Crónica: Markcerock
La tarde gris de invierno acompaña a las nuevas legiones del black metal. Los bávaros Groza, herederos de los polacos MGLA ocultos bajo túnicas negras causaron expectativa gozando de un aforo completo lastima por los que no pueden llegar en horario vespertino por diferentes motivos..
Afinando de espaldas se oyen las primeras notas de “Sunken in Styx – Part I Submersion” la metralla acústica a toda velocidad con ventiscas de humo para completar el cronometraje “Sunken in Styx Pt. II Descent” Los guitarristas se elevan al podio completando así las pausas con metal oscuro. El enorme logo circular con forma de árbol situado en el pie de micro dirige el aquelarre sonoro. “Elegancy of Irony” cautiva la monotonía de un lobo en la estepa el humo y el rojo carmesí son la tónica de “The Redemptive End”, una ofrenda de su primer EP. es ”Unified in Void” atrapa a la fanaticada para cerrar la presentación con vítores y manos cornudas dan la pleitesía a “Homewards” ganándose el respeto de la comunidad del metal extremo.
La ceremonia continúa con los suizos Schammasch instalados en la movida extrema por más de una década con túnicas en telas persas, greñas al viento y estrellas de seis puntas comienzan su hora con mixtura de black death experimental. “Golden Light” nos pasea por una verdosa luz coronada con black metal épico. La fórmula intro tralla otro les da resultado los 7 minutos que promedian sus canciones no son la excepción. El sencillo “Qadmon’s Heir” de su último disco transita en tonos azules va contando la historia musical como si de un cortometraje de terror se tratara. El público atornillado al piso reacciona al final de cada pieza con un tímido pero afectuoso aplauso. Una vuelta de tuerca el pasado es “Chimerical Hope” cerraría una hora de tormento encantado dividido en pequeñas partes para comenzar el ritual de la banda titular.
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El dúo austriaco Harakiri For The Sky era lo que venía a ver la mayoría de la nueva generación de recambio de la comunidad metalera. Amparados detrás del escenario por tres músicos en directo y bajo el alero del sello discográfico AOP. Comienzan su set con “Sing For the Damage We’ve Done” del grandilocuente Maere (2021) con sonido estelar JJ Wahntraum inicia su periplo junto a fiel escudero Matthias MS Sollak en los rayos inalámbricos proyectados en claves de riffs y armonías. La melancolía de “69 Dead Birds For Utoya” cumple su cuota de humildad y da juego a la tormenta perfecta que azota los sentidos y admiración del colectivo presente.
Brazos en alto animando y con los punteos de “And Oceans Between Us” nos esos medios tiempo para los desgarradores lamentos de su barbudo cantante unos cantan otros se dedican a filmar o directamente a por una dosis de alcohol. “I, Pallbearer” acrecienta más los sonidos extremos de la época dorada del Norwegian Black metal la impronta que adquiere es desgarradora con la voz como elemento principal esparcido a los cuatro vientos correctamente adornada con el resto de instrumentista con una pista de piano de fondo que cierra la pieza en cuestión.
El trío de canciones que vienen a continuación será el acabose y deleite para chicos y grandes “Fire, Walk With Me” una declaración de intenciones para las melancólicas sinfonías subterráneas. Ae despiden con palmas al aire para “Song to Say Goodbye” single que pertenece a los ingleses Placebo reinventado a su post black metal hecho en Austria con JJ a mitad de la canción saltando al ruedo de las primeras filas encarando al personal cara a cara vociferando guturales que derritieron a más de alguna fémina presente y logrando las mejores instantáneas para suerte de algunos abandonando el micro y dando por finalizada su performance cargada de emoción en una hora y cuarto de atmósfera, sentimiento lírico y brutalidad. Abandonando la sala suena por los altavoces otra versión de “Mad World” de los británicos ochentosos Tears For Fears, tema que forma parte de la película Donnie Darko del director Richard Kelly . En un par de visitas se van consolidando como uno de los grandes de la nueva ola del post black metal sumando adeptos en cada visita y ganado popularidad a través del mundo entero con el poder de internet y las redes sociales.
Crónica: Markcerock
La tarde gris de invierno acompaña a las nuevas legiones del black metal. Los bávaros Groza, herederos de los polacos MGLA ocultos bajo túnicas negras causaron expectativa gozando de un aforo completo lastima por los que no pueden llegar en horario vespertino por diferentes motivos..
Afinando de espaldas se oyen las primeras notas de “Sunken in Styx – Part I Submersion” la metralla acústica a toda velocidad con ventiscas de humo para completar el cronometraje “Sunken in Styx Pt. II Descent” Los guitarristas se elevan al podio completando así las pausas con metal oscuro. El enorme logo circular con forma de árbol situado en el pie de micro dirige el aquelarre sonoro. “Elegancy of Irony” cautiva la monotonía de un lobo en la estepa el humo y el rojo carmesí son la tónica de “The Redemptive End”, una ofrenda de su primer EP. es ”Unified in Void” atrapa a la fanaticada para cerrar la presentación con vítores y manos cornudas dan la pleitesía a “Homewards” ganándose el respeto de la comunidad del metal extremo.
La ceremonia continúa con los suizos Schammasch instalados en la movida extrema por más de una década con túnicas en telas persas, greñas al viento y estrellas de seis puntas comienzan su hora con mixtura de black death experimental. “Golden Light” nos pasea por una verdosa luz coronada con black metal épico. La fórmula intro tralla otro les da resultado los 7 minutos que promedian sus canciones no son la excepción. El sencillo “Qadmon’s Heir” de su último disco transita en tonos azules va contando la historia musical como si de un cortometraje de terror se tratara. El público atornillado al piso reacciona al final de cada pieza con un tímido pero afectuoso aplauso. Una vuelta de tuerca el pasado es “Chimerical Hope” cerraría una hora de tormento encantado dividido en pequeñas partes para comenzar el ritual de la banda titular.
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El dúo austriaco Harakiri For The Sky era lo que venía a ver la mayoría de la nueva generación de recambio de la comunidad metalera. Amparados detrás del escenario por tres músicos en directo y bajo el alero del sello discográfico AOP. Comienzan su set con “Sing For the Damage We’ve Done” del grandilocuente Maere (2021) con sonido estelar JJ Wahntraum inicia su periplo junto a fiel escudero Matthias MS Sollak en los rayos inalámbricos proyectados en claves de riffs y armonías. La melancolía de “69 Dead Birds For Utoya” cumple su cuota de humildad y da juego a la tormenta perfecta que azota los sentidos y admiración del colectivo presente.
Brazos en alto animando y con los punteos de “And Oceans Between Us” nos esos medios tiempo para los desgarradores lamentos de su barbudo cantante unos cantan otros se dedican a filmar o directamente a por una dosis de alcohol. “I, Pallbearer” acrecienta más los sonidos extremos de la época dorada del Norwegian Black metal la impronta que adquiere es desgarradora con la voz como elemento principal esparcido a los cuatro vientos correctamente adornada con el resto de instrumentista con una pista de piano de fondo que cierra la pieza en cuestión.
El trío de canciones que vienen a continuación será el acabose y deleite para chicos y grandes “Fire, Walk With Me” una declaración de intenciones para las melancólicas sinfonías subterráneas. Ae despiden con palmas al aire para “Song to Say Goodbye” single que pertenece a los ingleses Placebo reinventado a su post black metal hecho en Austria con JJ a mitad de la canción saltando al ruedo de las primeras filas encarando al personal cara a cara vociferando guturales que derritieron a más de alguna fémina presente y logrando las mejores instantáneas para suerte de algunos abandonando el micro y dando por finalizada su performance cargada de emoción en una hora y cuarto de atmósfera, sentimiento lírico y brutalidad. Abandonando la sala suena por los altavoces otra versión de “Mad World” de los británicos ochentosos Tears For Fears, tema que forma parte de la película Donnie Darko del director Richard Kelly . En un par de visitas se van consolidando como uno de los grandes de la nueva ola del post black metal sumando adeptos en cada visita y ganado popularidad a través del mundo entero con el poder de internet y las redes sociales.