Locrian es una banda formada en Chicago a fines de 2005 por André Foisy (guitarra y electrónica) y Terence Hannum (voces, sintetizadores y tape loops), a quienes luego se sumó Steven Hess (batería y electrónica). A lo largo de su historia han lanzado seis discos de estudio, tres álbumes colaborativos y varias ediciones limitadas. La música de este trío puede describirse como una mezcla de black metal, doom metal, noise rock, post-rock, drone y dark ambient, siempre con una actitud experimental y vanguardista. Para quienes gustan de las comparaciones a modo de referencia, pueden mencionarse Ulver, Godspeed You! Black Emperor, Mogwai, Aphex Twin y Max Cooper, solo por nombrar algunas.

Con “New Catastrophism”, editado a través de Profound Lore Records, el grupo reaparece luego de siete años de silencio y lo hace volviendo a sus raíces más melancólicas, para componer esos paisajes sonoros distópicos que son característicos de su arte. Escenarios post-apocalípticos en los que puede apreciarse la decadencia urbana y la destrucción del medio ambiente, pero sin caer en un fatalismo depresivo, sino mostrando como todo forma parte de ciclos que trascienden nuestras voluntades. En este sentido, hablar de un catastrofismo que es “nuevo”, implica una creencia reiterada históricamente, como olas en el mar. El álbum es acompañado por un EP titulado “Ghost Frontiers” como bonus. J Robbins estuvo a cargo de la mezcla y Brad Boatright de la masterización. El artwork fue realizado por Trevor Paglen: la fotografía de un cubo de trinitita, un mineral radiactivo resultado de una explosión nuclear.

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Esta obra de Locrian es ideal para los tiempos que vivimos, plagados de amenazas que son el resultado de las acciones humanas. La polución ambiental y el cambio climático que trae sequías, inundaciones, incendios y olas de calor o frío extremos. Una pandemia global sin precedentes que parece ser anuncio de otras por venir. Guerras en distintos lugares del mundo, incluyendo Europa, con el siempre latente riesgo atómico. El ascenso de movimientos de ultraderecha en Occidente y el retroceso en materia de derechos civiles, aún en las naciones que se consideraban más avanzadas. La inflación y la recesión económica expandiéndose sin reconocer límites geográficos. Todo configura un contexto que se erige como un teatro de sombras atemorizantes, en medio del cual surge este álbum que contiene cuatro tracks con una duración total de poco más de media hora. “Mortichnia” es un comienzo inquietante, perturbador, con una atmósfera generada, principalmente, por los sintetizadores y guitarras etéreas. “The Glare Is Everywhere And Nowhere Our Shadow” fue el primer single con su propio video. Tras un tenso lapso de sonidos tenebrosos, aparecen los gritos lejanos, la percusión con un aura casi ceremonial y las guitarras introduciendo sutiles capas procesadas con efectos. Hacia el final todo se acelera como aproximándose a un desenlace cruel.

“Incomplete Map Of Voids” es un track más sereno, con una presencia delicada de las cuerdas, sobre un fondo de sonoridad hipnótica. Se va tornando emocionalmente más intenso con su avance y emerge esa voz distante y desgarradora, de incursiones fugaces a lo largo del álbum. La melodía es tan triste como hermosa. “Cenotaph To The Final Glacier” empieza con un estilo dark folk hasta que irrumpe la distorsión de la guitarra, tejiendo otra línea melódica nostálgica, entramada en una textura densa que luego progresa hacia una disolución en la que sobresale el aporte de la electrónica.

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El EP que acompaña al álbum tiene una duración muy similar, pero solo incluye dos tracks: “Witness The Collapse Of Geological Time” y “The Chasm Of The Future”, que profundizan la veta ambient drone para transportarnos a parajes donde nos invade la más cruda desolación. Casi podemos oír ráfagas de viento erosionando los rastros de un pasado artificial y resonancias que recuerdan la épica monolítica de los trabajos de György Ligeti. Cabe destacar su sugerente título, con la idea de divisiones transparentes, o incluso ilusorias, algo que se pone de manifiesto con cada nuevo padecimiento que se esparce a escala planetaria.

Estamos ante un retorno muy esperado que satisface con creces las expectativas del público seguidor de la banda, en una etapa de la historia de la humanidad en la que música como la de Locrian parece haber sido comisionada por el vasto universo donde somos poco más que polvo.