El sábado, el grupo
Lèpoka llego a Madrid con muchas ganas de fiesta, y no era para menos la ocasión, por fin iban a dar un concierto con la gente de pie, bailando y saltando, cosa que en grupos como Lèpoka es algo indispensable para disfrutar la experiencia al completo. En esta ocasión realizaron un concierto acústico para los que compraron la entrada folclórica y, a las 21 horas entraron el resto de personas hasta que casi llenaron la sala Nazca.
De repente, empezó a sonar la voz de Jack Sparrow mientras los integrantes de la banda iban saliendo para ir animando al público y cuando estaban todos en el escenario rompieron la tranquilidad de la sala con “Beber para creer”, donde el cantante Dani Nogues ya empezó a volcar toda su energía en el concierto. Después tocó “Eternia”, que comienza lenta y tranquila y acaba por todo lo alto, porque ante todo, y se notará a lo largo del show, lo importante es la fiesta.
El escenario era pequeño, pero eso no les quito las ganas de saltar y moverse, y cuando empezaron a sonar los primeros acordes de “El baile de los caídos” el público entero empezó a corear la canción. En ese momento todo el mundo se volvió loco y la fiesta ya no pudo parar. Y cómo va a parar si las siguientes canciones fueron “Pandemonium” y “Beersekers”, canción que ya se ha convertido en un himno de la banda y que estoy seguro que les acompañará durante mucho tiempo.
Después de la singular “Heavyátrico” llegó la emotiva “En este sueño”, que fue dedicada por Dani a su perra Kira. Podría parecer que eso rebajaría el ambiente festivo, pero un momento después enlazaron con “Chupito”: ni querían, ni podían bajar el ritmo.
Desde el escenario empezaron a preguntar al público “¿Qué somos?”. Y, por supuesto, todo el mundo sabía lo que se venía encima: “Goliardos”, donde Popez y Dio dieron todo de sí con sus guitarras. Y cuando el público ya estaba exhausto de por fin poder volver a saltar y gritar se empezaron a escuchar unos acordes que te llevan directos a la lejana Asia, y es que se acercaba “La huella del dragón”. Canción que aprovecharon para durante un breve tiempo intercambiar papeles entre cantante y batería.
Y llegó uno de los momentos más esperados, ya que tocaron los dos singles del último disco. Comenzaron con “Seguimos en pie” donde, como estaba siendo habitual, la sala estalló en saltos y todos parecían saberse la letra a la perfección. Cuando “Contra viento y marea” iba a empezar apareció José Andrëa, junto al pirata que aparece en el videoclip y todos juntos la cantaron, unidos a las gargantas del público.
Cuando José Andrëa se bajó del escenario Dani empezó a decir que en la próxima canción todos íbamos a mentir. Y qué razón tenía, ya que tras varios canticos a capella del público de “Camarero, tengo sed…”, animados por la banda, comenzó la que sería la gran locura, ya que esta “Yo controlo” es uno de los clásicos de la banda y funciona a la perfección en directo, con todo el público entregado a la causa.
Y para acabar, “El picorcito”, una canción muy corta pero intensa y, sobretodo, alegre. Se acabaron las canciones de Lèpoka pero mientras se despedían quisieron continuar la fiesta poniendo “Yo quiero bailar” y con esa canción final de fondo se acabó.
Se pasó volando el concierto, dejando a todo el mundo con ganas de más fiesta. Todos los miembros de la banda consiguieron transmitir complicidad y buen rollo en el escenario, lo cual se notaba hasta desde las últimas filas. y especial mención a la última incorporación de la banda, Dani y su violín con su arco rojo.
¡Hasta el próximo concierto!