


El apagón del 26 de abril no solo dejó a un país entero sin luz, sino también sin respuestas. Y en ese clima enrarecido, el concierto de Swallow the Sun, Before the Dawn y Stam1na se mantuvo como una incógnita hasta el mismo día, incluso para las bandas, que vivieron el corte de electricidad en su día libre entre las actuaciones de Madrid y Barcelona.
Si para muchos, la cancelación de Ghost de última hora fue un duro golpe, la casi suspensión de este evento no habría sido tampoco plato de buen gusto. Por suerte, pudo seguir adelante según lo planeado y las tres bandas finesas ofrecieron a sus seguidores un show a la altura de las circunstancias en la sala Copérnico de Madrid.
A las 18:45, y con la sala aun desperezándose, Stam1na salieron al escenario para intentar avivar un ambiente que aún no había terminado de entrar en calor. Era su regreso a Madrid tras acompañar a Insomnium y The Black Dahlia Murder en 2019, y se notó que venían con ganas. Bromas sobre la cerveza, actitud desenvuelta y ese particular thrash progresivo cantado en finés que, aunque singular, no terminó de calar entre un público escaso y frío.
A nivel de entrega no se les puede reprochar nada, pero su set —con temas como “Kadonneet kolme sanaa”, “Valtiaan uudet vaateet”, “Viisi laukausta päähän” o “Sirkkeli”— se quedó a medio camino entre la propuesta intensa y la falta de conexión. Quizá fue la hora, quizá el contexto, o quizá que su estilo, tan de nicho, necesita de un entorno más propicio. En cualquier caso, cumplieron con profesionalidad, aunque sin dejar huella profunda.
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La cosa cambió cuando Before the Dawn tomaron el relevo, aunque la sala no contaba con una boyante multitud. Con nuevo disco bajo el brazo y un vocalista debutante —Paavo Laapotti, ganador de La Voz Finlandia—, el grupo liderado por Tuomas Saukkonen (Wolfheart) ofreció una actuación sólida y cargada de detalles que cautivó algo más que sus predecesores. Paavo, capaz de alternar registros guturales y melódicos, se desenvolvió con soltura, aunque su voz limpia aún no termina de convencer del todo: le falta ese filo emocional que otros vocalistas imprimen sin esfuerzo. Pero en lo extremo, brilla con fuerza.
El setlist fue un repaso a su discografía: desde cortes recientes como “Downhearted” y “Chains”, hasta clásicos de “Deadlight” como “Deadsong”, “Faithless” o “Wrath”, sin dejar de lado “My Darkness”, “As Above, So Below” o “Winter Within”. Con Tuomas aporreando la batería con su habitual energía, y las guitarras de Juho Räihä envolviendo todo con un halo gótico y melancólico, el grupo demostró por qué sigue siendo una referencia del death melódico finlandés.
Pese a los cambios de formación y de enfoque, la banda ha ganado en identidad. La diferenciación respecto a Wolfheart (también proyecto de Tuomas) se agradece, y aunque algunos tramos del concierto fueron algo planos, el conjunto funcionó con solvencia. En una noche así, su propuesta de oscuridad elegante encajó a la perfección.
Cuando Swallow the Sun tomaron el escenario la sala no acabó de lucir un lleno absoluto como viene siendo habitual ya en casi la totalidad de los eventos. Este contratiempo no impidió disfrutar a los que se acercaron a la sala, con una banda que lo dio todo con sus seguidores. La banda finlandesa, en plena gira de presentación de su recién estrenado ‘Shining’, ofreció un setlist que casi por completo recorrió su último trabajo, desvelando su esencia más sombría y melancólica, que sumió a los espectadores en un estado de contemplación e introspección absolutos.
A lo largo de la noche, se sintió que cada tema era una pieza del rompecabezas emocional de ‘Shining’, comenzando con la bellísima y melancólica “Innocence Was Long Forgotten”, que estableció el tono de lo que sería una actuación cargada de belleza sombría marca de la casa. La atmósfera en la sala se fue intensificando con “What I Have Become” y “When a Shadow Is Forced Into the Light”, canciones que pusieron de manifiesto la capacidad de la banda para fusionar doom y death de manera sublime ya sea en trabajos anteriores o en los recién salidos del horno.
La atmósfera seguía creciendo, y con “Under the Moon & Sun” y “Don’t Fall Asleep (Horror, Part 2)”, Swallow the Sun alcanzaron un punto de conexión total con su público, que permaneció en un silencio reverencial, como si cada acorde exigiera ser absorbido en su totalidad. A lo largo de todo el set, la banda evitó la interacción directa con el público, algo que les hace permanecer fieles a su estilo enigmático y melancólico, pero que por otro lado no ayuda a cautivar a quienes no son tan adeptos del estilo del grupo.
Aunque la ejecución de los temas fue casi perfecta, la inclusión de pistas pregrabadas en algunas canciones —como en “Cathedral Walls”, donde se escuchó la voz de Anette Olzon— restó algo de la magia visceral que la banda suele transmitir en vivo. Aun así, el tema continuó siendo un deleite e hizo que el respetable olvidara rápidamente las desconexiones que pudieran surgir.
Una de las piezas más destacadas de la noche fue la nueva “Charcoal Sky”, que mostró a Swallow the Sun en su máxima expresión. La banda fue capaz de combinar la belleza melódica con la profundidad de sus sonidos más oscuros, ofreciendo una sensación de completa inmersión. No es casualidad que uno de los momentos más intensos de la velada llegara con “New Moon”, un tema que, como su nombre indica, iluminó la sala con su oscura, pero al mismo tiempo reconfortante luz, un punto de inflexión y una fusión de melancolía, belleza y desolación que marcó sin duda la traca final del espectáculo.
El setlist continuó con piezas como “These Woods Breathe Evil” y “November Dust”, que no solo representaron lo mejor de ‘Shining’, sino que también hicieron un guiño a los momentos más épicos de la banda en su historia. El contraste entre la quietud y la potencia de la música, junto con los exquisitos solos de guitarra y la atmósfera envolvente, brindó a la audiencia un espacio para reflexionar, para perderse en la melodía y encontrar un tipo de consuelo en la tristeza compartida.
Al final de la noche, cuando la última nota de “Swallow” resonó en la sala, quedó claro que Swallow the Sun no es solo una banda, sino una experiencia emocional que se consume con los sentidos, una experiencia que se saborea mejor en la penumbra, cuando el mundo exterior desaparece y solo queda la música. Quizá la multitud no fue tan numerosa como en otros eventos, pero los pocos presentes sabían perfectamente la experiencia que iban a percibir sus sentidos y, por lo que parece, quedaron bastante satisfechos con ello.
Foto portada: Kbaezortiz
Etiquetas: Before the Dawn, España, madrid, Resurrection Fest, Stam1na, Swallow The Sun


El apagón del 26 de abril no solo dejó a un país entero sin luz, sino también sin respuestas. Y en ese clima enrarecido, el concierto de Swallow the Sun, Before the Dawn y Stam1na se mantuvo como una incógnita hasta el mismo día, incluso para las bandas, que vivieron el corte de electricidad en su día libre entre las actuaciones de Madrid y Barcelona.
Si para muchos, la cancelación de Ghost de última hora fue un duro golpe, la casi suspensión de este evento no habría sido tampoco plato de buen gusto. Por suerte, pudo seguir adelante según lo planeado y las tres bandas finesas ofrecieron a sus seguidores un show a la altura de las circunstancias en la sala Copérnico de Madrid.
A las 18:45, y con la sala aun desperezándose, Stam1na salieron al escenario para intentar avivar un ambiente que aún no había terminado de entrar en calor. Era su regreso a Madrid tras acompañar a Insomnium y The Black Dahlia Murder en 2019, y se notó que venían con ganas. Bromas sobre la cerveza, actitud desenvuelta y ese particular thrash progresivo cantado en finés que, aunque singular, no terminó de calar entre un público escaso y frío.
A nivel de entrega no se les puede reprochar nada, pero su set —con temas como “Kadonneet kolme sanaa”, “Valtiaan uudet vaateet”, “Viisi laukausta päähän” o “Sirkkeli”— se quedó a medio camino entre la propuesta intensa y la falta de conexión. Quizá fue la hora, quizá el contexto, o quizá que su estilo, tan de nicho, necesita de un entorno más propicio. En cualquier caso, cumplieron con profesionalidad, aunque sin dejar huella profunda.
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La cosa cambió cuando Before the Dawn tomaron el relevo, aunque la sala no contaba con una boyante multitud. Con nuevo disco bajo el brazo y un vocalista debutante —Paavo Laapotti, ganador de La Voz Finlandia—, el grupo liderado por Tuomas Saukkonen (Wolfheart) ofreció una actuación sólida y cargada de detalles que cautivó algo más que sus predecesores. Paavo, capaz de alternar registros guturales y melódicos, se desenvolvió con soltura, aunque su voz limpia aún no termina de convencer del todo: le falta ese filo emocional que otros vocalistas imprimen sin esfuerzo. Pero en lo extremo, brilla con fuerza.
El setlist fue un repaso a su discografía: desde cortes recientes como “Downhearted” y “Chains”, hasta clásicos de “Deadlight” como “Deadsong”, “Faithless” o “Wrath”, sin dejar de lado “My Darkness”, “As Above, So Below” o “Winter Within”. Con Tuomas aporreando la batería con su habitual energía, y las guitarras de Juho Räihä envolviendo todo con un halo gótico y melancólico, el grupo demostró por qué sigue siendo una referencia del death melódico finlandés.
Pese a los cambios de formación y de enfoque, la banda ha ganado en identidad. La diferenciación respecto a Wolfheart (también proyecto de Tuomas) se agradece, y aunque algunos tramos del concierto fueron algo planos, el conjunto funcionó con solvencia. En una noche así, su propuesta de oscuridad elegante encajó a la perfección.
Cuando Swallow the Sun tomaron el escenario la sala no acabó de lucir un lleno absoluto como viene siendo habitual ya en casi la totalidad de los eventos. Este contratiempo no impidió disfrutar a los que se acercaron a la sala, con una banda que lo dio todo con sus seguidores. La banda finlandesa, en plena gira de presentación de su recién estrenado ‘Shining’, ofreció un setlist que casi por completo recorrió su último trabajo, desvelando su esencia más sombría y melancólica, que sumió a los espectadores en un estado de contemplación e introspección absolutos.
A lo largo de la noche, se sintió que cada tema era una pieza del rompecabezas emocional de ‘Shining’, comenzando con la bellísima y melancólica “Innocence Was Long Forgotten”, que estableció el tono de lo que sería una actuación cargada de belleza sombría marca de la casa. La atmósfera en la sala se fue intensificando con “What I Have Become” y “When a Shadow Is Forced Into the Light”, canciones que pusieron de manifiesto la capacidad de la banda para fusionar doom y death de manera sublime ya sea en trabajos anteriores o en los recién salidos del horno.
La atmósfera seguía creciendo, y con “Under the Moon & Sun” y “Don’t Fall Asleep (Horror, Part 2)”, Swallow the Sun alcanzaron un punto de conexión total con su público, que permaneció en un silencio reverencial, como si cada acorde exigiera ser absorbido en su totalidad. A lo largo de todo el set, la banda evitó la interacción directa con el público, algo que les hace permanecer fieles a su estilo enigmático y melancólico, pero que por otro lado no ayuda a cautivar a quienes no son tan adeptos del estilo del grupo.
Aunque la ejecución de los temas fue casi perfecta, la inclusión de pistas pregrabadas en algunas canciones —como en “Cathedral Walls”, donde se escuchó la voz de Anette Olzon— restó algo de la magia visceral que la banda suele transmitir en vivo. Aun así, el tema continuó siendo un deleite e hizo que el respetable olvidara rápidamente las desconexiones que pudieran surgir.
Una de las piezas más destacadas de la noche fue la nueva “Charcoal Sky”, que mostró a Swallow the Sun en su máxima expresión. La banda fue capaz de combinar la belleza melódica con la profundidad de sus sonidos más oscuros, ofreciendo una sensación de completa inmersión. No es casualidad que uno de los momentos más intensos de la velada llegara con “New Moon”, un tema que, como su nombre indica, iluminó la sala con su oscura, pero al mismo tiempo reconfortante luz, un punto de inflexión y una fusión de melancolía, belleza y desolación que marcó sin duda la traca final del espectáculo.
El setlist continuó con piezas como “These Woods Breathe Evil” y “November Dust”, que no solo representaron lo mejor de ‘Shining’, sino que también hicieron un guiño a los momentos más épicos de la banda en su historia. El contraste entre la quietud y la potencia de la música, junto con los exquisitos solos de guitarra y la atmósfera envolvente, brindó a la audiencia un espacio para reflexionar, para perderse en la melodía y encontrar un tipo de consuelo en la tristeza compartida.
Al final de la noche, cuando la última nota de “Swallow” resonó en la sala, quedó claro que Swallow the Sun no es solo una banda, sino una experiencia emocional que se consume con los sentidos, una experiencia que se saborea mejor en la penumbra, cuando el mundo exterior desaparece y solo queda la música. Quizá la multitud no fue tan numerosa como en otros eventos, pero los pocos presentes sabían perfectamente la experiencia que iban a percibir sus sentidos y, por lo que parece, quedaron bastante satisfechos con ello.
Foto portada: Kbaezortiz
Etiquetas: Before the Dawn, España, madrid, Resurrection Fest, Stam1na, Swallow The Sun