


El pasado 12 de octubre, en los minutos previos a la apertura de puertas de The Garage en Glasgow —donde más tarde se presentaría un triple cartel formado por High Parasite, Messa y Paradise Lost—, tuve la oportunidad de conversar con los cuatro integrantes de Messa. Con The Spin ya superando el medio año desde su lanzamiento, y tras incontables entrevistas alrededor de Europa, el desafío era intentar adentrarse en aspectos del disco y del proceso creativo de la banda que aún no hubieran sido explorados en profundidad.
La jornada fue, además, un momento especial: el debut de Messa en Escocia. A pesar de que muchos asistentes no conocían a la banda antes de esa noche, el magnetismo de su actuación fue tal que, una vez terminado el concierto, decenas de personas se acercaron al puesto de merchandising para felicitarlos, comprar camisetas y discos, y compartir impresiones con los músicos. En un gesto que refleja la cercanía que los caracteriza, el grupo no dudó en firmar vinilos, entradas y posar para fotos con quienes se lo pedían, prolongando la experiencia más allá del escenario.
Entonces, chicos, mencionaron que durante la grabación de The Spin hubo canciones que les parecieron demasiado “típicas de Messa”, y que por eso fueron descartadas. ¿Alguna vez pensaron en sacar un disco con todo ese material que quedó afuera, o eso todavía no está sobre la mesa?
Sara: Mi opinión —no sé si los demás la comparten— es que si algo fue descartado, hay una razón para ello. ¿Están de acuerdo?
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Alberto: Sí, sí, sí. Quiero decir, la razón por la que algunas canciones fueron descartadas no fue porque fueran viejas o algo así, sino porque quizás no estaban enfocadas en el camino que Messa estaba tomando con el álbum.
Se mencionó que durante la grabación usaron varios equipos vintage y métodos de producción antiguos. ¿Por qué creen que en los últimos años ha habido, digamos, una creciente tendencia o interés por volver a esas técnicas, ese equipamiento y ese sonido más clásico?
Alberto: Bueno, simplemente porque suena bien y nos ayudó a ir en la dirección que queríamos lograr. En cuanto definimos que el disco tendría una vibra muy ochentera, dijimos: “ok, usemos cosas que realmente se usaban en los 80”. Era importante, digamos, estar atados a esa maquinaria, de modo que el resultado fuera creíble dentro de ese contexto. Porque, por ejemplo, con un teclado: puedes usar uno nuevo, que es mucho más fácil de tocar, pero no se parece al original. El instrumento viejo va a ser más difícil, pero también más auténtico.
Sara: Algo que dijiste una vez, y que me parece totalmente acertado, es que algunos instrumentos te obligan a trabajar de cierta manera. Y eso fue crucial para Messa durante el desarrollo, la grabación y la escritura de The Spin. Porque el instrumento en sí te empuja hacia una dirección concreta; es casi como una lucha con él, porque estás forzado a adaptarte. Tiene ciertos límites, digamos, pero esos límites pueden transformarse en algo creativo e interesante al final.
Y ahora, Sara, y ustedes también: ¿qué canción sienten que más resuena con cada uno de ustedes en The Spin? Digamos, ¿cuál sienten más propia cuando la tocan?
Sara: Bueno, es una pregunta difícil, porque para mí es como tener hijos: no puedes elegir uno como favorito, los amas a todos. Pero siendo honesta, hay una canción que ocupa un lugar especial para mí. Probablemente mi favorita es “Thicker Blood”.
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¿Y ustedes?
Alberto: Para mí es “Immolation”, por ejemplo.
Rocco: Sí, coincido totalmente con Sara: “Thicker Blood”. Y también “Reveal”, me gusta mucho tocarla. Pero si tengo que elegir una sola, sin duda “Thicker Blood”.
Marco: La mía es “The Dress”. Es una de las más desafiantes de tocar.
Sara: Dolor y placer. La bendición y la maldición.
¿Cuánto impacto, si es que alguno, tienen los externos —me refiero al sello discográfico, la gerencia, y todo el entorno que acompaña a la banda— en el proceso de composición o producción de un disco de ustedes?
Sara: Ninguno. En absoluto.
Marco: Totalmente ninguno. Puedes escribir un cero grande.
Entonces, ustedes han hablado muchas veces sobre la libertad al componer. ¿Cómo reconocen el momento en que una canción encuentra su propia forma y deja de “pertenecerles”, como si empezara a tener vida propia?
Sara: Bueno, después de meses, primero que nada, y después de ser muy tercos y trabajar mucho en ella. Creo que para mí —no sé si para los demás es igual— es como un candado cuya llave se tira una vez que el disco sale.
Rocco: Sí, si no, nunca terminarías.
Sara: Exacto, sería interminable. Una vez que grabas, y ya tienes la mezcla y el máster, ahí es cuando realmente la canción termina. Porque ya no puedes volver a meterle mano.
Bueno, aunque siempre se pueden hacer remixes o cosas así.
Alberto: Sí, quizá, si no tuviéramos que pagar por el estudio de grabación, yo todavía estaría allá.
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Sí, sé exactamente a lo que te refieres. Ahora, respecto al título del álbum: la palabra Spin puede significar muchas cosas —rotación, desorientación, engaño o narración, por ejemplo—. ¿Cuál fue la razón emocional o simbólica detrás de elegir esa palabra como título del disco?
Sara: Bueno, digamos que mientras filmábamos el video de “At Races”, el primer sencillo de The Spin, estábamos manejando por algún lugar perdido, en medio de la nada, en Bosnia. Y en un momento, esa palabra simplemente apareció en mi cabeza. Sentí que describía perfectamente lo que queríamos expresar con este disco, y que encajaba con el lenguaje que estábamos construyendo —el sonoro, el visual—. De pronto todo empezó a tener más sentido. Creo que era una buena palabra porque representa el giro de las ruedas, tiene sentido visualmente, líricamente y musicalmente. Así que sí, era una palabra adecuada para representar lo que queríamos decir. Y, bueno, fue algo bastante simple: la anoté en las notas del teléfono y, más adelante, cuando empezamos a hablar del título, la propuse y todos estuvieron de acuerdo. No fue, digamos, tan complicado como con otros discos de Messa.
Y última pregunta. Ahora que se podría decir que se han alejado un poco del doom en sí, y abrazado otras estéticas, ¿sienten algún tipo de presión —interna o externa— por redefinir cómo “debería sonar” Messa?
Sara: Bueno, siendo honesta, nunca nos hemos puesto límites, aparte de nuestro propio gusto personal, claro. Es como… no sé, una serpiente que muda de piel. El ADN de la banda sigue ahí. Tenemos la misma formación desde el inicio, así que nuestras personalidades están completamente presentes, y el núcleo del grupo sigue siendo fuerte. Dicho esto, también es bueno cambiar algunas cosas aquí y allá. Para algunos ya no tocamos metal; para otros sí. Recibimos muchas opiniones distintas respecto al género, pero sinceramente, no nos importa demasiado mientras estemos contentos con el disco y con lo que representa. Lo hemos dicho muchas veces: si tocáramos siempre el mismo material, nos aburriríamos. Nos gusta cambiar cosas, explorar nuevos territorios sonoros, que es algo que me parece muy interesante. Y también, cambiamos todo el tiempo y somos oyentes muy activos. No somos una tienda sellada al vacío, nos dejamos contaminar.
Rocco: Y además es un reto para nosotros como músicos intentar tocar algo diferente, en lugar de repetir lo mismo. Siempre es desafiante intentar inspirarte en algo que te gusta, pero que nunca habías pensado tocar. Con el sonido ochentero, cada uno de nosotros tenía sus propias referencias de la música de esa época, pero creo que antes del concepto de The Spin, ninguno había pensado hacer un álbum con ese tipo de sonido. Pero dijimos: “¿Por qué no intentarlo?”. Y fue simplemente eso: “Sí, ¿por qué no?”. Así empezó todo el proceso.
Sara: El camino se revela solo. Nunca comenzamos con una idea precisa en mente; era más bien: “Bueno, ¿qué haremos ahora?”. Recogemos y reunimos ideas, y luego vemos hacia dónde nos llevan —tanto de forma voluntaria como involuntaria— dentro de los límites de ciertos instrumentos. Reunimos todo, lo metemos en un gran frasco, y ahí queda hasta el siguiente disco.
Quiero agradecer sinceramente a Sara, Alberto, Marco y Rocco por haber dedicado parte de su tiempo, en una jornada tan intensa, para realizar esta entrevista para Track to Hell. Fue un verdadero placer conversar con ellos y conocer más a fondo el universo detrás de The Spin. Espero con muchas ganas volver a verlos en noviembre, cuando regresen al Reino Unido para su presentación en el Damnation Festival.
Etiquetas: At Races, doom metal, Escocia, Glasgow, Immolation, Messa, Reino Unido, Scotland, The Dress, The Garage, The Spin, Thicker Blood, UK


El pasado 12 de octubre, en los minutos previos a la apertura de puertas de The Garage en Glasgow —donde más tarde se presentaría un triple cartel formado por High Parasite, Messa y Paradise Lost—, tuve la oportunidad de conversar con los cuatro integrantes de Messa. Con The Spin ya superando el medio año desde su lanzamiento, y tras incontables entrevistas alrededor de Europa, el desafío era intentar adentrarse en aspectos del disco y del proceso creativo de la banda que aún no hubieran sido explorados en profundidad.
La jornada fue, además, un momento especial: el debut de Messa en Escocia. A pesar de que muchos asistentes no conocían a la banda antes de esa noche, el magnetismo de su actuación fue tal que, una vez terminado el concierto, decenas de personas se acercaron al puesto de merchandising para felicitarlos, comprar camisetas y discos, y compartir impresiones con los músicos. En un gesto que refleja la cercanía que los caracteriza, el grupo no dudó en firmar vinilos, entradas y posar para fotos con quienes se lo pedían, prolongando la experiencia más allá del escenario.
Entonces, chicos, mencionaron que durante la grabación de The Spin hubo canciones que les parecieron demasiado “típicas de Messa”, y que por eso fueron descartadas. ¿Alguna vez pensaron en sacar un disco con todo ese material que quedó afuera, o eso todavía no está sobre la mesa?
Sara: Mi opinión —no sé si los demás la comparten— es que si algo fue descartado, hay una razón para ello. ¿Están de acuerdo?
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Alberto: Sí, sí, sí. Quiero decir, la razón por la que algunas canciones fueron descartadas no fue porque fueran viejas o algo así, sino porque quizás no estaban enfocadas en el camino que Messa estaba tomando con el álbum.
Se mencionó que durante la grabación usaron varios equipos vintage y métodos de producción antiguos. ¿Por qué creen que en los últimos años ha habido, digamos, una creciente tendencia o interés por volver a esas técnicas, ese equipamiento y ese sonido más clásico?
Alberto: Bueno, simplemente porque suena bien y nos ayudó a ir en la dirección que queríamos lograr. En cuanto definimos que el disco tendría una vibra muy ochentera, dijimos: “ok, usemos cosas que realmente se usaban en los 80”. Era importante, digamos, estar atados a esa maquinaria, de modo que el resultado fuera creíble dentro de ese contexto. Porque, por ejemplo, con un teclado: puedes usar uno nuevo, que es mucho más fácil de tocar, pero no se parece al original. El instrumento viejo va a ser más difícil, pero también más auténtico.
Sara: Algo que dijiste una vez, y que me parece totalmente acertado, es que algunos instrumentos te obligan a trabajar de cierta manera. Y eso fue crucial para Messa durante el desarrollo, la grabación y la escritura de The Spin. Porque el instrumento en sí te empuja hacia una dirección concreta; es casi como una lucha con él, porque estás forzado a adaptarte. Tiene ciertos límites, digamos, pero esos límites pueden transformarse en algo creativo e interesante al final.
Y ahora, Sara, y ustedes también: ¿qué canción sienten que más resuena con cada uno de ustedes en The Spin? Digamos, ¿cuál sienten más propia cuando la tocan?
Sara: Bueno, es una pregunta difícil, porque para mí es como tener hijos: no puedes elegir uno como favorito, los amas a todos. Pero siendo honesta, hay una canción que ocupa un lugar especial para mí. Probablemente mi favorita es “Thicker Blood”.
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¿Y ustedes?
Alberto: Para mí es “Immolation”, por ejemplo.
Rocco: Sí, coincido totalmente con Sara: “Thicker Blood”. Y también “Reveal”, me gusta mucho tocarla. Pero si tengo que elegir una sola, sin duda “Thicker Blood”.
Marco: La mía es “The Dress”. Es una de las más desafiantes de tocar.
Sara: Dolor y placer. La bendición y la maldición.
¿Cuánto impacto, si es que alguno, tienen los externos —me refiero al sello discográfico, la gerencia, y todo el entorno que acompaña a la banda— en el proceso de composición o producción de un disco de ustedes?
Sara: Ninguno. En absoluto.
Marco: Totalmente ninguno. Puedes escribir un cero grande.
Entonces, ustedes han hablado muchas veces sobre la libertad al componer. ¿Cómo reconocen el momento en que una canción encuentra su propia forma y deja de “pertenecerles”, como si empezara a tener vida propia?
Sara: Bueno, después de meses, primero que nada, y después de ser muy tercos y trabajar mucho en ella. Creo que para mí —no sé si para los demás es igual— es como un candado cuya llave se tira una vez que el disco sale.
Rocco: Sí, si no, nunca terminarías.
Sara: Exacto, sería interminable. Una vez que grabas, y ya tienes la mezcla y el máster, ahí es cuando realmente la canción termina. Porque ya no puedes volver a meterle mano.
Bueno, aunque siempre se pueden hacer remixes o cosas así.
Alberto: Sí, quizá, si no tuviéramos que pagar por el estudio de grabación, yo todavía estaría allá.
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Sí, sé exactamente a lo que te refieres. Ahora, respecto al título del álbum: la palabra Spin puede significar muchas cosas —rotación, desorientación, engaño o narración, por ejemplo—. ¿Cuál fue la razón emocional o simbólica detrás de elegir esa palabra como título del disco?
Sara: Bueno, digamos que mientras filmábamos el video de “At Races”, el primer sencillo de The Spin, estábamos manejando por algún lugar perdido, en medio de la nada, en Bosnia. Y en un momento, esa palabra simplemente apareció en mi cabeza. Sentí que describía perfectamente lo que queríamos expresar con este disco, y que encajaba con el lenguaje que estábamos construyendo —el sonoro, el visual—. De pronto todo empezó a tener más sentido. Creo que era una buena palabra porque representa el giro de las ruedas, tiene sentido visualmente, líricamente y musicalmente. Así que sí, era una palabra adecuada para representar lo que queríamos decir. Y, bueno, fue algo bastante simple: la anoté en las notas del teléfono y, más adelante, cuando empezamos a hablar del título, la propuse y todos estuvieron de acuerdo. No fue, digamos, tan complicado como con otros discos de Messa.
Y última pregunta. Ahora que se podría decir que se han alejado un poco del doom en sí, y abrazado otras estéticas, ¿sienten algún tipo de presión —interna o externa— por redefinir cómo “debería sonar” Messa?
Sara: Bueno, siendo honesta, nunca nos hemos puesto límites, aparte de nuestro propio gusto personal, claro. Es como… no sé, una serpiente que muda de piel. El ADN de la banda sigue ahí. Tenemos la misma formación desde el inicio, así que nuestras personalidades están completamente presentes, y el núcleo del grupo sigue siendo fuerte. Dicho esto, también es bueno cambiar algunas cosas aquí y allá. Para algunos ya no tocamos metal; para otros sí. Recibimos muchas opiniones distintas respecto al género, pero sinceramente, no nos importa demasiado mientras estemos contentos con el disco y con lo que representa. Lo hemos dicho muchas veces: si tocáramos siempre el mismo material, nos aburriríamos. Nos gusta cambiar cosas, explorar nuevos territorios sonoros, que es algo que me parece muy interesante. Y también, cambiamos todo el tiempo y somos oyentes muy activos. No somos una tienda sellada al vacío, nos dejamos contaminar.
Rocco: Y además es un reto para nosotros como músicos intentar tocar algo diferente, en lugar de repetir lo mismo. Siempre es desafiante intentar inspirarte en algo que te gusta, pero que nunca habías pensado tocar. Con el sonido ochentero, cada uno de nosotros tenía sus propias referencias de la música de esa época, pero creo que antes del concepto de The Spin, ninguno había pensado hacer un álbum con ese tipo de sonido. Pero dijimos: “¿Por qué no intentarlo?”. Y fue simplemente eso: “Sí, ¿por qué no?”. Así empezó todo el proceso.
Sara: El camino se revela solo. Nunca comenzamos con una idea precisa en mente; era más bien: “Bueno, ¿qué haremos ahora?”. Recogemos y reunimos ideas, y luego vemos hacia dónde nos llevan —tanto de forma voluntaria como involuntaria— dentro de los límites de ciertos instrumentos. Reunimos todo, lo metemos en un gran frasco, y ahí queda hasta el siguiente disco.
Quiero agradecer sinceramente a Sara, Alberto, Marco y Rocco por haber dedicado parte de su tiempo, en una jornada tan intensa, para realizar esta entrevista para Track to Hell. Fue un verdadero placer conversar con ellos y conocer más a fondo el universo detrás de The Spin. Espero con muchas ganas volver a verlos en noviembre, cuando regresen al Reino Unido para su presentación en el Damnation Festival.
Etiquetas: At Races, doom metal, Escocia, Glasgow, Immolation, Messa, Reino Unido, Scotland, The Dress, The Garage, The Spin, Thicker Blood, UK







