Estamos ante el sexto álbum (aparte de un EP) de Celeste, banda francesa de Post-Black Metal, ya consagrada, al punto de estar debutando en el sello Nuclear Blast. Si bien la categoría musical aquí aplicada podría ser la más acertada entre las disponibles, lo cierto es que este cuarteto siempre demuestra inquietudes estéticas por ir más allá de lo que dicha etiqueta sugiere, incorporando elementos de Sludge Metal o Post-Hardcore. La formación del conjunto es Johan Girardeau (voz y bajo), Guillaume Rieth (guitarra), Sébastien Ducotté (guitarra) y Antoine Royer (batería).

“Des torrents de coups” fue el primer single con videoclip y quizás sea una de las canciones más logradas del disco. Una batería precisa y exquisita en sus arreglos, riffs de guitarra que invocan -mediante el trémolo- un clima introspectivo, casi onírico, elevados por un bajo ajustado, fluyen junto a la furia de la voz. El video es consistente con los sentimientos provocados.

Hablando de riffs, “De tes yeux bleus perlés” ya empieza con un machaque encantador, y el despliegue de recursos de la batería no deja de captar la atención. Otro track elaborado y que consigue un espacio en la memoria de quien lo escuche. Ya se nota, en este punto, una evolución en el sonido del grupo en comparación con sus lanzamientos previos, todos excelentes. Esta canción fue el segundo corte de difusión con su respectivo y enigmático video.

Te puede interesar: Wiegedood – There’s Always Blood at the End of the Road (2022)

Le sigue “Nonchalantes de beauté”, con una propuesta que resuena más similar a lo hecho por la banda con anterioridad, sin dejar de destacarse la calidad compositiva y la búsqueda creativa que los lleva a territorios más progresivos, siempre con el aspecto intensamente emocional que atraviesa toda su música. Está claro que lo que hay de Black Metal en Celeste, más allá de detalles estilísticos como el growling, el tremolo riffing y los blast beats, es la profunda conexión con la naturaleza: pero con la naturaleza humana y sin exageraciones. Se trata de la humanidad tal como es en realidad y eso ya alberga suficiente oscuridad.

“Draguée tout au fond” sigue exhibiendo el espectro de elementos que ya se venía entramando en cada canción. Podemos confirmar que los franceses se adentraron mucho más en las posibilidades expresivas de lo que hoy llamamos Post Metal. “(A)” es un interludio instrumental en el que, entre los sintetizadores y el aporte ya sobresaliente de la batería y las guitarras, se inserta un bajo que resalta más que nunca, hasta llegar a un final realmente melancólico.

“Il a tant rêvé d’elles” inicia con mucha fuerza y no da tregua en cuanto a poner en primer plano las virtudes de Celeste al crear riffs y melodías de guitarra. Hay momentos apacibles, pero todo se torna vertiginoso de manera abrupta: es que la música, cuando busca reflejar cómo son las personas, termina adquiriendo esa complejidad, esa diversidad en la unidad.

Te puede interesar: Year Of No Light – Consolamentum (2021)

La canción “Elle se répète froidement”-último single antes del lanzamiento del álbum- continúa sumergiendo a la audiencia en una conmovedora experiencia sonora, poderosa y sentimental, tan iracunda como triste, con cuerdas de gravedad palpitante, ancladas en el fondo del ser. El video, de hecho, muestra a la banda tocando con escenas marítimas intercaladas, todo en rojo y negro. “Le coeur noir charbon” da fin al álbum, con algunos de los pasajes más calmos, aunque efímeros. Este fue el tercer track en darse a conocer con su video antes de la salida del disco y nos pone en la senda de la turbulencia que puede haber en los vínculos que nos unen a los demás, es decir, los que nos atrapan o nos sostienen.

No caben dudas de que Celeste es una de las bandas referentes en la actual escena francesa más pesada, junto con otras tales como Deathspell Omega, Blut Aus Nord, Plebeian Grandstand, Mourir, Throane y Year Of No Light, solo por nombrar algunas. “Assasine(s)” es uno de los grandes discos que ya nos entrega este 2022 que recién comienza.