


Wicked Leather, la joven promesa barcelonesa, ofreció un directo potente y sin tregua a pesar de subir al escenario muy temprano (17:30). Lejos de intimidarse por el horario, la banda salió con decisión, demostrando que su propuesta está más que preparada para escenarios mayores. Liderados por la carismática frontwoman Yami, cuya voz “rota y desgarrada” es la columna vertebral del grupo, dejaron claro que el trabajo reflejado en su reciente EP debut, Echoes of the Storm, no es casualidad. Su madurez técnica y su actitud visceral se hicieron patentes desde el primer minuto.
El setlist, conciso pero efectivo, repasó lo más destacado de su repertorio. Canciones como “Crystal Lake”, “Season Of The Witch” y el himno “Night Hunter” mostraron riffs contundentes que fusionan el terror clásico con la energía del speed metal ochentero. El público, todavía entrando al recinto, se encontró con una banda entregada al máximo. Wicked Leather también rindió homenaje a sus raíces con un sólido cover de “Am I Evil” (Diamond Head), un guiño a la tradición metálica que encaja de lleno con su estilo. Para cerrar, desataron toda su oscuridad con “Black Goat Rising”, dejando un último zarpazo lleno de fuerza.
La actuación dejó claro que Wicked Leather ha encontrado un equilibrio perfecto entre la tradición del cuero, la rebeldía del metal clásico y una visión moderna y siniestra. Su química en directo es innegable, fruto del bagaje de sus músicos. Fue una confirmación absoluta: están listos para tomar la corona de la nueva ola del heavy metal global.
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Crimson Storm, la banda de heavy/speed metal con raíces italianas y españolas, subió decidida a reafirmar su papel como guardianes del sonido clásico de los años 80. Con su guitarrista y fundador Lögan Heads al mando, el cuarteto desató un auténtico “torrente de metal rápido, afilado y potente” que conectó de inmediato con quienes disfrutan de las vibraciones de Riot o Attacker.
Su directo fue un asalto frontal, sin concesiones ni respiros. Abrieron fuego con “Ragin Eye of Darkness”, y desde ahí avanzaron con la implacable “Headfukker” y la contundente “Abused of Power”. El vocalista Pau Correas demostró la intensidad que exige este estilo, animando a un público que respondió con entusiasmo mientras la base rítmica formada por Aless Oppossed (bajo) y Pol Esteban Sánchez (batería) mantenía un tempo vertiginoso y preciso.
Uno de los momentos más potentes fue “Outrageous”, un tema que representa bien la evolución de la banda. Aun así, las piezas más veloces fueron las que coronaron la noche: la épica “Nightmare Deceiver” y el manifiesto sónico “Speed Hammerin Metal” confirmaron por qué su álbum debut Livin’ on the Bad Side (2025) está recibiendo elogios por sus riffs galopantes y sus coros hipnóticos. El cierre llegó con “Seven Days of Mayhem”, una explosión final que reunió todo lo que define a Crimson Storm: velocidad, actitud y fidelidad absoluta al heavy metal clásico.
Raptore, la potencia hispano-argentina afincada en Barcelona, mantuvo encendida la llama del speed/heavy metal con un directo cargado de velocidad y nostalgia por la época dorada de los 80. Con el fundador Nico Cattoni (voz y guitarra) al frente, y acompañado por Jamie Killhead a la guitarra (también miembro de Wicked Leather), la banda desplegó toda su energía y su estilo eléctrico, recordando a formaciones como Enforcer o White Wizzard.
El setlist, un auténtico golpe a la velocidad de la luz, comenzó con la épica “Triumphal March to Hell” y el himno “Prisoner of the Night”, marcando desde el inicio un ritmo frenético. La banda equilibró con soltura material procedente de Blackfire (2022) y su más reciente Renaissance (2024). Canciones como “Abaddon”, “Phoenix” y “Demon’s Lust” fueron ejecutadas con riffs afilados y precisos, mientras la base rítmica de Cristian Blade (bajo) y Ángel Smolski (batería) mantuvo la velocidad al extremo.
Uno de los momentos más celebrados llegó con “Blackfire”, del disco homónimo, que llevó el setlist a su punto más incendiario. Para el cierre, eligieron la demoledora “Death”, reafirmando que su sello siempre será la rapidez combinada con melodía y actitud. Raptore se consolidó una vez más como una máquina del tiempo metálica que honra el pasado con técnica y entrega.
La noche culminó con Enforcer, los suecos que llevan dos décadas abanderando la NWOTHM y que regresaron a España con paradas en Madrid, Valencia y Barcelona en noviembre de 2025. Su reputación como reyes del heavy metal clásico volvió a confirmarse sobre las tablas. Liderados por el incansable Olof Wikstrand, ofrecieron una clase magistral de velocidad, riffs frenéticos y estribillos creados para ser coreados.
Desde el inicio, la banda se lanzó a por todas con “Destroyer”, desatando la euforia general. El setlist, equilibrado entre clásicos y cortes de su último disco Nostalgia (2023), mantuvo al público en constante movimiento. Wikstrand recorrió cada rincón del escenario, sudando sin parar y animando a las primeras filas, que respondieron con devoción.
Aunque el sonido al principio estuvo “todavía por pulir”, la energía del grupo suplió cualquier detalle técnico. Clásicos como “Undying Evil” y “From Beyond” enloquecieron a la audiencia, demostrando que la banda ha madurado sin perder su impulso inicial. Momentos como “Unshackle Me”, “Live for the Night” y “Roll the Dice” reafirmaron el dominio de Enforcer sobre este estilo.
También sonaron dos temas de Zenith: “Coming Alive” y “Zenith of the Black Sun”, que ofrecieron un pequeño respiro antes de la tormenta final. El solo de batería y el Jonathan Nordwall guitar solo añadieron una pausa que elevó la expectación.
Con “Nostalgia”, el público volvió a desatarse, y el tramo final fue abrasador: “Mesmerized by Fire”, “Running in Menace” y “Take Me Out of This Nightmare” se cantaron a pleno pulmón. Tras la despedida, la demanda del público fue tan fuerte que la banda regresó para un encore definitivo con “Katana” y la celebrada “Midnight Vice”.
El único reproche que se les puede hacer es no alargar un poco más sus actuaciones. En un panorama saturado y con precios altos, Enforcer demostraron que el heavy metal clásico sigue ardiendo con una intensidad envidiable. Y dos décadas después, siguen siendo un referente absoluto.



Wicked Leather, la joven promesa barcelonesa, ofreció un directo potente y sin tregua a pesar de subir al escenario muy temprano (17:30). Lejos de intimidarse por el horario, la banda salió con decisión, demostrando que su propuesta está más que preparada para escenarios mayores. Liderados por la carismática frontwoman Yami, cuya voz “rota y desgarrada” es la columna vertebral del grupo, dejaron claro que el trabajo reflejado en su reciente EP debut, Echoes of the Storm, no es casualidad. Su madurez técnica y su actitud visceral se hicieron patentes desde el primer minuto.
El setlist, conciso pero efectivo, repasó lo más destacado de su repertorio. Canciones como “Crystal Lake”, “Season Of The Witch” y el himno “Night Hunter” mostraron riffs contundentes que fusionan el terror clásico con la energía del speed metal ochentero. El público, todavía entrando al recinto, se encontró con una banda entregada al máximo. Wicked Leather también rindió homenaje a sus raíces con un sólido cover de “Am I Evil” (Diamond Head), un guiño a la tradición metálica que encaja de lleno con su estilo. Para cerrar, desataron toda su oscuridad con “Black Goat Rising”, dejando un último zarpazo lleno de fuerza.
La actuación dejó claro que Wicked Leather ha encontrado un equilibrio perfecto entre la tradición del cuero, la rebeldía del metal clásico y una visión moderna y siniestra. Su química en directo es innegable, fruto del bagaje de sus músicos. Fue una confirmación absoluta: están listos para tomar la corona de la nueva ola del heavy metal global.
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Crimson Storm, la banda de heavy/speed metal con raíces italianas y españolas, subió decidida a reafirmar su papel como guardianes del sonido clásico de los años 80. Con su guitarrista y fundador Lögan Heads al mando, el cuarteto desató un auténtico “torrente de metal rápido, afilado y potente” que conectó de inmediato con quienes disfrutan de las vibraciones de Riot o Attacker.
Su directo fue un asalto frontal, sin concesiones ni respiros. Abrieron fuego con “Ragin Eye of Darkness”, y desde ahí avanzaron con la implacable “Headfukker” y la contundente “Abused of Power”. El vocalista Pau Correas demostró la intensidad que exige este estilo, animando a un público que respondió con entusiasmo mientras la base rítmica formada por Aless Oppossed (bajo) y Pol Esteban Sánchez (batería) mantenía un tempo vertiginoso y preciso.
Uno de los momentos más potentes fue “Outrageous”, un tema que representa bien la evolución de la banda. Aun así, las piezas más veloces fueron las que coronaron la noche: la épica “Nightmare Deceiver” y el manifiesto sónico “Speed Hammerin Metal” confirmaron por qué su álbum debut Livin’ on the Bad Side (2025) está recibiendo elogios por sus riffs galopantes y sus coros hipnóticos. El cierre llegó con “Seven Days of Mayhem”, una explosión final que reunió todo lo que define a Crimson Storm: velocidad, actitud y fidelidad absoluta al heavy metal clásico.
Raptore, la potencia hispano-argentina afincada en Barcelona, mantuvo encendida la llama del speed/heavy metal con un directo cargado de velocidad y nostalgia por la época dorada de los 80. Con el fundador Nico Cattoni (voz y guitarra) al frente, y acompañado por Jamie Killhead a la guitarra (también miembro de Wicked Leather), la banda desplegó toda su energía y su estilo eléctrico, recordando a formaciones como Enforcer o White Wizzard.
El setlist, un auténtico golpe a la velocidad de la luz, comenzó con la épica “Triumphal March to Hell” y el himno “Prisoner of the Night”, marcando desde el inicio un ritmo frenético. La banda equilibró con soltura material procedente de Blackfire (2022) y su más reciente Renaissance (2024). Canciones como “Abaddon”, “Phoenix” y “Demon’s Lust” fueron ejecutadas con riffs afilados y precisos, mientras la base rítmica de Cristian Blade (bajo) y Ángel Smolski (batería) mantuvo la velocidad al extremo.
Uno de los momentos más celebrados llegó con “Blackfire”, del disco homónimo, que llevó el setlist a su punto más incendiario. Para el cierre, eligieron la demoledora “Death”, reafirmando que su sello siempre será la rapidez combinada con melodía y actitud. Raptore se consolidó una vez más como una máquina del tiempo metálica que honra el pasado con técnica y entrega.
La noche culminó con Enforcer, los suecos que llevan dos décadas abanderando la NWOTHM y que regresaron a España con paradas en Madrid, Valencia y Barcelona en noviembre de 2025. Su reputación como reyes del heavy metal clásico volvió a confirmarse sobre las tablas. Liderados por el incansable Olof Wikstrand, ofrecieron una clase magistral de velocidad, riffs frenéticos y estribillos creados para ser coreados.
Desde el inicio, la banda se lanzó a por todas con “Destroyer”, desatando la euforia general. El setlist, equilibrado entre clásicos y cortes de su último disco Nostalgia (2023), mantuvo al público en constante movimiento. Wikstrand recorrió cada rincón del escenario, sudando sin parar y animando a las primeras filas, que respondieron con devoción.
Aunque el sonido al principio estuvo “todavía por pulir”, la energía del grupo suplió cualquier detalle técnico. Clásicos como “Undying Evil” y “From Beyond” enloquecieron a la audiencia, demostrando que la banda ha madurado sin perder su impulso inicial. Momentos como “Unshackle Me”, “Live for the Night” y “Roll the Dice” reafirmaron el dominio de Enforcer sobre este estilo.
También sonaron dos temas de Zenith: “Coming Alive” y “Zenith of the Black Sun”, que ofrecieron un pequeño respiro antes de la tormenta final. El solo de batería y el Jonathan Nordwall guitar solo añadieron una pausa que elevó la expectación.
Con “Nostalgia”, el público volvió a desatarse, y el tramo final fue abrasador: “Mesmerized by Fire”, “Running in Menace” y “Take Me Out of This Nightmare” se cantaron a pleno pulmón. Tras la despedida, la demanda del público fue tan fuerte que la banda regresó para un encore definitivo con “Katana” y la celebrada “Midnight Vice”.
El único reproche que se les puede hacer es no alargar un poco más sus actuaciones. En un panorama saturado y con precios altos, Enforcer demostraron que el heavy metal clásico sigue ardiendo con una intensidad envidiable. Y dos décadas después, siguen siendo un referente absoluto.












