tanto devastador como intrincado. Sobre este nuevo lanzamiento, Bjulver comenta: “Estamos más que emocionados de compartir por fin Everything Rots con el mundo. Este álbum es la culminación de años de trabajo duro y representa la esencia de lo que nos hemos convertido como banda. Todas las cosas buenas terminan, todos mueren y todo se pudre”.
Pero Everything Rots no solo destaca por su crudeza sonora, sino también por su profundidad lírica. Las canciones abordan temas como la depresión, el trauma y la adicción desde una perspectiva desgarradoramente honesta. “Still Cursed” examina la lucha interminable contra los trastornos mentales, mientras que la homónima “Everything Rots” se erige como un himno para generaciones atrapadas en la desesperanza de un mundo en colapso. “No Peace” narra la impactante experiencia de hallar a una víctima de suicidio en las calles de Copenhague, una imagen brutal que se refleja en su sonido demoledor. Por otro lado, “Unveiled” y “Forever Marked” enfrentan la realidad del abuso desde diferentes ángulos, explorando la ira, la traición y la culpa en un viaje catártico de dolor y venganza.
La producción del álbum es una obra maestra en sí misma, combinando una instrumentación asfixiante con elementos electrónicos y paisajes sonoros apocalípticos. Cabal no deja espacio para la comodidad: su música es una confrontación directa con lo más oscuro de la condición humana, presentando su mensaje con una crudeza que resulta imposible de ignorar.

Los norteamericanos Underoath quizás sean de las bandas de su generación que mejor han resistido el paso del tiempo y las modas, entregando en los últimos 15 años, discos tan interesantes como Ø (Disambiguation) o Erase Me, ambos con excelente respuesta por parte del público y también de la prensa y es que Spencer Chamberlain y los suyos siguen sonando muy sólidos e interesantes demostrando que en su caso la palabra “Evolución” está bien empleada.
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Ahora regresan tras tres años desde su último trabajo y lo hacen con The Place After This One, un disco que continúa la senda de su predecesor y que de haber salido hace unos años atrás los llevaría a recintos aún más grandes de los que se presentan actualmente y que es lo que aquí encontramos es muy superior a la media actual dentro del género.
Ya desde el potente inicio con “Generation No Surrender”, te das cuenta como sin tener la mega fama de My Chemical Romance o Avenged Sevenfold, estos chicos pavimentaron un camino y una forma de ejecutar el estilo que luego sería imitada (aunque nunca igualada) por bandas como Wage War, Falling In Reverse (sobre todo en el primer disco), Of Mice & Men o I Prevail, entre otros.
Pero lejos de quedarse en la esquina maldiciendo a todo dios (perdón por la broma), Underoath han construido una carrera sólida y eso se traduce en como este nuevo disco, ya el décimo de su carrera, bien podría parecer de los primeros, con una banda llena de fuerza y ganas por seguir bien arriba en la lucha.
Por esta misma razón cuando se ponen modernos y presentan “Teeth”, lejos de parecer un tema postizo y para subirse al carro de lo que “ahora se lleva”, la banda suena muy bien y las voces de Spencer y Aaron, siguen cautivándonos como antaño.
Las diferencias quizás estén en que este disco es más directo para el oyente que los últimos tres, dejando de lado la experimentación y volviendo a disparar directo y a la diana, con excelentes resultados traducidos en canciones como “Lifeline”, el tremendo dueto con Troy Sanders de Mastodon en “Vultures”, “All The Love Is Gone” que podría pasar por un tema de los The Used más enroscados o ese bombazo que es “Shame”, todo bien calibrado y sin alargarse más de la cuenta.
Y es que a 26 años desde su álbum debut, Underoath siguen sonando más que potentes e interesantes, sin inventar nada nuevo ni buscar hacer su sonido más “artificial” para destacar, pero con la suficiente convicción para entregar un disco mucho más disfrutable que el de algunos de sus compañeros de profesión y eso es cuanto menos para aplaudirles.
Etiquetas: Metalcore Melodico, MNRK Records, Post Hardcore, The Place After This One, Underoath


En su quinta entrega, la banda de thrash metal Bark nos ofrece The Time Has Come, un disco que, aunque aún no ha salido a la venta (se espera su lanzamiento para finales de abril), hemos tenido la oportunidad de escuchar en su totalidad. Liderada por Ron Bruynseels y con la presencia del guitarrista argentino Martin Furia (Destruction), la formación de la banda se ha mantenido estable en los últimos cinco años, consolidándose con la incorporación de Toon Huet a las guitarras.
Bajo el sello Listenable Records, el álbum arranca con fuerza con “Negativist“, único adelanto publicado hasta el momento, que ya daba pistas del vendaval que se avecinaba: velocidad, potencia y agresividad sin concesiones. “Shaman” y “Dodge the Bullet” continúan la senda con estribillos pegadizos y coros diseñados para ser coreados en directo. En este último caso, es inevitable encontrar reminiscencias a Amon Amarth y Machine Head, tanto en la energía como en la contundencia sonora.
La tormenta sigue con “On No One’s Word“, un tema que invita al headbanging y que marca el primer gran solo de guitarra del álbum, acompañado de coros contundentes. “Whisky Rivers” y “Faceless” aceleran aún más, sin frenos ni tregua, evocando imágenes de pogos desatados en sus presentaciones en vivo.
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A mitad de camino encontramos “Wanted Man“, que engaña con un arranque más calmado, solo para lanzarse de nuevo al caos y cerrar con la misma atmósfera tranquila del inicio, otorgando un efímero respiro tras la devastación. Le sigue “Seven“, que, curiosamente, ocupa el octavo lugar en el tracklist. Este corte mantiene la velocidad y la épica, destacando por otro solo de guitarra magistral, al igual que “Wildheart“, “Lord of the Skies” y “Wrath Unchained“, que refuerzan la identidad del disco con su fiereza y precisión.
El cierre llega con “The Curse from Above“, un tema que apuesta por un ritmo más pausado, sin perder la intensidad. Con sus coros imponentes y guitarras afiladas, representa la banda sonora de un mundo inmerso en el caos, la violencia y la crudeza del día a día.
Así transcurren los 12 temas de “The Time Has Come“, un álbum directo, crudo y feroz que cumple con creces su cometido: riffs afilados, solos vibrantes, estribillos coreables y un ritmo trepidante que no da respiro. Ideal para la batalla, la locura del moshpit o simplemente para liberar energía en el día a día. No queda más que recomendarlo y dejar que cada oyente saque sus propias conclusiones.

Desde 2009, los norteamericanos Lady Beast han llevado con orgullo la bandera del heavy metal clásico. Originarios de Pittsburgh, Estados Unidos, la banda ha forjado su sonido bajo la influencia de gigantes como Motörhead, Dio, Black Sabbath, Iron Maiden, Judas Priest y Mercyful Fate. A lo largo de su trayectoria, han consolidado un estilo inconfundible, basado en armonías de guitarra precisas y la poderosa voz de Deborah Levine. Su discografía incluye Lady Beast (2012), Lady Beast II (2015), Vicious Breed (2017) y The Vulture’s Amulet (2020). Ahora, tras cinco años de espera, regresan con The Inner Alchemist, a través de Dying Victims Productions.
The Inner Alchemist es un álbum que combina la esencia del heavy metal de los años 80 con una producción moderna que resalta la contundencia de la banda. Con un sonido que oscila entre la velocidad del speed metal y la majestuosidad del NWOBHM, el disco está lleno de guitarras armonizadas, guitarras gemelas y una sección rítmica demoledora. Gracias a la claridad del sonido global, la banda ha logrado una experiencia intensa y envolvente, ideal para cualquier fan del metal.
En cuanto a la voz, todavía no me convence del todo. No es que las vocales sean malas, en absoluto, pero siento que Deborah Levine se contiene un poco más de lo que debería en algunas canciones. Para advertirles lo que encontrarán en este nuevo lanzamiento, resumiré brevemente cada una de las canciones a continuación.
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El viaje comienza con “The Oracle’s Omen“, una poderosa introducción repleta de acordes agresivos y una base rítmica aplastante que prepara el terreno para lo que será un himno de batalla. A continuación, “Through the Eyes of War” intensifica la experiencia con riffs melódicos a toda velocidad, creando una atmósfera oscura rematada por un solo de excelente calidad. Cuando llega el momento de “The Inner Alchemist“, Deborah toma el protagonismo con su pegajosa melodía vocal y una estructura que invita al oyente al headbanging.
El disco sigue su curso con “Starborn“, que arranca con una introducción atmosférica de bajo y guitarra antes de estallar en un torbellino de riffs pesados y armonías llenas de poder. Luego, “Crone’s Crossroads” sube la apuesta con un enfoque más agresivo y veloz, incorporando influencias thrash que evocan la ferocidad de bandas como Megadeth y Metallica. En contraste, “Feed Your Fire” trae de vuelta el clásico heavy metal con una energía imparable, riffs afilados y un estribillo que invita a corear con el puño en alto.
En el tramo final, “Witch Light” se presenta como un interludio fugaz pero feroz, con un despliegue de ideas melódicas en apenas dos minutos. La magia del heavy metal ochentero regresa con “The Wild Hunt“, una pieza oscura y misteriosa donde las guitarras crean melodías memorables y la interpretación vocal de Levine está cargada de dramatismo. Finalmente, “Off With Her Head” cierra el álbum de manera explosiva, con una estructura rápida y directa que recuerda a los grandes himnos del metal clásico, incorporando influencias de Motörhead y dejando al oyente con ganas de más.
Lady Beast ha logrado con The Inner Alchemist una obra que reafirma su identidad y fortalece su legado dentro del heavy metal. Cada canción tiene esa necesidad de ser coreada y sentida con intensidad. El resultado global es contundente, haciendo de este un álbum imprescindible para todos los amantes del género.
Etiquetas: black sabbath, Dio, Dying Victims Productions, Heavy Metal, Iron Maiden, judas priest, Lady Beast, motorhead, NWOBHM, speed metal
Los monstruitos del hard rock finlandés Lordi vuelven este 2025 con su decimotercer trabajo de estudio Limited Deadition, donde siguen la línea que los caracteriza combinando ese hard rock pesado pero con toques melódicos y ciertas pinceladas de heavy metal, que los han llevado a coronar todo tipo de corazones entre el público alternativo.
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En esta ocasión, Mr.Lordi, Hella y compañía se despachan con la friolera de 16 nuevas canciones, para demostrar una vez más que su horror rock tiene aún muchas alegrías que darnos. Y quizás sea eso lo único “negativo” del disco y es que 16 canciones igual se te pueden atragantar un poquito sobre todo hacia el final del disco.
Sea como sea, la banda sigue sólida y en este nuevo trabajo así lo demuestra desde la inicial “Legends are Made of Clichés”, con ese teclado a lo HIM del principio a cargo de la princesita del horro rock Hella y unas guitarras bien coquetas y góticas que se complementan con ese tono raspado y tan característico de Mr.Lordi, que sin duda puede sorprender al oyente ya que predomina la melancolía por encima de la “Fiesta” que suelen llevar por bandera estos chicos.
Lo mismo ocurre con temas como “Syntax Terror”, de nuevo con unos teclados de Hella, ultra pegadizos y con la mirada puesta en los 80, que quizás sea una vertiente que a Lordi le queda como un guante, en lugar de querer emular 100% a sus héroes Kiss, Twisted Sister o W.A.S.P., entre otros.
Pero cuenta con un agudo de Mr.Lordi espectacular y que puede ser brutal en directo si es capaz de reproducirlo.
Y se corona con un solo brutal de Kone, que quizás está mucho más inspirado en las seis cuerdas que en su anterior trabajo.
La caña sigue de la mano del binomio “Skelephant in the Room” y “Killharmonic Orchestra”, siendo un corte más AOR y hard rock melódico el primero y donde podemos ver el lado más heavy clásico el segundo, pero ambos se complementan a la perfección y le dan al disco esa variedad sonora que tanto apreciamos en Lordi.
Las revoluciones bajan un poquito en “Collectable”, con Hella siendo protagonista una vez más con ese piano que acompaña a Mr.Lordi y el cual está bastante bien en este tono, aún sabiendo que quizás su fuerte sean los temas más cañeros, pero los coros de Hella son una delicia y endulzan un poquito la canción, oxigenando al disco justo en el momento necesario.
Kone nos vuelve a regalar un bonito solo de guitarra y convierte a esta pieza a una de las que sería genial poder escuchar en directo en su próxima gira por nuestro país.
La adrenalina vuelve a subir con “Fangoria”, un corte que podría ser soundtrack de cualquier serie de los 80 y evidencia lo bien absorbido que tienen Lordi el sonido de aquella época, con Hella pletórica a las teclas, guitarras trepidantes y un ritmo de batería super contagioso y directo que te hará vibrar desde el minuto uno en que escuches esta pieza.
El fantástico single “Hellizabeth”, se complementa con la rockera y más “estandarizada” “Retropolis”, pero con otra gran demostración vocal por parte de Mr.Lordi, quien con los recursos que tiene sabe hacer cosas muy interesantes.
La recta final comienza de forma titubeante con “Frighteousness”, una especie de medio tiempo edulcorado, que quizás tenga en los momentos más veloces sus partes más interesantes, mientras que el resto no me termina de encajar con la canción en si misma.
El corte que da título al disco levanta un poquito lo ofrecido en su predecesora y vuelve a mostrarnos el excelente equilibrio que Lordi tiene como banda, combinando partes más rockeras, otras más accesibles y alguna pincelada heavy. Sin duda Hella sigue siendo la carta ganadora ya que sus coros a lo largo del disco son casi tan notables como sus partes con los teclados.
Con la más clásica y contundente “You Might Be Deceased”, el disco llega a su fin de una forma más que interesante y mucho mejor de lo que muchos podrían esperar de Lordi, quienes recordemos con este ya llevan 13 discos a sus espaldas, pero y contrario de lo que pueda parecer, la banda sigue en un estado de forma más que notable.
Quizás los días de “Hard Rock Hallelujah” ya no vayan a volver más, en cuanto a popularidad se refiere, pero si tras 13 discos, Lordi siguen al nivel mostrado en Limited Deadition, ojalá sigan con nosotros muchos años más y podamos seguir disfrutando de discos tan bien ejecutados como este.
Etiquetas: Hard Rock, Heavy Metal, Limited Deadition, Lordi, Reigning Phoenix Music


El nuevo álbum de Gotthard llega como anillo al dedo ya que es un disco que recupera la creatividad y la armonía de la banda. Stereo Crush limpia las heridas causadas por su antecesor del 2020 llamada simplemente #13 que nos dejó a muchos un con agrio sabor de boca y no porque fuera malo, sino que no se le encontró nada especial en el, así de simple.
Stereo Crush inicia con “Ai & I” que sorprende desde la entrada, un tema donde Gotthard entra a explorar algo un poco más veloz y algo desgarrador en todo sentido. Muy bueno para iniciar el disco, se puede apreciar a la banda explorando nuevas cosas.
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Sigue “Thunder & Lightning“. Qué gran canción que nos recuerda a la época en que Nic Meader entró a la banda por allá en el 2012 y sacaron el disco Firebirth. Acá ya vemos al Gotthard que todos queremos escuchar, guitarras muy armónicas, coros pegadizos y mucho hard rock a la vieja escuela, uno de los mejores temas de esta producción sin duda.
Para “Rusty Rose” usan un intro con teclado muy a lo Deep Purple, banda de la que ha obtenido enorme influencia. Y si hablamos de agrupaciones que marcaron a Gotthard, como quinto tema suena “Drive My Car” de The Beatles pero con toda la potencia del hard rock. Nna versión que al igual que Hush ya podrían seguir tocando en vivo en todos sus repertorios.
Otros temas que sobresalen del disco son “Liverpool” con esa guitarra única y creativa por parte de Leo Leoni; “Devil In The Moonlight” la marca el bajo de Marc Lynn en sus pocos más de 3 minutos de duración; “Dig A Little Deeper” que suena a antaño, muy a cosas que hicieron a principios del 2000. Esta es la banda que todos queríamos de regreso.
Muchos creíamos que la salida de su baterista original iba a afectar el sonido del grupo pero no fue así, ya que la incorporación de Flavio Mezzodi (Krokus) fue de lo mejor que les pudo pasar. Este señor trajo consigo toda una nueva fuerza a la banda. La dupla entre Freddy Scherer y Leo Leoni sigue igual, ambos son como almas gemelas y Nic Maeder ya está más acoplado a la banda que cualquier otro miembro. No podemos negar que siempre que se menciona a Gotthard inmediatamente se nos viene a la cabeza el nombre de Steve Lee y su hermosa voz, pero Nic fue un muy buen remplazo, eso no se puede negar.
Las 12 canciones del disco tienen algo especial, aquí no hubo lugar para rellenos, la producción del mismo es limpia y profunda, todo suena en total armonía, así que demos un aplauso doble o triple para estos señores que con su nuevo disco Stereo Crush, regresaron a las andadas por el buen camino del hard rock que todos amamos.

A estas alturas, creo que Cradle of Filth no necesita presentación y debo reconocer que musicalmente me encantan, además de haber esperado este nuevo material con ansias. Después de treinta años de sangre y aullidos barrocos, los liderados por Dani Filth ya no se esfuerzan por trascender el mundo que les rodea. Han sido una de las bandas más duraderas y constantes de la música pesada, dejando en el camnino un buen número de auténticos clásicos, han destrozado escenarios de todo el mundo y han ignorado alegremente las polémicas que aparecieron a su paso.
Resulta sorprendente que, tras catorce álbumes, los black metaleros sinfónicos no hayan producido todavía nada que pueda calificarse de malo; podrán tener trabajos mediocres, pobres, pero no malos (según mi visión, claro está). Habiendo establecido su sonido desde hace mucho tiempo, los trabajos más recientes han tendido a centrarse en el refinamiento más que en la reinvención, y eso está muy bien, ya que la calidad rara vez baja de un álbum a otro. Este nuevo álbum de estudio, The Screaming of the Valkyries, acaba de ver tenebrosa luz el pasado 21 de marzo a través de Napalm Records y confirma que el fuego sigue ardiendo.
Como novedad principal tenemos la incorporación de dos nuevos miembros: Donny Burbage (guitarras) y Zoe Marie Federoff (teclados, voz), cuyas contribuciones han sido elogiadas por aportar renovado vigor y profundidad al sonido general, en lugar de Richard Shaw y la teclista/vocalista Annabelle Iratni, respectivamente.
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Pero basta de introducción, pasemos a la review de este nuevo larga duración de los “británicos”, cosa que no es tan así dado que actualmente la formación 2025 de CoF está compuesta por un escocés, un par de norteamericanos y dos miembros de la República Checa. Este nuevo material llega luego cuatro años, y es la continuación del brillante Existence Is Futile, consta de una explosión de 9 pistas, y aquí pasaré a detallar mi apreciación al escucharlo repetidas veces.
Bajo sonidos de una tormenta que se avecina y cánticos diabólicos, marca la entrada To Live Deliciously; la misma consta del hábil trabajo de los guitarristas Donny Burbage y Ashok, quienes ponen inmediatamente el listón muy alto a tan solo breves minutos de transcurrido el inicio del disco. Con una producción afiladísima, recuerda la emoción de escuchar alguna otra placa de los dorados 90s, y podríamos estar en presencia de uno de los mejores temas de apertura de la agrupación en años.
Demagoguery nos envuelve con sonidos contundentes y una letra siniestra. Los acompañamientos sinfónicos añaden una teatralidad épica, con sus ritmos orquestales y sus riffs de la vieja escuela chocan para sonar como la canción más oscura, que culmina con un toque épico, mientras que The Trinity of Shadows comienza de forma explosiva con una ráfaga de guitarras y batería, antes de presentarnos un estribillo que seguramente será cantado en cada presentación que haga la banda. Es un gran tema y una clara señal de la constante evolución de Cradle of Filth.
Para la siguiente canción, el sexteto se adentra en un territorio más gótico con Non Omnis Moriar (“No todo de mí morirá”), que tiene como la primera participación real para Zoe como vocalista, que junto a los teclados visten al tema con una atmósfera sombría. La blonda se desliza en su nuevo papel como si siempre hubiera estado allí; su voz proporciona un contrapeso melódico eficaz a lo realizado por Dani, recordando a aquel gran éxito que fue Nymphetamine, con la inolvidable participación de Liv Kristine.
Le sigue la frenética White Hellebore, que una vez más otorga a Federoff un papel sustancial, mientras las guitarras cortan y queman a su alrededor. Es el momento del disco justo entre la clásica velocidad y pesadez de Cradle of Filth, con infusiones melódicas chillonas, pero, una vez más, lo mejor es un estribillo entre los vocalistas.
Pasando el ecuador del disco, nos encontramos con You Are My Nautilus. Esta pieza juega un poco con el pasado, rememorando las épocas de Cruelty and the Beast, con Dani ofreciendo una actuación sublime. Te puede gustar o no su estilo teatral de cantar, pero sus chillidos, gruñidos y susurros se combinan con precisión, creando un gran efecto sónico que juntos evocan una composición con dramatismo. Por si esto no fuera poco, el conjunto navega una vez más por un arreglo laberíntico, culminando en un impresionante duelo entre los guitarristas mientras que Marthus muestra sus habilidades tras los parches.
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Manteniendo el ritmo enérgico, Malignent Perfection contiene un estribillo monstruoso, lleno de riffs que se te clavan en la mente. Ya desde el inicio encontramos las melodías de teclado, los ritmos de guitarra y los estilos vocales que recuerdan a aquel excelente álbum que fue Midian. De a poco nos vamos acercando al final, y en Ex Sanguine Draculae encontramos una canción rápida que opta por niveles endiablados de pesadez, entrelazando blast beats, gritos aullantes y ganchos monstruosos, dejando un tanto las melodías de lado y apostando a la velocidad y el sonido contundente.
When Misery Was a Stranger redondea este lanzamiento de manera formidable, con un estribillo absolutamente endiablado entre el ardiente caos, mientras la alineación da rienda suelta a una última fantasía gótica. Los más de cincuenta y cinco minutos que dura la placa realmente pasan volando, y el disco cierra de una excelente manera.
Cradle of Filth ha encontrado el equilibrio perfecto entre la pesadez basada en riffs de la vieja escuela, sumándole sus clásicos elementos sinfónicos. Dani Filth, con sus 50 años a cuestas, sigue dominando con sus gritos agudos y sus graznidos, mientras que la incorporación de Zoe trajo frescura sin opacar el trabajo que anteriormente ha hecho Sarah Jezebel Deva. Podrán ser catalogados con el género que quieran, pero ellos son y siempre han sido su propio género, le guste a quien le guste, tanto que han entregado otro excelente álbum abrazando su pasado y sabiendo cómo mejorar su futuro.

This Gift Is A Curse es una excelente banda sueca que, por algún motivo, viene pasando desapercibida para mucha gente. Claramente, no ha sido así para el sello Season of Mist, o para mí, que tengo toda su discografía en CD. Empecé a seguirlos cuando salió el magnífico All Hail the Swinelord (2015), y en ese entonces, me enteré de la existencia de un lanzamiento anterior, I, Gvilt Bearer (2012), lo cual es una señal más del fenómeno que estoy comentando. Luego, A Throne of Ash (2019) confirmó que este quinteto oriundo de Estocolmo, era una fuerza digna de ser tenida en cuenta y con mucha atención.
Si fuera un grupo de death metal o de post metal, viniendo de esa nación escandinava, no me sorprendería que se perdiera en medio de la avalancha de propuestas, o que permaneciera eclipsado por los grandes exponentes. Sin embargo, la música de This Gift Is A Curse es una mezcla de black metal y sludge con algunos toques bastante sobresalientes de hardcore. La imaginería que usa explota símbolos y escenarios paganos de impronta ancestral.
El line-up del grupo es: Jonas A. Holmberg (voz), Patrik Andersson (guitarra y voz), David Deravian (guitarra), Lars Gunnarsson (bajo) y Christian Augustin (batería). El vocalista también fue el encargado del arte de tapa. Laura Morgan participó como cantante invitada en tres tracks. Este cuarto álbum contó con la producción de William Blackmon, alguien que desde hace mucho tiempo viene trabajando fuertemente en la escena under de ese país (en mi opinión se destaca su aporte a la banda hardcore Victims), y la masterización de Magnus Lindberg, integrante de Cult of Luna, que ya se ha ocupado de proyectos del calibre de Russian Circles, Crippled Black Phoenix, Tribulation, Norna, Dool, Birds In Row, Lucifer, además de cumplir un doble en rol en su propia banda.
“Kingdom” es un comienzo brutal, a puro blast beat y trémolos siniestros. El timbre y la cadencia de la voz, junto al estilo de algunos riffs, son algunos de los elementos “hardcore” que encuentro en la alquimia que se nos ofrece. Hay un tramo de tenso discurso acompañado por un ritmo ralentizado y un punteo de guitarra que, rápidamente, recuerda la versatilidad del grupo, capaz de alcanzar lapsos de intenso caos organizado. La presencia femenina es un buen aporte a la totalidad y retorna en las dos canciones finales, aunque casi como una presencia espectral. La intro de veta noise que tiene “No Sun, Nor Moon” no tarda en dar lugar a la sonoridad de un black metal muy moderno. Las progresiones armónicas utilizadas están muy bien seleccionadas en función de evocar la crispación de lo ominoso. Hay una sección de poderosa percusión acompañada por un bajo de vibración cataclísmica que es seductoramente oscura. Puede decirse que el trabajo vocal tiene cierto histrionismo ritual que resulta muy coherente con la estética visual del grupo.
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“Void Bringer” da un giro hacia espacios más densos y de una potencia impactante. La canción se estructura alternando momentos de calamidad abrumadora con pasajes introspectivos y furiosos en medidas similares. La ejecución de la batería es de una variabilidad impresionante. La calidad de la mezcla es excepcional: permite escuchar cada instrumento con profunda claridad. Este track, como otros que son más extensos que el resto, despliega un aspecto progresivo que la música de estos suecos puede tener. “Death Maker” tiene un riff de guitarra que remite a las raíces más primitivas del black metal. Le sigue “Passing“, un bienvenido interludio tétricamente atmosférico, que abre paso a “Seers Of No Light“, con un inicio in crescendo hasta todo que explota sin piedad, despidiendo esquirlas de maldad. La energía que se maneja se mantiene dentro de los límites que permiten el groove, lo cual constituye un gran acierto.
En “Cosmic Voice” se acentúa el costado más apoyado en los sintetizadores, con una batería que vuelve a lucirse en su intencionalidad. This Gift Is A Curse logra representar muy bien los alcances de la desesperación, la angustia existencial, el vacío interior que opaca al mundo y le otorga rasgos apocalípticos. Hay algo de un espíritu marcial en el ritmo, hace pensar en la marcha honrosa hacia un final inevitable, frente al cual, el patetismo podría ser la opción más popular. “Vow Sayer” es visceral y agresiva, nuevamente invoca el consejo de los antepasados. La ejecución instrumental se luce explorando los extremos.
Con la llegada de “Old Space” se puede recuperar el aliento, de vuelta con un primer trayecto gradual y reflexivo que, como era de esperarse, anunciaba la caída en un nuevo precipicio. La canción es espesa, lúgubre y de una contundencia despiadada. El bajo adquiere una fuerza gravitatoria propia. La elección de los acordes es maquiavélica. Ascension marca el fin, con una violencia atroz en líneas de guitarra que son como cuchilladas sobre una base pulsátil. Algunos arpegios suenan etéreos sobrevolando la catástrofe. En conclusión: estamos ante un disco de escucha absolutamente recomendable para el público fanático de la música más pesada y en la búsqueda de novedades. Un título que ya se va sumando a mi lista anual de preferencias a lo largo de la vuelta al sol que está en curso.

Si uno tiene que pensar en bandas que han generado divisiones de opiniones más radicales en la última década dentro del metal, una de ellas sería Arch Enemy sin duda y es que a la banda encabezada por Alissa White Gluz le cuesta cada vez más convencer a sus seguidores de que aún tienen cosas interesantes para ofrecer y al mismo tiempo cada vez tocan en recintos más grandes (En España, la última vez llegaron al Palacio Vistalegre de Madrid convocando a más de 9000 personas, cifra nada despreciable no creen?).
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Pero con su nuevo disco, me parece que la balanza no se va a inclinar del lado defensor de Arch Enemy, si no en un punto intermedio, pero que sabe a poco teniendo en cuenta de que banda estamos hablando.
Y es que lo que nos vamos a encontrar en estas nuevas 11 canciones, quizás no sea lo mejor que estos chicos tienen para ofrecer tras más de 20 años de carrera.
Ya desde el comienzo con “Dream Stealer“, uno de los cortes que más convence por sus cambios de ritmo, Arch Enemy vuelve a desplegar sus recursos habituales, con esa velocidad en las guitarras y la batería y una Alissa que sigue cantando de manera impecable, pero que quizás en el disco donde la banda no la acompaña del todo, y el solo es una prueba evidente de ello, ya que hemos podido escuchar muchas veces el mismo estilo de Amott en los tres discos anteriores con la peliazul vocalista.
Pero luego nos vamos a encontrar con un disco que simplemente está ahí, continúa todo lo que Arch Enemy ha venido haciendo desde la entrada de Alissa a la banda, pero no hay apenas evolución desde el último disco hasta este “Blood Dynasty“.
Ojo, los singles promocionales, sobre todo “Liars & Thieves“, suenan muy bien, es más se entiende porque ha sido elegido para promocionar el disco hace unos meses, pero cuando dentro del mismo hay piezas tan “intrascendentes” como “Presage“, “The Pendulum” o “A Million Suns“, es inevitable sentir una especie de “Preocupación” ante el alarmante estado de “estancamiento” por parte de Alissa y los suyos.
Y Alissa?, pues aunque a los “haters” de esta época de la banda se refiere, sigue cantando muy bien, su voz está impecable, los guiños melódicos siguen siendo coquetos y quizás es aún agradable verla cantar en un tono más accesible, pero lo que en “War Eternal“, era innovador, aquí ya empieza a quedarse obsoleto y falto de gancho.
Aunque evidentemente la sorpresa mayúscula llega con los primeros acordes de “Vivre Libre“, una especie de power ballad, que pese al desconcierto inicial, paradójicamente es de los momentos en donde la banda más ha arriesgado en todo este nuevo disco.
La pieza contiene la intensidad necesaria para acompañar quizás al mejor momento vocal de Alissa en todo el álbum y es que ese tono (ahora) melancólico y pausado si que da los resultados que la canción pide y sin duda los tonos más agudos son una absoluta delicia para el oído…
Ahora bien ¿Cuál es el papel de esta canción en el disco?, esa respuesta y mejor dicho su pregunta, evidencia muy claramente que no sabemos exactamente que es lo que ha querido ofrecer Arch Enemy en este disco.
Y a pesar de contar con solo 11 canciones, el disco se te acaba haciendo un poco repetitivo y falto de gancho, pero gracias a canciones como “Illuminate the Path“, “Paper Tiger” e incluso la propia “Vivre Libre”, aún confío en que la banda pueda revertir su situación de cara al próximo disco, porque en este si aprueban es gracias a la trayectoria y la experiencia que tienen y la cual les ha permitido crear algunas canciones destacables en el álbum, pero cuidado, porque esto está lejos de ser un álbum notable y su acercamiento al abismo ha estado muy cerca.
Etiquetas: Arch Enemy, Blood Dynasty, Century Media Records, Death Metal Melodico, Melodeath
![KOLLAPS\E – KLPS [EP] (2025) thumb image](https://tracktohell.com/wp-content/uploads/2025/03/KLPS-EP-2025.jpg)
En Suecia se erige un gran monolito del post-metal llamado Cult of Luna. Esa es una presencia ineludible, que proyecta una sombra que desde hace décadas marca el tiempo, cual reloj solar, del género a nivel mundial. Esa sombra, sin dudas, debe ser más oscura dentro del propio territorio sueco. Sin embargo, también prospera la vida en ausencia de la luz y, por lo general, suele tratarse de organismos más extraños, que despliegan modos increíbles de adaptarse. KOLLAPS\E es un grupo relativamente nuevo de post- metal, oriundo de Helsingborg, un cuarteto que está encontrando su nicho en un ecosistema desafiante. Tras editar el single The Pandemic Sessions en 2021, y luego el LP debut Phantom Centre en 2023, ahora nos presentan “KLPS” (modo en que a partir de este lanzamiento se estiliza el nombre de la banda), que suena como la consolidación de una propuesta musical sobre la que hay bastante que decir.
El comienzo del disco es brutal con “Subverse“. Una voz furiosa se despliega sobre una afilada estructura musical de las que se desprenden riffs como puntas penetrantes. Esto no quita que, de hecho, haya momentos calmos y melancólicos. No obstante, el canto nunca es melódico, no cesan los guturales rabiosos. Es un primer track bien arraigado en un terreno abonado por la referencia monumental que dimos al principio. Encontraremos letras tanto en inglés como en sueco.
“Katarsis” continúa en una vena similar, desarrollando mayor versatilidad en la ejecución instrumental y el esquema compositivo, aunque sigue sin distanciarse del cobijo de la penumbra generacional. Siendo un fanático del post-metal, en general, y de COL, en particular, no puedo evitar mencionarlo. Quizás pueda afirmarse que KLPS se mantiene siempre más afín al sludge y al hardcore, y no se adentra en ámbitos más propios del folk, como sí hacen sus predecesores. En “Tribulation” se confirma que hasta las elecciones armónicas remiten a esa influencia crucial, y ni hablar del arte de tapa de todos sus lanzamientos hasta el momento, que parecen variaciones de la idea expuesta en “Vertikal“. Aparecen tramos atmosféricos que también recuerdan a Isis y Rosetta. Otra banda que se me viene a la mente es Fall of Efrafa.
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En “Nattvarst” encontramos la irrupción de un ímpetu un poco más diverso. Hay un nivel parejo de intensidad transversal a todas las canciones, y lo mismo puede decirse con respecto a la emotividad que convocan. Tal vez sería interesante una mayor exploración de las posibilidades expresivas que, sin dudas, este grupo posee. Más allá de las líneas de guitarra, la base rítmica es de una ejecución tremendamente efectiva. “Undertow” sigue trazando el mismo diseño general, y en este punto, podría pensarse que hay algo brutalista en el enfoque de estos suecos.
De hecho, si volvemos al arte de tapa, esta noción se vería reforzada. Recordemos que el brutalismo como estilo arquitectónico creaba monumentales obras de concreto, fuertes y honestas, genuinas en la intención de hallar la funcionalidad en lo sublime y la magnificencia en la humildad de las formas. El aporte de la electrónica en este track también introduce un fugaz factor de heterogeneidad. El final llega con “Aureola“, donde encontramos lapsos en los que las guitarras se animan a tener un mayor vuelo. Así termina un muy buen trabajo que marca un paso adelante en la metamorfosis que ojalá convierta a KLPS en una criatura aún más sorprendente.
Etiquetas: Cult Of Luna, Kollaps/e, Post Metal

Desde las profundidades del metal extremo, Cabal regresa con una nueva manifestación de oscuridad y brutalidad sonora con Everything Rots, su cuarto álbum de estudio, ya disponible bajo el sello de Nuclear Blast. Esta obra representa la evolución definitiva de la banda danesa, que ha perfeccionado su fórmula de deathcore opresivo, elementos industriales desgarradores y una atmósfera tan densa que parece descomponerse desde adentro. Para marcar el lanzamiento, el grupo ha revelado el videoclip de Snake Tongues, un tema que encapsula a la perfección el caos y la agresión que definen este nuevo capítulo en su discografía.
Con una trayectoria que los ha llevado a pisar escenarios en Europa, Norteamérica, Japón y Australia, además de festivales de renombre como Roskilde, Copenhell, Summer Slaughter y Brutal Assault, Cabal se ha convertido en una de las propuestas más implacables del metal contemporáneo. Su sonido fusiona la ferocidad del death metal con la agresividad del metalcore moderno y la frialdad electrónica, logrando una expresión sonora de intensidad abrumadora.
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Liderados por Andreas Bjulver en la voz, la alineación ha demostrado una cohesión inquebrantable, construyendo un sonido tanto devastador como intrincado. Sobre este nuevo lanzamiento, Bjulver comenta: “Estamos más que emocionados de compartir por fin Everything Rots con el mundo. Este álbum es la culminación de años de trabajo duro y representa la esencia de lo que nos hemos convertido como banda. Todas las cosas buenas terminan, todos mueren y todo se pudre”.
Pero Everything Rots no solo destaca por su crudeza sonora, sino también por su profundidad lírica. Las canciones abordan temas como la depresión, el trauma y la adicción desde una perspectiva desgarradoramente honesta. “Still Cursed” examina la lucha interminable contra los trastornos mentales, mientras que la homónima “Everything Rots” se erige como un himno para generaciones atrapadas en la desesperanza de un mundo en colapso. “No Peace” narra la impactante experiencia de hallar a una víctima de suicidio en las calles de Copenhague, una imagen brutal que se refleja en su sonido demoledor. Por otro lado, “Unveiled” y “Forever Marked” enfrentan la realidad del abuso desde diferentes ángulos, explorando la ira, la traición y la culpa en un viaje catártico de dolor y venganza.
La producción del álbum es una obra maestra en sí misma, combinando una instrumentación asfixiante con elementos electrónicos y paisajes sonoros apocalípticos. Cabal no deja espacio para la comodidad: su música es una confrontación directa con lo más oscuro de la condición humana, presentando su mensaje con una crudeza que resulta imposible de ignorar.

Los norteamericanos Underoath quizás sean de las bandas de su generación que mejor han resistido el paso del tiempo y las modas, entregando en los últimos 15 años, discos tan interesantes como Ø (Disambiguation) o Erase Me, ambos con excelente respuesta por parte del público y también de la prensa y es que Spencer Chamberlain y los suyos siguen sonando muy sólidos e interesantes demostrando que en su caso la palabra “Evolución” está bien empleada.
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Ahora regresan tras tres años desde su último trabajo y lo hacen con The Place After This One, un disco que continúa la senda de su predecesor y que de haber salido hace unos años atrás los llevaría a recintos aún más grandes de los que se presentan actualmente y que es lo que aquí encontramos es muy superior a la media actual dentro del género.
Ya desde el potente inicio con “Generation No Surrender”, te das cuenta como sin tener la mega fama de My Chemical Romance o Avenged Sevenfold, estos chicos pavimentaron un camino y una forma de ejecutar el estilo que luego sería imitada (aunque nunca igualada) por bandas como Wage War, Falling In Reverse (sobre todo en el primer disco), Of Mice & Men o I Prevail, entre otros.
Pero lejos de quedarse en la esquina maldiciendo a todo dios (perdón por la broma), Underoath han construido una carrera sólida y eso se traduce en como este nuevo disco, ya el décimo de su carrera, bien podría parecer de los primeros, con una banda llena de fuerza y ganas por seguir bien arriba en la lucha.
Por esta misma razón cuando se ponen modernos y presentan “Teeth”, lejos de parecer un tema postizo y para subirse al carro de lo que “ahora se lleva”, la banda suena muy bien y las voces de Spencer y Aaron, siguen cautivándonos como antaño.
Las diferencias quizás estén en que este disco es más directo para el oyente que los últimos tres, dejando de lado la experimentación y volviendo a disparar directo y a la diana, con excelentes resultados traducidos en canciones como “Lifeline”, el tremendo dueto con Troy Sanders de Mastodon en “Vultures”, “All The Love Is Gone” que podría pasar por un tema de los The Used más enroscados o ese bombazo que es “Shame”, todo bien calibrado y sin alargarse más de la cuenta.
Y es que a 26 años desde su álbum debut, Underoath siguen sonando más que potentes e interesantes, sin inventar nada nuevo ni buscar hacer su sonido más “artificial” para destacar, pero con la suficiente convicción para entregar un disco mucho más disfrutable que el de algunos de sus compañeros de profesión y eso es cuanto menos para aplaudirles.
Etiquetas: Metalcore Melodico, MNRK Records, Post Hardcore, The Place After This One, Underoath


En su quinta entrega, la banda de thrash metal Bark nos ofrece The Time Has Come, un disco que, aunque aún no ha salido a la venta (se espera su lanzamiento para finales de abril), hemos tenido la oportunidad de escuchar en su totalidad. Liderada por Ron Bruynseels y con la presencia del guitarrista argentino Martin Furia (Destruction), la formación de la banda se ha mantenido estable en los últimos cinco años, consolidándose con la incorporación de Toon Huet a las guitarras.
Bajo el sello Listenable Records, el álbum arranca con fuerza con “Negativist“, único adelanto publicado hasta el momento, que ya daba pistas del vendaval que se avecinaba: velocidad, potencia y agresividad sin concesiones. “Shaman” y “Dodge the Bullet” continúan la senda con estribillos pegadizos y coros diseñados para ser coreados en directo. En este último caso, es inevitable encontrar reminiscencias a Amon Amarth y Machine Head, tanto en la energía como en la contundencia sonora.
La tormenta sigue con “On No One’s Word“, un tema que invita al headbanging y que marca el primer gran solo de guitarra del álbum, acompañado de coros contundentes. “Whisky Rivers” y “Faceless” aceleran aún más, sin frenos ni tregua, evocando imágenes de pogos desatados en sus presentaciones en vivo.
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A mitad de camino encontramos “Wanted Man“, que engaña con un arranque más calmado, solo para lanzarse de nuevo al caos y cerrar con la misma atmósfera tranquila del inicio, otorgando un efímero respiro tras la devastación. Le sigue “Seven“, que, curiosamente, ocupa el octavo lugar en el tracklist. Este corte mantiene la velocidad y la épica, destacando por otro solo de guitarra magistral, al igual que “Wildheart“, “Lord of the Skies” y “Wrath Unchained“, que refuerzan la identidad del disco con su fiereza y precisión.
El cierre llega con “The Curse from Above“, un tema que apuesta por un ritmo más pausado, sin perder la intensidad. Con sus coros imponentes y guitarras afiladas, representa la banda sonora de un mundo inmerso en el caos, la violencia y la crudeza del día a día.
Así transcurren los 12 temas de “The Time Has Come“, un álbum directo, crudo y feroz que cumple con creces su cometido: riffs afilados, solos vibrantes, estribillos coreables y un ritmo trepidante que no da respiro. Ideal para la batalla, la locura del moshpit o simplemente para liberar energía en el día a día. No queda más que recomendarlo y dejar que cada oyente saque sus propias conclusiones.

Desde 2009, los norteamericanos Lady Beast han llevado con orgullo la bandera del heavy metal clásico. Originarios de Pittsburgh, Estados Unidos, la banda ha forjado su sonido bajo la influencia de gigantes como Motörhead, Dio, Black Sabbath, Iron Maiden, Judas Priest y Mercyful Fate. A lo largo de su trayectoria, han consolidado un estilo inconfundible, basado en armonías de guitarra precisas y la poderosa voz de Deborah Levine. Su discografía incluye Lady Beast (2012), Lady Beast II (2015), Vicious Breed (2017) y The Vulture’s Amulet (2020). Ahora, tras cinco años de espera, regresan con The Inner Alchemist, a través de Dying Victims Productions.
The Inner Alchemist es un álbum que combina la esencia del heavy metal de los años 80 con una producción moderna que resalta la contundencia de la banda. Con un sonido que oscila entre la velocidad del speed metal y la majestuosidad del NWOBHM, el disco está lleno de guitarras armonizadas, guitarras gemelas y una sección rítmica demoledora. Gracias a la claridad del sonido global, la banda ha logrado una experiencia intensa y envolvente, ideal para cualquier fan del metal.
En cuanto a la voz, todavía no me convence del todo. No es que las vocales sean malas, en absoluto, pero siento que Deborah Levine se contiene un poco más de lo que debería en algunas canciones. Para advertirles lo que encontrarán en este nuevo lanzamiento, resumiré brevemente cada una de las canciones a continuación.
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El viaje comienza con “The Oracle’s Omen“, una poderosa introducción repleta de acordes agresivos y una base rítmica aplastante que prepara el terreno para lo que será un himno de batalla. A continuación, “Through the Eyes of War” intensifica la experiencia con riffs melódicos a toda velocidad, creando una atmósfera oscura rematada por un solo de excelente calidad. Cuando llega el momento de “The Inner Alchemist“, Deborah toma el protagonismo con su pegajosa melodía vocal y una estructura que invita al oyente al headbanging.
El disco sigue su curso con “Starborn“, que arranca con una introducción atmosférica de bajo y guitarra antes de estallar en un torbellino de riffs pesados y armonías llenas de poder. Luego, “Crone’s Crossroads” sube la apuesta con un enfoque más agresivo y veloz, incorporando influencias thrash que evocan la ferocidad de bandas como Megadeth y Metallica. En contraste, “Feed Your Fire” trae de vuelta el clásico heavy metal con una energía imparable, riffs afilados y un estribillo que invita a corear con el puño en alto.
En el tramo final, “Witch Light” se presenta como un interludio fugaz pero feroz, con un despliegue de ideas melódicas en apenas dos minutos. La magia del heavy metal ochentero regresa con “The Wild Hunt“, una pieza oscura y misteriosa donde las guitarras crean melodías memorables y la interpretación vocal de Levine está cargada de dramatismo. Finalmente, “Off With Her Head” cierra el álbum de manera explosiva, con una estructura rápida y directa que recuerda a los grandes himnos del metal clásico, incorporando influencias de Motörhead y dejando al oyente con ganas de más.
Lady Beast ha logrado con The Inner Alchemist una obra que reafirma su identidad y fortalece su legado dentro del heavy metal. Cada canción tiene esa necesidad de ser coreada y sentida con intensidad. El resultado global es contundente, haciendo de este un álbum imprescindible para todos los amantes del género.
Etiquetas: black sabbath, Dio, Dying Victims Productions, Heavy Metal, Iron Maiden, judas priest, Lady Beast, motorhead, NWOBHM, speed metal
Los monstruitos del hard rock finlandés Lordi vuelven este 2025 con su decimotercer trabajo de estudio Limited Deadition, donde siguen la línea que los caracteriza combinando ese hard rock pesado pero con toques melódicos y ciertas pinceladas de heavy metal, que los han llevado a coronar todo tipo de corazones entre el público alternativo.
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En esta ocasión, Mr.Lordi, Hella y compañía se despachan con la friolera de 16 nuevas canciones, para demostrar una vez más que su horror rock tiene aún muchas alegrías que darnos. Y quizás sea eso lo único “negativo” del disco y es que 16 canciones igual se te pueden atragantar un poquito sobre todo hacia el final del disco.
Sea como sea, la banda sigue sólida y en este nuevo trabajo así lo demuestra desde la inicial “Legends are Made of Clichés”, con ese teclado a lo HIM del principio a cargo de la princesita del horro rock Hella y unas guitarras bien coquetas y góticas que se complementan con ese tono raspado y tan característico de Mr.Lordi, que sin duda puede sorprender al oyente ya que predomina la melancolía por encima de la “Fiesta” que suelen llevar por bandera estos chicos.
Lo mismo ocurre con temas como “Syntax Terror”, de nuevo con unos teclados de Hella, ultra pegadizos y con la mirada puesta en los 80, que quizás sea una vertiente que a Lordi le queda como un guante, en lugar de querer emular 100% a sus héroes Kiss, Twisted Sister o W.A.S.P., entre otros.
Pero cuenta con un agudo de Mr.Lordi espectacular y que puede ser brutal en directo si es capaz de reproducirlo.
Y se corona con un solo brutal de Kone, que quizás está mucho más inspirado en las seis cuerdas que en su anterior trabajo.
La caña sigue de la mano del binomio “Skelephant in the Room” y “Killharmonic Orchestra”, siendo un corte más AOR y hard rock melódico el primero y donde podemos ver el lado más heavy clásico el segundo, pero ambos se complementan a la perfección y le dan al disco esa variedad sonora que tanto apreciamos en Lordi.
Las revoluciones bajan un poquito en “Collectable”, con Hella siendo protagonista una vez más con ese piano que acompaña a Mr.Lordi y el cual está bastante bien en este tono, aún sabiendo que quizás su fuerte sean los temas más cañeros, pero los coros de Hella son una delicia y endulzan un poquito la canción, oxigenando al disco justo en el momento necesario.
Kone nos vuelve a regalar un bonito solo de guitarra y convierte a esta pieza a una de las que sería genial poder escuchar en directo en su próxima gira por nuestro país.
La adrenalina vuelve a subir con “Fangoria”, un corte que podría ser soundtrack de cualquier serie de los 80 y evidencia lo bien absorbido que tienen Lordi el sonido de aquella época, con Hella pletórica a las teclas, guitarras trepidantes y un ritmo de batería super contagioso y directo que te hará vibrar desde el minuto uno en que escuches esta pieza.
El fantástico single “Hellizabeth”, se complementa con la rockera y más “estandarizada” “Retropolis”, pero con otra gran demostración vocal por parte de Mr.Lordi, quien con los recursos que tiene sabe hacer cosas muy interesantes.
La recta final comienza de forma titubeante con “Frighteousness”, una especie de medio tiempo edulcorado, que quizás tenga en los momentos más veloces sus partes más interesantes, mientras que el resto no me termina de encajar con la canción en si misma.
El corte que da título al disco levanta un poquito lo ofrecido en su predecesora y vuelve a mostrarnos el excelente equilibrio que Lordi tiene como banda, combinando partes más rockeras, otras más accesibles y alguna pincelada heavy. Sin duda Hella sigue siendo la carta ganadora ya que sus coros a lo largo del disco son casi tan notables como sus partes con los teclados.
Con la más clásica y contundente “You Might Be Deceased”, el disco llega a su fin de una forma más que interesante y mucho mejor de lo que muchos podrían esperar de Lordi, quienes recordemos con este ya llevan 13 discos a sus espaldas, pero y contrario de lo que pueda parecer, la banda sigue en un estado de forma más que notable.
Quizás los días de “Hard Rock Hallelujah” ya no vayan a volver más, en cuanto a popularidad se refiere, pero si tras 13 discos, Lordi siguen al nivel mostrado en Limited Deadition, ojalá sigan con nosotros muchos años más y podamos seguir disfrutando de discos tan bien ejecutados como este.
Etiquetas: Hard Rock, Heavy Metal, Limited Deadition, Lordi, Reigning Phoenix Music