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D.R.I. en Barcelona: “Absoluto Caos”
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Crónica: Andrea Fernández

Furi Helium fue la banda encargada de inaugurar la noche con su energía desbordante y ganas insaciables de mostrar el resultado del trabajo que vienen haciendo desde hace más de siete años en la escena local. Su estilo único y característico trash metal fue un imán para que, poco a poco, el público se acercara a disfrutar la propuesta sustanciosa de los barceloneses, aunque con receptividad desigual entre los asistentes.

Cabe destacar que los locales cuentan con una puesta en escena bastante sólida: mucha actitud, confianza, técnica depurada y ejecución impecable. De hecho, varias personas en la sala se sabían sus canciones, por lo que no sorprende que pronto podamos verlos en escenarios más grandes, dado que su directo resulta realmente interesante. Aprovecharon la oportunidad para anunciar el lanzamiento de su nuevo disco a finales de año, por lo que estaremos atentos a esa salida, que seguramente vendrá acompañada de una gira. Sin duda sería un placer volver a documentar su presentación.

En todo momento mostraron buena onda con el público: Kírian interactuaba con algunos de los presentes mientras el resto de la banda mantenía la energía constante de principio a fin. Sin bajar la guardia, los locales interpretaron temas como “The Anger Of Osiris” y “K-Pass”, en el que pudimos ver subir al escenario a Ion, un niño de 12 años que asistió con su padre, para acompañar a Kírian en la interpretación. La receptividad general fue algo cerrada, salvo por algunos jóvenes, amigos y colegas de los integrantes, que cantaban y generaron algunos moshs pits. Sinceramente, resulta admirable que una banda con la trayectoria de D.R.I. dé espacio a este tipo de bandas locales (los Furi Helium agradecieron repetidamente a los estadounidenses). Yo no los conocía y debo admitir que me gustaron mucho, sobre todo por la dedicación, la fuerza, el entusiasmo y la seguridad con la que interpretaron sus canciones.

El setlist de Furi Helium estuvo conformado por: “Violent Delights”, “Sinner’s Death”, “Hideous Divine”, “Toxic Worm”, “Break The Chains”, “Obsolete”, “The Inherent Fate”, “The Anger Of Osiris” y “K-Pass”. Siempre es interesante descubrir bandas de calidad dentro de la escena local, así que sería genial volver a verles pronto en los escenarios.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Comeback Kid en Buenos Aires: “De Canadá, con amor (y mucho hardcore)”

Una vez más fuimos testigos de lo imparables que son los originarios de Texas, D.R.I., con toda la energía, actitud y velocidad que los caracteriza. Si bien su directo en el Estraperlo para celebrar sus 40 años fue apoteósico —sobre todo porque las salas pequeñas tienen una magia especial—, esta vez la adrenalina y la euforia se apoderaron de la fanaticada fiel en Barcelona, y no es para menos. Estamos hablando de una de las bandas más importantes e influyentes del crossover thrash, conformada por Kurt Brecht (voz), Spike Cassidy (guitarra), Greg Orr (bajo) y Rob Rampy (batería), quienes vinieron a dejarlo todo una vez más en la Sala Upload el pasado martes 8 de julio, con un sold out más que merecido. Las condiciones no eran las mejores: la sala estaba a reventar y el calor veraniego se hizo sentir, pero nada impidió estar en primera fila disfrutando del espectáculo brutal que ofrecieron los estadounidenses.

Yo estaba situada en la escalera del escenario, cubriendo a mi compañera Mavi (fotógrafa) en breves momentos para que pudiera capturar alguna foto decente, porque sinceramente las condiciones no eran las mejores debido a la multitud que apretujaba cada metro cuadrado. Era una auténtica masacre entre canción y canción; aún no entiendo cómo sobrevivimos a semejante salvajismo, pero afortunadamente salimos ilesas entre patadas, golpes y personas volando desde el escenario una tras otra. Caí varias veces en la escalera y enseguida me levantaba (por eso suelo llevar botas en verano, hay que estar preparada para este tipo de situaciones). Spike y Greg interactuaron frecuentemente conmigo, con gestos y sonrisas, mientras yo estaba extasiada deleitándome con su majestuosa presentación. Le hice señas a Greg para que me apartara el setlist y poder hacer la crónica, porque de no haber sido así, difícilmente lo hubiese conseguido —y mira que suelo tener habilidad para apoderarme de estos papeles—, pero esta vez parecía complicado y arriesgado, pese a que estaba prácticamente en el escenario con ellos.

El sonido característico de Dirty Rotten Imbeciles (D.R.I.) es una fusión perfecta entre hardcore punk (sus inicios) y thrash metal, combinando velocidad, agresividad, complejidad, ritmos frenéticos, riffs potentes y voces guturales. Las letras suelen abordar la crítica social, la violencia y la frustración. Abrieron con “Application” del disco Definition (1992), un temazo con una sátira inigualable, perfecto para intro del concierto, seguido de “Dry Heaves” del mismo álbum. Apenas hubo descanso entre temas, dando la sensación de interpretar una sola canción continua, ya que la mayoría duran menos de tres minutos, algunas poco más de uno. Desde el primer momento, desde arriba observaba gente volando sin parar; entre el calor y el sonido, algo saturado a mi parecer, costaba respirar. Me encantó ver a muchas mujeres descargando su ímpetu en el mosh pit —salvo algunas excepciones que me reservo para el final—.

El recital arrollador y letal de estos imbéciles, sucios y podridos siempre es un planazo, porque nunca defraudan. Es como si el tiempo no les afectara: de hecho, la voz de Kurt suena mejor ahora que al inicio de la banda, y sus canciones son un estallido en el estómago, adictivas y capaces de desatar el caos. Greg Orr captó perfectamente mis expresiones mientras hacía notas desgarradoras en el bajo y me sonreía. Spike es una máquina despiadada en la guitarra, interactuando con fans, incluso dejándoles tocarla para sentirse parte del show. Rob en la batería demostró una habilidad digna de admirar.

El setlist también incluyó: “How to Act”, “Commuter Man” (descanso de 30 segundos cada cuatro canciones), “Probation”, “Wages Of Sin”, “Who Am I” y “Hooked” (descanso), seguido por “Tear it Down”, “Problem Addict”, “Argument/War”, “Against Me” (descanso), “Gone Too Long”, “Think 4 Yourself”, “Acid Rain”, “Violent Pacification” (descanso), “Syringes”, “Thrashard”, “Down You Out”, “Fun & Games” (descanso), “Mad Man”, “Couch Slouch”, “Beneath / Wheel”, “Suit & Tie Guy” (descanso), “Nursing Home Blues”, “Worker Bee”, “Abduction” y para cerrar con broche de oro: “5 Year Plan”. Básicamente mezclaron temas hardcore con crossover en un brillante recorrido por toda su discografía, de forma impecable. Entre canción y canción poco pude agregar, pues la actitud del público —que terminó bastante extenuado— fue constante: una mezcla de pasión y brutalidad, a veces con muy poco sentido común. Pero en líneas generales, fueron casi 80 minutos increíbles de estos estadounidenses, que dejaron claro que aún tienen mucho que ofrecer sobre el escenario y que Barcelona siempre será una ciudad que los recibirá con los brazos abiertos.

Antes de concluir, quiero aprovechar para denunciar algunas actitudes indebidas que sucedieron en el mosh pit durante la presentación de D.R.I. Entiendo que la adrenalina y la euforia despiertan furor y cierto grado de agresividad durante el concierto, pero debe prevalecer el respeto, la empatía, el compañerismo y el buen rollo entre colegas y asistentes. Como mujer, me siento profundamente indignada porque a una compañera le tocaron sus genitales sin su consentimiento mientras hacía stage diving (saltaba del escenario al público), acciones que no representan los valores de la mayoría que asistimos a conciertos. Somos una comunidad P.M.A. y rechazamos este tipo de comportamientos malintencionados. Además, destaco que a una colega fotógrafa le fracturaron la nariz tras un golpe recibido de alguien que también se lanzó desde el escenario. La sala Upload, al ser tan pequeña, carece de un espacio seguro para fotógrafos, lo que implica un riesgo importante para quienes documentan los conciertos. Menciono esto porque a los conciertos asisten niñxs, personas con discapacidad e incluso gente de la tercera edad, por lo que debemos tener conciencia para disfrutar los shows de forma sana y civilizada. Esperemos que estas situaciones no se repitan y que sigamos manteniendo la buena actitud que caracteriza la movida hardcore-punk de la ciudad.

 

 

 

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D.R.I. en Barcelona: “Absoluto Caos”
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Crónica: Andrea Fernández

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Cabe destacar que los locales cuentan con una puesta en escena bastante sólida: mucha actitud, confianza, técnica depurada y ejecución impecable. De hecho, varias personas en la sala se sabían sus canciones, por lo que no sorprende que pronto podamos verlos en escenarios más grandes, dado que su directo resulta realmente interesante. Aprovecharon la oportunidad para anunciar el lanzamiento de su nuevo disco a finales de año, por lo que estaremos atentos a esa salida, que seguramente vendrá acompañada de una gira. Sin duda sería un placer volver a documentar su presentación.

En todo momento mostraron buena onda con el público: Kírian interactuaba con algunos de los presentes mientras el resto de la banda mantenía la energía constante de principio a fin. Sin bajar la guardia, los locales interpretaron temas como “The Anger Of Osiris” y “K-Pass”, en el que pudimos ver subir al escenario a Ion, un niño de 12 años que asistió con su padre, para acompañar a Kírian en la interpretación. La receptividad general fue algo cerrada, salvo por algunos jóvenes, amigos y colegas de los integrantes, que cantaban y generaron algunos moshs pits. Sinceramente, resulta admirable que una banda con la trayectoria de D.R.I. dé espacio a este tipo de bandas locales (los Furi Helium agradecieron repetidamente a los estadounidenses). Yo no los conocía y debo admitir que me gustaron mucho, sobre todo por la dedicación, la fuerza, el entusiasmo y la seguridad con la que interpretaron sus canciones.

El setlist de Furi Helium estuvo conformado por: “Violent Delights”, “Sinner’s Death”, “Hideous Divine”, “Toxic Worm”, “Break The Chains”, “Obsolete”, “The Inherent Fate”, “The Anger Of Osiris” y “K-Pass”. Siempre es interesante descubrir bandas de calidad dentro de la escena local, así que sería genial volver a verles pronto en los escenarios.

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Una vez más fuimos testigos de lo imparables que son los originarios de Texas, D.R.I., con toda la energía, actitud y velocidad que los caracteriza. Si bien su directo en el Estraperlo para celebrar sus 40 años fue apoteósico —sobre todo porque las salas pequeñas tienen una magia especial—, esta vez la adrenalina y la euforia se apoderaron de la fanaticada fiel en Barcelona, y no es para menos. Estamos hablando de una de las bandas más importantes e influyentes del crossover thrash, conformada por Kurt Brecht (voz), Spike Cassidy (guitarra), Greg Orr (bajo) y Rob Rampy (batería), quienes vinieron a dejarlo todo una vez más en la Sala Upload el pasado martes 8 de julio, con un sold out más que merecido. Las condiciones no eran las mejores: la sala estaba a reventar y el calor veraniego se hizo sentir, pero nada impidió estar en primera fila disfrutando del espectáculo brutal que ofrecieron los estadounidenses.

Yo estaba situada en la escalera del escenario, cubriendo a mi compañera Mavi (fotógrafa) en breves momentos para que pudiera capturar alguna foto decente, porque sinceramente las condiciones no eran las mejores debido a la multitud que apretujaba cada metro cuadrado. Era una auténtica masacre entre canción y canción; aún no entiendo cómo sobrevivimos a semejante salvajismo, pero afortunadamente salimos ilesas entre patadas, golpes y personas volando desde el escenario una tras otra. Caí varias veces en la escalera y enseguida me levantaba (por eso suelo llevar botas en verano, hay que estar preparada para este tipo de situaciones). Spike y Greg interactuaron frecuentemente conmigo, con gestos y sonrisas, mientras yo estaba extasiada deleitándome con su majestuosa presentación. Le hice señas a Greg para que me apartara el setlist y poder hacer la crónica, porque de no haber sido así, difícilmente lo hubiese conseguido —y mira que suelo tener habilidad para apoderarme de estos papeles—, pero esta vez parecía complicado y arriesgado, pese a que estaba prácticamente en el escenario con ellos.

El sonido característico de Dirty Rotten Imbeciles (D.R.I.) es una fusión perfecta entre hardcore punk (sus inicios) y thrash metal, combinando velocidad, agresividad, complejidad, ritmos frenéticos, riffs potentes y voces guturales. Las letras suelen abordar la crítica social, la violencia y la frustración. Abrieron con “Application” del disco Definition (1992), un temazo con una sátira inigualable, perfecto para intro del concierto, seguido de “Dry Heaves” del mismo álbum. Apenas hubo descanso entre temas, dando la sensación de interpretar una sola canción continua, ya que la mayoría duran menos de tres minutos, algunas poco más de uno. Desde el primer momento, desde arriba observaba gente volando sin parar; entre el calor y el sonido, algo saturado a mi parecer, costaba respirar. Me encantó ver a muchas mujeres descargando su ímpetu en el mosh pit —salvo algunas excepciones que me reservo para el final—.

El recital arrollador y letal de estos imbéciles, sucios y podridos siempre es un planazo, porque nunca defraudan. Es como si el tiempo no les afectara: de hecho, la voz de Kurt suena mejor ahora que al inicio de la banda, y sus canciones son un estallido en el estómago, adictivas y capaces de desatar el caos. Greg Orr captó perfectamente mis expresiones mientras hacía notas desgarradoras en el bajo y me sonreía. Spike es una máquina despiadada en la guitarra, interactuando con fans, incluso dejándoles tocarla para sentirse parte del show. Rob en la batería demostró una habilidad digna de admirar.

El setlist también incluyó: “How to Act”, “Commuter Man” (descanso de 30 segundos cada cuatro canciones), “Probation”, “Wages Of Sin”, “Who Am I” y “Hooked” (descanso), seguido por “Tear it Down”, “Problem Addict”, “Argument/War”, “Against Me” (descanso), “Gone Too Long”, “Think 4 Yourself”, “Acid Rain”, “Violent Pacification” (descanso), “Syringes”, “Thrashard”, “Down You Out”, “Fun & Games” (descanso), “Mad Man”, “Couch Slouch”, “Beneath / Wheel”, “Suit & Tie Guy” (descanso), “Nursing Home Blues”, “Worker Bee”, “Abduction” y para cerrar con broche de oro: “5 Year Plan”. Básicamente mezclaron temas hardcore con crossover en un brillante recorrido por toda su discografía, de forma impecable. Entre canción y canción poco pude agregar, pues la actitud del público —que terminó bastante extenuado— fue constante: una mezcla de pasión y brutalidad, a veces con muy poco sentido común. Pero en líneas generales, fueron casi 80 minutos increíbles de estos estadounidenses, que dejaron claro que aún tienen mucho que ofrecer sobre el escenario y que Barcelona siempre será una ciudad que los recibirá con los brazos abiertos.

Antes de concluir, quiero aprovechar para denunciar algunas actitudes indebidas que sucedieron en el mosh pit durante la presentación de D.R.I. Entiendo que la adrenalina y la euforia despiertan furor y cierto grado de agresividad durante el concierto, pero debe prevalecer el respeto, la empatía, el compañerismo y el buen rollo entre colegas y asistentes. Como mujer, me siento profundamente indignada porque a una compañera le tocaron sus genitales sin su consentimiento mientras hacía stage diving (saltaba del escenario al público), acciones que no representan los valores de la mayoría que asistimos a conciertos. Somos una comunidad P.M.A. y rechazamos este tipo de comportamientos malintencionados. Además, destaco que a una colega fotógrafa le fracturaron la nariz tras un golpe recibido de alguien que también se lanzó desde el escenario. La sala Upload, al ser tan pequeña, carece de un espacio seguro para fotógrafos, lo que implica un riesgo importante para quienes documentan los conciertos. Menciono esto porque a los conciertos asisten niñxs, personas con discapacidad e incluso gente de la tercera edad, por lo que debemos tener conciencia para disfrutar los shows de forma sana y civilizada. Esperemos que estas situaciones no se repitan y que sigamos manteniendo la buena actitud que caracteriza la movida hardcore-punk de la ciudad.

 

 

 

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