Si existiera un curso introductorio al Death Metal probablemente dedicaría la mayor parte de su enfoque pedagógico al propio Obituary con su ”Cause of Death”, el disco de Death Metal con D mayúscula, en el que realmente tienes la impresión de entrar en el reino de los muertos. Es turbio, morboso, sofocante, como un largo descenso al infierno.
En el período 1990/1991, la escena del death metal se acercó a su clímax creativo, antes de volver al underground en el transcurso de los años siguientes, para volver a causar sensación con caras nuevas, especialmente de Escandinavia. Con Death, Atheist, Cannibal Corpse, Morbid Angel, por nombrar simplemente la punta del iceberg, se forjó el tipo de música de guitarras más tosca hasta la fecha desde Celtic Frost, Possessed , Massacre, etc.
Una de las bandas que se unió a las filas de los nombrados, es sin duda el grupo de cinco piezas de Obituary (antes denominados Executioner y luego Xecutioner), conformado en esos años por el vocalista John Tardy; los guitarristas Trevor Peres y James Murphy; el bajista Frank Watkins (R.I.P. 2015), quién reemplazaba a Daniel Tucker que había sufrido un accidente automovilístico, y el hermano de John, Donald Tardy en la batería.
Con su segundo álbum, ”Cause of Death”, editado el 19 de septiembre de 1990, Obituary entró en el listado de las bandas pioneras del Death metal nombradas anteriormente, aunque ya habían irrumpido la escena un año antes, a través de su debut con “Slowly We Rot”.
Un sello distintivo de Obituary es la voz casi inhumana de John Tardy, su distensión de la laringe era en cierto sentido una novedad en ese entonces, más los grandiosos riffs aplastantes del dúo de guitarristas James Murphy y Trevor Peres y sumado a las impresionantes secciones rítmicas de Frank Watkins y Donald Tardy.
En Cause of Death, las canciones registran un golpe tan brutal que rara vez se podía encontrar en ese entonces. Obituary realmente puso el freno de mano con este álbum, para vivir los amados ataques de alta velocidad, llevándolos de manera aún más brutal en el momento siguiente y resultando en un disco dinámico a la perfección. El sonido en Cause of Death es magnífico, con secciones rítmicas magistralmente elaboradas y que despliegan una poesía tonal encarnada en una atmósfera oscura. Todas las melodías son como una llamada desde la tumba, dando al oyente una sensación de espacio y ambiente sin igual. Verdaderamente, hay que sacarse el sombrero cuando uno termina de escuchar Cause of Death.
Del mismo modo, la obra gigantesca de Michael R. Whelan, que refleja el contenido congenialmente, fue pensada para el álbum ”Arise” de Sepultura. Pero el álbum de Obituary, que salió un año antes que el de los brasileños, se encontraba sin ilustración, por lo que la compañía discográfica común a los dos grupos, Roadracer Records, finalmente decidió que la obra adornaría la portada de ”Cause of Death”. Sepultura tendría derecho a otra ilustración con el ”ojo”, también agradable. Además, esta obra fue utilizada para hacer 7 portadas de reediciones de libros de H.P. Lovecraft. (Puedes leer nuestro especial de ”La Sombra de Lovecraft en el Metal” aquí).
Cabe aclarar, que Roadracer Records fue la división de los Estados Unidos de Roadrunner Records originaria de Holanda. En un comienzo, se llamaba Roadracer Records para evitar problemas de derechos de autor con la figura cómica “Roadrunner” (por el dibujo animado Correcaminos) aunque más tarde se fusionó con Roadrunner después de que ésta se mudó a los EE.UU.
El trabajo hecho por Whelan está tan en armonía con el contenido de Cause of Death que es difícil imaginar que no fuera originalmente pensado para este disco, en cualquier caso, una muy buena operación para Obituary, porque la carátula de un CD, si tiene éxito, puede convertirse en un incentivo para comprar y este es, en mi opinión, uno de los más exitosos del Death Metal.
Las tres primeras canciones: ”Infected”, ”Body Bag” y ”Chopped in Half”’, con letras morbosas, son tres grandes puñetazos. Los ritmos son de abismal profundidad con la voz de John Tardy que parece venir directamente de las profundidades de la tierra, los solos de James Murphy, (recién llegado de Death, donde había hecho un pasaje relámpago para la grabación de ”Spiritual Healing”, y aquí reemplazando temporalmente a Allen West, salvo en la composición de la canción ‘‘Cause of Death’’), son límpidos y aportan a las composiciones un toque melódico esencial. A esto se suma la producción de Scott Burns en el estudio Morrisound de Tampa, Florida, él era EL PRODUCTOR imprescindible de las bandas de Death Metal en ese momento, que aniquilaba todo a su paso.
Luego viene el cover de Celtic Frost, ”Circle of the Tyrants”, que adquiere una nueva dimensión, sometida a un ”ajuste genético” para volverla muy despiadada. Es entonces cuando llega, en mi opinión, el momento cúlmine de este álbum, es decir, las pistas ”Dying”, ”Find the Arise” y ”Cause of Death”, aunque las canciones anteriores ya eran de muy alto nivel. ”Dying”, una pieza casi instrumental, en la que John canta solo dos frases con sus hipnóticos golpes y solos aéreos. Emoción garantizada. Luego ”Find the Arise”, es una explosión devastadora, rápida e intensa.
Los efectos de sonido que anuncian un apocalipsis hacen eco a través de los altavoces. Un solo emerge de quién sabe dónde e ilumina las sombras antes de hacernos caer en las entrañas de la tierra: ”Cause of Death”, un trozo de implacable pesadez, es la banda sonora del fin del mundo. Aquí, el trabajo de efectos es logrado por el magistral Kent Smith, quién grabó teclados en discos de Pestilence – Coroner – Iced Earth y que además fue trompetista de los Rolling Stones.
Si esto no fuera poco, aún quedan dos temas, ”Memories Remains” y ”Turned Inside Out”, dos canciones tan despiadadas como el comienzo del disco. Dos piezas que completan al oyente que, una vez recuperado de sus emociones, piensa que acaba de escuchar una de las piezas más brutales del Death Metal con este álbum.
Hubo varias reediciones y remasterizaciones, la primera fue en 1997 cuando Roadrunner Records lanzó una versión remasterizada que incluía las nueves pistas originales, más las versiones demo de las canciones ”Memories Remains”, ”Infected” y ”Chopped in Half”’.
Luego, se hicieron reediciones remasterizadas japonesas en el 2002 y 2008; Roadrunner lanzó una primera reedición con una nueva remasterización en el 2010; mas tarde le siguió una nueva reedicion japonesa en el 2015 y el año pasado Listenable Records lanzó una reedición limitada.
Aunque algunos fans del grupo preferirán el primer disco, el excelente ”Slowly We Rot”, me quedo por mi parte con esta bomba cuya atmósfera espeluznante te congela la sangre, y cuyas composiciones son más logradas y más maduras. Lo que es una pena es que Obituary había entregado allí (en mi opinión), en sus dos primeros álbumes, sus dos mejores trabajos de los diez, de larga duración, que poseé a la fecha.
Obituary pudo hacer algunos recitales el año pasado, tocando sólo canciones de éste álbum en Estados Unidos y una gira oceánica en este 2020, antes del cierre, conmemorando los ”30 años de Cause of Death”. Realizó conciertos en la mitad de Australia, después de destruir Japón y Nueva Zelanda, teloneados por los grindcore singapurenses de Wormrot. Lamentablemente, por la pandemia no pudieron continuar su presentación en el resto del mundo, posponiendo parte de su gira estadounidense con Black Label Society para el 2021; pero si llegan a girar con un ”50 años de Cause of Death”, tendré 66, por lo que cuenten conmigo. ¡De una!.
Si existiera un curso introductorio al Death Metal probablemente dedicaría la mayor parte de su enfoque pedagógico al propio Obituary con su ”Cause of Death”, el disco de Death Metal con D mayúscula, en el que realmente tienes la impresión de entrar en el reino de los muertos. Es turbio, morboso, sofocante, como un largo descenso al infierno.
En el período 1990/1991, la escena del death metal se acercó a su clímax creativo, antes de volver al underground en el transcurso de los años siguientes, para volver a causar sensación con caras nuevas, especialmente de Escandinavia. Con Death, Atheist, Cannibal Corpse, Morbid Angel, por nombrar simplemente la punta del iceberg, se forjó el tipo de música de guitarras más tosca hasta la fecha desde Celtic Frost, Possessed , Massacre, etc.
Una de las bandas que se unió a las filas de los nombrados, es sin duda el grupo de cinco piezas de Obituary (antes denominados Executioner y luego Xecutioner), conformado en esos años por el vocalista John Tardy; los guitarristas Trevor Peres y James Murphy; el bajista Frank Watkins (R.I.P. 2015), quién reemplazaba a Daniel Tucker que había sufrido un accidente automovilístico, y el hermano de John, Donald Tardy en la batería.
Con su segundo álbum, ”Cause of Death”, editado el 19 de septiembre de 1990, Obituary entró en el listado de las bandas pioneras del Death metal nombradas anteriormente, aunque ya habían irrumpido la escena un año antes, a través de su debut con “Slowly We Rot”.
Un sello distintivo de Obituary es la voz casi inhumana de John Tardy, su distensión de la laringe era en cierto sentido una novedad en ese entonces, más los grandiosos riffs aplastantes del dúo de guitarristas James Murphy y Trevor Peres y sumado a las impresionantes secciones rítmicas de Frank Watkins y Donald Tardy.
En Cause of Death, las canciones registran un golpe tan brutal que rara vez se podía encontrar en ese entonces. Obituary realmente puso el freno de mano con este álbum, para vivir los amados ataques de alta velocidad, llevándolos de manera aún más brutal en el momento siguiente y resultando en un disco dinámico a la perfección. El sonido en Cause of Death es magnífico, con secciones rítmicas magistralmente elaboradas y que despliegan una poesía tonal encarnada en una atmósfera oscura. Todas las melodías son como una llamada desde la tumba, dando al oyente una sensación de espacio y ambiente sin igual. Verdaderamente, hay que sacarse el sombrero cuando uno termina de escuchar Cause of Death.
Del mismo modo, la obra gigantesca de Michael R. Whelan, que refleja el contenido congenialmente, fue pensada para el álbum ”Arise” de Sepultura. Pero el álbum de Obituary, que salió un año antes que el de los brasileños, se encontraba sin ilustración, por lo que la compañía discográfica común a los dos grupos, Roadracer Records, finalmente decidió que la obra adornaría la portada de ”Cause of Death”. Sepultura tendría derecho a otra ilustración con el ”ojo”, también agradable. Además, esta obra fue utilizada para hacer 7 portadas de reediciones de libros de H.P. Lovecraft. (Puedes leer nuestro especial de ”La Sombra de Lovecraft en el Metal” aquí).
Cabe aclarar, que Roadracer Records fue la división de los Estados Unidos de Roadrunner Records originaria de Holanda. En un comienzo, se llamaba Roadracer Records para evitar problemas de derechos de autor con la figura cómica “Roadrunner” (por el dibujo animado Correcaminos) aunque más tarde se fusionó con Roadrunner después de que ésta se mudó a los EE.UU.
El trabajo hecho por Whelan está tan en armonía con el contenido de Cause of Death que es difícil imaginar que no fuera originalmente pensado para este disco, en cualquier caso, una muy buena operación para Obituary, porque la carátula de un CD, si tiene éxito, puede convertirse en un incentivo para comprar y este es, en mi opinión, uno de los más exitosos del Death Metal.
Las tres primeras canciones: ”Infected”, ”Body Bag” y ”Chopped in Half”’, con letras morbosas, son tres grandes puñetazos. Los ritmos son de abismal profundidad con la voz de John Tardy que parece venir directamente de las profundidades de la tierra, los solos de James Murphy, (recién llegado de Death, donde había hecho un pasaje relámpago para la grabación de ”Spiritual Healing”, y aquí reemplazando temporalmente a Allen West, salvo en la composición de la canción ‘‘Cause of Death’’), son límpidos y aportan a las composiciones un toque melódico esencial. A esto se suma la producción de Scott Burns en el estudio Morrisound de Tampa, Florida, él era EL PRODUCTOR imprescindible de las bandas de Death Metal en ese momento, que aniquilaba todo a su paso.
Luego viene el cover de Celtic Frost, ”Circle of the Tyrants”, que adquiere una nueva dimensión, sometida a un ”ajuste genético” para volverla muy despiadada. Es entonces cuando llega, en mi opinión, el momento cúlmine de este álbum, es decir, las pistas ”Dying”, ”Find the Arise” y ”Cause of Death”, aunque las canciones anteriores ya eran de muy alto nivel. ”Dying”, una pieza casi instrumental, en la que John canta solo dos frases con sus hipnóticos golpes y solos aéreos. Emoción garantizada. Luego ”Find the Arise”, es una explosión devastadora, rápida e intensa.
Los efectos de sonido que anuncian un apocalipsis hacen eco a través de los altavoces. Un solo emerge de quién sabe dónde e ilumina las sombras antes de hacernos caer en las entrañas de la tierra: ”Cause of Death”, un trozo de implacable pesadez, es la banda sonora del fin del mundo. Aquí, el trabajo de efectos es logrado por el magistral Kent Smith, quién grabó teclados en discos de Pestilence – Coroner – Iced Earth y que además fue trompetista de los Rolling Stones.
Si esto no fuera poco, aún quedan dos temas, ”Memories Remains” y ”Turned Inside Out”, dos canciones tan despiadadas como el comienzo del disco. Dos piezas que completan al oyente que, una vez recuperado de sus emociones, piensa que acaba de escuchar una de las piezas más brutales del Death Metal con este álbum.
Hubo varias reediciones y remasterizaciones, la primera fue en 1997 cuando Roadrunner Records lanzó una versión remasterizada que incluía las nueves pistas originales, más las versiones demo de las canciones ”Memories Remains”, ”Infected” y ”Chopped in Half”’.
Luego, se hicieron reediciones remasterizadas japonesas en el 2002 y 2008; Roadrunner lanzó una primera reedición con una nueva remasterización en el 2010; mas tarde le siguió una nueva reedicion japonesa en el 2015 y el año pasado Listenable Records lanzó una reedición limitada.
Aunque algunos fans del grupo preferirán el primer disco, el excelente ”Slowly We Rot”, me quedo por mi parte con esta bomba cuya atmósfera espeluznante te congela la sangre, y cuyas composiciones son más logradas y más maduras. Lo que es una pena es que Obituary había entregado allí (en mi opinión), en sus dos primeros álbumes, sus dos mejores trabajos de los diez, de larga duración, que poseé a la fecha.
Obituary pudo hacer algunos recitales el año pasado, tocando sólo canciones de éste álbum en Estados Unidos y una gira oceánica en este 2020, antes del cierre, conmemorando los ”30 años de Cause of Death”. Realizó conciertos en la mitad de Australia, después de destruir Japón y Nueva Zelanda, teloneados por los grindcore singapurenses de Wormrot. Lamentablemente, por la pandemia no pudieron continuar su presentación en el resto del mundo, posponiendo parte de su gira estadounidense con Black Label Society para el 2021; pero si llegan a girar con un ”50 años de Cause of Death”, tendré 66, por lo que cuenten conmigo. ¡De una!.