


El éxito de una banda no solo depende de la calidad de productos que ofrezca, sino también de su management. En el caso que nos convoca hoy, Cradle of Filth, se supo que sus managers han tenido malos tratos con músicos que pasaron por la banda y se han quedado con dinero extra. Pero, más allá de esto, hace tiempo se observa que intentan posicionar a la banda en un mercado que no corresponde, alejándola de sus orígenes black metal o de su presente gótico. En esta gira, que los trajo a Copenhague, pudimos ver varias de las consecuencias de este mal manejo.
Los encargados de abrir la noche fueron los australianos de Melancolia. Su propuesta mezcla deathcore con nü metal y algunas bases industriales, pasando de guturales profundos a gritos agudos, con algunos momentos de voces melódicas. Los riffs de machaques entrecortados se entrelazan con sonidos atmosféricos, mientras que la batería va a toda velocidad con blast beats. Visualmente se encontraban vestidos de blanco, de manera muy llamativa, sobre todo el vocalista, quien contaba con un coro y una campera de plumas. Desafortunadamente, toda esta puesta en escena se ve deslucida por la actitud pedante del vocalista, que, aparte, cuenta con la desagradable costumbre de escupir y jugar con su saliva, algo muy asqueroso de presenciar. El sonido tampoco fue bueno: era una bola de ruido grave. Apenas sobresalía una batería deslucida y algún grito. Tras media hora, la presentación finalizó con más pena que gloria.
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Los invitados de lujo del tour fueron los legendarios Suffocation, quienes, con su formación actual, están pasando por un momento excelente. Vienen sacando discos a la altura del estatus del grupo y dando unos conciertos brutales. Cuando la clásica “Catatonia” se apoderó de los parlantes, el lugar se transformó en un caos: grandes circle pits, gente eufórica moviendo sus cabezas y alguna que otra cerveza volando por el aire. El sonido fue excelente: se distinguía a la perfección cada instrumento. Se hacía base en la potente batería, que sonó superclara y nítida. Por encima de ella, el crujiente bajo se mezclaba con las poderosas guitarras, que estaban niveladas perfectamente. La voz se encontraba un punto más baja de lo preferido, pero se llegó a escuchar.
¿Qué se puede decir sobre la ejecución? Perfecta. Técnica, precisa y poderosa. Desde los fills inhumanos de la batería hasta los solos ultratécnicos y las bases de bajo. Todo en su lugar y sin ningún tipo de desajuste. Los momentos más altos del show fueron “Funeral Inception”, que contó con el vocalista de Melancolia como invitado, y el gran final con “Infecting the Crypts”, a puro mosh y cabeceo. Una presentación corta pero efectiva, que supo dejar la vara muy alta y difícil de superar.
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A las 21:30 puntuales, las luces se apagaron y una extensa introducción musicalizó el ingreso de los músicos a escena. El último en entrar fue el vocalista —y dueño de la banda— Dani Filth, quien se encontraba encapuchado y no se veía su cara. Al arrancar “To Live Deliciously”, mostró su rostro y el resto de los músicos comenzó a recorrer el escenario. La cuestión sonora no empezó bien. Se escuchaban la batería, los teclados y los coros muy bien. La voz principal también fue muy nítida. Pero las guitarras y el bajo no se escuchaban para nada, hasta daban la sensación de ser un murmullo de fondo. Esto, con el correr de las canciones, se acomodó, aunque no llegó a un nivel de perfección. El bajo se escuchó mejor, y subieron el volumen de las guitarras, pero de forma dispareja: una estaba muy fuerte y la otra apenas se oía. Esto jugó en contra para una banda que se jacta de tener un dúo de guitarras gemelas tan fuerte; este error es inadmisible.
Dejando de lado la cuestión sonora, la performance fue muy entretenida. Todos los músicos iban recorriendo el escenario y jugando con el público: moviendo sus cabezas, acercándose a la gente y pidiendo arengue. El centro de las miradas, obviamente, fue Dani, quien se encuentra en buen estado vocal. A su vez, él sabe que es el protagonista y no desperdicia ninguna chance para lucirse. La lista hizo foco en su reciente The Screaming of the Valkyries, lanzado este año, con canciones como “Malignant Perfection” o la extensa “White Hellebour”. Pero obviamente los puntos más altos del show fueron los viejos clásicos, como la bella “Bathory Aria” o la vampírica y gótica “Funeral in Carpathia”.
El final fue compuesto por dos canciones de Midian, el álbum que en el 2000 los llevó a la fama mundial. Las canciones elegidas fueron “Death Magick for Adepts” y el hit del grupo “Her Ghost in the Fog”. Dichas canciones contaron con un vocalista invitado para las partes graves. Tras un afectuoso y extenso saludo, la banda se retiró aplaudida.
En una noche donde los británicos tenían todo por ganar, terminaron empatando con sus invitados. Y acá es donde sale la pregunta: ¿por qué elegir una banda con una propuesta más pesada y energética como apertura? Esto es una mala decisión de los managers, ya que obviamente una banda más pesada y más enérgica va a opacar a otra que es menos extrema, más aún si cuentan con un sonido ampliamente superior. Creo que Cradle of Filth debe buscar otro representante que entienda y respete el nicho de la banda, y no busque hacerlos competir en ligas que no les corresponden.




El éxito de una banda no solo depende de la calidad de productos que ofrezca, sino también de su management. En el caso que nos convoca hoy, Cradle of Filth, se supo que sus managers han tenido malos tratos con músicos que pasaron por la banda y se han quedado con dinero extra. Pero, más allá de esto, hace tiempo se observa que intentan posicionar a la banda en un mercado que no corresponde, alejándola de sus orígenes black metal o de su presente gótico. En esta gira, que los trajo a Copenhague, pudimos ver varias de las consecuencias de este mal manejo.
Los encargados de abrir la noche fueron los australianos de Melancolia. Su propuesta mezcla deathcore con nü metal y algunas bases industriales, pasando de guturales profundos a gritos agudos, con algunos momentos de voces melódicas. Los riffs de machaques entrecortados se entrelazan con sonidos atmosféricos, mientras que la batería va a toda velocidad con blast beats. Visualmente se encontraban vestidos de blanco, de manera muy llamativa, sobre todo el vocalista, quien contaba con un coro y una campera de plumas. Desafortunadamente, toda esta puesta en escena se ve deslucida por la actitud pedante del vocalista, que, aparte, cuenta con la desagradable costumbre de escupir y jugar con su saliva, algo muy asqueroso de presenciar. El sonido tampoco fue bueno: era una bola de ruido grave. Apenas sobresalía una batería deslucida y algún grito. Tras media hora, la presentación finalizó con más pena que gloria.
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Los invitados de lujo del tour fueron los legendarios Suffocation, quienes, con su formación actual, están pasando por un momento excelente. Vienen sacando discos a la altura del estatus del grupo y dando unos conciertos brutales. Cuando la clásica “Catatonia” se apoderó de los parlantes, el lugar se transformó en un caos: grandes circle pits, gente eufórica moviendo sus cabezas y alguna que otra cerveza volando por el aire. El sonido fue excelente: se distinguía a la perfección cada instrumento. Se hacía base en la potente batería, que sonó superclara y nítida. Por encima de ella, el crujiente bajo se mezclaba con las poderosas guitarras, que estaban niveladas perfectamente. La voz se encontraba un punto más baja de lo preferido, pero se llegó a escuchar.
¿Qué se puede decir sobre la ejecución? Perfecta. Técnica, precisa y poderosa. Desde los fills inhumanos de la batería hasta los solos ultratécnicos y las bases de bajo. Todo en su lugar y sin ningún tipo de desajuste. Los momentos más altos del show fueron “Funeral Inception”, que contó con el vocalista de Melancolia como invitado, y el gran final con “Infecting the Crypts”, a puro mosh y cabeceo. Una presentación corta pero efectiva, que supo dejar la vara muy alta y difícil de superar.
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A las 21:30 puntuales, las luces se apagaron y una extensa introducción musicalizó el ingreso de los músicos a escena. El último en entrar fue el vocalista —y dueño de la banda— Dani Filth, quien se encontraba encapuchado y no se veía su cara. Al arrancar “To Live Deliciously”, mostró su rostro y el resto de los músicos comenzó a recorrer el escenario. La cuestión sonora no empezó bien. Se escuchaban la batería, los teclados y los coros muy bien. La voz principal también fue muy nítida. Pero las guitarras y el bajo no se escuchaban para nada, hasta daban la sensación de ser un murmullo de fondo. Esto, con el correr de las canciones, se acomodó, aunque no llegó a un nivel de perfección. El bajo se escuchó mejor, y subieron el volumen de las guitarras, pero de forma dispareja: una estaba muy fuerte y la otra apenas se oía. Esto jugó en contra para una banda que se jacta de tener un dúo de guitarras gemelas tan fuerte; este error es inadmisible.
Dejando de lado la cuestión sonora, la performance fue muy entretenida. Todos los músicos iban recorriendo el escenario y jugando con el público: moviendo sus cabezas, acercándose a la gente y pidiendo arengue. El centro de las miradas, obviamente, fue Dani, quien se encuentra en buen estado vocal. A su vez, él sabe que es el protagonista y no desperdicia ninguna chance para lucirse. La lista hizo foco en su reciente The Screaming of the Valkyries, lanzado este año, con canciones como “Malignant Perfection” o la extensa “White Hellebour”. Pero obviamente los puntos más altos del show fueron los viejos clásicos, como la bella “Bathory Aria” o la vampírica y gótica “Funeral in Carpathia”.
El final fue compuesto por dos canciones de Midian, el álbum que en el 2000 los llevó a la fama mundial. Las canciones elegidas fueron “Death Magick for Adepts” y el hit del grupo “Her Ghost in the Fog”. Dichas canciones contaron con un vocalista invitado para las partes graves. Tras un afectuoso y extenso saludo, la banda se retiró aplaudida.
En una noche donde los británicos tenían todo por ganar, terminaron empatando con sus invitados. Y acá es donde sale la pregunta: ¿por qué elegir una banda con una propuesta más pesada y energética como apertura? Esto es una mala decisión de los managers, ya que obviamente una banda más pesada y más enérgica va a opacar a otra que es menos extrema, más aún si cuentan con un sonido ampliamente superior. Creo que Cradle of Filth debe buscar otro representante que entienda y respete el nicho de la banda, y no busque hacerlos competir en ligas que no les corresponden.

















