Timo Tolkki es toda una leyenda, y no creo que alguien pueda negarlo: el finlandés codificó el sonido del power metal de tintes neoclásicos en los noventas junto a Stratovarius. Pero es también innegable que su legado ha sufrido sus golpes, sobre todo con su escandalosa salida de la banda que lo vio convertirse en figura y su lucha contra sus problemas mentales, sobre todo su bipolaridad. No sorprendería descubrir que este último aspecto haya influenciado el hacer y deshacer de bandas llevado a cabo por el guitarrista, además del ritmo frenético de ediciones: entre 2008 y 2015 Tolkki editó diez álbumes con diferentes proyectos y como solista, sin contar sus participaciones como invitado. Pero en medio de eso, la más prolífica y duradera de todas sus iniciativas ha sido Timo Tolkki’s Avalon: en 2019 su álbum Return To Eden cortó una racha de tres años sin nuevos discos, y ahora en 2021 regresó este 18 de junio con su cuarto disco The Enigma Birth, lanzado por el sello italiano Frontiers.

Voy a ser sincero: la carrera de Tolkki post Stratovarius no ha sido muy estelar, o al menos esa es mi opinión. La prolificidad del músico casi siempre fue de la mano con un detrimento en sus composiciones, algo que también se veía en sus últimos años junto a su banda madre, y en una repetición de estructuras sin las melodías o riffs indicados como para poder balancear ese defecto. Pero Timo Tolkki’s Avalon, o simplemente Avalon, es una instancia bastante particular en su obra, sobre todo por su formato: al estilo de proyectos como Ayreon, Avantasia y Beto Vazquez Infinity, cada disco de Avalon tiene una larga lista de invitados encargándose de las voces, dándole una variación a la fórmula clásica del ex Stratovarius.

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En The Enigma Birth, Tolkki armó una selección bastante interesante de voces, con un par de caras conocidas y una mayoría de talento más joven. En el primer grupo podemos encontrar a Fabio Lione (Turilli/Lione Rhapsody, Angra, Eternal Idol) participando en las entretenidas “Dreaming” y la pesada “Without Fear”, a James LaBrie (Dream Theater) en “Beautiful Lie”, y PelleK (conocido por su canal de Youtube dedicado a reversiones metaleras) en la apertura “The Enigma Birth”. Lione hace lo suyo con la soltura que lo caracteriza y le da su toque a dos canciones entretenidas, pero me sorprendió encontrarme con lo mismo en lo hecho por LaBrie y PelleK, considerando que no soy un gran fan de la obra de ambos. PelleK demuestra el rango enorme de su voz en un track lleno de energía y con un duelo de teclado y guitarra en el medio, mientras que LaBrie aporta su estilo más aguerrido en un track guiado por un riff más “moderno” en staccato.

Entre los talentos más jóvenes, tenemos para destacar a Raphael Mendes (Icon of Sin) permitiéndole imaginar al oyente una colaboración entre Bruce Dickinson y Tolkki en “Master of Hell” y la más power metal “Beauty and War”. También hay que agregar lo hecho por la chilena Caterina Nix (Chaos Magic) en la sinfónica “I Just Collapse”, y su dueto junto a Brittney Slayes (Unleash The Archers) en “Memories”. Jake E (CyHra, Dreamland) hace lo suyo en “Truth”, donde logra trabajar bastante bien incluso si la canción no es de lo más destacable, y en el dueto “The Fire And The Sinner” junto a Slayes, que será también de lo menos memorable del álbum pero demuestra el poder de sus voces. Por último, la brasileña Marina La Torraca (Phantom Elite) demuestra su valía en la pesada “Time” y la baladesca “Another Day”, esta última la mejor de esas características en The Enigma Birth: por momentos sonará como algo de Eurovision o de uno de esos programas de competición de canto, pero es indudable que logra su cometido.

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En el plano musical, las cosas siguen como siempre: los teclados, el doble bombo, los riffs neoclásicos acelerados, los estribillos victoriosos. Todos los clichés del power metal están presentes, algo entendible considerando que Tolkki fue uno de los mayores responsable de popularizarlos al punto de volverlos clichés. De vez en cuando el guitarrista pisa el freno y se deja llevar por canciones más lentas o saca su costado más azucarado con alguna balada, pero todo sigue dentro de su manual.

En ese contexto, la presencia de varias voces permite darle algo de variedad a su fórmula un tanto acartonada y salir airoso… casi siempre. “The Fire And The Sinner” apenas supera los tres minutos, se siente inacabada y se podría haber dejado afuera de la lista final, y el resto son canciones que convencen pero que no maravillan: digamos que darían lugar a un pogo importante en un recital, pero no tendrían a nadie llorando en la primera fila de la emoción. Además, no habría estado de más darle un lugar en solitario a Brittney Slayes, que aparece sólo en duetos.

The Enigma Birth es un disco más que correcto en todo sentido, con una producción clara donde los teclados y el bajo logran tener su lugar entre la catarata de guitarras. Los cantantes suenan cómodos en las canciones y no creo que haya ninguno que podría haberse dejado afuera, aunque si se les podría haber dado mejor material en algunos casos. De cualquier manera, este es un disco con el que ningún fan de la obra de Timo Tolkki se debería sentir decepcionado, teniendo el sonido clásico del guitarrista que todo aquel que lo conozca esperaría de él. Aunque Avalon haya tenido sus altibajos durante sus casi diez años, este cuarto trabajo es de los más consistentes del proyecto, y esperemos que sea un paso adelante para poder recuperar su calidad de antaño.