Quien diría que a más de dos décadas después de que lo que entonces se conocía como metalcore y que tuvo en bandas como Killswitch Engage, As I Lay Dying, Bleeding Through, Unearth o más de este lado del océano a los teutones Caliban, a sus máximos exponentes, no sólo seguiría en pie si no que muchas de ellas, lograrían sobrevivir a diferentes tipos de tendencias dentro del metal.

Precisamente, estos últimos acaban de lanzar el que es ya su decimo tercer esfuerzo discográfico, para demostrar que aún les queda mucho que decir y mucha batalla que dar.

Quizás, por no ser una banda americana, han sido bastante infravalorados por el gran público, pero lo cierto es que desde su fantástico “I Am Nemesis” de 2012, la banda lleva una década sacando discos bastante sólidos pero que no tienen el reconocimiento que se merecen, veremos que suerte corre este “Dystopia”, ya que de primeras arranca de manera brutal con el corte que da título al disco.

En él ya se puede observar como la banda pone toda la carne en el asador con unas guitarras bastante pesadas y unas voces guturales muy bien ejecutadas por parte de Andreas Dörner y que se complementan con unas voces limpias impresionantes a cargo de Christoph Wieczorek, vocalista de Annisokay , el cual encaja a la perfección con Andreas y le dan un toque especial al corte.

Se agradece el esfuerzo de la banda teutona por intentar en sus composiciones no copiar las tendencias actuales del metal norteamericano o emular el sonido de Architects, el referente a seguir dentro del estilo ahora mismo para muchas bandas, al menos en ese sentido Caliban siguen sonando a ellos mismos.

El binomio “Ascent Of The Blessed” y “ViRus”, continua la senda marcada por el inicio del disco, pero ya comenzando a aportar ciertos matices que harán del mismo una obra bastante interesante.

La primera, es un corte que va in crescendo y que presenta un ligero aroma a bandas como Motionless In White, en su combinación de voces algo más pausadas y agresivas con un estribillo limpio que es digno de corear en un estadio.

Mientras que la segunda cuenta con el aporte vocal de Marcus Bischoff, voz de sus compatriotas Heaven Shall Burn, siendo el resultado una bomba de relojería absolutamente brillante.

Esa mezcla del death metal melódico nórdico con las partes limpias del guitarra y co-vocalista Dennis Schmit, es simplemente fantástica y pinta a ser uno de los “hits” del disco.

El juego vocal entre los dos cantantes , es una de las partes más interesantes del disco, ya que cada uno tiene sus momentos e incluso hay partes en donde pueden cantar cada uno encima de las partes del otro y seguir sonando convincentes y bien, lo cual es de destacar dentro del disco.

Mientras “Phantom Pain”, nos recuerda aquella era dorada de la “NWOAHM” y las partes limpias sobre la base machacona del tema quedan muy bien, la feroz “Dragon”, nos muestra la cara más cañera de la banda, pero por partes ya que el comienzo es inquietante, lento, pero con voces que van subiendo su intensidad y un estribillo melódico increíble y desembocan en la gran aportación vocal del señor Jony Davy, vocalista de los míticos Job For A Cowboy (una de las formaciones clave para entender la evolución entre el metalcore y el deathcore).

Quizás la parte más melódica del disco viene de la mano de “Alien”, la cual presenta ciertas similitudes con Architects pero con un trasfondo melódico bastante interesante y que recuerda un poquito a “Sleepwaking” de los controvertidos Bring Me The Horizon.

Mientras que en “sWords”, tienen su respuesta heavy y contundente que provocará más de un “circle pit” en su nueva gira, con ese breakdown bien marcado y esas guitarras afiladas que suenan potentísimas.

La sombra alargada de Killswitch se hace presente en “The World Breaks Everyone”, mientras que en cortes como “Darkeness I Became”, de nuevo parace que hayamos retrocedido en el tiempo pero Caliban, son lo suficientemente listos como para adaptarse a los tiempos actuales y las segundas voces suenan mucho más modernas, dando como resultado un corte que tras dos o tres escuchas seguro que se acaba colando en tu playlist habitual.

El bonus track “D.I.V.I.D.E.D”, curiosamente el corte más débil del disco y que no aporta nada al conjunto del mismo, quizás por eso se agradece que no haya formado parte del tracklist oficial y que quede como una curiosidad para los que compren la edición especial del álbum.

En resumen, sería sencillo y hasta quedaríamos bien si dijésemos que este es otro buen disco de metalcore, pero la realidad es que Caliban han aportado algo más que furiosos riffs, partes melódicas cristalinas y voces guturales infernales.

Creo que la banda teutona, ha intentado a su manera introducir ciertos matices nuevos a su sonido habitual y que eso se vea reflejado en las canciones y en los detalles de las mismas

Siendo justos, lo cierto es que lo han logrado y con bastante solvencia ya que el disco no se te atraganta en ningún momento ni pretende emular a Architects, que es un juego en el que varias bandas del estilo están cayendo en sus últimos trabajos.

Por eso tal vez es hora de empezar a dar a Caliban el crédito que merecen dentro del metal contemporáneo y es de admirar como más de 20 años de carrera después, son capaces de entregar obras tan completas como esta.