Tras haber pasado un período junto a Ozzy Osbourne, el talentosísimo guitarrista Gus G. encontró el espacio suficiente para volver a dirigir los cañones a su banda principal: Firewind. Su ajustada agenda junto al ¿ex? Black Sabbath lo obligaron a descuidar al proyecto que le dió un nombre en la escena durante la primera década del nuevo siglo. 

Pero además de eso el violero griego tuvo que lidiar con la partida del cantante Apollo Papathanasio (Spiritual Beggars, Arturius), una de las voces más interesantes que se pueden hallar en este plano y que sin dudas fue determinante para que Firewind se diera a conocer. Como si todo esto fuero de poco, su compatriota abandonó la banda dejando una vara altísima con el excelente “Few Against Many” (2012), uno de los mejores LPs en su discografía. De modo que el retorno a la actividad de Firewind bien pudo ser considerado como un renacimiento. Así fue como en 2017 llegó “Immortals” presentando a Henning Basse como nuevo vocalista pero los resultados lamentablemente no fueron muy satisfactorios que digamos. El disco sonaba a un refrito de Power Metal Melódico con apenas algunas canciones para destacar y el panorama para el grupo no era demasiado alentador. 

Por fortuna, Gus G. maniobró a tiempo y hoy podemos hablar de una situación totalmente distinta. Acertadísima la decisión de pegarle un voleo en el…..intercambiar a Basse por Herbie Langhans (Sinbreed, Avantasia, Voodoo Circle y un larguísimo etc.) para darle vida al disco más interesante de Firewind en muchos años y considerar éste su auténtico retorno. Vaya uno a saber si el propio Gus está de acuerdo con esta idea porque nombrar al disco de manera homónima a su banda es una fuerte declaración. Lo cierto es que “Firewind”, el disco, nos trae a una agrupación totalmente revitalizada. El sonido del cuarteto no se aparta ni un ápice de los parámetros del género pero ahora con canciones que suenan más frescas y poderosas. Sin dudas “Welcome to the Empire”, la encargada de abrir la placa, es toda una invitación a esta nueva etapa de la banda. Gus pone bien al frente los riffs de su guitarra, dejando a los teclados en un marcado segundo plano, y apoyándose en la poderosa voz de Langhans, quien astutamente no abusó de sus registros más agudos – característica muy propia de los cantantes de este género – sino más bien buscó sus tonos más graves, el disco pega con fuerza. Así es que canciones tales como “Devour”, “Break Away” o “Kill the Pain” dejarán pasmado hasta al más escéptico por su potencia. Gancho y feeling rockero lo podemos hallar en temas como ”Overdrive” o “Rising Fire”, mientras que los electrizantes solos de “Space Cowboy”, o los de la mencionada “Break Away”, nos hacen recordar por qué Ozzy eligió a Gus G. cuando tuvo que reemplazar nada más ni nada menos que a Zack Wylde en su banda. Por su parte, Langhans tienen sus momentos para lucirse en los estribillos épicos de “Orbitual Sunrise” o en la interesantísima balada “Longing to Know You”. Todo esto sostenido por la sólida base que conforman Pethros Christo (bajo) y Jo Nunez (batería). 

Si estaban entre aquellos que (como yo) le habían perdido la fe a Firewind, no dejen de darle una oportunidad a este disco autotitulado. Pues estamos ante el auténtico renacimiento de una gran banda.