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Iron Maiden
Nights of the Dead, Legacy of the Beast: Live in Mexico City
Parlophone

1. Churchill’s Speech
2. Aces High
3. Where Eagles Dare
4. 2 Minutes to Midnight
5. The Clansman
6. The Trooper
7. Revelations
8. For the Greater Good of God
9. The Wicker Man
10. Sign of the Cross
11. Flight of Icarus
12. ear of the Dark
13. Iron Maiden
14. The Number of the Beast
15. The Evil That Men Do
16. Hallowed Be Thy Name
17. Run to the Hills


Hablar de lo redundante que es en la discografía de Iron Maiden otro disco en vivo es casi tan redundante como la redundancia del hecho en sí. De modo que no tiene ningún sustento ponerse a analizar qué tanto sentido tuvo este lanzamiento.

Desde el regreso de Bruce Dickinson a la banda es sabido que cada tour de La Bestia casi siempre viene secundado por un nuevo registro en vivo el cual funciona como una suerte de souvenir de su correspondiente gira. El sexteto (o mejor dicho, su managment) es consciente de que poseen una multitudinaria base de fieles seguidores dispuestos a gastar hasta sus últimos ahorros por atesorar cada nuevo ítem lanzado, aún cuando en pleno 2020 Youtube, las plataformas streaming en general y los bootlegs (es decir, la forma en que se consume música hoy en día) hayan tornado irrelevantes los lanzamientos en directo, al menos si los comparamos con el pasado cuando esta clase de material tenía otro tipo de implicancia en la discografía de una banda. 

También hay que decir que Iron Maiden siempre respondió a esta demanda de manera consciente; editando ediciones muy lujosas, con presentaciones realmente soberbias y con abundante material fotográfico adjunto, haciendo que el gasto realmente valga la pena para el fan. Para este “Nights of the Dead” grabado durante tres noches en la Ciudad de México, más precisamente en el Palacio de Deportes, en septiembre de 2019 durante el tramo Latinoamericano de su apabullante gira “Legacy of The Beast”, la banda tampoco se vino con medias tintas y se despachó con unas ediciones en CD y en Vinilo que son realmente una delicia tal cual lo demuestra el propio Dickinson en el video adjunto.  Algo que también es justo de mencionar es que este lanzamiento en vivo vino a oficiar un poco como manotazo de ahogado en un año en que la actividad de la banda se vio neutralizada por la amenaza del COVID-19. Es decir, todas las fechas que este año iban a formar parte del tercer tramo del “Legacy of the Beast Tour” fueron canceladas y algunas de ellas reprogramadas para 2021. Hay rumores que aseveran que esto también demoró los planes de lanzamiento del tan esperado nuevo disco de La Doncella.  

Pero más allá de estos factores que bien podrían justificar el lanzamiento de oootro disco en vivo de Iron Maiden lo que no puede pasarse por el alto es el resultado final que en definitiva es lo que ingresa por nuestros oídos, y es ahí donde las sombras de algunos interrogantes amenazan con oscurecer todo el panorama. No pienso detenerme en cuestiones técnicas de las que vienen abundando en todas las reviews y en todos los foros especializados desde que salió este disco, como ser: la batería de Nicko suena mejor que nunca (muy cierto, especialmente en momentos como “Where Eagles Dare”) o que los teclados de fondo a veces están muy arriba (es sorprendente como tapan las melodías de las guitarras al inicio de “The Clansman”) o bien que a las guitarras les faltó pulirlas un poco más; suena opaco como “A Real Live/Dead One (hay quienes pasan por alto que quizás esto fue intencionalmente buscado por la banda) o que Bruce llega exigido en algunas estrofas (vamos gente, quiero verlos cómo llegan todos ustedes a los 62 años y después de pasar por un cáncer en la garganta). Todas estas cuestiones podrán sumarle o restarle puntos al registro y eso quedará a gusto del consumidor. Respecto a la producción cabe recordar que Kevin Shirley, quien viene trabajando con la banda durante los últimos veinte años, no estuvo a cargo de este lanzamiento y la responsabilidad recayó una vez más en Tony Newton, al igual que lo ocurrido en “Live Chapter” de 2017, el anterior registro en vivo del grupo. 

Lo que en lo personal no puedo pasar por alto, y esto no solamente viene ocurriendo con Iron Maiden sino con la gran mayoría de las bandas que vienen editando discos en vivo, es lo atrás que está la audiencia en la mezcla final. Más allá de los clásicos “Scream For Me, México” de Bruce o de sus constantes arengas a la audiencia, lo que de a ratos parece que hay de fondo es un barullo más que una multitud ensordecida y entregada de lleno a los artistas. A alguien podría importarle muy poco esto pero realmente es la sensación que me provocó luego de escucharlo varias veces y me llevó a la reflexión de por qué los últimos discos en vivo de Iron Maiden no me vienen entusiasmando tanto. Porque más allá de la belleza inigualable del formato físico, al final del día lo que sale de los parlantes es lo que manda. Tal vez esto sea solo un problema mío y estoy buscando inconvenientes donde no los hay. Y repito que no solamente lo estoy notando en Iron Maiden pero es la banda que hoy nos ocupa y tengo que decir que desde “En Vivo!” (2011) pareciera ser que la audiencia queda relegada a un segundo plano y justamente no debería ser así. Resulta increíble que en momentos tan intensos como el estribillo de “2 Minutes To Midnight”, cuando Bruce dice “Two….Minutes…” y le entrega el micrófono al público, lo que menos parece que se escucha es a la gente gritando “….to miiiiidnight!” o lo indescifrable que resulta el “Your time will come” en “The Wickerman”.

Justamente es la plebe la que le da esa singularidad a un registro en vivo y es en lo personal lo que a mí más ganas me da de volver a ESE concierto porque tiene algo distinto que uno no lo encuentra en cualquier vídeo subido desde un teléfono celular a Youtube. ¿Por qué hoy por hoy “Fear of the Dark” genera ése momento tan especial que se da en los conciertos de Iron Maiden? Vuelvo a citar al “A Real Live/Dead One” de 1993; y en gran parte esto se debe porque en aquella gira la audiencia de Finlandia dejó el alma en cada nota y por eso hoy por hoy “Fear of The Dark” es lo que es. ¿No me creen? Agarren el “Live At Donington 92 ” ‘ perteneciente a la misma gira, y con la lista de temas prácticamente calcada, y verán lo distinta que fue la audiencia que copó esa tarde el mítico circuito inglés. Comprobarán lo distinto que suena la misma canción citada. 

Quiero decir con esto que, en mi humilde opinión, las audiencias tienen que ser protagonistas de una grabación en vivo o de otra forma caeremos en la redundancia de la que se habló al principio. Más en el caso particular de Maiden que, como es sabido, es una banda que en vivo sus canciones difícilmente se salen del libreto de las versiones originales en estudio, más allá del estiramiento de algunas secciones de canciones como “Sanctuary” o el duelo entre tribunas durante “Running Free” (recursos que, dicho sea de paso, hace ya varios años que la banda no viene utilizando en sus shows). Y más aún cuando (otra vez) de este “Nights of the Dead” solamente contamos con su audio y no hay registro visual, de momento, ni en DVD ni en Blue-Ray. Sorprende porque, si algo caracterizó a este “Legacy of the Beast Tour”, fue como Iron Maiden dejó boquiabierto a todo el mundo con el impresionante despliegue escénico montado para esta gira. Una pena realmente. Si alguien tiene ganas de saber qué es lo que ando buscando cuando recibo un nuevo disco vivo, péguenle un vistazo al “United Alive” (2019) de Helloween perteneciente a su gira Pumpkins United 2017-2018 y ahí me cuentan.  

Posiblemente me haya ganado unos cuantos enemigos con estos comentarios pero debo hacer justicia a la verdad, o al menos a la propia luego de escuchar este disco. Y porque además lejos de calmar nuestra ansiedad nos hace desesperarnos cada vez más por escuchar material nuevo en estudio de Iron Maiden. 

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5. The Clansman
6. The Trooper
7. Revelations
8. For the Greater Good of God
9. The Wicker Man
10. Sign of the Cross
11. Flight of Icarus
12. ear of the Dark
13. Iron Maiden
14. The Number of the Beast
15. The Evil That Men Do
16. Hallowed Be Thy Name
17. Run to the Hills





Hablar de lo redundante que es en la discografía de Iron Maiden otro disco en vivo es casi tan redundante como la redundancia del hecho en sí. De modo que no tiene ningún sustento ponerse a analizar qué tanto sentido tuvo este lanzamiento.

Desde el regreso de Bruce Dickinson a la banda es sabido que cada tour de La Bestia casi siempre viene secundado por un nuevo registro en vivo el cual funciona como una suerte de souvenir de su correspondiente gira. El sexteto (o mejor dicho, su managment) es consciente de que poseen una multitudinaria base de fieles seguidores dispuestos a gastar hasta sus últimos ahorros por atesorar cada nuevo ítem lanzado, aún cuando en pleno 2020 Youtube, las plataformas streaming en general y los bootlegs (es decir, la forma en que se consume música hoy en día) hayan tornado irrelevantes los lanzamientos en directo, al menos si los comparamos con el pasado cuando esta clase de material tenía otro tipo de implicancia en la discografía de una banda. 

También hay que decir que Iron Maiden siempre respondió a esta demanda de manera consciente; editando ediciones muy lujosas, con presentaciones realmente soberbias y con abundante material fotográfico adjunto, haciendo que el gasto realmente valga la pena para el fan. Para este “Nights of the Dead” grabado durante tres noches en la Ciudad de México, más precisamente en el Palacio de Deportes, en septiembre de 2019 durante el tramo Latinoamericano de su apabullante gira “Legacy of The Beast”, la banda tampoco se vino con medias tintas y se despachó con unas ediciones en CD y en Vinilo que son realmente una delicia tal cual lo demuestra el propio Dickinson en el video adjunto.  Algo que también es justo de mencionar es que este lanzamiento en vivo vino a oficiar un poco como manotazo de ahogado en un año en que la actividad de la banda se vio neutralizada por la amenaza del COVID-19. Es decir, todas las fechas que este año iban a formar parte del tercer tramo del “Legacy of the Beast Tour” fueron canceladas y algunas de ellas reprogramadas para 2021. Hay rumores que aseveran que esto también demoró los planes de lanzamiento del tan esperado nuevo disco de La Doncella.  

Pero más allá de estos factores que bien podrían justificar el lanzamiento de oootro disco en vivo de Iron Maiden lo que no puede pasarse por el alto es el resultado final que en definitiva es lo que ingresa por nuestros oídos, y es ahí donde las sombras de algunos interrogantes amenazan con oscurecer todo el panorama. No pienso detenerme en cuestiones técnicas de las que vienen abundando en todas las reviews y en todos los foros especializados desde que salió este disco, como ser: la batería de Nicko suena mejor que nunca (muy cierto, especialmente en momentos como “Where Eagles Dare”) o que los teclados de fondo a veces están muy arriba (es sorprendente como tapan las melodías de las guitarras al inicio de “The Clansman”) o bien que a las guitarras les faltó pulirlas un poco más; suena opaco como “A Real Live/Dead One (hay quienes pasan por alto que quizás esto fue intencionalmente buscado por la banda) o que Bruce llega exigido en algunas estrofas (vamos gente, quiero verlos cómo llegan todos ustedes a los 62 años y después de pasar por un cáncer en la garganta). Todas estas cuestiones podrán sumarle o restarle puntos al registro y eso quedará a gusto del consumidor. Respecto a la producción cabe recordar que Kevin Shirley, quien viene trabajando con la banda durante los últimos veinte años, no estuvo a cargo de este lanzamiento y la responsabilidad recayó una vez más en Tony Newton, al igual que lo ocurrido en “Live Chapter” de 2017, el anterior registro en vivo del grupo. 

Lo que en lo personal no puedo pasar por alto, y esto no solamente viene ocurriendo con Iron Maiden sino con la gran mayoría de las bandas que vienen editando discos en vivo, es lo atrás que está la audiencia en la mezcla final. Más allá de los clásicos “Scream For Me, México” de Bruce o de sus constantes arengas a la audiencia, lo que de a ratos parece que hay de fondo es un barullo más que una multitud ensordecida y entregada de lleno a los artistas. A alguien podría importarle muy poco esto pero realmente es la sensación que me provocó luego de escucharlo varias veces y me llevó a la reflexión de por qué los últimos discos en vivo de Iron Maiden no me vienen entusiasmando tanto. Porque más allá de la belleza inigualable del formato físico, al final del día lo que sale de los parlantes es lo que manda. Tal vez esto sea solo un problema mío y estoy buscando inconvenientes donde no los hay. Y repito que no solamente lo estoy notando en Iron Maiden pero es la banda que hoy nos ocupa y tengo que decir que desde “En Vivo!” (2011) pareciera ser que la audiencia queda relegada a un segundo plano y justamente no debería ser así. Resulta increíble que en momentos tan intensos como el estribillo de “2 Minutes To Midnight”, cuando Bruce dice “Two….Minutes…” y le entrega el micrófono al público, lo que menos parece que se escucha es a la gente gritando “….to miiiiidnight!” o lo indescifrable que resulta el “Your time will come” en “The Wickerman”.

Justamente es la plebe la que le da esa singularidad a un registro en vivo y es en lo personal lo que a mí más ganas me da de volver a ESE concierto porque tiene algo distinto que uno no lo encuentra en cualquier vídeo subido desde un teléfono celular a Youtube. ¿Por qué hoy por hoy “Fear of the Dark” genera ése momento tan especial que se da en los conciertos de Iron Maiden? Vuelvo a citar al “A Real Live/Dead One” de 1993; y en gran parte esto se debe porque en aquella gira la audiencia de Finlandia dejó el alma en cada nota y por eso hoy por hoy “Fear of The Dark” es lo que es. ¿No me creen? Agarren el “Live At Donington 92 ” ‘ perteneciente a la misma gira, y con la lista de temas prácticamente calcada, y verán lo distinta que fue la audiencia que copó esa tarde el mítico circuito inglés. Comprobarán lo distinto que suena la misma canción citada. 

Quiero decir con esto que, en mi humilde opinión, las audiencias tienen que ser protagonistas de una grabación en vivo o de otra forma caeremos en la redundancia de la que se habló al principio. Más en el caso particular de Maiden que, como es sabido, es una banda que en vivo sus canciones difícilmente se salen del libreto de las versiones originales en estudio, más allá del estiramiento de algunas secciones de canciones como “Sanctuary” o el duelo entre tribunas durante “Running Free” (recursos que, dicho sea de paso, hace ya varios años que la banda no viene utilizando en sus shows). Y más aún cuando (otra vez) de este “Nights of the Dead” solamente contamos con su audio y no hay registro visual, de momento, ni en DVD ni en Blue-Ray. Sorprende porque, si algo caracterizó a este “Legacy of the Beast Tour”, fue como Iron Maiden dejó boquiabierto a todo el mundo con el impresionante despliegue escénico montado para esta gira. Una pena realmente. Si alguien tiene ganas de saber qué es lo que ando buscando cuando recibo un nuevo disco vivo, péguenle un vistazo al “United Alive” (2019) de Helloween perteneciente a su gira Pumpkins United 2017-2018 y ahí me cuentan.  

Posiblemente me haya ganado unos cuantos enemigos con estos comentarios pero debo hacer justicia a la verdad, o al menos a la propia luego de escuchar este disco. Y porque además lejos de calmar nuestra ansiedad nos hace desesperarnos cada vez más por escuchar material nuevo en estudio de Iron Maiden. 

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