El pasado jueves, 23 de octubre de 2025, tuvimos la ocasión de disfrutar de una de las bandas que más han resonado en la escena del metal moderno durante los últimos años. Los alemanes Annisokay demostraron una vez más por qué su nombre suena con tanta fuerza en los principales festivales europeos. Con una producción impecable, una ejecución precisa y una entrega total sobre el escenario, recordaron que el metal no es solo potencia y técnica, sino también sentimiento y conexión con el público. La noche prometía intensidad, y desde los primeros minutos quedó claro que nadie saldría indiferente.
La velada comenzó con The Narrator, una banda que lleva tiempo consolidándose dentro del metalcore gracias a su habilidad para combinar contundencia con melodías muy trabajadas. Aunque la sala aún no estaba llena, los alemanes salieron con todo y ofrecieron un show que superó las expectativas. Su setlist fue breve, apenas media hora, pero suficiente para ganarse al público con su energía desbordante, riffs afilados y breakdowns demoledores. Muchos asistentes descubrieron en ellos una nueva banda a seguir, y no faltaron los aplausos y los primeros pogos tímidos de la tarde.
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A continuación llegó el turno de Heart of a Coward, una de las formaciones más sólidas del Reino Unido en lo que a metalcore progresivo se refiere. Su directo fue una demostración de fuerza, precisión y actitud, combinando a la perfección la agresividad del hardcore con la técnica del metal moderno. Pese a que en algunos momentos la voz quedó algo enterrada en la mezcla, la banda logró mantener una intensidad constante que contagió a toda la sala. Con una afluencia ya mucho mayor, el público respondió con energía, dando lugar a moshpits y circle pits que acompañaron cada breakdown y cada riff pesado como si se tratara de un ritual colectivo.
La expectación crecía y el ambiente estaba preparado para el plato fuerte de la noche. Tras su paso por nuestro país el año pasado teloneando a Within Temptation, los germanos Annisokay regresaban a Barcelona para ofrecer su primer concierto como cabezas de cartel. Desde los primeros acordes, la banda desplegó un sonido impecable, demostrando un equilibrio perfecto entre potencia y emoción. Sus temas, caracterizados por transiciones entre agresividad y pasajes melódicos cargados de sentimiento, sonaron con una nitidez envidiable. El público no tardó en entregarse por completo, coreando cada estribillo y levantando los puños al ritmo de cada breakdown.
El frontman, siempre carismático, supo conectar desde el primer minuto con los asistentes, bajando incluso al foso para animar uno de los primeros moshs de la noche. El repaso a su discografía fue extenso, con momentos para todos los gustos: desde los temas más recientes, donde apuestan por una producción más pulida, hasta clásicos que encendieron la nostalgia entre los seguidores de siempre. Cuando sonaron las últimas notas y las luces comenzaron a apagarse, quedó claro que lo vivido en la sala Razzmatazz 2 no fue un simple concierto, sino una celebración del metal moderno en toda su esencia.
El pasado jueves, 23 de octubre de 2025, tuvimos la ocasión de disfrutar de una de las bandas que más han resonado en la escena del metal moderno durante los últimos años. Los alemanes Annisokay demostraron una vez más por qué su nombre suena con tanta fuerza en los principales festivales europeos. Con una producción impecable, una ejecución precisa y una entrega total sobre el escenario, recordaron que el metal no es solo potencia y técnica, sino también sentimiento y conexión con el público. La noche prometía intensidad, y desde los primeros minutos quedó claro que nadie saldría indiferente.
La velada comenzó con The Narrator, una banda que lleva tiempo consolidándose dentro del metalcore gracias a su habilidad para combinar contundencia con melodías muy trabajadas. Aunque la sala aún no estaba llena, los alemanes salieron con todo y ofrecieron un show que superó las expectativas. Su setlist fue breve, apenas media hora, pero suficiente para ganarse al público con su energía desbordante, riffs afilados y breakdowns demoledores. Muchos asistentes descubrieron en ellos una nueva banda a seguir, y no faltaron los aplausos y los primeros pogos tímidos de la tarde.
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El frontman, siempre carismático, supo conectar desde el primer minuto con los asistentes, bajando incluso al foso para animar uno de los primeros moshs de la noche. El repaso a su discografía fue extenso, con momentos para todos los gustos: desde los temas más recientes, donde apuestan por una producción más pulida, hasta clásicos que encendieron la nostalgia entre los seguidores de siempre. Cuando sonaron las últimas notas y las luces comenzaron a apagarse, quedó claro que lo vivido en la sala Razzmatazz 2 no fue un simple concierto, sino una celebración del metal moderno en toda su esencia.
