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Nightmarer
Deformity Adrift (2023)
Total Dissonance Worship

Tracklist:

1. Brutalist Imperator
2. Baptismal Tomb
3. Throe of Illicit Withdrawal
4. Tooms
5. Suffering Beyond Death
6. Taufbefehl
7. Hammer of Desolation
8. Endstadium
9. Obliterated Shrine

Nightmarer es una de esas bandas que siguen llevando al death metal a un lugar más elevado y complejo que el que habitan los grupos clásicos del género o las hordas tributarias de los mismos. Este quinteto de base en Portland, Oregon, se consolida, con este segundo álbum, como una de las fuerzas más poderosas dentro del estilo que suele llamarse “dissonant death metal” o también “technical death metal”, aunque tiene algunos toques de black, doom e incluso música industrial bastante marcados, a la vez que un sonido muy moderno, similar al que se emplea en la escena “djent” o “thall”. Otros referentes con los que podríamos asociar su música son Ulcerate y Baring Teeth, con algunas resonancias de Deathspell Omega o Plebeian Grandstand. El line-up es John Collett (voz), Simon Hawemann (guitarra), Keith Merrow (guitarra), Brendan Sloan (bajo) y Paul Seidel (batería).

El disco dura poco más de media hora, con nueve tracks que no son extensos. Nadie podría decir que el proyecto tiene intenciones progresivas. Sin embargo, es el trabajo más diverso de la banda hasta la fecha. El arte de tapa, realizado por Jeanne Comateuse, es cautivante: una imagen con una figura humanoide de deformidad contorsionada y padeciente, que elaborada con una paleta sobre todo de colores cálidos, casi remite a “El Grito” de Edvard Munch.

El poder que se desata en “Brutalist Imperator” es impactante. La voz gutural, las guitarras graves y con una distorsión brumosa, perforada ocasionalmente por arpegios desafiantes, el bajo de una masa con gravedad propia y la batería inclaudicable en su virtuosismo psicopático, serán siempre rasgos definitorios. Tal es así que “Baptismal Tomb” enfatiza todo con maldad hasta sorprender con un pasaje de actitud propia del jazz, donde el bajo adquiere protagonismo.

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“Throe of Illicit Withdrawal” sigue sacudiéndonos, poniendo a prueba los límites de cada recurso ya utilizado, por eso era esperable encontrar un tétrico interludio instrumental como es “Tooms”: parte del arte de saber de tensionar, para luego liberar las bestiales mutaciones de la batería en “Suffering Beyond Death” y una estridencia que se torna lacerante. Se reitera otro segmento jazzero que da un respiro en medio del caos más implacable.

“Taufbefehl” tiene a Christian Kolf y Jan Buckard (ambos de Valborg) como cantantes invitados, además de sumar el aporte de Eeli Helin (Fawn Limbs, Vorare, Sulphur Nurse, etc.) en la electrónica. Estas contribuciones hacen que se trate de un track que sobresale del resto. En “Hammer of Desolation” tenemos el título que nos facilita la metáfora ideal para describir muchos de los machaques que abundan en la música de Nightmarer. El recurso de los riffs que se despliegan despacio, mientras la percusión es muy rápida, es profusamente usado.

“Endstadium” es un track minimalista que funciona como introducción a “Obliterated Shrine”, un cierre a puro mareo, de una pesadez tal que parece hundirnos a sacudones vibratorios de inconmensurable amplitud. Hay samples y texturas sonoras a cargo de Jesse Zuretti y Robert Bruckmayer. Las cuerdas flamean y nos empujan con ímpetu lentamente destructivo hacia la disolución. “Deformity Adrift” es, sin dudas, una obra que debe escuchar todo el público amante de lo extremo.

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Nightmarer
Deformity Adrift (2023)
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Tracklist:

1. Brutalist Imperator
2. Baptismal Tomb
3. Throe of Illicit Withdrawal
4. Tooms
5. Suffering Beyond Death
6. Taufbefehl
7. Hammer of Desolation
8. Endstadium
9. Obliterated Shrine




Nightmarer es una de esas bandas que siguen llevando al death metal a un lugar más elevado y complejo que el que habitan los grupos clásicos del género o las hordas tributarias de los mismos. Este quinteto de base en Portland, Oregon, se consolida, con este segundo álbum, como una de las fuerzas más poderosas dentro del estilo que suele llamarse “dissonant death metal” o también “technical death metal”, aunque tiene algunos toques de black, doom e incluso música industrial bastante marcados, a la vez que un sonido muy moderno, similar al que se emplea en la escena “djent” o “thall”. Otros referentes con los que podríamos asociar su música son Ulcerate y Baring Teeth, con algunas resonancias de Deathspell Omega o Plebeian Grandstand. El line-up es John Collett (voz), Simon Hawemann (guitarra), Keith Merrow (guitarra), Brendan Sloan (bajo) y Paul Seidel (batería).

El disco dura poco más de media hora, con nueve tracks que no son extensos. Nadie podría decir que el proyecto tiene intenciones progresivas. Sin embargo, es el trabajo más diverso de la banda hasta la fecha. El arte de tapa, realizado por Jeanne Comateuse, es cautivante: una imagen con una figura humanoide de deformidad contorsionada y padeciente, que elaborada con una paleta sobre todo de colores cálidos, casi remite a “El Grito” de Edvard Munch.

El poder que se desata en “Brutalist Imperator” es impactante. La voz gutural, las guitarras graves y con una distorsión brumosa, perforada ocasionalmente por arpegios desafiantes, el bajo de una masa con gravedad propia y la batería inclaudicable en su virtuosismo psicopático, serán siempre rasgos definitorios. Tal es así que “Baptismal Tomb” enfatiza todo con maldad hasta sorprender con un pasaje de actitud propia del jazz, donde el bajo adquiere protagonismo.

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