

Cuando salía de este concierto de Presto Vivace, escuché a alguien describir a la banda como un “grupo de culto”. Claro que esa es una descripción muy subjetiva, pero lo que es innegable es que Presto Vivace es una agrupación que genera un gran cariño, tal cual se pudo ver aquella noche en el barrio porteño de San Cristóbal.
Pero vayamos al inicio.
30 años no es poco, sobre todo si hablamos de una carrera en el mundo del metal en Argentina. Y con Presto Vivace habiendo llegado justamente a este punto en su carrera, qué mejor ocasión que celebrarlo con un par de fechas especiales. Así que el sábado 9 de agosto pudimos ver al combo progresivo presentando una selección de sus canciones en formato acústico en Galpón B, recinto de Cochabamba 2536 que tendrá la típica construcción de un bar con bandas en vivo, pero por suerte tampoco se olvida de que las bandas deben sonar bien para que la cosa tenga sentido. Durante toda la noche el sonido fue de primera, mucho mejor que en varios lugares de estatus más alto si se pasan por mis crónicas de conciertos en esa clase de lugares.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Marcelo Pérez Schneider: “Hubo compañeros que preferian morir por la patria a rendirse”
Cada vez que se presenta la oportunidad de ver o escuchar a una banda en formato acústico, la pregunta que siempre se presenta, al menos para mí, es cómo se van a adaptar las canciones a ese contexto, sobre todo si no hablamos de algo como Alice In Chains donde el material ya se hace de esa manera. Y con una banda como Presto Vivace, con sus canciones de duraciones épicas y los constantes cambios de compases esperables de parte de una banda progresiva, se generaban todavía más dudas. Pero en Galpón B quedó en claro que todo queda sujeto a la habilidad de los músicos para moverse en ese nuevo ambiente, y ya sabemos que el bajista y líder Marcelo Pérez Schneider ha sabido rodearse de músicos selectos a lo largo de estas décadas.
Para la ocasión, a los actuales Martín de Pas en batería, su hijo y guitarrista Luciano Pérez Schneider y la cantante chilena Brunella Bolocco Boye se les sumó el segundo guitarrista Agustín Pinto y el cantante Gabriel Chaperón, ambos ex integrantes de Presto Vivace pero que todavía tienen su lugar en el vivo. Brunella ha sabido desenvolverse perfectamente en vivo, pero creo que la adición de Chaperón permitió darle matices a las canciones que funcionaron muy bien en el formato acústico.
La velada comenzó con un deep cut fuerte, con “Las Mismas Palabras”, canción de su primerísimo EP Círculos Sin Centro de 1995, a la que siguieron inmediatamente con “Laberintos Hacia El Vacío”, la composición que forma su segundo EP del mismo nombre de 1997. Desde un principio se podía ver esto que decía sobre el cariño del público a la banda, porque El Galpón B tenía una cantidad de gente grande para lo que suelen ser los típicos recitales de bandas nacionales, sobre todo para las que no se suelen considerar “masivas”. No hablamos de un público que vaya a explotar en una marea de mosh, considerando el contexto, pero uno que prestaba atención y aplaudía de manera respetuosa al final de cada canción: esta es música para escuchar, ante todo.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Riverside en Buenos Aires: “El desafío del prog”
Sin la distorsión en las guitarras, Presto Vivace no tendrá la pesadez metalera tradicional pero queda más que claro el talento de todos sus músicos, no sólo de parte de las guitarras sino también del bajo acústico de Marcelo, toda una bestia detrás de las cuatro cuerdas.
El set se dividió entre canción más conocidas y otras que eran claramente para los fans, mechando las lentas “Más Lejos Más Cerca” y “Matías Resurgirás” con la más movida “Réquiem Esférico” y la melosa “Tomado De Tu Mano”, siempre con un balance perfecto entre los beneficios del formato acústico más humilde y el virtuosismo que se puede ver en cada canción. Hubo comentarios acerca de las canciones, un juego de luces que cumplió su papel al momento de destacar lo hecho por cada uno de los músicos, fuera en el contexto de las canciones o en sus solos, las palabras con el público y un ambiente de buena onda tanto por parte de la banda como de los presentes.
Como se había prometido antes de arrancar, el set acústico de Presto Vivace se cerró hacía las 22:30, después de una hora reloj a la que la banda le sacó todo el jugo posible. Para el final, el grupo se guardó “La Dictadura de las Máquinas”, canción de aquel lejano LP debut Utopías Color Esmeralda (2000) que bien representa el estilo de la banda, tanto en la lírica como en la complejidad musical de su propuesta, poniendo así punto final con los aplausos del público, fotos y un aprecio sincero.
Así que, “banda de culto” es una manera acertada de referirse a Presto Vivace, y lo demostraron sin sudar al juntar a toda esa gente en el Galpón B. Pero lo que importa acá no es el culto sino el cariño, uno que se puede sentir al momento de escuchar a la gente del ambiente progresivo hablando del conjunto. Así que esperemos que a este festejo por los 30 años se le sumen muchos más, porque Presto Vivace tiene un lugar indispensable en la escena pesada nacional.


Cuando salía de este concierto de Presto Vivace, escuché a alguien describir a la banda como un “grupo de culto”. Claro que esa es una descripción muy subjetiva, pero lo que es innegable es que Presto Vivace es una agrupación que genera un gran cariño, tal cual se pudo ver aquella noche en el barrio porteño de San Cristóbal.
Pero vayamos al inicio.
30 años no es poco, sobre todo si hablamos de una carrera en el mundo del metal en Argentina. Y con Presto Vivace habiendo llegado justamente a este punto en su carrera, qué mejor ocasión que celebrarlo con un par de fechas especiales. Así que el sábado 9 de agosto pudimos ver al combo progresivo presentando una selección de sus canciones en formato acústico en Galpón B, recinto de Cochabamba 2536 que tendrá la típica construcción de un bar con bandas en vivo, pero por suerte tampoco se olvida de que las bandas deben sonar bien para que la cosa tenga sentido. Durante toda la noche el sonido fue de primera, mucho mejor que en varios lugares de estatus más alto si se pasan por mis crónicas de conciertos en esa clase de lugares.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Marcelo Pérez Schneider: “Hubo compañeros que preferian morir por la patria a rendirse”
Cada vez que se presenta la oportunidad de ver o escuchar a una banda en formato acústico, la pregunta que siempre se presenta, al menos para mí, es cómo se van a adaptar las canciones a ese contexto, sobre todo si no hablamos de algo como Alice In Chains donde el material ya se hace de esa manera. Y con una banda como Presto Vivace, con sus canciones de duraciones épicas y los constantes cambios de compases esperables de parte de una banda progresiva, se generaban todavía más dudas. Pero en Galpón B quedó en claro que todo queda sujeto a la habilidad de los músicos para moverse en ese nuevo ambiente, y ya sabemos que el bajista y líder Marcelo Pérez Schneider ha sabido rodearse de músicos selectos a lo largo de estas décadas.
Para la ocasión, a los actuales Martín de Pas en batería, su hijo y guitarrista Luciano Pérez Schneider y la cantante chilena Brunella Bolocco Boye se les sumó el segundo guitarrista Agustín Pinto y el cantante Gabriel Chaperón, ambos ex integrantes de Presto Vivace pero que todavía tienen su lugar en el vivo. Brunella ha sabido desenvolverse perfectamente en vivo, pero creo que la adición de Chaperón permitió darle matices a las canciones que funcionaron muy bien en el formato acústico.
La velada comenzó con un deep cut fuerte, con “Las Mismas Palabras”, canción de su primerísimo EP Círculos Sin Centro de 1995, a la que siguieron inmediatamente con “Laberintos Hacia El Vacío”, la composición que forma su segundo EP del mismo nombre de 1997. Desde un principio se podía ver esto que decía sobre el cariño del público a la banda, porque El Galpón B tenía una cantidad de gente grande para lo que suelen ser los típicos recitales de bandas nacionales, sobre todo para las que no se suelen considerar “masivas”. No hablamos de un público que vaya a explotar en una marea de mosh, considerando el contexto, pero uno que prestaba atención y aplaudía de manera respetuosa al final de cada canción: esta es música para escuchar, ante todo.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Riverside en Buenos Aires: “El desafío del prog”
Sin la distorsión en las guitarras, Presto Vivace no tendrá la pesadez metalera tradicional pero queda más que claro el talento de todos sus músicos, no sólo de parte de las guitarras sino también del bajo acústico de Marcelo, toda una bestia detrás de las cuatro cuerdas.
El set se dividió entre canción más conocidas y otras que eran claramente para los fans, mechando las lentas “Más Lejos Más Cerca” y “Matías Resurgirás” con la más movida “Réquiem Esférico” y la melosa “Tomado De Tu Mano”, siempre con un balance perfecto entre los beneficios del formato acústico más humilde y el virtuosismo que se puede ver en cada canción. Hubo comentarios acerca de las canciones, un juego de luces que cumplió su papel al momento de destacar lo hecho por cada uno de los músicos, fuera en el contexto de las canciones o en sus solos, las palabras con el público y un ambiente de buena onda tanto por parte de la banda como de los presentes.
Como se había prometido antes de arrancar, el set acústico de Presto Vivace se cerró hacía las 22:30, después de una hora reloj a la que la banda le sacó todo el jugo posible. Para el final, el grupo se guardó “La Dictadura de las Máquinas”, canción de aquel lejano LP debut Utopías Color Esmeralda (2000) que bien representa el estilo de la banda, tanto en la lírica como en la complejidad musical de su propuesta, poniendo así punto final con los aplausos del público, fotos y un aprecio sincero.
Así que, “banda de culto” es una manera acertada de referirse a Presto Vivace, y lo demostraron sin sudar al juntar a toda esa gente en el Galpón B. Pero lo que importa acá no es el culto sino el cariño, uno que se puede sentir al momento de escuchar a la gente del ambiente progresivo hablando del conjunto. Así que esperemos que a este festejo por los 30 años se le sumen muchos más, porque Presto Vivace tiene un lugar indispensable en la escena pesada nacional.