Furi Helium desató una auténtica tormenta metálica en el escenario, contagiando al público con su energía desbordante de esta joven banda catalana. Desde el primer acorde de “Violent Delight”, la banda se adueñó de la noche y no soltó el acelerador hasta el final. Temas como “Inside Eye” y “Hideous Divine” demostraron la versatilidad del quinteto, que combinó riffs potentes con melodías pegadizas.
La conexión con el público fue palpable, especialmente durante “Sinner’s Death” y “World of Ideas”, donde los fans corearon cada palabra. La banda agradeció el apoyo incondicional de los más jóvenes, quienes demostraron una pasión inigualable.
Un momento destacado fue la interpretación de “Obsolete”, un himno obrero que resonó con fuerza en el público. La versión de “The Anger of Osiris” fue otra de las grandes sorpresas de la noche, con los fans más jóvenes entregándose al 100%.
Sin embargo, es lamentable que algunos asistentes no respetaran el momento y prefirieran conversar. La noche culminó con una explosiva versión de “K Pass”, que desató una auténtica batalla de pogo. Un cierre a la altura de un concierto lleno de intensidad y emociones. Seguro que se marcharon de la sala con unos cuantos fans más en el bolsillo.
Las cartas estaban echadas, y tiene todo el sentido apostar por el old school thrash metal en este casi cuarto de siglo. La velada comenzó con algo de retraso respecto a los horarios establecidos, y los catalanes Terminal Violence, herederos patrios de bandas como Anthrax, Exodus o Testament, fueron los encargados de inaugurar las hostilidades en el escenario de la sala Upload. La banda está formada por Héctor Rodríguez (batería), Ricard “Pal” Salvatella (guitarra), Miquel Roura (bajo), Tolo Juan (voz), y Edgar Beltri (guitarra).
La elección de la sala Upload vino motivada por la imposibilidad de realizar conciertos en la sala Bóveda, debido a restricciones impuestas por el ayuntamiento, que considera que el metal es una influencia negativa y una crítica directa al modelo turístico de la ciudad de Barcelona. Una vez más, el metal demostró ser una fuerza cultural resistente, incluso frente a las adversidades de la burocracia y los prejuicios institucionales.
Durante poco más de una hora, la banda desató su thrash metal en la capital catalana, interpretando temas de su EP Warhole y de su recién estrenado álbum Moshocalypse. El set list incluyó canciones como “Sound The Alarm”, que encendió la mecha ,la banda dejó claro que no habría tregua: riffs afilados, una batería implacable y un bajo que resonaba en el pecho de los asistentes. “Wild Beast”, uno de los momentos más memorables del show, los guitarristas bajaron del escenario y se unieron al público, que los rodeó formando un circle pit mientras tocaban.
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El quinteto aprovechó esta pausa para introducir una historia sobre la globalización y las fuerzas ocultas que controlan nuestro mundo, reflejada en la canción “Zombie Mosher”, creada específicamente para el mosh. El ambiente festivo continuó con más crowdsurfing y un público que no dejó de entregarse. Los veteranos moteros Los Diablos, se unieron a los más jóvenes en un viaje nostálgico a sus años de juventud.
Canciones como “Fuck the System” mantuvieron la energía en alto, con riffs demoledores, dobles bombos implacables y la voz desgarradora de Tolo. Entre interacciones con el público, la banda organizó un impresionante wall of death esa danza caótica tan característica del género, que dejó a más de uno recuperando el aliento después del impacto frontal entre ambas facciones del público entre risas y empujones amistosos. y tocaron la épica “Burial of Thought”, la favorita para corear en los conciertos con el típico grito de «¡Eh, eh, eh!» y el puño en alto.
Con temas como “Smart is The New Dumb”, “One Step To The Front” y una versión espectacular de “Into the Pit” de sus adorados Testament, la banda cerró el círculo con broche de oro para entregarnos un puñado de canciones más. Antes del cierre, Terminal Violence sorprendió con un sorteo de un vinilo de edición limitada. La ganadora, una de las pocas chicas presentes en un público mayoritariamente masculino, no dudó en celebrar su premio lanzándose al público en modo crowdsurfing.
La fiesta continuó con “Seeds” y “Pedal to the Metal”. Los riffs, potentes y electrizantes, enseguida se vieron arropados por una muralla sonora que no levantó ni un ápice el pie del acelerador. La sala, convertida en un hervidero de sudor, empujones y carreras en círculos, se unió en la hermandad del mosh. Con “Slaves of Greed”, Tolo, el vocalista, no dejaba de vociferar como un auténtico desquiciado, alimentando la energía frenética del público. El mosh pit no cesó en ningún momento, mientras los guitarristas, en un despliegue de virtuosismo y conexión con la audiencia, se lanzaban por encima de las cabezas de los asistentes, surcando la pista en andas como verdaderos héroes del metal.
En “All Hail Zyon”, la banda invitó a varios asistentes a subir al escenario para unirse al desenfreno, mientras Tolo, el vocalista, gritaba emocionado: “¡Esto es una pasada!”.
El show culminó con “Riddle of a Nightmare”, dejando al público con ganas de más. En total, fueron 15 canciones que demostraron que interpretar un género tan exigente como el thrash metal es un arte que estos músicos dominan a la perfección. Terminal Violence dejó claro que es una de las bandas nacionales con mayor proyección en la escena a pesar de su reciente formación. ¡A seguir creciendo! ¡Larga vida al thrash!
Furi Helium desató una auténtica tormenta metálica en el escenario, contagiando al público con su energía desbordante de esta joven banda catalana. Desde el primer acorde de “Violent Delight”, la banda se adueñó de la noche y no soltó el acelerador hasta el final. Temas como “Inside Eye” y “Hideous Divine” demostraron la versatilidad del quinteto, que combinó riffs potentes con melodías pegadizas.
La conexión con el público fue palpable, especialmente durante “Sinner’s Death” y “World of Ideas”, donde los fans corearon cada palabra. La banda agradeció el apoyo incondicional de los más jóvenes, quienes demostraron una pasión inigualable.
Un momento destacado fue la interpretación de “Obsolete”, un himno obrero que resonó con fuerza en el público. La versión de “The Anger of Osiris” fue otra de las grandes sorpresas de la noche, con los fans más jóvenes entregándose al 100%.
Sin embargo, es lamentable que algunos asistentes no respetaran el momento y prefirieran conversar. La noche culminó con una explosiva versión de “K Pass”, que desató una auténtica batalla de pogo. Un cierre a la altura de un concierto lleno de intensidad y emociones. Seguro que se marcharon de la sala con unos cuantos fans más en el bolsillo.
Las cartas estaban echadas, y tiene todo el sentido apostar por el old school thrash metal en este casi cuarto de siglo. La velada comenzó con algo de retraso respecto a los horarios establecidos, y los catalanes Terminal Violence, herederos patrios de bandas como Anthrax, Exodus o Testament, fueron los encargados de inaugurar las hostilidades en el escenario de la sala Upload. La banda está formada por Héctor Rodríguez (batería), Ricard “Pal” Salvatella (guitarra), Miquel Roura (bajo), Tolo Juan (voz), y Edgar Beltri (guitarra).
La elección de la sala Upload vino motivada por la imposibilidad de realizar conciertos en la sala Bóveda, debido a restricciones impuestas por el ayuntamiento, que considera que el metal es una influencia negativa y una crítica directa al modelo turístico de la ciudad de Barcelona. Una vez más, el metal demostró ser una fuerza cultural resistente, incluso frente a las adversidades de la burocracia y los prejuicios institucionales.
Durante poco más de una hora, la banda desató su thrash metal en la capital catalana, interpretando temas de su EP Warhole y de su recién estrenado álbum Moshocalypse. El set list incluyó canciones como “Sound The Alarm”, que encendió la mecha ,la banda dejó claro que no habría tregua: riffs afilados, una batería implacable y un bajo que resonaba en el pecho de los asistentes. “Wild Beast”, uno de los momentos más memorables del show, los guitarristas bajaron del escenario y se unieron al público, que los rodeó formando un circle pit mientras tocaban.
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El quinteto aprovechó esta pausa para introducir una historia sobre la globalización y las fuerzas ocultas que controlan nuestro mundo, reflejada en la canción “Zombie Mosher”, creada específicamente para el mosh. El ambiente festivo continuó con más crowdsurfing y un público que no dejó de entregarse. Los veteranos moteros Los Diablos, se unieron a los más jóvenes en un viaje nostálgico a sus años de juventud.
Canciones como “Fuck the System” mantuvieron la energía en alto, con riffs demoledores, dobles bombos implacables y la voz desgarradora de Tolo. Entre interacciones con el público, la banda organizó un impresionante wall of death esa danza caótica tan característica del género, que dejó a más de uno recuperando el aliento después del impacto frontal entre ambas facciones del público entre risas y empujones amistosos. y tocaron la épica “Burial of Thought”, la favorita para corear en los conciertos con el típico grito de «¡Eh, eh, eh!» y el puño en alto.
Con temas como “Smart is The New Dumb”, “One Step To The Front” y una versión espectacular de “Into the Pit” de sus adorados Testament, la banda cerró el círculo con broche de oro para entregarnos un puñado de canciones más. Antes del cierre, Terminal Violence sorprendió con un sorteo de un vinilo de edición limitada. La ganadora, una de las pocas chicas presentes en un público mayoritariamente masculino, no dudó en celebrar su premio lanzándose al público en modo crowdsurfing.
La fiesta continuó con “Seeds” y “Pedal to the Metal”. Los riffs, potentes y electrizantes, enseguida se vieron arropados por una muralla sonora que no levantó ni un ápice el pie del acelerador. La sala, convertida en un hervidero de sudor, empujones y carreras en círculos, se unió en la hermandad del mosh. Con “Slaves of Greed”, Tolo, el vocalista, no dejaba de vociferar como un auténtico desquiciado, alimentando la energía frenética del público. El mosh pit no cesó en ningún momento, mientras los guitarristas, en un despliegue de virtuosismo y conexión con la audiencia, se lanzaban por encima de las cabezas de los asistentes, surcando la pista en andas como verdaderos héroes del metal.
En “All Hail Zyon”, la banda invitó a varios asistentes a subir al escenario para unirse al desenfreno, mientras Tolo, el vocalista, gritaba emocionado: “¡Esto es una pasada!”.
El show culminó con “Riddle of a Nightmare”, dejando al público con ganas de más. En total, fueron 15 canciones que demostraron que interpretar un género tan exigente como el thrash metal es un arte que estos músicos dominan a la perfección. Terminal Violence dejó claro que es una de las bandas nacionales con mayor proyección en la escena a pesar de su reciente formación. ¡A seguir creciendo! ¡Larga vida al thrash!