Estuve revisando viejas crónicas que tengo guardadas, y pude notar en que los dos últimos años y medio, desde que volvieron los eventos masivos tras la pandemia, vi varios debuts de bandas en Argentina. Haciendo un repaso rápido había nombres como Soen, Alexisonfire, Discharge, Persefone, In The Woods, FM y American Football (este último al que fui como ciudadano común), conciertos que demuestran que todavía hay gente dispuesta a correr riesgos en un país tan volátil. Y ahora pudimos tachar otro nombre grande en la lista, con la presentación del 28 de marzo de los polacos Riverside.
Ser “la banda polaca más destacada del sonido progresivo de las dos últimas décadas” puede sonar como un título muy específico, pero Riverside lo vienen sosteniendo con una discografía uniforme en calidad y un sonido característico: si querés algo un toque más pesado que la típica banda de rock progresivo retro setentero pero más atmosférico y melancólico que las explosiones de virtuosismo del típico metal progresivo post Dream Theater, los liderados por el cantante y bajista Mariusz Duda cubren ese nicho con soltura, persistiendo incluso ante la adversidad de la muerte repentina de su guitarrista Piotr Grudziński en 2016. En cuanto a conciertos internacionales, el cuarteto ya había tocado en Latinoamérica con sendas presentaciones en México, Chile y Brasil, con Argentina siempre quedándose afuera. Pero con la salida de su nuevo álbum ID.Entity, los polacos pudieron hacer por fin el chequeo en Ezeiza, e incluso sumar los sellos de Costa Rica y Colombia al pasaporte por primera vez en esta gira.
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En la espera para entrar al coqueto Groove de avenida Santa Fe 4389 el 28 de marzo, justo al lado de La Rural, se fue acumulando una cantidad generosa de gente en la fila, algo que me hace pensar que la asistencia al concierto debió haber sido ayudada, aunque sea un poco, por haber sido organizado un feriado de Jueves Santo. La gente mostraba una saludable variedad de remeras, con predominancia de íconos progresivos como Rush, Opeth, Pink Floyd, Leprous, Soen, la primera remera de Pendragon que vi en mi vida, Marillion, Porcupine Tree, Anathema, King Crimson y grupos parecidos, a los que se sumaban gente más pesada de Led Zeppelin, Dream Theater, y hasta Dimmu Borgir y Rotting Christ. Si esto indica la clase de público que Riverside atrae o es simplemente que la gente que va a estos recitales no se preocupa por que la remera haga juego con la música y agarra lo primero que tiene a mano, lo dejo a criterio del lector.
Tras un cacheo minucioso que me hizo pensar que no estábamos entrando en un boliche de Palermo a ver una banda polaca sino que era una reunión de la ONU para hablar sobre secretos nucleares, pudimos entrar al Groove, con sus señales de local bailable visibles y palpables incluso en la oscuridad. Y a las 19.30, tal cual como indicaba el flyer del evento, pudimos escuchar los primeros acordes de “La Advenediza”, canción con la que los teloneros locales Presto Vivace dieron comienzo a su presentación.
En una reciente entrevista que tuve con Mariusz Duda, el músico señaló que Riverside no es una banda que se dedique al virtuosismo ni a los largos pasajes instrumentales. Pero ese aspecto de la música progresiva es algo que siempre está presente y con el que comparten una gran cantidad de fans, así que la elección de Presto Vivace para abrir la fecha fue correcta. El cuarteto liderado por el bajista Marcelo Pérez Schneider lleva casi 30 años haciéndose un nombre en la escena progresiva porteña, mano a mano con otros como 2112 y Fughu, y en el medio han ido forjando una propuesta ultra técnica en cada aspecto: riffs retorcidos, compases irregulares y cambiantes, vocalizaciones líricas y canciones prolongadas, con este inicio en particular extendiéndose por más de 12 minutos.
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Presto Vivace es una banda para ver en vivo, porque observar cómo un grupo de seres humanos toca lo hecho en sus álbumes es una parte importante del entretenimiento. A pesar de los numerosos cambios de formación que ha tenido Presto Vivace a lo largo de su carrera, su bajista líder sigue encontrando músicos de talla para ocupar los puestos y es por eso que pudimos ver al grupo completado con su hijo Luciano Pérez Schneider en guitarra, al ex Jason y actual Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado (la banda del Indio Solari) Martín de Pas en batería, y a la chilena Brunella Bolocco Boye, ex Beto Vazquez Infinity, en voces. Encargarse sólo de las voces en un grupo tan complicado y centrado en la pirotecnia instrumental tiene sus desventajas, siendo que muchas veces se dificulta saber qué hacer durante un solo de seis minutos, y los momentos en los que la cantante se retiraba del escenario medio que lo demuestran (ojo, es una hipótesis mía). Pero la cantante demostró estar a la altura de las circunstancias con sus voces elevándose a la estratósfera y haciéndose sentir a través del despliegue de riffs de sus compañeros de banda.
Centrándonos en el aspecto musical, lo de Presto Vivace puede llegar a marear a los que no estén acostumbrados a semejante propuesta, pero no creo que en algún momento se vuelvan una bola deforme de riffs y ruiditos: la banda suena como un reloj suizo en cada ocasión, y las líneas de bajo penetrantes de Pérez Schneider (padre) son un atractivo importante. La antes mencionada “La Advenediza”, “La Dictadura de las Máquinas”, “Réquiem Esférico” (un homenaje a Diego Maradona pasado al lenguaje del rock progresivo), “Sólo por hoy” y “Anteinfierno” pasaron por las manos del cuarteto y fueron aplaudidas por la gente, con el grupo presentando su nuevo álbum Inmanencia. Una gran propuesta si a usted le atrae todos los elementos que acabo de mencionar, y seguramente se encontrará con mucho más al experimentar su obra, cosa que podrán hacer el 18 de mayo próximo en El Teatrito (Sarmiento 1752), donde la banda presentará nuevo videoclip.
Ya con Presto Vivace habiendo cumplido su tarea, era momento de que saliera a escena el grupo por el que todos habían venido. La espera empezó con “Tom Sawyer” de Rush musicalizando la velada, aunque después pasaron a un particular mix de música de la década de los cuarenta. Pero con puntualidad perfecta, algo que tengo que destacar de la producción del lugar, a las 20.40 pudimos ver a los músicos de Riverside saliendo al escenario, primero el baterista Piotr Kozieradzki, más tarde el tecladista Michał Łapaj y el guitarrista Maciej Meller, comenzando a tocar la intro de “#Addicted”. A lo último salió Mariusz Duda, tomando el bajo puesto al lado de los parlantes y saludando a la gente con un “¡Buenas noches, Buenos Aires!” en español, mientras el público cantaba “Olé, olé, olé, Riverside” y viendo cómo adaptar el nombre a la métrica, y la banda dio comienzo a la canción proveniente de Love, Fear and the Time Machine.
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Resumiendo algunos puntos generales, desde el primer momento tuvimos un sonido espectacular acorde con la propuesta de los polacos, con cada instrumento sonando claro como el agua y encima acompañados por un sistema de luces que seguía el ritmo de la música. La gente agitando y coreando solos como si estuvieran viendo a los Rolling Stones, y con Duda haciendo lo suyo comunicándose con el público entre canciones.
Este último punto fue muy importante, porque a pesar de que en sus álbumes Duda adopte cierta posición de filósofo y observador del presente a través de una mirada intelectual, sesuda y por momentos cruzando la línea para volverse un toque sermoneador, arriba del escenario el músico trata de que las cosas no sean tan densas y que la gente pase un buen rato viendo a Riverside. En “02 Panic Room” la banda hizo un pequeño acto de quedar como estatuas en medio de la canción, con Duda haciendo un pequeño movimiento para animar a la gente a seguir alentando, las pequeñas disculpas por tardar tanto en venir con Riverside antes de arrancar con “Big Tech Brother”, cuando le cede el lugar al público para que cante en “Lost (Why Should I Be Frightened by a Hat?)”, o el desafío que le propone a la gente antes de tocar “Post-Truth” de identificar una pequeña parte de otra canción que meten en medio de ella, además de mencionar que por suerte todavía no habían aparecido los mosquitos… “por ahora”, como agregó él.
Antes de comenzar “Left Out”, Duda dijo que Riverside no querían ser la misma banda melancólica de hace 20 años atrás, y que cuando muchas personas escuchan acerca de Riverside y ven la etiqueta de “metal progresivo” creen que es algún grupo ultra virtuoso, incluso haciendo mímica de tocar millones de notas por segundo, y que querían cambiar eso. Todo esto parece parte de un esfuerzo por cambiar un poco la imagen de la banda, o al menos poner en claro que el grupo es mucho más de lo que solía mostrar. Y la gente lo recibió lo más bien, coreando la canción cuando explotó.
La intro de piano de “The Place Where I Belong”, la gente acompañando en “Egoist Hedonist”, y esa intro sintetizada que invita a saltar con todo en “Friend or Foe?”, todos estos enormes momentos que tuvieron a los presentes alentando a más no poder. Fue con esta última que la banda se retiró del escenario, dándose un minuto de descanso antes de volver para finalizar el evento con los bises. La primera sería un medley de “Driven to Destruction” con “Self-Aware”, esta última una de las canciones más Rush de la discografía de Riverside y hasta casi diría una de las más pop más allá de que dure más de ocho minutos.
Y para poner punto final al asunto, Duda expresó que “como son una banda prog, estaban obligados a hacer versiones extendidas de las canciones en vivo”, algo medio en chiste medio en serio que se materializó con “Conceiving You”, canción de Second Life Syndrome donde la banda tocó una parte en loop mientras Duda se ponía la capucha de su hoodie (similar al hoodie usado varias veces por Nergal de Behemoth, de lo cual podemos sacar que es una moda popular entre cantantes de bandas de metal polacas) y hacía unos manierismos cual mago mientras animaba a la gente a participar de un juego donde deberían “gritar suspirando” cuando contara hasta cuatro. Esto es algo que tiene mucho más sentido estando ahí presente que pasándolo a texto, pero la gente se copó haciéndolo un par de veces hasta que al final el cantante los animó a gritar cuando terminara la cuenta, momento donde Riverside rompieron el loop y dejaron que la canción explotara, dando lugar a un final catártico y deslumbrante que dejó a todos satisfechos y tal vez algo afónicos.
Foto con el público, reparto de agradecimientos, púas y baquetas, mientras sonaba de fondo “Riverside” de Sidney Samson, una de esas canciones de house europeo de hace como 15 años usadas en montajes de Call of Duty, horribles pero que encuentran una melodía que termina metiéndose en el cerebro como un picahielos en una lobotomía. Es un detalle gracioso, y me hace pensar que Riverside (la banda) están adoptando algunas cosas de Rush, en la postura de ser una banda progresiva que tiene suficiente conciencia como para no tomarse todo tan en serio, y si es así bien por ellos.
En el camino que tuve desde Groove hasta la parada del colectivo, mataría tres mosquitos. Mariusz tuvo razón, terminaron volviendo.
Etiquetas: argentina, metal progresivo, polonia, Presto Vivace, Riverside, Rock ProgresivoEstuve revisando viejas crónicas que tengo guardadas, y pude notar en que los dos últimos años y medio, desde que volvieron los eventos masivos tras la pandemia, vi varios debuts de bandas en Argentina. Haciendo un repaso rápido había nombres como Soen, Alexisonfire, Discharge, Persefone, In The Woods, FM y American Football (este último al que fui como ciudadano común), conciertos que demuestran que todavía hay gente dispuesta a correr riesgos en un país tan volátil. Y ahora pudimos tachar otro nombre grande en la lista, con la presentación del 28 de marzo de los polacos Riverside.
Ser “la banda polaca más destacada del sonido progresivo de las dos últimas décadas” puede sonar como un título muy específico, pero Riverside lo vienen sosteniendo con una discografía uniforme en calidad y un sonido característico: si querés algo un toque más pesado que la típica banda de rock progresivo retro setentero pero más atmosférico y melancólico que las explosiones de virtuosismo del típico metal progresivo post Dream Theater, los liderados por el cantante y bajista Mariusz Duda cubren ese nicho con soltura, persistiendo incluso ante la adversidad de la muerte repentina de su guitarrista Piotr Grudziński en 2016. En cuanto a conciertos internacionales, el cuarteto ya había tocado en Latinoamérica con sendas presentaciones en México, Chile y Brasil, con Argentina siempre quedándose afuera. Pero con la salida de su nuevo álbum ID.Entity, los polacos pudieron hacer por fin el chequeo en Ezeiza, e incluso sumar los sellos de Costa Rica y Colombia al pasaporte por primera vez en esta gira.
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En la espera para entrar al coqueto Groove de avenida Santa Fe 4389 el 28 de marzo, justo al lado de La Rural, se fue acumulando una cantidad generosa de gente en la fila, algo que me hace pensar que la asistencia al concierto debió haber sido ayudada, aunque sea un poco, por haber sido organizado un feriado de Jueves Santo. La gente mostraba una saludable variedad de remeras, con predominancia de íconos progresivos como Rush, Opeth, Pink Floyd, Leprous, Soen, la primera remera de Pendragon que vi en mi vida, Marillion, Porcupine Tree, Anathema, King Crimson y grupos parecidos, a los que se sumaban gente más pesada de Led Zeppelin, Dream Theater, y hasta Dimmu Borgir y Rotting Christ. Si esto indica la clase de público que Riverside atrae o es simplemente que la gente que va a estos recitales no se preocupa por que la remera haga juego con la música y agarra lo primero que tiene a mano, lo dejo a criterio del lector.
Tras un cacheo minucioso que me hizo pensar que no estábamos entrando en un boliche de Palermo a ver una banda polaca sino que era una reunión de la ONU para hablar sobre secretos nucleares, pudimos entrar al Groove, con sus señales de local bailable visibles y palpables incluso en la oscuridad. Y a las 19.30, tal cual como indicaba el flyer del evento, pudimos escuchar los primeros acordes de “La Advenediza”, canción con la que los teloneros locales Presto Vivace dieron comienzo a su presentación.
En una reciente entrevista que tuve con Mariusz Duda, el músico señaló que Riverside no es una banda que se dedique al virtuosismo ni a los largos pasajes instrumentales. Pero ese aspecto de la música progresiva es algo que siempre está presente y con el que comparten una gran cantidad de fans, así que la elección de Presto Vivace para abrir la fecha fue correcta. El cuarteto liderado por el bajista Marcelo Pérez Schneider lleva casi 30 años haciéndose un nombre en la escena progresiva porteña, mano a mano con otros como 2112 y Fughu, y en el medio han ido forjando una propuesta ultra técnica en cada aspecto: riffs retorcidos, compases irregulares y cambiantes, vocalizaciones líricas y canciones prolongadas, con este inicio en particular extendiéndose por más de 12 minutos.
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Presto Vivace es una banda para ver en vivo, porque observar cómo un grupo de seres humanos toca lo hecho en sus álbumes es una parte importante del entretenimiento. A pesar de los numerosos cambios de formación que ha tenido Presto Vivace a lo largo de su carrera, su bajista líder sigue encontrando músicos de talla para ocupar los puestos y es por eso que pudimos ver al grupo completado con su hijo Luciano Pérez Schneider en guitarra, al ex Jason y actual Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado (la banda del Indio Solari) Martín de Pas en batería, y a la chilena Brunella Bolocco Boye, ex Beto Vazquez Infinity, en voces. Encargarse sólo de las voces en un grupo tan complicado y centrado en la pirotecnia instrumental tiene sus desventajas, siendo que muchas veces se dificulta saber qué hacer durante un solo de seis minutos, y los momentos en los que la cantante se retiraba del escenario medio que lo demuestran (ojo, es una hipótesis mía). Pero la cantante demostró estar a la altura de las circunstancias con sus voces elevándose a la estratósfera y haciéndose sentir a través del despliegue de riffs de sus compañeros de banda.
Centrándonos en el aspecto musical, lo de Presto Vivace puede llegar a marear a los que no estén acostumbrados a semejante propuesta, pero no creo que en algún momento se vuelvan una bola deforme de riffs y ruiditos: la banda suena como un reloj suizo en cada ocasión, y las líneas de bajo penetrantes de Pérez Schneider (padre) son un atractivo importante. La antes mencionada “La Advenediza”, “La Dictadura de las Máquinas”, “Réquiem Esférico” (un homenaje a Diego Maradona pasado al lenguaje del rock progresivo), “Sólo por hoy” y “Anteinfierno” pasaron por las manos del cuarteto y fueron aplaudidas por la gente, con el grupo presentando su nuevo álbum Inmanencia. Una gran propuesta si a usted le atrae todos los elementos que acabo de mencionar, y seguramente se encontrará con mucho más al experimentar su obra, cosa que podrán hacer el 18 de mayo próximo en El Teatrito (Sarmiento 1752), donde la banda presentará nuevo videoclip.
Ya con Presto Vivace habiendo cumplido su tarea, era momento de que saliera a escena el grupo por el que todos habían venido. La espera empezó con “Tom Sawyer” de Rush musicalizando la velada, aunque después pasaron a un particular mix de música de la década de los cuarenta. Pero con puntualidad perfecta, algo que tengo que destacar de la producción del lugar, a las 20.40 pudimos ver a los músicos de Riverside saliendo al escenario, primero el baterista Piotr Kozieradzki, más tarde el tecladista Michał Łapaj y el guitarrista Maciej Meller, comenzando a tocar la intro de “#Addicted”. A lo último salió Mariusz Duda, tomando el bajo puesto al lado de los parlantes y saludando a la gente con un “¡Buenas noches, Buenos Aires!” en español, mientras el público cantaba “Olé, olé, olé, Riverside” y viendo cómo adaptar el nombre a la métrica, y la banda dio comienzo a la canción proveniente de Love, Fear and the Time Machine.
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Resumiendo algunos puntos generales, desde el primer momento tuvimos un sonido espectacular acorde con la propuesta de los polacos, con cada instrumento sonando claro como el agua y encima acompañados por un sistema de luces que seguía el ritmo de la música. La gente agitando y coreando solos como si estuvieran viendo a los Rolling Stones, y con Duda haciendo lo suyo comunicándose con el público entre canciones.
Este último punto fue muy importante, porque a pesar de que en sus álbumes Duda adopte cierta posición de filósofo y observador del presente a través de una mirada intelectual, sesuda y por momentos cruzando la línea para volverse un toque sermoneador, arriba del escenario el músico trata de que las cosas no sean tan densas y que la gente pase un buen rato viendo a Riverside. En “02 Panic Room” la banda hizo un pequeño acto de quedar como estatuas en medio de la canción, con Duda haciendo un pequeño movimiento para animar a la gente a seguir alentando, las pequeñas disculpas por tardar tanto en venir con Riverside antes de arrancar con “Big Tech Brother”, cuando le cede el lugar al público para que cante en “Lost (Why Should I Be Frightened by a Hat?)”, o el desafío que le propone a la gente antes de tocar “Post-Truth” de identificar una pequeña parte de otra canción que meten en medio de ella, además de mencionar que por suerte todavía no habían aparecido los mosquitos… “por ahora”, como agregó él.
Antes de comenzar “Left Out”, Duda dijo que Riverside no querían ser la misma banda melancólica de hace 20 años atrás, y que cuando muchas personas escuchan acerca de Riverside y ven la etiqueta de “metal progresivo” creen que es algún grupo ultra virtuoso, incluso haciendo mímica de tocar millones de notas por segundo, y que querían cambiar eso. Todo esto parece parte de un esfuerzo por cambiar un poco la imagen de la banda, o al menos poner en claro que el grupo es mucho más de lo que solía mostrar. Y la gente lo recibió lo más bien, coreando la canción cuando explotó.
La intro de piano de “The Place Where I Belong”, la gente acompañando en “Egoist Hedonist”, y esa intro sintetizada que invita a saltar con todo en “Friend or Foe?”, todos estos enormes momentos que tuvieron a los presentes alentando a más no poder. Fue con esta última que la banda se retiró del escenario, dándose un minuto de descanso antes de volver para finalizar el evento con los bises. La primera sería un medley de “Driven to Destruction” con “Self-Aware”, esta última una de las canciones más Rush de la discografía de Riverside y hasta casi diría una de las más pop más allá de que dure más de ocho minutos.
Y para poner punto final al asunto, Duda expresó que “como son una banda prog, estaban obligados a hacer versiones extendidas de las canciones en vivo”, algo medio en chiste medio en serio que se materializó con “Conceiving You”, canción de Second Life Syndrome donde la banda tocó una parte en loop mientras Duda se ponía la capucha de su hoodie (similar al hoodie usado varias veces por Nergal de Behemoth, de lo cual podemos sacar que es una moda popular entre cantantes de bandas de metal polacas) y hacía unos manierismos cual mago mientras animaba a la gente a participar de un juego donde deberían “gritar suspirando” cuando contara hasta cuatro. Esto es algo que tiene mucho más sentido estando ahí presente que pasándolo a texto, pero la gente se copó haciéndolo un par de veces hasta que al final el cantante los animó a gritar cuando terminara la cuenta, momento donde Riverside rompieron el loop y dejaron que la canción explotara, dando lugar a un final catártico y deslumbrante que dejó a todos satisfechos y tal vez algo afónicos.
Foto con el público, reparto de agradecimientos, púas y baquetas, mientras sonaba de fondo “Riverside” de Sidney Samson, una de esas canciones de house europeo de hace como 15 años usadas en montajes de Call of Duty, horribles pero que encuentran una melodía que termina metiéndose en el cerebro como un picahielos en una lobotomía. Es un detalle gracioso, y me hace pensar que Riverside (la banda) están adoptando algunas cosas de Rush, en la postura de ser una banda progresiva que tiene suficiente conciencia como para no tomarse todo tan en serio, y si es así bien por ellos.
En el camino que tuve desde Groove hasta la parada del colectivo, mataría tres mosquitos. Mariusz tuvo razón, terminaron volviendo.
Etiquetas: argentina, metal progresivo, polonia, Presto Vivace, Riverside, Rock Progresivo