Hace 20 años el mundo veía el nacimiento de uno de los proyectos más ambiciosos en la historia del Metal, al menos dentro de su espectro más melódico y sinfónico. Un proyecto que nació casi como fruto del capricho de un joven y ambicioso cantante, con pretensiones no muy claras de tomar un carácter permanente, pero que afortunadamente al día de hoy podemos seguir disfrutando del mismo. Estamos hablando de Avantasia; el super grupo creado por el vocalista alemán Tobias Sammet, quien también es conocido por ser la voz en Edguy, la banda con la que dió sus primeros pasos. Y si bien Edguy al día de hoy sigue activo (al menos de manera oficial) la realidad es que ya desde hace un tiempo a esta parte que la ópera voladora de Sammet ocupa el primer puesto en la lista de prioridades de su agenda musical.    

Pero toda esta historia tuvo su puntapié inicial cuando un joven Tobías de apenas 22 años de edad decidió reunir a algunos de los nombres más importantes dentro de la escena del Power Metal bajo un mismo estudio de grabación y darle rienda suelta a su ambiciosa imaginación. Como se dijo anteriormente, Sammet ya se había hecho de un nombre en la escena con su banda Edguy gracias a discos interesantísimos como “Vain Glory Opera” (1998) o “Theatre of Salvation” (1999). Aprovechando el envión que pudieron recibir a finales de los 90 ‘s, es decir, la época dorada del Power Metal, Edguy se sumó al pelotón de bandas del estilo que ofrecían una alternativa muy distinta de Rock Pesado a la que ofrecía Estados Unidos y la MTV en aquellos años. Ni lento ni perezoso, el inquieto Tobias aprovechó este empujón para empezar a movilizar a sus contactos dentro de la escena y llamar a algunos de sus artistas favoritos con los que siempre quiso trabajar. Fue así como nació Avantasia. 

El nombre del proyecto surge de la fusión de dos nombres: Avalon, la misteriosa isla perteneciente a la mitología Celta-británica del ciclo artúrico, y Fantasia. Unas alusiones perfectas para el concepto detrás de la agrupación y, desde ya, para el estilo musical. Porque es sabido que el Power Metal o Metal Melódico suele nutrirse de relatos fantásticos y/o medievales. Si bien en los futuros lanzamientos de Avantasia el contexto de las canciones comenzaría a recrear un escenario más Victoriano, para las dos primeras partes de “The Metal Opera” un ambiente más propio de una historia situada en el Medioevo sería el escenario para que se desarrollen estos temas. Así es; tal era la magnitud de la historia que Sammet tenía en mente que los primeros pasos de su ambicioso plan consistieron en lanzar no uno sino dos discos. Una obra conceptual separada en dos partes con apenas un año de diferencia entre cada una. Sin embargo, en esta oportunidad, nos concentraremos solo en la edición que está cumpliendo dos décadas de vida, es decir, “The Metal Opera Pt.1”. 

La historia detrás de esta opereta Metalera narra sobre un clérigo llamado Gabriel Laymannm, un novicio de la Orden de los monjes Dominicos que se une a una cacería de brujas. En su camino Gabriel, que será interpretado por Tobias Sammet, se va cruzando con varios personajes e irá transitando distintas situaciones que lo llevarán a replantearse sus actos hasta llegar al mágico mundo de Avantasia, repleto de seres misteriosos. Para darle vida a esta fantasía, Tobías se hizo de los servicios de nada más ni nada menos que de Henjo Richter, guitarrista de Gamma Ray (aunque también en algunos tracks participó su coequiper Jens Ludwig de Edguy) y de una eminencia como Markus Grosskopf de Helloween para ocuparse del bajo. De la batería se haría cargo Alex Holzwarth (Rhapsody of Fire) mientras que el propio Toby se ocuparía de los teclados. Pero la cosa no terminaría ahí en lo que a invitados respecta. 

Ya contar con dos miembros de las dos bandas más emblemáticas del Power Metal Alemán fundadas por el padre del género, Kai Hansen, hicieron levantar las cejas a más de uno. Y como no podría ser de otra forma, el mismísimo Hansen formó parte de la lujosa lista de vocalistas invitados. Porque al tratarse de una Ópera Rock conceptual, la idea de Sammet era contar con un suculento número de cantantes que dieran vida a cada uno de los distintos personajes que forman parte de la historia de Gabriel. ¡Y vaya si lo consiguió! Porque el pequeño germano se las ingenió para sumar a su relato a alguna de las voces más prestigiosas del estilo. Además de Kai Hansen serían parte del elenco figuras de la talla como André Matos (Shaman, Angra), Oliver Hartmann (At-Vance, y quien se convertiría en un miembro estable de Avantasia más adelante), Timo Tolkki (Stratovarius),  David DeFeis (Virgin Steele), Rob Rock (Impellitteri, la cuota norteamericana del disco) y hasta la hermosa Sharon den Adel (Within Temptation). No es descabellado decir que todos estos músicos estaban atravesando, o venían de atravesar, el mejor momento de sus carreras. Porque cuando se habló de la era dorada del Power Metal durante la agonía del Siglo XX, he aquí algunos de los nombres responsables de este hito. Y el hecho de que Tobias Sammet los pueda reunir a todos en un proyecto en común ya era algo digno de alabanzas. 

Pero de entre todos los invitados que ya de por sí valían su peso en oro por sus respectivas trayectorias, hubo uno que se destacó por sobre los demás: por su talento, por su participación, por su historia, por los resultados obtenidos en este disco, por su controversia y por todo lo que vendría después; algo que hace veinte años atrás pocos siquiera podrían haber imaginado. Me estoy refiriendo nada más ni nada menos que a Michael Kiske, LA VOZ del Power Metal; aquél que inmortalizara el estilo que sería imitado hasta el hartazgo en las dos partes de ésa joya eterna que grabó Helloween a finales de los 80’s titulada “Keeper of the Seven Keys”. Pero la sorpresa de contar con Kiske no se debía sólo al hecho de contar con un talento sin igual, sino porque ya hacía varios años que Kiske había dejado Helloween y no en los mejores términos. Además, en las pocas entrevistas que solía conceder, sus declaraciones hacia el Heavy Metal, y a todo lo relacionado con el mismo, estaban cargadas de un resentimiento bastante recalcitrante. En otras palabras, pasó de ser una de las voces más aclamadas en la escena para convertirse en un ermitaño amargado y huérfano de proyectos.Vaya uno a saber qué artilugios utilizó Tobias Sammet para persuadir a Kiske de formar parte de algo así, porque más allá de las escasas participaciones que lo tuvo como invitado de Gamma Ray, Michael estaba en una postura en la que no quería saber nada con nadie. Por eso cuando se supo que él también sería parte del elenco de Avantasia, los fans ya estaban esperando la salida de este disco con cuchillo y tenedor. Poco sospecharon que este sería el hecho disparador de la reunión de Michael Kiske con Helloween casi quince años más tarde, porque a partir de aquí el joven Miguel no solamente sería parte de los futuros lanzamientos de Avantasia, sino que también participaría en otros proyectos tales como los discos junto a Amanda Somerville o la banda que formó junto a Kai Hansen: Unisonic. La cual, y a la luz de los acontecimientos posteriores, bien puede ser considerada como la “pre” reunión de Helloween. No solamente eso, años más tarde Tobias también convencería a Kiske no simplemente de grabar discos juntos sino también de acompañarlo en las giras de Avantasia, realizando así el sueño de muchos fans que pensaron que sería imposible volver a ver Michael Kiske sobre un escenario. 

Pero lo cierto es que la chispa que encendió todo esto fue “The Metal Opera Pt.1”. Y una vez que se logró la titánica tarea de reunir a un elenco de lujo, faltaba aún lo más difícil: había que demostrar los resultados en el disco. Las agrupaciones de superestrellas no son garantía de nada y si las composiciones no son lo suficientemente fuertes, este tipo de proyectos por más prometedores que sean luego terminan quedando en la nada. Por fortuna este no fue el caso y esta Ópera de Metal recibió elogios desde todos los rincones del mundo. Dato no menor en un momento en que el Power Metal se comenzó a saturar de bandas clones unas de las otras y las propuestas se volvían cada vez más un refrito de ideas. La comunión entre las voces de Sammet y Kiske era soberbia. El arranque, luego de la intro, con “Reach out for the Light” ya bien podría valer por todo el disco; un Power Metal clásico, veloz, cargado de melodías y con el placer que produce escuchar esos estribillos bien arriba cantado por dos voces magistrales. Pero hay mucho más en este maravilloso disco.     

En similar sintonía de velocidad y buen gusto podemos encontrar temas como “Serpents in Paradise”, “Breaking Away” o “The Glory of Rome”. Todos ellos cargados de capas y capas de voces, melodías de guitarra y de teclados, creando así una auténtica sinfonía sin dejar de lado la esencia del Heavy Metal. Los momentos de reposo en esta placa los encontramos de la mano de “Farwell” y de “Inside”; en la primera, una dulce melodía de flauta conduce a unas maravillosas estrofas entonadas por Sammet y Sharon den Adel, marcando el inicio de otra constante en Avantasia: el contrapunto entre voces masculinas y femeninas. En efecto, la voz de Tobias Sammet encaja a la perfección con el acompañamiento del registro de una mujer (Adel, en esta oportunidad), recurso que se volverá a emplear a futuro, y que en esta oportunidad encuentra su clímax al final de la  canción cuando Kiske se suma al dúo haciendo que el oyente toque el cielo con las manos. Por su parte la breve “Inside”, con su sencilla melodía de piano pero con el acompañamiento de dos voces tan grandiosas como las de André Matos y Kai Hansen, hacen de esta balada otro de los momentos más conmovedores. Mientras que en el tema que le da nombre a esta historia, “Avantasia”, las guitarras le ceden el protagonismo a los teclados para dibujar la melodía principal, y gracias a un medio tiempo más rockero y a un estribillo irresistible, esta canción se convertiría entre las más disfrutadas por los fans en los shows. Es fantástico poder disfrutar de una audiencia electrizada saltando y cantando al compás de We are the power inside, we bring you fantasy. We are the kingdom of light and dreams, Gnosis and life: Avantasia! (Somos el poder interior, te traeremos la fantasía. Somos el reino de la luz y los sueños. La sabiduría y la vida: Avantasia!).

Pero si le preguntan a quien suscribe, lo mejor de este LP se encuentra al final en sus últimas dos canciones, las cuales representan los momentos más épicos de esta placa. La genial “Sign of the Cross” también se convertiría en otra pieza obligatoria en los shows de Avantasia. Con su melodía estridente de teclados y su tempo marchoso, esta canción suele oficiar de cierre en sus conciertos invitando a todos los músicos a participar del cierre cantando su glorioso estribillo. Mientras que “The Tower” nos trae nuevamente a la dupla Sammet/Kiske en plena forma (Timo Tolkki también participa como la voz de La Torre) para conducirnos a un final majestuoso, con unas estrofas que dan para cantarlas hasta en la ducha, y unos coros que dan ganas de hacer pogo al grito de Halleluyah – Halleluyah, poniéndole así un auténtico broche de oro a esta primera parte de “The Metal Opera”.

“The Metal Opera Pt.2” saldría al año siguiente, recorriendo los mismos rieles musicales que su antecesor, aunque con menos eficacia. Luego, Sammet dejaría el proyecto encajonado por unos años hasta que finalmente volvería a salir a la luz más llegando el final de la década del 00 ‘s. Según el propio Toby dijo que Avantasia se había vuelto algo tan gigante y que por aquél entonces él era demasiado joven como para manejar algo así. Por fortuna, esto no acobardó al pequeño alemán y al día de hoy Avantasia continúa funcionando siendo uno de los proyectos más exitosos, tanto en estudio como en vivo, dentro de la escena del Metal más refinado. Pero lo cierto es que mucho de este maravilloso presente se debe a que hace 20 años, el joven cantante de Edguy decidió animarse a formar algo que en su momento era inimaginable para muchos de los que amamos esta música. “The Metal Opera” es sin dudas la piedra angular sobre la que se erigió Avantasia, como así también las consecuencias que trajo consigo semejante hito discográfico. A veinte años de su salida, es justo decir que todavía tenemos que seguir dándole las gracias a Tobias Sammet. 

Hace 20 años el mundo veía el nacimiento de uno de los proyectos más ambiciosos en la historia del Metal, al menos dentro de su espectro más melódico y sinfónico. Un proyecto que nació casi como fruto del capricho de un joven y ambicioso cantante, con pretensiones no muy claras de tomar un carácter permanente, pero que afortunadamente al día de hoy podemos seguir disfrutando del mismo. Estamos hablando de Avantasia; el super grupo creado por el vocalista alemán Tobias Sammet, quien también es conocido por ser la voz en Edguy, la banda con la que dió sus primeros pasos. Y si bien Edguy al día de hoy sigue activo (al menos de manera oficial) la realidad es que ya desde hace un tiempo a esta parte que la ópera voladora de Sammet ocupa el primer puesto en la lista de prioridades de su agenda musical.    

Pero toda esta historia tuvo su puntapié inicial cuando un joven Tobías de apenas 22 años de edad decidió reunir a algunos de los nombres más importantes dentro de la escena del Power Metal bajo un mismo estudio de grabación y darle rienda suelta a su ambiciosa imaginación. Como se dijo anteriormente, Sammet ya se había hecho de un nombre en la escena con su banda Edguy gracias a discos interesantísimos como “Vain Glory Opera” (1998) o “Theatre of Salvation” (1999). Aprovechando el envión que pudieron recibir a finales de los 90 ‘s, es decir, la época dorada del Power Metal, Edguy se sumó al pelotón de bandas del estilo que ofrecían una alternativa muy distinta de Rock Pesado a la que ofrecía Estados Unidos y la MTV en aquellos años. Ni lento ni perezoso, el inquieto Tobias aprovechó este empujón para empezar a movilizar a sus contactos dentro de la escena y llamar a algunos de sus artistas favoritos con los que siempre quiso trabajar. Fue así como nació Avantasia. 

El nombre del proyecto surge de la fusión de dos nombres: Avalon, la misteriosa isla perteneciente a la mitología Celta-británica del ciclo artúrico, y Fantasia. Unas alusiones perfectas para el concepto detrás de la agrupación y, desde ya, para el estilo musical. Porque es sabido que el Power Metal o Metal Melódico suele nutrirse de relatos fantásticos y/o medievales. Si bien en los futuros lanzamientos de Avantasia el contexto de las canciones comenzaría a recrear un escenario más Victoriano, para las dos primeras partes de “The Metal Opera” un ambiente más propio de una historia situada en el Medioevo sería el escenario para que se desarrollen estos temas. Así es; tal era la magnitud de la historia que Sammet tenía en mente que los primeros pasos de su ambicioso plan consistieron en lanzar no uno sino dos discos. Una obra conceptual separada en dos partes con apenas un año de diferencia entre cada una. Sin embargo, en esta oportunidad, nos concentraremos solo en la edición que está cumpliendo dos décadas de vida, es decir, “The Metal Opera Pt.1”. 

La historia detrás de esta opereta Metalera narra sobre un clérigo llamado Gabriel Laymannm, un novicio de la Orden de los monjes Dominicos que se une a una cacería de brujas. En su camino Gabriel, que será interpretado por Tobias Sammet, se va cruzando con varios personajes e irá transitando distintas situaciones que lo llevarán a replantearse sus actos hasta llegar al mágico mundo de Avantasia, repleto de seres misteriosos. Para darle vida a esta fantasía, Tobías se hizo de los servicios de nada más ni nada menos que de Henjo Richter, guitarrista de Gamma Ray (aunque también en algunos tracks participó su coequiper Jens Ludwig de Edguy) y de una eminencia como Markus Grosskopf de Helloween para ocuparse del bajo. De la batería se haría cargo Alex Holzwarth (Rhapsody of Fire) mientras que el propio Toby se ocuparía de los teclados. Pero la cosa no terminaría ahí en lo que a invitados respecta. 

Ya contar con dos miembros de las dos bandas más emblemáticas del Power Metal Alemán fundadas por el padre del género, Kai Hansen, hicieron levantar las cejas a más de uno. Y como no podría ser de otra forma, el mismísimo Hansen formó parte de la lujosa lista de vocalistas invitados. Porque al tratarse de una Ópera Rock conceptual, la idea de Sammet era contar con un suculento número de cantantes que dieran vida a cada uno de los distintos personajes que forman parte de la historia de Gabriel. ¡Y vaya si lo consiguió! Porque el pequeño germano se las ingenió para sumar a su relato a alguna de las voces más prestigiosas del estilo. Además de Kai Hansen serían parte del elenco figuras de la talla como André Matos (Shaman, Angra), Oliver Hartmann (At-Vance, y quien se convertiría en un miembro estable de Avantasia más adelante), Timo Tolkki (Stratovarius),  David DeFeis (Virgin Steele), Rob Rock (Impellitteri, la cuota norteamericana del disco) y hasta la hermosa Sharon den Adel (Within Temptation). No es descabellado decir que todos estos músicos estaban atravesando, o venían de atravesar, el mejor momento de sus carreras. Porque cuando se habló de la era dorada del Power Metal durante la agonía del Siglo XX, he aquí algunos de los nombres responsables de este hito. Y el hecho de que Tobias Sammet los pueda reunir a todos en un proyecto en común ya era algo digno de alabanzas. 

Pero de entre todos los invitados que ya de por sí valían su peso en oro por sus respectivas trayectorias, hubo uno que se destacó por sobre los demás: por su talento, por su participación, por su historia, por los resultados obtenidos en este disco, por su controversia y por todo lo que vendría después; algo que hace veinte años atrás pocos siquiera podrían haber imaginado. Me estoy refiriendo nada más ni nada menos que a Michael Kiske, LA VOZ del Power Metal; aquél que inmortalizara el estilo que sería imitado hasta el hartazgo en las dos partes de ésa joya eterna que grabó Helloween a finales de los 80’s titulada “Keeper of the Seven Keys”. Pero la sorpresa de contar con Kiske no se debía sólo al hecho de contar con un talento sin igual, sino porque ya hacía varios años que Kiske había dejado Helloween y no en los mejores términos. Además, en las pocas entrevistas que solía conceder, sus declaraciones hacia el Heavy Metal, y a todo lo relacionado con el mismo, estaban cargadas de un resentimiento bastante recalcitrante. En otras palabras, pasó de ser una de las voces más aclamadas en la escena para convertirse en un ermitaño amargado y huérfano de proyectos.Vaya uno a saber qué artilugios utilizó Tobias Sammet para persuadir a Kiske de formar parte de algo así, porque más allá de las escasas participaciones que lo tuvo como invitado de Gamma Ray, Michael estaba en una postura en la que no quería saber nada con nadie. Por eso cuando se supo que él también sería parte del elenco de Avantasia, los fans ya estaban esperando la salida de este disco con cuchillo y tenedor. Poco sospecharon que este sería el hecho disparador de la reunión de Michael Kiske con Helloween casi quince años más tarde, porque a partir de aquí el joven Miguel no solamente sería parte de los futuros lanzamientos de Avantasia, sino que también participaría en otros proyectos tales como los discos junto a Amanda Somerville o la banda que formó junto a Kai Hansen: Unisonic. La cual, y a la luz de los acontecimientos posteriores, bien puede ser considerada como la “pre” reunión de Helloween. No solamente eso, años más tarde Tobias también convencería a Kiske no simplemente de grabar discos juntos sino también de acompañarlo en las giras de Avantasia, realizando así el sueño de muchos fans que pensaron que sería imposible volver a ver Michael Kiske sobre un escenario. 

Pero lo cierto es que la chispa que encendió todo esto fue “The Metal Opera Pt.1”. Y una vez que se logró la titánica tarea de reunir a un elenco de lujo, faltaba aún lo más difícil: había que demostrar los resultados en el disco. Las agrupaciones de superestrellas no son garantía de nada y si las composiciones no son lo suficientemente fuertes, este tipo de proyectos por más prometedores que sean luego terminan quedando en la nada. Por fortuna este no fue el caso y esta Ópera de Metal recibió elogios desde todos los rincones del mundo. Dato no menor en un momento en que el Power Metal se comenzó a saturar de bandas clones unas de las otras y las propuestas se volvían cada vez más un refrito de ideas. La comunión entre las voces de Sammet y Kiske era soberbia. El arranque, luego de la intro, con “Reach out for the Light” ya bien podría valer por todo el disco; un Power Metal clásico, veloz, cargado de melodías y con el placer que produce escuchar esos estribillos bien arriba cantado por dos voces magistrales. Pero hay mucho más en este maravilloso disco.     

En similar sintonía de velocidad y buen gusto podemos encontrar temas como “Serpents in Paradise”, “Breaking Away” o “The Glory of Rome”. Todos ellos cargados de capas y capas de voces, melodías de guitarra y de teclados, creando así una auténtica sinfonía sin dejar de lado la esencia del Heavy Metal. Los momentos de reposo en esta placa los encontramos de la mano de “Farwell” y de “Inside”; en la primera, una dulce melodía de flauta conduce a unas maravillosas estrofas entonadas por Sammet y Sharon den Adel, marcando el inicio de otra constante en Avantasia: el contrapunto entre voces masculinas y femeninas. En efecto, la voz de Tobias Sammet encaja a la perfección con el acompañamiento del registro de una mujer (Adel, en esta oportunidad), recurso que se volverá a emplear a futuro, y que en esta oportunidad encuentra su clímax al final de la  canción cuando Kiske se suma al dúo haciendo que el oyente toque el cielo con las manos. Por su parte la breve “Inside”, con su sencilla melodía de piano pero con el acompañamiento de dos voces tan grandiosas como las de André Matos y Kai Hansen, hacen de esta balada otro de los momentos más conmovedores. Mientras que en el tema que le da nombre a esta historia, “Avantasia”, las guitarras le ceden el protagonismo a los teclados para dibujar la melodía principal, y gracias a un medio tiempo más rockero y a un estribillo irresistible, esta canción se convertiría entre las más disfrutadas por los fans en los shows. Es fantástico poder disfrutar de una audiencia electrizada saltando y cantando al compás de We are the power inside, we bring you fantasy. We are the kingdom of light and dreams, Gnosis and life: Avantasia! (Somos el poder interior, te traeremos la fantasía. Somos el reino de la luz y los sueños. La sabiduría y la vida: Avantasia!).

Pero si le preguntan a quien suscribe, lo mejor de este LP se encuentra al final en sus últimas dos canciones, las cuales representan los momentos más épicos de esta placa. La genial “Sign of the Cross” también se convertiría en otra pieza obligatoria en los shows de Avantasia. Con su melodía estridente de teclados y su tempo marchoso, esta canción suele oficiar de cierre en sus conciertos invitando a todos los músicos a participar del cierre cantando su glorioso estribillo. Mientras que “The Tower” nos trae nuevamente a la dupla Sammet/Kiske en plena forma (Timo Tolkki también participa como la voz de La Torre) para conducirnos a un final majestuoso, con unas estrofas que dan para cantarlas hasta en la ducha, y unos coros que dan ganas de hacer pogo al grito de Halleluyah – Halleluyah, poniéndole así un auténtico broche de oro a esta primera parte de “The Metal Opera”.

“The Metal Opera Pt.2” saldría al año siguiente, recorriendo los mismos rieles musicales que su antecesor, aunque con menos eficacia. Luego, Sammet dejaría el proyecto encajonado por unos años hasta que finalmente volvería a salir a la luz más llegando el final de la década del 00 ‘s. Según el propio Toby dijo que Avantasia se había vuelto algo tan gigante y que por aquél entonces él era demasiado joven como para manejar algo así. Por fortuna, esto no acobardó al pequeño alemán y al día de hoy Avantasia continúa funcionando siendo uno de los proyectos más exitosos, tanto en estudio como en vivo, dentro de la escena del Metal más refinado. Pero lo cierto es que mucho de este maravilloso presente se debe a que hace 20 años, el joven cantante de Edguy decidió animarse a formar algo que en su momento era inimaginable para muchos de los que amamos esta música. “The Metal Opera” es sin dudas la piedra angular sobre la que se erigió Avantasia, como así también las consecuencias que trajo consigo semejante hito discográfico. A veinte años de su salida, es justo decir que todavía tenemos que seguir dándole las gracias a Tobias Sammet.