

Con entradas agotadas casi dos meses antes de la fecha, el recital de Make Them Suffer en el Slay de Glasgow prometía ser una noche inolvidable, y no decepcionó. Ya desde las 18:00 horas, una fila nutrida se extendía por la calle, con fans desafiando el calor inusitado para esta ciudad, listos para vivir una experiencia única. La expectativa era palpable, y al ingresar al Slay, ya se podía intuir que estaría al máximo de su capacidad. Incluso se habilitó un sector que hasta la fecha no había sido utilizado tan asiduamente en este venue, señal inequívoca de que lo que se avecinaba iba a ser memorable.
A pesar de ser los primeros en subir al escenario, If Not For Me fue recibido por una cantidad respetable de público. Algunos incluso llegaron temprano con la intención específica de verlos, ya que esta era su primera presentación en Glasgow. Su set fue correcto, sin errores ni fallas técnicas, y mostraron oficio en el escenario. Personalmente, su propuesta me dejó algo indiferente; sentí que se acercaban demasiado al espectro del pop, con una estética musical que no logró resonar conmigo. Sin embargo, es justo reconocer que la banda demostró profesionalismo y energía, dejando en claro que están a la altura de una gira de esta magnitud junto a Make Them Suffer.
Con la llegada de Conjurer, el Slay comenzaba a alcanzar su punto de ebullición. El público ya se apretujaba contra la valla frente al escenario y la tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Había escuchado su música en algunas ocasiones, por lo que tenía una idea general de lo que ofrecían. Pero lo que presencié superó ampliamente mis expectativas. Su sonido fue devastador, con riffs que por momentos se sumergían en un pantano doom, densos y arrastrados, solo para explotar en secciones aceleradas que desataban la locura en el piso.
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Los mosh pits comenzaron en este punto y ya no se detendrían por el resto de la noche. Conor Marshall y Brady Deeprose fueron figuras fundamentales, electrizando al público con su presencia. Uno de los momentos más memorables fue cuando Conor se bajó del escenario y, con su bajo al hombro, se paró en el centro del circle pit, tocando mientras la gente giraba a su alrededor como una tormenta humana. Esa clase de entrega es la que convierte a un buen show en algo digno de recordar.
Con la llegada de Resolve, la noche tomaba un nuevo nivel de intensidad. Eran el primer plato fuerte de una velada que ya se perfilaba como legendaria. El primero en salir al escenario fue Robin Mariat, quien con su atuendo y anteojos redondos evocaba inevitablemente al personaje Léon, interpretado por Jean Reno en El Profesional. Desde el primer segundo, la banda se adueñó del escenario. La energía fue constante, sin un solo minuto de respiro. La comunicación con el público fue total, ya sea a través de gestos, miradas, saltos o pura entrega física.
Musicalmente, Resolve demuestra por qué es una de las bandas más prometedoras de la escena francesa. Con una propuesta que combina lo melódico con lo técnico y lo visceral, mostraron una paleta de recursos impresionante. Tocaron canciones como “Human“, “Molotov“, “Emerald Skies“ y “Sandman“, dejando al público de Glasgow completamente entregado. Su presencia en festivales de renombre como Hellfest y Resurrection Fest no es casualidad: Resolve está listo para jugar en las grandes ligas.
La espera llegó a su fin cuando Make Them Suffer tomó el escenario ante una multitud al borde del delirio. Era su segunda visita a Glasgow en menos de un año, tras haber tocado en el icónico Barrowlands, y las expectativas estaban por las nubes. Arrancaron con “Epitaph“ y “Bones“ y el efecto fue inmediato: estallido colectivo. Los mosh y circle pits se multiplicaron y los crowd surfers comenzaron a volar por encima de las cabezas como si fueran parte del set. La seguridad del Slay tuvo trabajo sin pausa desde el primer acorde.
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Superar la vara que ellos mismos habían dejado alta el año anterior era un desafío, pero Make Them Suffer lo logró con creces. Su setlist fue un viaje por toda su discografía, incluyendo himnos como “Ghost Of Me“, “Weaponized“, “Hollowed Heart“, “Widower“, “Doomswitch“ y más. La intensidad emocional y física fue tan grande que, en un momento, se formó el wall of death más grande que se haya visto en el Slay. El sonido fue impecable, la ejecución perfecta y la conexión con el público, profunda y sincera.
No hay críticas posibles. Make Them Suffer es una banda que lo da todo y cuya evolución musical queda evidenciada en cada show. Verlos es una experiencia catártica. Este fue un domingo que terminó con una presentación que se sintió íntima, como una ceremonia compartida donde todos fuimos parte de algo mayor.
Gracias a estas cuatro bandas, por unas horas fuimos capaces de desconectarnos de la rutina, del estrés, de las responsabilidades. Nos fundimos en una masa unificada por la música, guiados por quienes, desde el escenario, nos ofrecieron su arte, su pasión, su todo. Y por eso, a cada uno de ellos, gracias. Porque sin música, sin esas bandas con las que conectamos en lo más profundo, ¿qué sería de la vida? Sería una sombra. Y nadie quiere eso.
Keep on headbanging motherfucker!


Con entradas agotadas casi dos meses antes de la fecha, el recital de Make Them Suffer en el Slay de Glasgow prometía ser una noche inolvidable, y no decepcionó. Ya desde las 18:00 horas, una fila nutrida se extendía por la calle, con fans desafiando el calor inusitado para esta ciudad, listos para vivir una experiencia única. La expectativa era palpable, y al ingresar al Slay, ya se podía intuir que estaría al máximo de su capacidad. Incluso se habilitó un sector que hasta la fecha no había sido utilizado tan asiduamente en este venue, señal inequívoca de que lo que se avecinaba iba a ser memorable.
A pesar de ser los primeros en subir al escenario, If Not For Me fue recibido por una cantidad respetable de público. Algunos incluso llegaron temprano con la intención específica de verlos, ya que esta era su primera presentación en Glasgow. Su set fue correcto, sin errores ni fallas técnicas, y mostraron oficio en el escenario. Personalmente, su propuesta me dejó algo indiferente; sentí que se acercaban demasiado al espectro del pop, con una estética musical que no logró resonar conmigo. Sin embargo, es justo reconocer que la banda demostró profesionalismo y energía, dejando en claro que están a la altura de una gira de esta magnitud junto a Make Them Suffer.
Con la llegada de Conjurer, el Slay comenzaba a alcanzar su punto de ebullición. El público ya se apretujaba contra la valla frente al escenario y la tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Había escuchado su música en algunas ocasiones, por lo que tenía una idea general de lo que ofrecían. Pero lo que presencié superó ampliamente mis expectativas. Su sonido fue devastador, con riffs que por momentos se sumergían en un pantano doom, densos y arrastrados, solo para explotar en secciones aceleradas que desataban la locura en el piso.
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Los mosh pits comenzaron en este punto y ya no se detendrían por el resto de la noche. Conor Marshall y Brady Deeprose fueron figuras fundamentales, electrizando al público con su presencia. Uno de los momentos más memorables fue cuando Conor se bajó del escenario y, con su bajo al hombro, se paró en el centro del circle pit, tocando mientras la gente giraba a su alrededor como una tormenta humana. Esa clase de entrega es la que convierte a un buen show en algo digno de recordar.
Con la llegada de Resolve, la noche tomaba un nuevo nivel de intensidad. Eran el primer plato fuerte de una velada que ya se perfilaba como legendaria. El primero en salir al escenario fue Robin Mariat, quien con su atuendo y anteojos redondos evocaba inevitablemente al personaje Léon, interpretado por Jean Reno en El Profesional. Desde el primer segundo, la banda se adueñó del escenario. La energía fue constante, sin un solo minuto de respiro. La comunicación con el público fue total, ya sea a través de gestos, miradas, saltos o pura entrega física.
Musicalmente, Resolve demuestra por qué es una de las bandas más prometedoras de la escena francesa. Con una propuesta que combina lo melódico con lo técnico y lo visceral, mostraron una paleta de recursos impresionante. Tocaron canciones como “Human“, “Molotov“, “Emerald Skies“ y “Sandman“, dejando al público de Glasgow completamente entregado. Su presencia en festivales de renombre como Hellfest y Resurrection Fest no es casualidad: Resolve está listo para jugar en las grandes ligas.
La espera llegó a su fin cuando Make Them Suffer tomó el escenario ante una multitud al borde del delirio. Era su segunda visita a Glasgow en menos de un año, tras haber tocado en el icónico Barrowlands, y las expectativas estaban por las nubes. Arrancaron con “Epitaph“ y “Bones“ y el efecto fue inmediato: estallido colectivo. Los mosh y circle pits se multiplicaron y los crowd surfers comenzaron a volar por encima de las cabezas como si fueran parte del set. La seguridad del Slay tuvo trabajo sin pausa desde el primer acorde.
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No hay críticas posibles. Make Them Suffer es una banda que lo da todo y cuya evolución musical queda evidenciada en cada show. Verlos es una experiencia catártica. Este fue un domingo que terminó con una presentación que se sintió íntima, como una ceremonia compartida donde todos fuimos parte de algo mayor.
Gracias a estas cuatro bandas, por unas horas fuimos capaces de desconectarnos de la rutina, del estrés, de las responsabilidades. Nos fundimos en una masa unificada por la música, guiados por quienes, desde el escenario, nos ofrecieron su arte, su pasión, su todo. Y por eso, a cada uno de ellos, gracias. Porque sin música, sin esas bandas con las que conectamos en lo más profundo, ¿qué sería de la vida? Sería una sombra. Y nadie quiere eso.
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