Tengo la ligera sensación de que, si hubiese que hace una lista corta con los grupos más infravalorados del “Nu Metal” o la escena alternativa de los 2000, los norteamericanos Disturbed estarían no sólo presentes en esa hipotética lista sino también que podrían encabezarla perfectamente junto a compañeros como Sevendust, Drowning Pool, American Head Charge y Static-X, entre otros.

A pesar de haber formado parte de aquella corriente y que sus ventas superan los 17 millones de copias en todo el mundo, siempre pienso que nunca se les ha dado el crédito que merecen y hoy en día, lejos están del respeto que, si tienen compañeros suyos como Deftones, Korn, Slipknot e incluso Incubus, quizás para los que hayamos crecido a finales de los 90’s y comienzos del 2000, si sepamos reconocer su valía, pero la realidad es que es una de las bandas más infravaloradas de su generación y a la vez de las más exitosas a nivel comercial.

En 2022, David Draiman y los suyos se plantan con su octavo disco de estudio que llega a las tiendas casi cuatro años después de su disco anterior (Evolution) para demostrarnos que estos chicos aún tienen mucha guerra que dar en su estilo.

Analizando el disco, lo cierto es que pocas novedades nos vamos a encontrar, por no decir ninguna y esto lejos de ser algo negativo, simplemente evidencia que en este nuevo disco de Disturbed, vamos a encontrar exactamente lo que buscamos de ellos, canciones cañeras de metal moderno, con riffs cortantes, estribillos pegadizos y esa voz tan característica que tiene David y que como ocurre con Jonathan Davis o más acá en el tiempo con Ivan Moody, ya es un signo de identidad para la banda y que le sirve a Disturbed para desmarcarse de sus compañeros de profesión, que no es poco.

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Además, la banda había advertido de que “Divisive” iba a ser el disco más “Heavy” en mucho tiempo para la banda y aunque suena a frase hecha y generalmente lo sea, en el caso de Disturbed lo es y estemos ante su mejor disco quizás en más de una década y eso solo puede ser motivo de celebración.

Otro punto a favor del disco es su duración y su tracklist, aquí la banda ha querido andar con chiquitas y ofreció lo que mejor sabe hacer, 10 temas de metal moderno en 40 minutos de duración y para casa, lo cual es de agradecer ya que no caen en el exceso y van directos al grano para disfrute del oyente.

Si nos ponemos a analizar las canciones, veremos como cortes como el que da título al disco, que presenta un bello solo de guitarra a cargo de Dan Donegan (uno de los mejores y más infravalorados guitarristas en la historia del Nu Metal, con diferencia), “Love to Hate”, la inicial “Hey You” o la moderna “Unstoppable”, mejoran un poquito el nivel de su anterior disco y son cortes de fácil digestión a la vez que muy bien ejecutados, con precisión, cero riesgos, pero mucho acierto.

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Hay lugar para una pequeña sorpresa como es la hermosa balada “Don’t Tell Me”, en donde a falta de sorprender con una versión, lo hacen con la invitada especial que los acompaña en esta sentida y hermosa pieza, ya que no son ninguna de las compañeras que podríamos esperar (Lzzy Hale, Maria Brink , Dorothy), sino que es la mismísima Ann Wilson, si la icónica vocalista de Heart que encaja a la perfección a nivel vocal con David y les da a Disturbed un corte que podría sonar perfectamente en las radios comerciales de su país, sin necesidad de recurrir a las típicas emisoras alternativas.

El final por suerte mantiene el nivel ofrecido a lo largo de los cortes previos y “Won’t Back Down”, es el broche de oro perfecto para cerrar un buen disco de Disturbed, que confirma que todo sigue marchando bien en la banda, superando a sus dos discos anteriores y ofreciendo un disco que quizás no esperaba que me sorprendiese, pero ha acabado por hacerlo y para muy bien, así que bravo por ellos.