


Los titanes indiscutibles del metalcore británico, Architects, hicieron escala en Barcelona en una noche que prometía ser inolvidable. Acompañados por el aclamado trío belga Brutus y los maestros del nuevo hardcore británico, Guilt Trip, el cartel reunía a tres bandas de primerísimo nivel, asegurando un espectáculo cargado de intensidad y potencia sonora. La cita también sirvió como preámbulo al lanzamiento de su próximo trabajo, The Sky, The Earth & All Between, antes de continuar su gira por Portugal y Alemania. Si alguien tuvo la oportunidad de verlos antes en alguno de estos destinos, sin duda se llevó una advertencia clara: las curvas son potentes y Architects nunca defrauda.
Desde el primer segundo, Guilt Trip dejó claro que su ascenso meteórico en la escena hardcore británica no es casualidad. Con una energía arrolladora y un sonido que equilibra agresión, groove y melodía, los de Manchester ofrecieron una actuación que incendió la sala desde el primer acorde. El show comenzó con una inesperada pero efectiva introducción de “Tearing Your Life Away”, un guiño a sus raíces hardcore que hizo vibrar a la audiencia. Pero la calma duró poco: en cuanto irrumpieron los primeros acordes de “Surrounded by Pain”, la sala explotó en un torbellino de saltos, gritos y empujones.
El vocalista Jay Valentine se adueñó del escenario con una presencia dominante, azuzando a la multitud entre cada tema. “Severance” fue un golpe directo al pecho, con riffs afilados que desataron el primer mosh pit serio de la noche. Sin dar respiro, encadenaron “Fallen at My Feet”, donde la combinación de agresividad y melodía mantuvo el frenesí, y “Burn”, con un estribillo demoledor coreado por toda la sala.
La intensidad no decayó en ningún momento. Con “Guilt Trip”, su última incorporación en el set, captaron todas las miradas, marcando un groove contundente que sirvió como base para el caos en la pista. Pero el momento más inesperado llegó con “Sweet Dreams”, elevando el show a su punto más álgido. La brutalidad de las dos últimas canciones, “Broken Wings” y “Thin Ice”, sumada a la entrega de la banda y la conexión con la audiencia, hizo de la actuación de Guilt Trip una de las más memorables de la noche.
Brutus, la sorpresa belga que electrizó Razzmatazz, sorprendió a todos con su aparición. Formado por Stefanie Mannaerts (voz y batería), Peter Mulders (bajo) y Stijn Vanhoegaerden (guitarra), irrumpió en el escenario con una energía arrolladora, desplegando su inconfundible mezcla de post-hardcore, math rock y progresivo. Desde el primer instante quedó claro que no se trataba de un concierto convencional, sino de una experiencia sonora intensa y visceral.
Desde la batería, situada al costado derecho del escenario, Stefanie Mannaerts desafió las convenciones, estableciendo un diálogo directo con el público. Su voz, a veces con tintes de Björk, transita con naturalidad de la delicadeza al desgarro, añadiendo una capa extra de emotividad a cada canción.
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El setlist fue una montaña rusa de emociones. “War” enmudeció la sala antes de estallar en una tormenta de acordes. La atmósfera inicial, densa y opresiva, generó una tensión palpable antes de que Mannaerts desatara su voz cargada de angustia sobre un mar de guitarras distorsionadas en un clímax catártico. La intensidad continuó con “Liar”, donde su dominio en la batería fue simplemente asombroso, marcando un ritmo frenético que se entrelazaba con guitarras cortantes y una voz afilada. En “Justice de Julia II”, la versatilidad vocal de Mannaerts brilló mientras la banda tejía paisajes sonoros complejos y cambiantes. “Miles Away” trajo un respiro con su progresión emocional, preparando el terreno para el cierre apoteósico con “Brave”, un bálsamo etéreo donde la voz flotó sobre una instrumentación envolvente. “Space” destacó por su dinámica, alternando momentos de gran intensidad con pasajes melódicos que mostraron la capacidad de Brutus para crear una atmósfera envolvente. Finalmente, “Sugar Dragon” selló su actuación con un hipnótico coro monosilábico coreado por toda la sala, dejando a los asistentes en trance.
Era el turno de Architects, la banda más esperada de la noche. No hay muchas agrupaciones en el panorama del metal actual que, tras más de 20 años de trayectoria, sigan manteniendo una calidad tan impecable. Su set fue una demostración de resistencia, potencia y precisión. “When We Were Young” inauguró el concierto con un inicio demoledor que encendió la sala desde el primer acorde. Sin dar respiro, continuaron con “Whiplash”, desembocando en el centro de la pista con el primer sencillo de su nuevo álbum.
A lo largo de la noche, presentaron seis temas de The Sky, The Earth & All Between, sin olvidar los himnos que han marcado su carrera. “Giving Blood” desató el delirio en la audiencia, mientras que “Brain Dead” cerró el set con un estallido de luces rojas y bases programadas. Sam Carter tomó el micrófono con su clásico “How the hell are you, motherfuckers?”, anunciando “Deep Fake”, donde la brutalidad del directo alcanzó niveles extremos.
En el clímax del show, la oscuridad dio paso a luces estroboscópicas para la aclamada introducción de “Gone With The Wind” en versión acústica. Alex Dean (bajo) y Adam Christianson (guitarra rítmica) construyeron una atmósfera densa antes de que Carter irrumpiera con la furia del trueno en la voz. “Doomsday” y “Seeing Red” desataron el delirio colectivo, con Josh Middleton brillando en el centro del escenario. Para cerrar la noche, “Animals” dejó a Barcelona en llamas.
El rugido del metalcore resonó en cada rincón de Razzmatazz, confirmando que Architects sigue siendo un referente absoluto.




Los titanes indiscutibles del metalcore británico, Architects, hicieron escala en Barcelona en una noche que prometía ser inolvidable. Acompañados por el aclamado trío belga Brutus y los maestros del nuevo hardcore británico, Guilt Trip, el cartel reunía a tres bandas de primerísimo nivel, asegurando un espectáculo cargado de intensidad y potencia sonora. La cita también sirvió como preámbulo al lanzamiento de su próximo trabajo, The Sky, The Earth & All Between, antes de continuar su gira por Portugal y Alemania. Si alguien tuvo la oportunidad de verlos antes en alguno de estos destinos, sin duda se llevó una advertencia clara: las curvas son potentes y Architects nunca defrauda.
Desde el primer segundo, Guilt Trip dejó claro que su ascenso meteórico en la escena hardcore británica no es casualidad. Con una energía arrolladora y un sonido que equilibra agresión, groove y melodía, los de Manchester ofrecieron una actuación que incendió la sala desde el primer acorde. El show comenzó con una inesperada pero efectiva introducción de “Tearing Your Life Away”, un guiño a sus raíces hardcore que hizo vibrar a la audiencia. Pero la calma duró poco: en cuanto irrumpieron los primeros acordes de “Surrounded by Pain”, la sala explotó en un torbellino de saltos, gritos y empujones.
El vocalista Jay Valentine se adueñó del escenario con una presencia dominante, azuzando a la multitud entre cada tema. “Severance” fue un golpe directo al pecho, con riffs afilados que desataron el primer mosh pit serio de la noche. Sin dar respiro, encadenaron “Fallen at My Feet”, donde la combinación de agresividad y melodía mantuvo el frenesí, y “Burn”, con un estribillo demoledor coreado por toda la sala.
La intensidad no decayó en ningún momento. Con “Guilt Trip”, su última incorporación en el set, captaron todas las miradas, marcando un groove contundente que sirvió como base para el caos en la pista. Pero el momento más inesperado llegó con “Sweet Dreams”, elevando el show a su punto más álgido. La brutalidad de las dos últimas canciones, “Broken Wings” y “Thin Ice”, sumada a la entrega de la banda y la conexión con la audiencia, hizo de la actuación de Guilt Trip una de las más memorables de la noche.
Brutus, la sorpresa belga que electrizó Razzmatazz, sorprendió a todos con su aparición. Formado por Stefanie Mannaerts (voz y batería), Peter Mulders (bajo) y Stijn Vanhoegaerden (guitarra), irrumpió en el escenario con una energía arrolladora, desplegando su inconfundible mezcla de post-hardcore, math rock y progresivo. Desde el primer instante quedó claro que no se trataba de un concierto convencional, sino de una experiencia sonora intensa y visceral.
Desde la batería, situada al costado derecho del escenario, Stefanie Mannaerts desafió las convenciones, estableciendo un diálogo directo con el público. Su voz, a veces con tintes de Björk, transita con naturalidad de la delicadeza al desgarro, añadiendo una capa extra de emotividad a cada canción.
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El setlist fue una montaña rusa de emociones. “War” enmudeció la sala antes de estallar en una tormenta de acordes. La atmósfera inicial, densa y opresiva, generó una tensión palpable antes de que Mannaerts desatara su voz cargada de angustia sobre un mar de guitarras distorsionadas en un clímax catártico. La intensidad continuó con “Liar”, donde su dominio en la batería fue simplemente asombroso, marcando un ritmo frenético que se entrelazaba con guitarras cortantes y una voz afilada. En “Justice de Julia II”, la versatilidad vocal de Mannaerts brilló mientras la banda tejía paisajes sonoros complejos y cambiantes. “Miles Away” trajo un respiro con su progresión emocional, preparando el terreno para el cierre apoteósico con “Brave”, un bálsamo etéreo donde la voz flotó sobre una instrumentación envolvente. “Space” destacó por su dinámica, alternando momentos de gran intensidad con pasajes melódicos que mostraron la capacidad de Brutus para crear una atmósfera envolvente. Finalmente, “Sugar Dragon” selló su actuación con un hipnótico coro monosilábico coreado por toda la sala, dejando a los asistentes en trance.
Era el turno de Architects, la banda más esperada de la noche. No hay muchas agrupaciones en el panorama del metal actual que, tras más de 20 años de trayectoria, sigan manteniendo una calidad tan impecable. Su set fue una demostración de resistencia, potencia y precisión. “When We Were Young” inauguró el concierto con un inicio demoledor que encendió la sala desde el primer acorde. Sin dar respiro, continuaron con “Whiplash”, desembocando en el centro de la pista con el primer sencillo de su nuevo álbum.
A lo largo de la noche, presentaron seis temas de The Sky, The Earth & All Between, sin olvidar los himnos que han marcado su carrera. “Giving Blood” desató el delirio en la audiencia, mientras que “Brain Dead” cerró el set con un estallido de luces rojas y bases programadas. Sam Carter tomó el micrófono con su clásico “How the hell are you, motherfuckers?”, anunciando “Deep Fake”, donde la brutalidad del directo alcanzó niveles extremos.
En el clímax del show, la oscuridad dio paso a luces estroboscópicas para la aclamada introducción de “Gone With The Wind” en versión acústica. Alex Dean (bajo) y Adam Christianson (guitarra rítmica) construyeron una atmósfera densa antes de que Carter irrumpiera con la furia del trueno en la voz. “Doomsday” y “Seeing Red” desataron el delirio colectivo, con Josh Middleton brillando en el centro del escenario. Para cerrar la noche, “Animals” dejó a Barcelona en llamas.
El rugido del metalcore resonó en cada rincón de Razzmatazz, confirmando que Architects sigue siendo un referente absoluto.
