


La tarde del 4 de mayo de 2025 se convirtió en una de las jornadas más intensas que haya vivido la escena extrema en Barcelona. En la sala Razzmatazz (2), cuatro bandas se encargaron de transformar un domingo cualquiera en una auténtica celebración del metal más brutal, técnico y visceral. Desde el slam death más salvaje hasta la precisión quirúrgica del death técnico y la fuerza femenina del metal brasileño, culminando con una tormenta belga de proporciones épicas, cada grupo dejó su huella en una noche para recordar.
Organectomy fue la banda encargada de abrir el cartel, y lo hicieron a las 18:20 hs, con una contundencia que dejó claro desde el primer riff que venían a romper cuellos. La sala, sorprendentemente llena desde tan temprano, respondía con ansias al brutal death slam de los neozelandeses, a pesar de la ausencia de su bajista. El vocalista Alex Paul fue un torbellino imparable: señalando al público, simulando dirigir una orquesta macabra con los brazos, golpeando el aire como si cada frase fuera un martillazo gutural. Su presencia escénica fue tan salvaje como teatral, caminando de forma lateral como un cangrejo y mostrando una expresividad que rozaba lo demencial.
A nivel musical, el sonido fue impecable en temas como “Tracheal Hanging” o “The Third Mutation“, con guturales cavernosos que no perdían fuerza pese al constante headbanging del vocalista. La sala no tardó en entregarse, y ya en la cuarta canción se desató el primer pogo. Con riffs precisos, batería ultrarrápida y una coordinación visual total entre los miembros, Organectomy dejó claro que su misión era clara: destrozar vértebras. El cierre con “Entropic Decay” fue una apoteosis de puños al aire y gritos frenéticos, despidiéndose con agradecimientos y una sala ya completamente encendida para lo que venía.
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Sin demora, The Zenith Passage tomó el relevo y trajó un enfoque distinto pero igual de demoledor: un death metal técnico y atmosférico, con un nivel instrumental que rozó la perfección. El joven baterista fue el primero en aparecer, dando paso a una formación que se estrenaba en Barcelona. A pesar de mis dudas previas sobre el estilo técnico, en directo se convirtieron en una apisonadora precisa. Comenzaron con las tres primeras canciones de Datalysium (2023), destacando especialmente “The Axiom of Error“. La voz de Derek Rydquist impresionó por su profundidad, con guturales que parecían salir desde lo más hondo de su garganta.
Con riffs envolventes y secciones instrumentales donde el bajo cobraba un protagonismo peculiar, brillaron especialmente en la colosal “Divinertia I“. Esta canción fue una montaña rusa: arranque lento, desarrollo tenso y un final de potencia explosiva que terminó siendo mi favorita. La atmósfera se tornó aún más oscura con el apoyo vocal de su guitarrista, Justin McKinney, y el set cerró con “Deus Deceptor“, donde las guitarras y el doble bombo crearon una pared sonora monumental. Para mí, fue una grata sorpresa descubrir que esta banda puede equilibrar técnica y brutalidad sin caer en el exceso.
Con la sala ya rozando el sold out, era el turno de Crypta. Las brasileñas salieron al escenario con algunos problemas técnicos que afectaron a su guitarrista Tainá, especialmente en “Death Arcana” y “The Other Side of Anger“, donde incluso se perdió todo el sonido salvo la batería. Sin embargo, lo que podría haber sido una caída, fue una prueba de carácter: las chicas siguieron adelante entre sonrisas de resignación y el apoyo constante del público. A partir de “Stronghold” los problemas se disiparon y pudimos disfrutar plenamente del vendaval que son en directo.
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Fernanda Lira lideró con una energía brutal, mientras Luana Dametto brilló especialmente en “Under the Black Wings“, demostrando haber subido varios peldaños en su nivel como baterista. Hubo pogos, solos de guitarra destacados y una conexión real con la audiencia. La banda cerró con su clásico “From the Ashes“, donde el mosh alcanzó su punto álgido y todas las integrantes mostraron una compenetración total. Crypta superó los obstáculos iniciales y acabó dejando una de las actuaciones más memorables de la noche.
A las 20:58 hs, con la sala a reventar, comenzó el apocalipsis con Aborted. Desde el primer segundo, con la intro de “Dreadbringer” y el estallido de “Retrogore“, la banda belga demostró por qué son un referente del death metal moderno. Sven de Caluwé es una bestia escénica que no para ni se encuentra quieto ni un segundo. Saltos, gritos, headbanging y una conexión salvaje con el público, incluso animándonos a hacer burpees durante “The Origin of Disease“. Fue uno de esos momentos surrealistas que solo se viven en conciertos únicos.
El sonido fue perfecto, y el batería Kévin Paradis elevó la actuación a otro nivel con su doble bombo ametrallador. El set incluyó temas clásicos y varios del reciente Vault of Horrors (2024), donde incluso subió al escenario Derek de The Zenith Passage para colaborar en “The Shape of Hate“. Entre pogos, circle pits y hasta un wall of death, Aborted cerró con “Hecatomb” y una intensidad brutal, mientras sonaba “Sandstorm” como cierre irónico. Fue una actuación redonda, potente y absolutamente devastadora.
Barcelona vivió una jornada irrepetible con cuatro bandas que ofrecieron lo mejor de sus respectivos estilos. Desde la agresividad primitiva de Organectomy hasta la perfección técnica de The Zenith Passage, pasando por la garra de Crypta y la destrucción absoluta de Aborted, el público respondió con entusiasmo y entrega. Esta noche no fue solo un concierto, fue una celebración del death metal en todas sus formas. Si alguna vez alguien duda del poder del metal extremo en directo, noches como esta son la respuesta.



La tarde del 4 de mayo de 2025 se convirtió en una de las jornadas más intensas que haya vivido la escena extrema en Barcelona. En la sala Razzmatazz (2), cuatro bandas se encargaron de transformar un domingo cualquiera en una auténtica celebración del metal más brutal, técnico y visceral. Desde el slam death más salvaje hasta la precisión quirúrgica del death técnico y la fuerza femenina del metal brasileño, culminando con una tormenta belga de proporciones épicas, cada grupo dejó su huella en una noche para recordar.
Organectomy fue la banda encargada de abrir el cartel, y lo hicieron a las 18:20 hs, con una contundencia que dejó claro desde el primer riff que venían a romper cuellos. La sala, sorprendentemente llena desde tan temprano, respondía con ansias al brutal death slam de los neozelandeses, a pesar de la ausencia de su bajista. El vocalista Alex Paul fue un torbellino imparable: señalando al público, simulando dirigir una orquesta macabra con los brazos, golpeando el aire como si cada frase fuera un martillazo gutural. Su presencia escénica fue tan salvaje como teatral, caminando de forma lateral como un cangrejo y mostrando una expresividad que rozaba lo demencial.
A nivel musical, el sonido fue impecable en temas como “Tracheal Hanging” o “The Third Mutation“, con guturales cavernosos que no perdían fuerza pese al constante headbanging del vocalista. La sala no tardó en entregarse, y ya en la cuarta canción se desató el primer pogo. Con riffs precisos, batería ultrarrápida y una coordinación visual total entre los miembros, Organectomy dejó claro que su misión era clara: destrozar vértebras. El cierre con “Entropic Decay” fue una apoteosis de puños al aire y gritos frenéticos, despidiéndose con agradecimientos y una sala ya completamente encendida para lo que venía.
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Sin demora, The Zenith Passage tomó el relevo y trajó un enfoque distinto pero igual de demoledor: un death metal técnico y atmosférico, con un nivel instrumental que rozó la perfección. El joven baterista fue el primero en aparecer, dando paso a una formación que se estrenaba en Barcelona. A pesar de mis dudas previas sobre el estilo técnico, en directo se convirtieron en una apisonadora precisa. Comenzaron con las tres primeras canciones de Datalysium (2023), destacando especialmente “The Axiom of Error“. La voz de Derek Rydquist impresionó por su profundidad, con guturales que parecían salir desde lo más hondo de su garganta.
Con riffs envolventes y secciones instrumentales donde el bajo cobraba un protagonismo peculiar, brillaron especialmente en la colosal “Divinertia I“. Esta canción fue una montaña rusa: arranque lento, desarrollo tenso y un final de potencia explosiva que terminó siendo mi favorita. La atmósfera se tornó aún más oscura con el apoyo vocal de su guitarrista, Justin McKinney, y el set cerró con “Deus Deceptor“, donde las guitarras y el doble bombo crearon una pared sonora monumental. Para mí, fue una grata sorpresa descubrir que esta banda puede equilibrar técnica y brutalidad sin caer en el exceso.
Con la sala ya rozando el sold out, era el turno de Crypta. Las brasileñas salieron al escenario con algunos problemas técnicos que afectaron a su guitarrista Tainá, especialmente en “Death Arcana” y “The Other Side of Anger“, donde incluso se perdió todo el sonido salvo la batería. Sin embargo, lo que podría haber sido una caída, fue una prueba de carácter: las chicas siguieron adelante entre sonrisas de resignación y el apoyo constante del público. A partir de “Stronghold” los problemas se disiparon y pudimos disfrutar plenamente del vendaval que son en directo.
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A las 20:58 hs, con la sala a reventar, comenzó el apocalipsis con Aborted. Desde el primer segundo, con la intro de “Dreadbringer” y el estallido de “Retrogore“, la banda belga demostró por qué son un referente del death metal moderno. Sven de Caluwé es una bestia escénica que no para ni se encuentra quieto ni un segundo. Saltos, gritos, headbanging y una conexión salvaje con el público, incluso animándonos a hacer burpees durante “The Origin of Disease“. Fue uno de esos momentos surrealistas que solo se viven en conciertos únicos.
El sonido fue perfecto, y el batería Kévin Paradis elevó la actuación a otro nivel con su doble bombo ametrallador. El set incluyó temas clásicos y varios del reciente Vault of Horrors (2024), donde incluso subió al escenario Derek de The Zenith Passage para colaborar en “The Shape of Hate“. Entre pogos, circle pits y hasta un wall of death, Aborted cerró con “Hecatomb” y una intensidad brutal, mientras sonaba “Sandstorm” como cierre irónico. Fue una actuación redonda, potente y absolutamente devastadora.
Barcelona vivió una jornada irrepetible con cuatro bandas que ofrecieron lo mejor de sus respectivos estilos. Desde la agresividad primitiva de Organectomy hasta la perfección técnica de The Zenith Passage, pasando por la garra de Crypta y la destrucción absoluta de Aborted, el público respondió con entusiasmo y entrega. Esta noche no fue solo un concierto, fue una celebración del death metal en todas sus formas. Si alguna vez alguien duda del poder del metal extremo en directo, noches como esta son la respuesta.