


Retomando el testigo del fenecido Deconstruction Tour, celebrado entre el 1999 y 2006, llega este nuevo festival de hardcore punk que pasará por doce ciudades del continente europeo, y que en la capital catalana cuenta con el añadido de los neoyorkinos, Madball.
A primera hora de la tarde tenemos a Dead Pioneers, formación liderada por el artista y activista Gregg Deal, de ascendencia indígena, concretamente de la tribu Paiute, cuya reserva está situada en Pyramid Lake, Nevada, y con dos álbumes en su haber en los que combinan Punk con Spoken Works, con líneas que convergen con bandas tan dispares como Dead Kennedy’s y Rage Against The Machine, en especial por su contenido político, y denuncia social.
Al llegar al Poble Espanyol, o Iberona para los más ilustrados, el cuarteto ya había iniciado su actuación unos cinco minutos antes, con el sol en la cara ejecutando “No One Owns Anything and Death is Real”, y de explicito mensaje ecologista. También desde su álbum debut, hicieron la versión del “Punchline” de los legendarios Minutemen de Mike Watt. Se mostraron bastante estáticos en sus posiciones, mientras que Gregg recuerda un poco al Gordo de Ratos de Porao con su forma de moverse, medio encorvado. De su recientemente editado segundo álbum Po$t American interpretaron “STFU” (Shut The Fuck Up), dirigida a los supremacistas blancos, el KKK, y otras mierdas de racistas.
Una intro de batería da pie a “Pit Song”, perseguida por otra andanada de un minuto como es “World Up My Ass”. Algo más relajada es la versada “Bad Indian” que empieza con algo así como, No soy un muy buen indio, quizás un mal indio. “Work Class Warfare” dice que el capitalismo mata, “We’re Punk First” es toda una declaración de principios que arranca una vez más los aplausos del escaso publico presente, una cuarta parte quizás de la plaza, unos mil quizás.
Continuaron con la machaconería baterística de “Rage”, y hachazo final a sus treinta minutos con la que les da nombre “Dead Pioneers”, que lucen un logotipo con una carreta ardiendo, en fin, más claro el agua. Muy buena impresión, la del quinteto asentado en Denver, Colorado.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Madball en Madrid: “De la Calle al Escenario”
En segunda posición aparecen otra banda peculiar, y bien crítica con la clase política. Ellas/ellos son The Iron Roses, desde Elkton, Maryland, con Nathan/Natasha Gray de Boysetsfire al frente de esta versión colorista y jubilosa del melodic power punk.
Aunque todos vistan de un negro riguroso, y Nat con unas botas de inmensos tacones, repasando prácticamente al completo su disco homónimo de 2023, a pesar de un sonido algo confuso que deslució su alegre, pero combativa propuesta, con temas como el popero y altamente bailable himno a la esperanza titulado, “Raising Hell, Raising Hope”, o “Soldier of Fortune”, o la felicidad que transmite “Screaming for a Change” junto a la co-vocalista Beckie Fontaine.
El ska y el reagge confluyen en “Hearts of Fire”, más contundentes se muestran en “Around & ‘Round”, “Hit” o la festiva “Rebel Soul Sound”. Para finalizar, “No Way”, un corte del disco en solitario de Nathan Gray de 2020, Working Title, para la que Nat hizo un largo comentario sobre sus dos últimos años de cambios en su vida, y que terminaron con los/las dos cantantes en medio de una primera fila encantada de tenerlos tan cerca. Una fantástica banda con fantásticas composiciones, siendo un rayo de luz, un arco iris en medio de esta lluvia de agresividad, y fiereza.
La tercera en discordia son los ya no tan chicos, Comeback Kid, donde continúan Andrew Neufeld, y Jeremy Hiebert manteniendo el rumbo de los canadienses. Este año han estado celebrando el veinte aniversario de Wake The Dead, con una gira que paso hace justo un mes por Madrid y Lisboa, e interpretándolo íntegramente. En Barcelona solo disponían de unos cuarenta minutos, así que debieron cambiar bastante el repertorio habitual basado en ese segundo álbum del que solo cayeron la inicial “False Idols Fall” a máxima velocidad, una imposible “My Other Side”, “Talk is Cheap”, y como colofón a su descarga “Wake the Dead”. No gozaron del mejor de los sonidos, pero hicieron las delicias de sus fans más acérrimos, incluyendo algún que otro circle pit, con Andrew empapado en sudor, agitando desde la valla de contención a un personal más que excitado con la propuesta, y que durante la ruda batalla perdió alguna que otra zapatilla, lentes, y Dios sabe que más. Revolucionados a más no poder entraron y salieron.
La siguiente banda es probablemente mi favorita del cartel, y es que los conocí personalmente en 2005, poco antes de reventar la sala Mephisto de Poble Nou. Madball son y serán hardcore de vieja escuela neoyorkina, al igual que Sick of it All, Cro Mags, o sus hermanos de sangre Agnostic Front, que actuarían al día siguiente en esta misma plaza junto a Bad Religion.
Freddy Cricien hermano pequeño de Roger Miret, tiene su propio estilo, que consiste, tal como vimos en el Barna’n Roll de 2023, en recorrer al galope el escenario arriba y abajo agitando su melena, hablando su peculiar castellano, una mixtura de cubano, colombiano, e inglés. Aunque el loco se hace entender, empezando por preguntar ¿Cómo está mi gente?, o demandar las manos arriba para “Hold It Down”.
Comentó que teníamos una buena fiesta acá en Barcelona, y dio las gracias por haber sido invitado a tocar en este Fest, aunque no sean parte de la gira, antes de acometer con “Set It Off”, y ese coitus interruptus llamado “Smell the Bacon (What’s With You?)”, o soltar un ábreme eso dirigiéndose a las primeras filas antes de “Lockdown”.
Finalizaron sus cuarenta minutos adjudicados con la dedicada a la comunidad latina “100%”, “Rev Up” y la no menos identitaria “Doc Marten Stomp” como signo de firmeza, y resistencia en la hermandad hardcore punk. Pisaron fuerte con un sonido que no fue mucho mejor que el de sus predecesores, guitarra muy baja, y todo muy comprimido por la limitación de sonido omnipresente durante la jornada. Una lástima.
También procedentes de la misma provincia canadiense de Manitoba, tenemos a los más veteranos de la noche, y es que Propaghandi llevan desde el 86 editando maquetas, hasta que Fat Mike decidió ficharlos en 1992, después de verlos tocar junto a su grupo NOFX.
Tampoco empezó muy fino el sonido para “Failled Imagineer”, y “The Only Good Fascist Is a Very Dead Fascist”. Acto seguido inician la ronda de estrenos, con la compleja “Rented P.A.”, y la metalera con efluvios a Maiden “Prismatic Spray (The Tinder Date)” desde su octavo álbum en estudio, tercero para Epitaph, el grandioso At Peace.
Vuelta al sonido original thrash punk con otro corte del Less Talk, More Rock (1996), la anticapitalista “...And We Thought That Nation-States Were a Bad Idea”. Dos nuevas canciones más, “Cat Guy” y “No Longer Young”, ambas a una velocidad relativamente moderada, y de similar estructura.
Palabras de apoyo contra el genocidio en Gaza, demandando paz y libertad para Palestina, antes de empezar el tema “Apparently, I’m a P.C. Fascist (Because I Care About Both Human and Non-Human Animals)”, y en el qué a mitad de este corte de 1,47’, Chris olvidó la letra restante, aduciendo que a pesar de haber estado practicando, este es el primer show en dos años.
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Reemprendieron la marcha con una acelerada “Back to the Motor League”, única pieza extraída de Today Empires, Tomorrow’s Ashes (2021). Tras preguntar si hemos escuchado el nuevo disco, presentan la pesada “Guiding Lights”, y la que da título a este, “At Peace”, que dedicaron a la banda andaluza de G.A.S. Drummers con la habían coincidido en Madrid.
Y para acabar, “Victory Lap”, y la multidireccional “Night Letters” llena de pausas y blast beats. Excelentes cuarenta minutos admirando la evolución de ese skate punk en su ardiente juventud, a un thrash progresivo, más cercanos, y sin salir de la tierra de los castores, a unos Rush, que a No Means No, pero sin llegar a la brutalidad de los quebequeses Voivod.
Como banda principal, teníamos de nuevo a los californianos Pennywise, a los que ya vimos hace tres años en este mismo enclave, encabezando el Barna Roll 2022, y que siguen sin lanzar nada nuevo al mercado desde el Never Gonna Die en 2018, aparte de la participación en el disco benéfico The House That Bradley Built en 2020, versionando temas de Sublime, la banda del fallecido Bradley James Nowell.
Recién salidos de la cámara de descompresión, los de Hermosa Beach si tuvieron libre albedrio en cuanto a sonido, y atronando como un cañón perfectamente calibrado, abriendo fuego con una atribulada “Wouldn’t It Be Nice”, con la batería Byron MacMackin ardiendo como la gasolina durante los poco más de sesenta minutos de actuación.
Del Straight Ahead (1999) llega “My Own Country”, seguida por las tremebundas guitarras que arman “Is What You Do With It” del About Time (1995), al igual que “Perfect People”, o “Same Old Story” ampliamente coreada por los cerca de cinco mil asistentes. Después de “Who’s to Blame” bajaron un pelín el ritmo para “Just for You”. Esta es una de fácil para Byron, dijo Jim Lindberg de una “It’s Up to Me” a piñón fijo
Somos Pennywise de Los Angeles, California, y podéis decir lo que queráis de Estados Unidos, esta bien, lo que pasa allá es una mierda por culpa de una jodida administración, así que vamos a bailar con “Homesick”. Sorpresa general ante la inclusión de un medley de NOFX constituido por los cortes “Bob”, “Kill All The Whiteman”, o “The Brews”.
Fletcher comenta que el siguiente tema va sobre la libertad de expresión, libertad sexual, libertad para lo que quieras ser, para presentar “Fuck Authority”. Una larga sesión de palmas, y demás confluyen en “Society”, seguida por otra del Full Circle (1997), la bailable “Broken”. El guitarra pregunta ahora por la gente de la vieja escuela, treinta y cuatro años hace de este “Living for Today”, para pasar a una algo más antigua, de 1961 es el “Stand by Me” de Ben E. King, que Pennywise grabó en 1989, y que acabaría como cara b del single Wilcard.
Como es habitual, rodeados de familiares y amigos se fueron con el “Bro Hymn”, y que dedicaron a Greg Graffin de Bad Religion, protagonistas del día siguiente, sábado, con todo el papel vendido. Pero eso ya es otra historia.




Retomando el testigo del fenecido Deconstruction Tour, celebrado entre el 1999 y 2006, llega este nuevo festival de hardcore punk que pasará por doce ciudades del continente europeo, y que en la capital catalana cuenta con el añadido de los neoyorkinos, Madball.
A primera hora de la tarde tenemos a Dead Pioneers, formación liderada por el artista y activista Gregg Deal, de ascendencia indígena, concretamente de la tribu Paiute, cuya reserva está situada en Pyramid Lake, Nevada, y con dos álbumes en su haber en los que combinan Punk con Spoken Works, con líneas que convergen con bandas tan dispares como Dead Kennedy’s y Rage Against The Machine, en especial por su contenido político, y denuncia social.
Al llegar al Poble Espanyol, o Iberona para los más ilustrados, el cuarteto ya había iniciado su actuación unos cinco minutos antes, con el sol en la cara ejecutando “No One Owns Anything and Death is Real”, y de explicito mensaje ecologista. También desde su álbum debut, hicieron la versión del “Punchline” de los legendarios Minutemen de Mike Watt. Se mostraron bastante estáticos en sus posiciones, mientras que Gregg recuerda un poco al Gordo de Ratos de Porao con su forma de moverse, medio encorvado. De su recientemente editado segundo álbum Po$t American interpretaron “STFU” (Shut The Fuck Up), dirigida a los supremacistas blancos, el KKK, y otras mierdas de racistas.
Una intro de batería da pie a “Pit Song”, perseguida por otra andanada de un minuto como es “World Up My Ass”. Algo más relajada es la versada “Bad Indian” que empieza con algo así como, No soy un muy buen indio, quizás un mal indio. “Work Class Warfare” dice que el capitalismo mata, “We’re Punk First” es toda una declaración de principios que arranca una vez más los aplausos del escaso publico presente, una cuarta parte quizás de la plaza, unos mil quizás.
Continuaron con la machaconería baterística de “Rage”, y hachazo final a sus treinta minutos con la que les da nombre “Dead Pioneers”, que lucen un logotipo con una carreta ardiendo, en fin, más claro el agua. Muy buena impresión, la del quinteto asentado en Denver, Colorado.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Madball en Madrid: “De la Calle al Escenario”
En segunda posición aparecen otra banda peculiar, y bien crítica con la clase política. Ellas/ellos son The Iron Roses, desde Elkton, Maryland, con Nathan/Natasha Gray de Boysetsfire al frente de esta versión colorista y jubilosa del melodic power punk.
Aunque todos vistan de un negro riguroso, y Nat con unas botas de inmensos tacones, repasando prácticamente al completo su disco homónimo de 2023, a pesar de un sonido algo confuso que deslució su alegre, pero combativa propuesta, con temas como el popero y altamente bailable himno a la esperanza titulado, “Raising Hell, Raising Hope”, o “Soldier of Fortune”, o la felicidad que transmite “Screaming for a Change” junto a la co-vocalista Beckie Fontaine.
El ska y el reagge confluyen en “Hearts of Fire”, más contundentes se muestran en “Around & ‘Round”, “Hit” o la festiva “Rebel Soul Sound”. Para finalizar, “No Way”, un corte del disco en solitario de Nathan Gray de 2020, Working Title, para la que Nat hizo un largo comentario sobre sus dos últimos años de cambios en su vida, y que terminaron con los/las dos cantantes en medio de una primera fila encantada de tenerlos tan cerca. Una fantástica banda con fantásticas composiciones, siendo un rayo de luz, un arco iris en medio de esta lluvia de agresividad, y fiereza.
La tercera en discordia son los ya no tan chicos, Comeback Kid, donde continúan Andrew Neufeld, y Jeremy Hiebert manteniendo el rumbo de los canadienses. Este año han estado celebrando el veinte aniversario de Wake The Dead, con una gira que paso hace justo un mes por Madrid y Lisboa, e interpretándolo íntegramente. En Barcelona solo disponían de unos cuarenta minutos, así que debieron cambiar bastante el repertorio habitual basado en ese segundo álbum del que solo cayeron la inicial “False Idols Fall” a máxima velocidad, una imposible “My Other Side”, “Talk is Cheap”, y como colofón a su descarga “Wake the Dead”. No gozaron del mejor de los sonidos, pero hicieron las delicias de sus fans más acérrimos, incluyendo algún que otro circle pit, con Andrew empapado en sudor, agitando desde la valla de contención a un personal más que excitado con la propuesta, y que durante la ruda batalla perdió alguna que otra zapatilla, lentes, y Dios sabe que más. Revolucionados a más no poder entraron y salieron.
La siguiente banda es probablemente mi favorita del cartel, y es que los conocí personalmente en 2005, poco antes de reventar la sala Mephisto de Poble Nou. Madball son y serán hardcore de vieja escuela neoyorkina, al igual que Sick of it All, Cro Mags, o sus hermanos de sangre Agnostic Front, que actuarían al día siguiente en esta misma plaza junto a Bad Religion.
Freddy Cricien hermano pequeño de Roger Miret, tiene su propio estilo, que consiste, tal como vimos en el Barna’n Roll de 2023, en recorrer al galope el escenario arriba y abajo agitando su melena, hablando su peculiar castellano, una mixtura de cubano, colombiano, e inglés. Aunque el loco se hace entender, empezando por preguntar ¿Cómo está mi gente?, o demandar las manos arriba para “Hold It Down”.
Comentó que teníamos una buena fiesta acá en Barcelona, y dio las gracias por haber sido invitado a tocar en este Fest, aunque no sean parte de la gira, antes de acometer con “Set It Off”, y ese coitus interruptus llamado “Smell the Bacon (What’s With You?)”, o soltar un ábreme eso dirigiéndose a las primeras filas antes de “Lockdown”.
Finalizaron sus cuarenta minutos adjudicados con la dedicada a la comunidad latina “100%”, “Rev Up” y la no menos identitaria “Doc Marten Stomp” como signo de firmeza, y resistencia en la hermandad hardcore punk. Pisaron fuerte con un sonido que no fue mucho mejor que el de sus predecesores, guitarra muy baja, y todo muy comprimido por la limitación de sonido omnipresente durante la jornada. Una lástima.
También procedentes de la misma provincia canadiense de Manitoba, tenemos a los más veteranos de la noche, y es que Propaghandi llevan desde el 86 editando maquetas, hasta que Fat Mike decidió ficharlos en 1992, después de verlos tocar junto a su grupo NOFX.
Tampoco empezó muy fino el sonido para “Failled Imagineer”, y “The Only Good Fascist Is a Very Dead Fascist”. Acto seguido inician la ronda de estrenos, con la compleja “Rented P.A.”, y la metalera con efluvios a Maiden “Prismatic Spray (The Tinder Date)” desde su octavo álbum en estudio, tercero para Epitaph, el grandioso At Peace.
Vuelta al sonido original thrash punk con otro corte del Less Talk, More Rock (1996), la anticapitalista “...And We Thought That Nation-States Were a Bad Idea”. Dos nuevas canciones más, “Cat Guy” y “No Longer Young”, ambas a una velocidad relativamente moderada, y de similar estructura.
Palabras de apoyo contra el genocidio en Gaza, demandando paz y libertad para Palestina, antes de empezar el tema “Apparently, I’m a P.C. Fascist (Because I Care About Both Human and Non-Human Animals)”, y en el qué a mitad de este corte de 1,47’, Chris olvidó la letra restante, aduciendo que a pesar de haber estado practicando, este es el primer show en dos años.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Imperial Age en Barcelona: “Mitología, teatralidad y metal sinfónico”
Reemprendieron la marcha con una acelerada “Back to the Motor League”, única pieza extraída de Today Empires, Tomorrow’s Ashes (2021). Tras preguntar si hemos escuchado el nuevo disco, presentan la pesada “Guiding Lights”, y la que da título a este, “At Peace”, que dedicaron a la banda andaluza de G.A.S. Drummers con la habían coincidido en Madrid.
Y para acabar, “Victory Lap”, y la multidireccional “Night Letters” llena de pausas y blast beats. Excelentes cuarenta minutos admirando la evolución de ese skate punk en su ardiente juventud, a un thrash progresivo, más cercanos, y sin salir de la tierra de los castores, a unos Rush, que a No Means No, pero sin llegar a la brutalidad de los quebequeses Voivod.
Como banda principal, teníamos de nuevo a los californianos Pennywise, a los que ya vimos hace tres años en este mismo enclave, encabezando el Barna Roll 2022, y que siguen sin lanzar nada nuevo al mercado desde el Never Gonna Die en 2018, aparte de la participación en el disco benéfico The House That Bradley Built en 2020, versionando temas de Sublime, la banda del fallecido Bradley James Nowell.
Recién salidos de la cámara de descompresión, los de Hermosa Beach si tuvieron libre albedrio en cuanto a sonido, y atronando como un cañón perfectamente calibrado, abriendo fuego con una atribulada “Wouldn’t It Be Nice”, con la batería Byron MacMackin ardiendo como la gasolina durante los poco más de sesenta minutos de actuación.
Del Straight Ahead (1999) llega “My Own Country”, seguida por las tremebundas guitarras que arman “Is What You Do With It” del About Time (1995), al igual que “Perfect People”, o “Same Old Story” ampliamente coreada por los cerca de cinco mil asistentes. Después de “Who’s to Blame” bajaron un pelín el ritmo para “Just for You”. Esta es una de fácil para Byron, dijo Jim Lindberg de una “It’s Up to Me” a piñón fijo
Somos Pennywise de Los Angeles, California, y podéis decir lo que queráis de Estados Unidos, esta bien, lo que pasa allá es una mierda por culpa de una jodida administración, así que vamos a bailar con “Homesick”. Sorpresa general ante la inclusión de un medley de NOFX constituido por los cortes “Bob”, “Kill All The Whiteman”, o “The Brews”.
Fletcher comenta que el siguiente tema va sobre la libertad de expresión, libertad sexual, libertad para lo que quieras ser, para presentar “Fuck Authority”. Una larga sesión de palmas, y demás confluyen en “Society”, seguida por otra del Full Circle (1997), la bailable “Broken”. El guitarra pregunta ahora por la gente de la vieja escuela, treinta y cuatro años hace de este “Living for Today”, para pasar a una algo más antigua, de 1961 es el “Stand by Me” de Ben E. King, que Pennywise grabó en 1989, y que acabaría como cara b del single Wilcard.
Como es habitual, rodeados de familiares y amigos se fueron con el “Bro Hymn”, y que dedicaron a Greg Graffin de Bad Religion, protagonistas del día siguiente, sábado, con todo el papel vendido. Pero eso ya es otra historia.
