

El post hardcore no es un estilo con el que haya tenido mucha interacción en mis tres décadas de vida, pero en este último año estuve bastante metido en ello aunque sea viendo las notas que publiqué: la crónica de la visita de Alesana, la entrevista con Craig Mabbitt de Escape The Fate, y la reseña del recomendable Coup de Grâce de SeeYouSpaceCowboy. Y a eso hay que sumarle todo lo relacionado con los argentinos Mi Última Solución de quienes reseñé su también muy recomendable Reflejos de Uno Mismo, entrevisté al cantante Sebastián Vázquez y el sábado 8 de junio, para completar todo, estuve presente en la presentación de ese disco en el Teatro Vorterix de Buenos Aires, en una fecha que prometía mucho tanto para veteranos del estilo como para novatos como yo.
Para cuando pude llegar los teloneros En La Verdad y All For Love ya habían hecho lo suyo arriba del escenario, por lo que tendrán que disculparme si no hablo acerca de sus presentaciones (aunque, llamativamente, no estarán totalmente ausentes de esta crónica). A las 21.00 el Vorterix estaba casi lleno, y fue justo en ese momento que comenzó a sonar la intro que anunciaba la salida a las tablas de los cinco miembros de Mi Última Solución, con la gente agolpándose a toda marcha contra las vallas del lugar al ritmo de “Incendio”.
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Lo de Mi Última Solución fue un auténtico tour de force no sólo a través de su nuevo álbum, que con apenas 29 minutos hubiera sido fácil de incluir completo en cualquier concierto, sino también de la historia de la banda. Hablamos de nada menos que 27 canciones a lo largo de casi dos horas de presentación, que también incluyó la presencia de varios invitados, incluyendo a Isaac Rosales de Sullivan en “Siempre” y Patricio Otero de Jordan en “Felina”, por sólo poner un par.
También llegó el momento de que Sebastián sacara la guitarra acústica y diera comienzo al momento “íntimo” de la noche, con sendas interpretaciones de “El Fuego Dentro Nuestro” y “Perdidos”, esta última acompañada por el “mar de estrellas” de las pantallas y linternas de los celulares del público. Todo esto demostrando que el atractivo de la banda no se limita sólo a una oportunidad para chocar cabezas.
Y hablando de chocar cabezas, incluso con un par de problemas de sonido con los micrófonos de los invitados y los pedidos de Sebastián para que arreglen un problema con el retorno, el sonido se podría describir como óptimo, y con la gente agitando a todo momento, coreando las partes cuando el sonido fallaba. Con la batería pegando en el pecho y la conjunción de guitarras y bajo guiando las canciones con sus melodías ultra pegadizas pasadas a través de su filtro pesado, dando lugar a la fórmula perfecta para que la gente haga pogo y arriesgue su vida tratando de surfear entre el público, algo que ni todos los láseres de la gente de seguridad podrían evitar siquiera con su fuerza combinada.
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Una persona de la que se me olvidó el nombre, pero que claramente era mucho más elocuente y conocedora que yo, describió la característica principal de esta suerte de “easycore” como “una atmósfera de feliz cumpleaños”. Puede sonar como una estupidez, pero rápidamente queda confirmado: la gente gritando y saltando para todos lados al ritmo de los riffs y la batería sería complicada de diferenciar de un grupo de nenes enloquecidos, y esto es algo positivo. Eso podría haber sido algo simplemente simbólico, hasta que llegó el final donde la gente de Mi Última Solución estuvo acompañada arriba del escenario por todos los invitados y los miembros de las bandas teloneras, a lo que se sumó que tiraran pelotas inflables al público y bailaran todos juntos, ahora de verdad pareciendo que estuvieran festejando en una sala de arcade porque el Daytona 2 y el Metal Slug están desocupados.
No creo que alguien haya salido insatisfecho de Vorterix luego de semejante seguidilla de energía, distorsión, melodías y alegría. Más allá de los prejuicios que se pueda tener con el “posjarcor” están claras las razones por las que el estilo tiene un seguimiento tan intenso detrás, con la cantidad de tatuajes con logos, letras y demás que se podía ver entre el público. A seguirles la pista a todas estas bandas, porque seguro al menos una tendrá algo que al lector le podría atrapar si es que no está ya metido en todo esto.
Etiquetas: All For Love, argentina, Easycore, En La Verdad, Mi Última Solución, Pop Punk, Post Hardcore

El post hardcore no es un estilo con el que haya tenido mucha interacción en mis tres décadas de vida, pero en este último año estuve bastante metido en ello aunque sea viendo las notas que publiqué: la crónica de la visita de Alesana, la entrevista con Craig Mabbitt de Escape The Fate, y la reseña del recomendable Coup de Grâce de SeeYouSpaceCowboy. Y a eso hay que sumarle todo lo relacionado con los argentinos Mi Última Solución de quienes reseñé su también muy recomendable Reflejos de Uno Mismo, entrevisté al cantante Sebastián Vázquez y el sábado 8 de junio, para completar todo, estuve presente en la presentación de ese disco en el Teatro Vorterix de Buenos Aires, en una fecha que prometía mucho tanto para veteranos del estilo como para novatos como yo.
Para cuando pude llegar los teloneros En La Verdad y All For Love ya habían hecho lo suyo arriba del escenario, por lo que tendrán que disculparme si no hablo acerca de sus presentaciones (aunque, llamativamente, no estarán totalmente ausentes de esta crónica). A las 21.00 el Vorterix estaba casi lleno, y fue justo en ese momento que comenzó a sonar la intro que anunciaba la salida a las tablas de los cinco miembros de Mi Última Solución, con la gente agolpándose a toda marcha contra las vallas del lugar al ritmo de “Incendio”.
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Lo de Mi Última Solución fue un auténtico tour de force no sólo a través de su nuevo álbum, que con apenas 29 minutos hubiera sido fácil de incluir completo en cualquier concierto, sino también de la historia de la banda. Hablamos de nada menos que 27 canciones a lo largo de casi dos horas de presentación, que también incluyó la presencia de varios invitados, incluyendo a Isaac Rosales de Sullivan en “Siempre” y Patricio Otero de Jordan en “Felina”, por sólo poner un par.
También llegó el momento de que Sebastián sacara la guitarra acústica y diera comienzo al momento “íntimo” de la noche, con sendas interpretaciones de “El Fuego Dentro Nuestro” y “Perdidos”, esta última acompañada por el “mar de estrellas” de las pantallas y linternas de los celulares del público. Todo esto demostrando que el atractivo de la banda no se limita sólo a una oportunidad para chocar cabezas.
Y hablando de chocar cabezas, incluso con un par de problemas de sonido con los micrófonos de los invitados y los pedidos de Sebastián para que arreglen un problema con el retorno, el sonido se podría describir como óptimo, y con la gente agitando a todo momento, coreando las partes cuando el sonido fallaba. Con la batería pegando en el pecho y la conjunción de guitarras y bajo guiando las canciones con sus melodías ultra pegadizas pasadas a través de su filtro pesado, dando lugar a la fórmula perfecta para que la gente haga pogo y arriesgue su vida tratando de surfear entre el público, algo que ni todos los láseres de la gente de seguridad podrían evitar siquiera con su fuerza combinada.
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Una persona de la que se me olvidó el nombre, pero que claramente era mucho más elocuente y conocedora que yo, describió la característica principal de esta suerte de “easycore” como “una atmósfera de feliz cumpleaños”. Puede sonar como una estupidez, pero rápidamente queda confirmado: la gente gritando y saltando para todos lados al ritmo de los riffs y la batería sería complicada de diferenciar de un grupo de nenes enloquecidos, y esto es algo positivo. Eso podría haber sido algo simplemente simbólico, hasta que llegó el final donde la gente de Mi Última Solución estuvo acompañada arriba del escenario por todos los invitados y los miembros de las bandas teloneras, a lo que se sumó que tiraran pelotas inflables al público y bailaran todos juntos, ahora de verdad pareciendo que estuvieran festejando en una sala de arcade porque el Daytona 2 y el Metal Slug están desocupados.
No creo que alguien haya salido insatisfecho de Vorterix luego de semejante seguidilla de energía, distorsión, melodías y alegría. Más allá de los prejuicios que se pueda tener con el “posjarcor” están claras las razones por las que el estilo tiene un seguimiento tan intenso detrás, con la cantidad de tatuajes con logos, letras y demás que se podía ver entre el público. A seguirles la pista a todas estas bandas, porque seguro al menos una tendrá algo que al lector le podría atrapar si es que no está ya metido en todo esto.
Etiquetas: All For Love, argentina, Easycore, En La Verdad, Mi Última Solución, Pop Punk, Post Hardcore