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Mourir
Animal Bouffe Animal (2020)
Throatruiner Records

Tracklist:

01. Sentir le Vide
02. Ton univers mental m’épuise
03. Foutu pour Foutu
04. La Gueule ouverte
05. Parole de Hyène
06. Animal bouffe Animal

Los últimos días de febrero vieron la salida de “Animal Bouffe Animal”, el álbum debut de Mourir, una nueva y prometedora banda francesa de Black Metal, oriunda de Toulouse. El grupo comenzó como un proyecto paralelo de Olivier Lolmede, bajista de la banda Plebeian Granstand, del mismo género y nacionalidad. Dicho músico, dio curso a la iniciativa de una one man band llamada Vermine, pero terminó optando por la consolidación de una verdadera banda de cuatro integrantes a quienes puede verse en fotos, pero cuyos nombres no han tenido difusión. Seamos honestos, por más que las “one man bands” sean tradición en el Black Metal, la definición del término “banda” en música no deja lugar a dudas. La grabación estuvo a cargo de Amaury Sauvé y la producción de Thibault Chaumont.

El debut de Mourir es bienvenido, no solamente en el marco de una escena francesa que sigue desarrollándose a paso sostenido, sino también, de un movimiento general dentro del Black Metal que, tal vez, esté alcanzando ese punto de saturación que hace que, lo que ya no puede asimilarse, decante y quede hundido en el fondo (como cuando se le pone demasiada azúcar al café).

En los últimos años, la mayoría de los nuevos proyectos dentro del estilo optan por seguir el camino de Mgla, por un lado, o Deathspell Omega, por el otro. Evidentemente, este es un esquema simplista, pero puede estar justificado, y no sólo porque ambas bandas empezaron más o menos al mismo tiempo (2000 y 1998, respectivamente).

Las propuestas que siguen el camino de los polacos, van en la búsqueda de un sonido potente, directo, melódico a la vez que agresivo, y sí, aunque resulte redudante, incluyen las máscaras y/o formas de lograr “anonimato” en escena. Desde que Mgla empezó vimos surgir a Uada, Gaerea, Grima, Pénitence Onirique, Groza (el nombre de un álbum de Mgla), Batushka, Midnight (no estrictamente BM), etc. Uno podría decir que es una forma de “revisitar” el Corpse Paint del Black Metal escandinavo (que, a su vez, tiene sus antecedentes en David Bowie, Alice Cooper, Coven, Kiss, etc.), pero si consideramos que las máscaras ya tienen una tradición previa en la música oscura con The Residents, o más cerca en el tiempo, Slipknot, Ghost o Portal, bueno, se entiende lo del punto de saturación. Como sea, los imitadores de Mgla dentro del Black Metal siguen proliferando en todo el mundo, con o sin máscaras, esto hay que decirlo.

Por otro lado, quienes optan por el camino de Deathspell Omega (podría ser otra la banda tomada como modelo, pero no viene al caso discutir la razón de su elección), no se preocupan por la imagen que dan como artistas, pero tienen como plan explícito buscar lo que consideran complejo (o podría decirse “complicado”), disonante, “caótico”, “retorcido”, y al compartir el mismo objetivo, no sólo dejan atrás el sentido más genuino de la música, que es apelar a la emoción, sino que terminan sonando todos más o menos parecido, y así, otra vez, nos encontramos con la cuestión del punto de saturación. Puede que sea necesario que esto suceda, de hecho, suele ocurrir justo antes de dar paso a algo diferente.

En este contexto aparece Mourir, con una apuesta que, siendo simplistas también, podríamos decir que se encuentra en un punto intermedio, pero si exploramos un poco más, se orienta hacia algo distinto.

“Sentir Le Vide” inaugura el disco a pura potencia, con un oscuro tremolo riffing tributario de lo más deliciosamente típico del género. Voces desgarradoras y brutalmente melancólicas. Una batería al frente con impacto compositivo y un bajo bien notable. Arpegios etéreos que vienen y van.

El clima se pone húmedo, pesado y frío en “Ton univers mental m’épuise”. El tempo es otro. Las guitarras anuncian la tormenta y la batería despiadada la desata. Irrumpen riffs tenebrosamente “recordables” y eso siempre es un mérito. La memoria da permanencia a lo emocionalmente relevante. Más aún: la memoria es la prueba empírica de lo emocionalmente relevante, así en el arte, como en la vida.

“Foutu pour Foutu” sigue adentrándose en esa caverna sonora, en la que vuelven a oírse los ecos del antiguo tremolo riffing tan necesario en el Black Metal: gélido y continuo hasta causar hipotermia, para que después los mínimos detalles de la existencia resulten cálidos.

La disonancia cumple su rol subsidiario al sentido de la composición global (no es una búsqueda en sí misma). “La Gueule ouverte” es un interludio instrumental para ahogarnos un poco más, tocar fondo y empezar a ascender.

En “Parole de Hyène” la percusión nos propicia un golpe contundente. El bajo siempre es fiel a la totalidad sonora, sin aspirar a ningún protagonismo: nunca suena solo. La virtud en la simpleza de las guitarras es conmovedora, tanto como el despliegue vocal, oscilante entre la ira, el clamor y el lamento.

“Animal bouffe Animal”, track que da nombre al disco, otra vez nos lleva a un plano más bien calmo pero reflexivo y desde allí, alertante. Vuelve a destacarse el acierto en la sencillez con fuerza estética. Arpegios y trémolos: esas guitarras destilan la esencia del Black Metal de una manera sincera, no buscan retorcerlo para darle un aspecto más… retorcido. Cantar en este género debe ser lo más cercano a la expresividad necesaria en la ópera, y en Mourir escuchamos eso: pura expresividad.

La entrega de estos franceses resulta impactante para un debut. Más allá de la calidad musical del trabajo, todos los temas salieron con sus respectivos videoclips, de cinematografía exquisita y ambiguamente entramados en lo visual y narrativo, lo que recuerda a lo hecho por Cult Of Luna en su último disco. Cabe destacar también, la decisión de crear letras de corte existencialista, algo que ya es frecuente en detrimento de la ortodoxia pagana o satánica, y de elegir el uso del francés, lo que se viene reiterando en los nuevos grupos de ese país, a diferencia de otros más prestigiosos en la misma tierra.

Mourir es una banda que ha logrado asimilar elementos que van desde los antecedentes noruegos, hasta las influencias de sus compatriotas, en una obra que vale la pena escuchar detenidamente.

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Mourir
Animal Bouffe Animal (2020)
Throatruiner Records

Tracklist:

01. Sentir le Vide
02. Ton univers mental m’épuise
03. Foutu pour Foutu
04. La Gueule ouverte
05. Parole de Hyène
06. Animal bouffe Animal




Los últimos días de febrero vieron la salida de “Animal Bouffe Animal”, el álbum debut de Mourir, una nueva y prometedora banda francesa de Black Metal, oriunda de Toulouse. El grupo comenzó como un proyecto paralelo de Olivier Lolmede, bajista de la banda Plebeian Granstand, del mismo género y nacionalidad. Dicho músico, dio curso a la iniciativa de una one man band llamada Vermine, pero terminó optando por la consolidación de una verdadera banda de cuatro integrantes a quienes puede verse en fotos, pero cuyos nombres no han tenido difusión. Seamos honestos, por más que las “one man bands” sean tradición en el Black Metal, la definición del término “banda” en música no deja lugar a dudas. La grabación estuvo a cargo de Amaury Sauvé y la producción de Thibault Chaumont.

El debut de Mourir es bienvenido, no solamente en el marco de una escena francesa que sigue desarrollándose a paso sostenido, sino también, de un movimiento general dentro del Black Metal que, tal vez, esté alcanzando ese punto de saturación que hace que, lo que ya no puede asimilarse, decante y quede hundido en el fondo (como cuando se le pone demasiada azúcar al café).

En los últimos años, la mayoría de los nuevos proyectos dentro del estilo optan por seguir el camino de Mgla, por un lado, o Deathspell Omega, por el otro. Evidentemente, este es un esquema simplista, pero puede estar justificado, y no sólo porque ambas bandas empezaron más o menos al mismo tiempo (2000 y 1998, respectivamente).

Las propuestas que siguen el camino de los polacos, van en la búsqueda de un sonido potente, directo, melódico a la vez que agresivo, y sí, aunque resulte redudante, incluyen las máscaras y/o formas de lograr “anonimato” en escena. Desde que Mgla empezó vimos surgir a Uada, Gaerea, Grima, Pénitence Onirique, Groza (el nombre de un álbum de Mgla), Batushka, Midnight (no estrictamente BM), etc. Uno podría decir que es una forma de “revisitar” el Corpse Paint del Black Metal escandinavo (que, a su vez, tiene sus antecedentes en David Bowie, Alice Cooper, Coven, Kiss, etc.), pero si consideramos que las máscaras ya tienen una tradición previa en la música oscura con The Residents, o más cerca en el tiempo, Slipknot, Ghost o Portal, bueno, se entiende lo del punto de saturación. Como sea, los imitadores de Mgla dentro del Black Metal siguen proliferando en todo el mundo, con o sin máscaras, esto hay que decirlo.

Por otro lado, quienes optan por el camino de Deathspell Omega (podría ser otra la banda tomada como modelo, pero no viene al caso discutir la razón de su elección), no se preocupan por la imagen que dan como artistas, pero tienen como plan explícito buscar lo que consideran complejo (o podría decirse “complicado”), disonante, “caótico”, “retorcido”, y al compartir el mismo objetivo, no sólo dejan atrás el sentido más genuino de la música, que es apelar a la emoción, sino que terminan sonando todos más o menos parecido, y así, otra vez, nos encontramos con la cuestión del punto de saturación. Puede que sea necesario que esto suceda, de hecho, suele ocurrir justo antes de dar paso a algo diferente.

En este contexto aparece Mourir, con una apuesta que, siendo simplistas también, podríamos decir que se encuentra en un punto intermedio, pero si exploramos un poco más, se orienta hacia algo distinto.

“Sentir Le Vide” inaugura el disco a pura potencia, con un oscuro tremolo riffing tributario de lo más deliciosamente típico del género. Voces desgarradoras y brutalmente melancólicas. Una batería al frente con impacto compositivo y un bajo bien notable. Arpegios etéreos que vienen y van.

El clima se pone húmedo, pesado y frío en “Ton univers mental m’épuise”. El tempo es otro. Las guitarras anuncian la tormenta y la batería despiadada la desata. Irrumpen riffs tenebrosamente “recordables” y eso siempre es un mérito. La memoria da permanencia a lo emocionalmente relevante. Más aún: la memoria es la prueba empírica de lo emocionalmente relevante, así en el arte, como en la vida.

“Foutu pour Foutu” sigue adentrándose en esa caverna sonora, en la que vuelven a oírse los ecos del antiguo tremolo riffing tan necesario en el Black Metal: gélido y continuo hasta causar hipotermia, para que después los mínimos detalles de la existencia resulten cálidos.

La disonancia cumple su rol subsidiario al sentido de la composición global (no es una búsqueda en sí misma). “La Gueule ouverte” es un interludio instrumental para ahogarnos un poco más, tocar fondo y empezar a ascender.

En “Parole de Hyène” la percusión nos propicia un golpe contundente. El bajo siempre es fiel a la totalidad sonora, sin aspirar a ningún protagonismo: nunca suena solo. La virtud en la simpleza de las guitarras es conmovedora, tanto como el despliegue vocal, oscilante entre la ira, el clamor y el lamento.

“Animal bouffe Animal”, track que da nombre al disco, otra vez nos lleva a un plano más bien calmo pero reflexivo y desde allí, alertante. Vuelve a destacarse el acierto en la sencillez con fuerza estética. Arpegios y trémolos: esas guitarras destilan la esencia del Black Metal de una manera sincera, no buscan retorcerlo para darle un aspecto más… retorcido. Cantar en este género debe ser lo más cercano a la expresividad necesaria en la ópera, y en Mourir escuchamos eso: pura expresividad.

La entrega de estos franceses resulta impactante para un debut. Más allá de la calidad musical del trabajo, todos los temas salieron con sus respectivos videoclips, de cinematografía exquisita y ambiguamente entramados en lo visual y narrativo, lo que recuerda a lo hecho por Cult Of Luna en su último disco. Cabe destacar también, la decisión de crear letras de corte existencialista, algo que ya es frecuente en detrimento de la ortodoxia pagana o satánica, y de elegir el uso del francés, lo que se viene reiterando en los nuevos grupos de ese país, a diferencia de otros más prestigiosos en la misma tierra.

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