


A veces se espera una gran convocatoria para bandas que brillaron en décadas pasadas. Sin embargo, el paso del tiempo suele jugar en contra, y muchos grupos ya no atraen a la misma cantidad de público que en sus días de gloria. Este fue el caso de la presentación de Biohazard y Life of Agony en Copenhague, cuyo concierto tuvo que trasladarse del recinto Poolen, con capacidad para 2,500 personas, al más íntimo Amager Bio, con 1,250 plazas, que ni siquiera logró llenarse.
Este tour tenía la particularidad de ofrecer sets completos de ambas bandas y contar con LYLVC como teloneros. Esta joven agrupación, con un sonido moderno que mezcla metalcore y nu metal, logró captar la atención del público más joven. Su presentación destacó por un excelente sonido, la energía de sus vocalistas y un cierre espectacular con un cover de Linkin Park, donde la cantante terminó cantando entre la audiencia.
Finalizada la banda de apertura, Life of Agony tomó el escenario para demostrar que el sonido de los 90 sigue vivo. La banda ofreció un setlist dominado por su clásico Rivers Run Red, del cual tocaron ocho canciones, incluyendo la oscura “This Time”, la poderosa “Method of Groove” y la que da nombre al disco. La combinación de su sonido pesado y graves contundentes transportó a la audiencia a otra época.
A nivel interpretativo, la banda se mostró sólida y muy conectada con el público. Sin embargo, hubo un punto negativo en la actuación: los discursos de Keith Caputo. En un momento, el vocalista reprendió a la audiencia por su falta de movimiento, olvidando que en Escandinavia la efusividad no es tan común. Más adelante, lanzó un mensaje en contra de la cultura woke, lo que generó cierta incomodidad entre los asistentes. A pesar de esto, su desempeño vocal fue impecable, alcanzando con facilidad los tonos altos característicos de su repertorio.
El concierto continuó con un repaso de otros discos de la banda y un cover de Cro-Mags, dedicado a Billy de Biohazard, quien observaba desde un costado del escenario. El cierre llegó con las esperadas “Through and Through” y “Underground”, coreadas por todo el público, sellando una gran presentación.
Tras una espera de 30 minutos, Biohazard irrumpió en escena con una energía arrolladora. No solo ofrecieron un viaje al pasado, sino también un recorrido por los barrios más duros de Nueva York a través de su música. La intensidad del show hizo que la audiencia se entregara al mosh pit, los saltos y hasta el crowd surfing, pese a que este último estaba prohibido por la seguridad del recinto. Era imposible contenerse cuando himnos como “Urban Discipline”, “Wrong Side of the Tracks” y “Shades of Gray” hacían temblar las paredes.
El sonido mejoró notablemente en comparación con el set anterior, y la respuesta del público estuvo a la altura. Además de la calidad técnica, el carisma de la banda fue clave: corrieron, saltaron y tocaron entre la gente, contagiando una energía inigualable.
Momentos destacados no faltaron: “Love Denied” puso a saltar a todos, su versión de “We’re Only Gonna Die” de Bad Religion fue un guiño a los clásicos, y sorprendieron con “Forsaken”, una canción de su próximo álbum, que combina la esencia de Biohazard con un toque más moderno.
El clímax llegó con “Punishment”, su tema más icónico. Sin embargo, la tensión creció cuando un miembro de la seguridad empujó a un fan que intentó subir al escenario. La banda detuvo el show, defendió al seguidor e incluso se burló del guardia, logrando que el fan terminara sobre el escenario con ellos. Tras este momento inesperado, la presentación concluyó sin más inconvenientes y con la banda saludando extensamente a su público.
Si bien ambas bandas ofrecieron grandes actuaciones, hubo un claro ganador: Biohazard. Mientras que un frontman alejó al público con discursos fuera de lugar, el otro se ganó su respeto y hasta lo defendió. En una noche de contrastes, quedó claro que la energía y la conexión con la audiencia son tan importantes como la música misma.
Etiquetas: Biohazard, Copenhague, Dinamarca, Hardcore Punk, Life Of Agony


A veces se espera una gran convocatoria para bandas que brillaron en décadas pasadas. Sin embargo, el paso del tiempo suele jugar en contra, y muchos grupos ya no atraen a la misma cantidad de público que en sus días de gloria. Este fue el caso de la presentación de Biohazard y Life of Agony en Copenhague, cuyo concierto tuvo que trasladarse del recinto Poolen, con capacidad para 2,500 personas, al más íntimo Amager Bio, con 1,250 plazas, que ni siquiera logró llenarse.
Este tour tenía la particularidad de ofrecer sets completos de ambas bandas y contar con LYLVC como teloneros. Esta joven agrupación, con un sonido moderno que mezcla metalcore y nu metal, logró captar la atención del público más joven. Su presentación destacó por un excelente sonido, la energía de sus vocalistas y un cierre espectacular con un cover de Linkin Park, donde la cantante terminó cantando entre la audiencia.
Finalizada la banda de apertura, Life of Agony tomó el escenario para demostrar que el sonido de los 90 sigue vivo. La banda ofreció un setlist dominado por su clásico Rivers Run Red, del cual tocaron ocho canciones, incluyendo la oscura “This Time”, la poderosa “Method of Groove” y la que da nombre al disco. La combinación de su sonido pesado y graves contundentes transportó a la audiencia a otra época.
A nivel interpretativo, la banda se mostró sólida y muy conectada con el público. Sin embargo, hubo un punto negativo en la actuación: los discursos de Keith Caputo. En un momento, el vocalista reprendió a la audiencia por su falta de movimiento, olvidando que en Escandinavia la efusividad no es tan común. Más adelante, lanzó un mensaje en contra de la cultura woke, lo que generó cierta incomodidad entre los asistentes. A pesar de esto, su desempeño vocal fue impecable, alcanzando con facilidad los tonos altos característicos de su repertorio.
El concierto continuó con un repaso de otros discos de la banda y un cover de Cro-Mags, dedicado a Billy de Biohazard, quien observaba desde un costado del escenario. El cierre llegó con las esperadas “Through and Through” y “Underground”, coreadas por todo el público, sellando una gran presentación.
Tras una espera de 30 minutos, Biohazard irrumpió en escena con una energía arrolladora. No solo ofrecieron un viaje al pasado, sino también un recorrido por los barrios más duros de Nueva York a través de su música. La intensidad del show hizo que la audiencia se entregara al mosh pit, los saltos y hasta el crowd surfing, pese a que este último estaba prohibido por la seguridad del recinto. Era imposible contenerse cuando himnos como “Urban Discipline”, “Wrong Side of the Tracks” y “Shades of Gray” hacían temblar las paredes.
El sonido mejoró notablemente en comparación con el set anterior, y la respuesta del público estuvo a la altura. Además de la calidad técnica, el carisma de la banda fue clave: corrieron, saltaron y tocaron entre la gente, contagiando una energía inigualable.
Momentos destacados no faltaron: “Love Denied” puso a saltar a todos, su versión de “We’re Only Gonna Die” de Bad Religion fue un guiño a los clásicos, y sorprendieron con “Forsaken”, una canción de su próximo álbum, que combina la esencia de Biohazard con un toque más moderno.
El clímax llegó con “Punishment”, su tema más icónico. Sin embargo, la tensión creció cuando un miembro de la seguridad empujó a un fan que intentó subir al escenario. La banda detuvo el show, defendió al seguidor e incluso se burló del guardia, logrando que el fan terminara sobre el escenario con ellos. Tras este momento inesperado, la presentación concluyó sin más inconvenientes y con la banda saludando extensamente a su público.
Si bien ambas bandas ofrecieron grandes actuaciones, hubo un claro ganador: Biohazard. Mientras que un frontman alejó al público con discursos fuera de lugar, el otro se ganó su respeto y hasta lo defendió. En una noche de contrastes, quedó claro que la energía y la conexión con la audiencia son tan importantes como la música misma.
Etiquetas: Biohazard, Copenhague, Dinamarca, Hardcore Punk, Life Of Agony