

Una extremadamente calurosa noche en Buenos Aires, con más de 45° de sensación térmica, junto a mi amigo y hermano de la vida nos acercamos a Uniclub, donde se estaba escribiendo una página más en los grandes libros de la historia del heavy metal. El local céntrico acogió aquel acontecimiento lacrimógeno: la noche del 6 de marzo se llevaría a cabo el último concierto en Argentina de los guerreros del heavy/doom metal Cirith Ungol, quienes estuvieron acompañados por los también californianos Night Demon, con Jarvis Leatherby a la cabeza, pieza fundamental en la reunión de Cirith Ungol en 2016, cuando asumió el rol de bajista y mánager de la banda. La colaboración de Jarvis con ambas bandas ha permitido a los fans disfrutar de actuaciones conjuntas durante esta gira final.
Una vez dentro del venue, el alcohol en sangre ya surgía efecto y se necesitaba una dosis de velocidad y violencia. ¿Y quién podría darla? Los soportes locales.
Como primer acto, los muchachos de Interceptor desplegaron su buen gusto por el heavy tradicional, dando una buena muestra de que no todos los sonidos nuevos tienen que terminar en “-core”. Acá no había deathcore, metalcore, cosocore ni cosas por el estilo; había pura hermandad metalera y nada de “pogos ninja”. Sonaba puro heavy metal, y del bueno.
El cantante de Velocidad 22 irrumpió en el escenario, adornado con gafas de sol, vaqueros, mucho cuero y, probablemente, con la barriga llena de whisky, cerveza y respirando heavy metal. Con varios álbumes editados de excelente calidad, la corta duración del concierto significaba que se perderían algunas canciones. Aun así, nos deleitaron con, entre otras, “Hijos del Caos”, “Alas Metalizadas” y “Alcohol y Gasolina”, además de mucho metal de puño en alto.
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Luego de algunos 15/20 minutos de espera mientras se alistaba el escenario, era tiempo de disfrutar de una de las bandas que mejor representan (para mi gusto) al heavy metal tradicional. Night Demon se hacía presente una vez más en Buenos Aires. Bajo una cortina de humo, fueron tomando sus puestos cada uno de los integrantes: Armand John Anthony en la guitarra líder, Jarvis Leatherby en el bajo y voz, y Brian Wilson en la batería. Estaban listos para descargar toda la potencia y hacer vibrar al público argentino.
Durante mucho tiempo soñé con presenciar un recital de ND y el sueño se hizo realidad. Los norteamericanos arrancaron el set con “Outsider” y siguieron con “Escape From Beyond”, ambas pertenecientes al disco editado en 2023. Uno de los denominados “clásicos” daría rienda suelta al primer pogo de la noche: sonó “Screams in the Night” y la gente ya estaba poseída por el trío, que no paraba de rockear.
En apenas 45 minutos, ofrecieron una lección de metal tradicional con una ejecución precisa. Leatherby, carismático y enérgico como siempre, supo mantener el control del público, logrando una conexión inmediata con la audiencia, que respondía con cada riff y cada coro.
Una constante en el lugar eran las remeras de bandas clásicas como Iron Maiden, Whitesnake y Judas Priest, tanto que, para sorpresa de unos pocos, un tema de “la doncella de hierro” se haría presente en el setlist. “Killers” fue festejada, cantada y pogueada por el local entero, mostrando devoción por la banda más grande que parió el género.
Cada canción fue recibida con entusiasmo. Sobre el final, la banda se despidió con el tema homónimo y cada persona presente aquella noche liberó toda su carga de energía, tal como lo hicieron los músicos sobre el escenario. Night Demon se aseguró de ofrecer lo mejor de sí mismos a un público entusiasmado, con ritmos salvajes y acordes sombríos, demostrando su capacidad para variar los sonidos en una noche de jueves hiper calurosa. El trío se retiró del escenario, pero no sería la última vez que los veríamos en acción.
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Al igual que Shelob (Ella-Laraña), la temible criatura de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien que habita en la guarida que lleva su nombre, la banda Cirith Ungol ha pasado gran parte de su carrera al acecho en las sombras y ha sido reconocida solo por aquellos que buscan los tesoros del underground. Formados en 1971, este cuarteto fue uno de los primeros exponentes del metal tradicional estadounidense en introducir este subgénero de inspiración británica en el país. En la década de 1980, publicaron tres álbumes muy influyentes; sin embargo, debido a la diversificación del metal y al auge del glam metal, su nostálgico sonido de los 70 no obtuvo el reconocimiento que merecía.
Volviendo a nuestros días, Leatherby y Anthony salieron a tocar el bajo y la guitarra como parte de Cirith Ungol (este último en sustitución del cofundador Greg Lindstrom), junto con el baterista Robert Garven y el líder Tim Baker.
Luego de la intro habitual, arrancaron el show con “Atom Smasher” y se podía percibir el sonido increíble. En comparación con las cualidades de producción relativamente únicas de sus primeros álbumes, las canciones más antiguas sonaron increíblemente pesadas y vivas en este entorno íntimo. “I’m Alive” levantó al público, que cantó cada nota y acompañó al gran Tim en los coros. “Blood and Iron” le siguió a continuación y luego, con “Frost and Fire” y “Black Machine”, el Uniclub se vino abajo con esos golpes de 1-2 directo al mentón. ¡Clásicos absolutos!
Un breve solo de batería de buen gusto y luego “Forever Black” nos llevó a “Master of the Pit”. No quedaba mucho tiempo y todavía había algunos temas absolutamente épicos que no se habían tocado, pero encontraron espacio para “King of the Dead” y “Down Below”.
La estocada final llegó de la mano de “Join the Legion”, y todos los presentes en el recinto habían puesto su empeño en disfrutar del espectáculo y no se privaron de nada. Por la expresión en los rostros de la banda, ellos tampoco. Las sonrisas eufóricas y los aplausos lo dijeron todo.
En definitiva, luego de una jornada de puro heavy metal tradicional, podemos decir que la nueva sangre sigue en las vías de quienes forjaron este camino y seguirá en el recuerdo de todos los metaleros.
- Cirith Ungol
- Velocidad 22


Una extremadamente calurosa noche en Buenos Aires, con más de 45° de sensación térmica, junto a mi amigo y hermano de la vida nos acercamos a Uniclub, donde se estaba escribiendo una página más en los grandes libros de la historia del heavy metal. El local céntrico acogió aquel acontecimiento lacrimógeno: la noche del 6 de marzo se llevaría a cabo el último concierto en Argentina de los guerreros del heavy/doom metal Cirith Ungol, quienes estuvieron acompañados por los también californianos Night Demon, con Jarvis Leatherby a la cabeza, pieza fundamental en la reunión de Cirith Ungol en 2016, cuando asumió el rol de bajista y mánager de la banda. La colaboración de Jarvis con ambas bandas ha permitido a los fans disfrutar de actuaciones conjuntas durante esta gira final.
Una vez dentro del venue, el alcohol en sangre ya surgía efecto y se necesitaba una dosis de velocidad y violencia. ¿Y quién podría darla? Los soportes locales.
Como primer acto, los muchachos de Interceptor desplegaron su buen gusto por el heavy tradicional, dando una buena muestra de que no todos los sonidos nuevos tienen que terminar en “-core”. Acá no había deathcore, metalcore, cosocore ni cosas por el estilo; había pura hermandad metalera y nada de “pogos ninja”. Sonaba puro heavy metal, y del bueno.
El cantante de Velocidad 22 irrumpió en el escenario, adornado con gafas de sol, vaqueros, mucho cuero y, probablemente, con la barriga llena de whisky, cerveza y respirando heavy metal. Con varios álbumes editados de excelente calidad, la corta duración del concierto significaba que se perderían algunas canciones. Aun así, nos deleitaron con, entre otras, “Hijos del Caos”, “Alas Metalizadas” y “Alcohol y Gasolina”, además de mucho metal de puño en alto.
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Luego de algunos 15/20 minutos de espera mientras se alistaba el escenario, era tiempo de disfrutar de una de las bandas que mejor representan (para mi gusto) al heavy metal tradicional. Night Demon se hacía presente una vez más en Buenos Aires. Bajo una cortina de humo, fueron tomando sus puestos cada uno de los integrantes: Armand John Anthony en la guitarra líder, Jarvis Leatherby en el bajo y voz, y Brian Wilson en la batería. Estaban listos para descargar toda la potencia y hacer vibrar al público argentino.
Durante mucho tiempo soñé con presenciar un recital de ND y el sueño se hizo realidad. Los norteamericanos arrancaron el set con “Outsider” y siguieron con “Escape From Beyond”, ambas pertenecientes al disco editado en 2023. Uno de los denominados “clásicos” daría rienda suelta al primer pogo de la noche: sonó “Screams in the Night” y la gente ya estaba poseída por el trío, que no paraba de rockear.
En apenas 45 minutos, ofrecieron una lección de metal tradicional con una ejecución precisa. Leatherby, carismático y enérgico como siempre, supo mantener el control del público, logrando una conexión inmediata con la audiencia, que respondía con cada riff y cada coro.
Una constante en el lugar eran las remeras de bandas clásicas como Iron Maiden, Whitesnake y Judas Priest, tanto que, para sorpresa de unos pocos, un tema de “la doncella de hierro” se haría presente en el setlist. “Killers” fue festejada, cantada y pogueada por el local entero, mostrando devoción por la banda más grande que parió el género.
Cada canción fue recibida con entusiasmo. Sobre el final, la banda se despidió con el tema homónimo y cada persona presente aquella noche liberó toda su carga de energía, tal como lo hicieron los músicos sobre el escenario. Night Demon se aseguró de ofrecer lo mejor de sí mismos a un público entusiasmado, con ritmos salvajes y acordes sombríos, demostrando su capacidad para variar los sonidos en una noche de jueves hiper calurosa. El trío se retiró del escenario, pero no sería la última vez que los veríamos en acción.
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Al igual que Shelob (Ella-Laraña), la temible criatura de El Señor de los Anillos de J.R.R. Tolkien que habita en la guarida que lleva su nombre, la banda Cirith Ungol ha pasado gran parte de su carrera al acecho en las sombras y ha sido reconocida solo por aquellos que buscan los tesoros del underground. Formados en 1971, este cuarteto fue uno de los primeros exponentes del metal tradicional estadounidense en introducir este subgénero de inspiración británica en el país. En la década de 1980, publicaron tres álbumes muy influyentes; sin embargo, debido a la diversificación del metal y al auge del glam metal, su nostálgico sonido de los 70 no obtuvo el reconocimiento que merecía.
Volviendo a nuestros días, Leatherby y Anthony salieron a tocar el bajo y la guitarra como parte de Cirith Ungol (este último en sustitución del cofundador Greg Lindstrom), junto con el baterista Robert Garven y el líder Tim Baker.
Luego de la intro habitual, arrancaron el show con “Atom Smasher” y se podía percibir el sonido increíble. En comparación con las cualidades de producción relativamente únicas de sus primeros álbumes, las canciones más antiguas sonaron increíblemente pesadas y vivas en este entorno íntimo. “I’m Alive” levantó al público, que cantó cada nota y acompañó al gran Tim en los coros. “Blood and Iron” le siguió a continuación y luego, con “Frost and Fire” y “Black Machine”, el Uniclub se vino abajo con esos golpes de 1-2 directo al mentón. ¡Clásicos absolutos!
Un breve solo de batería de buen gusto y luego “Forever Black” nos llevó a “Master of the Pit”. No quedaba mucho tiempo y todavía había algunos temas absolutamente épicos que no se habían tocado, pero encontraron espacio para “King of the Dead” y “Down Below”.
La estocada final llegó de la mano de “Join the Legion”, y todos los presentes en el recinto habían puesto su empeño en disfrutar del espectáculo y no se privaron de nada. Por la expresión en los rostros de la banda, ellos tampoco. Las sonrisas eufóricas y los aplausos lo dijeron todo.
En definitiva, luego de una jornada de puro heavy metal tradicional, podemos decir que la nueva sangre sigue en las vías de quienes forjaron este camino y seguirá en el recuerdo de todos los metaleros.
- Cirith Ungol
- Velocidad 22