A Heartless Portrait (The Orphean Testament) (2022)
Napalm Records
TRACKLIST
01 Save Us
02 Midwinter Calls
03 Ominous
04 Call Out the Dark
05 The Orphean Testament
06 Reawakening
07 The Great Unwashed
08 Heartless
09 Blindfolded
10 Wildfires
Más allá de lo que uno pueda decir acerca de los últimos años de Evergrey, es innegable que Tom S. Englund siempre ha intentado ir contra la corriente. Mientras a mediados de los noventas la escena metalera de Gotemburgo se tiraba para el death melódico el cantante y guitarrista llevaba a este quinteto por los caminos del metal progresivo, y cuando el manual progresivo indicaba que las canciones debían tener duraciones obscenas la pluma del sueco se puso como límite que las suyas casi nunca superen los siete, o siquiera los seis, minutos. Si a eso le sumamos la melancolía que suelen demostrar las composiciones de la banda, sobre todo en clásicos como In Search of Truth y The Inner Circle, hablamos de un grupo que se ha forjado una identidad propia muy marcada con apenas un par de ingredientes mínimos, algo siempre complicado en el mundo del heavy metal.
Dicho eso, me es imposible negar que la discografía de Evergrey tiene sus altibajos. La versatilidad no es uno de sus fuertes y, a diferencia de otras leyendas de la música para días nublados como Paradise Lost, no hay grandes cambios en su sonido o eras, así que cada álbum nace y muere en qué tan inspirado esté Englund al usar estos elementos que ya conocemos. Y en la última década y media algunos álbumes no lograron balancear la oscuridad marca registrada de los suecos con riffs y/o estructuras interesantes, con el resultado de sonar monótonos y poco inspirados, donde puede que también tenga que ver lo prolífico que ha sido Englund como compositor. Pero, por suerte, los últimos The Atlantic y Escape of the Phoenix aprobaron con nota de sobra, por lo que esperé con muchas expectativas este opulentamente titulado A Heartless Portrait (The Orphean Testament).
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Decimotercer álbum de los suecos y primero editado junto al sello austríaco Napalm Records, A Heartless Portrait trae diez canciones que se mueven por los caminos que uno esperaría de un disco de Evergrey. El arranque con “Save Us”, que también fue el primer adelanto del disco, no pierde el tiempo para marcar la línea, con los poderosos machaques de las guitarras de Englund y Henrik Danhage y el bajo de Johan Niemann y el repiqueteo de la batería de Jonas Ekdahl. Cuando llegan los versos y hace acto de presencia el característico timbre de voz limpia de Englund, que se eleva de manera épica en el estribillo, ya está más que claro que este sigue siendo el Evergrey que todos conocemos, y que por suerte la máquina está aceitada y en condiciones.
La siguiente “Midwinter Calls”, además de haber sido el segundo adelanto, es otra canción a medio tiempo, aunque esta tiene mayor presencia de los teclados y las atmósferas de Rikard Zander. Más allá de algunos efectos en las voces de Englund, que se usan con buen gusto y no molestan, todo sigue la línea clásica de Evergrey. Por si sola es una buena canción, con un estribillo poderoso y esa suerte de coro vikingo que acompaña los instrumentos, pero en el contexto de A Heartless Portrait no tiene el impacto que podría llegar a tener al estar justo después de una canción bastante parecida.
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El tercer y último adelanto del álbum, “Blindfolded” no aparece hasta el anteúltimo track del disco, y este hubiera funcionado mucho mejor como segunda canción: las líneas de teclado acompañan a las guitarras ultra pesadas y le dan a la composición una mayor intensidad, y Ekdahl hace un trabajo espectacular detrás de los platillos y redoblantes. A eso se le suma la seguidilla de solos de guitarra y teclado, y terminamos con una canción machacante pero ganchera, con riffs fuertes que pegan como una patada.
Ya habiendo hablado de los tres adelantos previos a la salida del álbum, podemos centrarnos en las canciones “nuevas”. La tercera “Ominous” es una canción lenta y ultra pesada, pero lejos de aburrir le da un espacio a Ekdahl para que dé cátedra en la batería, si uno presta atención a la cantidad de detalles y arreglos que mete sin que se sienta una típica muestra de masturbación sonora progresiva. De vuelta la voz de Englund es uno de los grandes atractivos, con el dramatismo que le mete a una línea como “El fuego se extinguió, pero todavía estoy ardiendo”. ¿Un dejo de esperanza en medio de la oscuridad del grupo? Ciertamente algo que puede llevar a las interpretaciones.
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En “Call Out The Dark” queda en evidencia la habilidad de Englund para armar pre-estribillos, algo que parece casi un arte perdido en el mundo del metal. Los de este track son tan buenos, con ese pequeño redoble justo antes de explotar, que termina importando poco que el estribillo en sí sea de los más básicos de A Heartless Portrait, con la misma línea repetida casi sin variaciones. Es un fallo que queda balanceado con el dramatismo de ese inicio y final como de caja musical, y más solos de primera por parte de los instrumentistas.
La casi canción título “The Orphean Testament” es la más larga del álbum. Es un track a medio tiempo que no me da mucho para decir que no haya dicho antes, y tal vez eso marque uno de los problemas de A Heartless Portrait: Englund y compañía no se permiten variar mucho con la velocidad de las canciones, y aunque las melodías sigan siendo efectivas y la voz del líder sea inmaculada, llega un momento donde es complicado diferenciar entre varias de ellas luego de repetidas escuchas. Eso no significa que esta sea una mala canción, para nada, pero al igual que con “Midwinter Calls” creo que funcionaría mejor con un cambio en el orden del tracklist.
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Como muestra de ello, la siguiente “Reawakening” marca una diferencia: arranca como otro track de riffs machacantes, con una introducción de compás irregular, pero es interesante cuando mete versos atmosféricos guiados no sólo por los teclados sino también por el bajo. Por momentos dejan que se muestre ese costado powermetalero que siempre estuvo presente en su sonido, algo que también se ve en el inicio de la siguiente “The Great Unwashed”, donde combinan ese aspecto con un breakdown progresivo de teclados y un final de transición casi cinematográfica.
Ya que hablábamos antes de velocidad, queda perfecto mencionar la octava “Heartless”, que tiene las secciones más veloces del álbum. Es un track que va variando entre diferentes atmósferas, con los riffs dando paso a una segunda mitad con la voz de Englund estando acompañada apenas por un piano solitario, antes de explotar con la seguidilla de solos característica.
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Luego de la antes mencionada “Blindfolded”, llega el final con “Wildfires”, la canción más diferente de todo el disco: guitarras acústicas, colchones de teclados y Englund marcando dándole el toque al track más oscuro y melancólico de A Heartless Portrait. Obviamente la melancolía es una característica fundamental de la propuesta de Evergrey, pero si les sacamos la distorsión y las baterías pesadas se hace algo más evidente.
Y ese fue el álbum número 13 de Evergrey. Al contrario de la mala suerte que podría implicar esa posición en su discografía, A Heartless Portrait es un trabajo donde los suecos lograron salir airosos en la siempre complicada tarea de entregar nuevo material en una obra de alto nivel. Aunque sean evidentes algunos de los demonios que suelen atormentar los últimos lanzamiento de Englund y compañía, creo que logran subsanar esos problemas con buenos riffs, buenos solos y buenos estribillos, algo que siempre destacó en la composición del cantante y guitarrista. No sé si se lo recomendaría a alguien que no esté familiarizado con los álbumes anteriores, pero los fans y conocedores del grupo desde ya que disfrutarán las diez canciones que tiene para ofrecer.
A Heartless Portrait (The Orphean Testament) (2022)
Napalm Records
TRACKLIST
01 Save Us
02 Midwinter Calls
03 Ominous
04 Call Out the Dark
05 The Orphean Testament
06 Reawakening
07 The Great Unwashed
08 Heartless
09 Blindfolded
10 Wildfires
Más allá de lo que uno pueda decir acerca de los últimos años de Evergrey, es innegable que Tom S. Englund siempre ha intentado ir contra la corriente. Mientras a mediados de los noventas la escena metalera de Gotemburgo se tiraba para el death melódico el cantante y guitarrista llevaba a este quinteto por los caminos del metal progresivo, y cuando el manual progresivo indicaba que las canciones debían tener duraciones obscenas la pluma del sueco se puso como límite que las suyas casi nunca superen los siete, o siquiera los seis, minutos. Si a eso le sumamos la melancolía que suelen demostrar las composiciones de la banda, sobre todo en clásicos como In Search of Truth y The Inner Circle, hablamos de un grupo que se ha forjado una identidad propia muy marcada con apenas un par de ingredientes mínimos, algo siempre complicado en el mundo del heavy metal.
Dicho eso, me es imposible negar que la discografía de Evergrey tiene sus altibajos. La versatilidad no es uno de sus fuertes y, a diferencia de otras leyendas de la música para días nublados como Paradise Lost, no hay grandes cambios en su sonido o eras, así que cada álbum nace y muere en qué tan inspirado esté Englund al usar estos elementos que ya conocemos. Y en la última década y media algunos álbumes no lograron balancear la oscuridad marca registrada de los suecos con riffs y/o estructuras interesantes, con el resultado de sonar monótonos y poco inspirados, donde puede que también tenga que ver lo prolífico que ha sido Englund como compositor. Pero, por suerte, los últimos The Atlantic y Escape of the Phoenix aprobaron con nota de sobra, por lo que esperé con muchas expectativas este opulentamente titulado A Heartless Portrait (The Orphean Testament).
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Decimotercer álbum de los suecos y primero editado junto al sello austríaco Napalm Records, A Heartless Portrait trae diez canciones que se mueven por los caminos que uno esperaría de un disco de Evergrey. El arranque con “Save Us”, que también fue el primer adelanto del disco, no pierde el tiempo para marcar la línea, con los poderosos machaques de las guitarras de Englund y Henrik Danhage y el bajo de Johan Niemann y el repiqueteo de la batería de Jonas Ekdahl. Cuando llegan los versos y hace acto de presencia el característico timbre de voz limpia de Englund, que se eleva de manera épica en el estribillo, ya está más que claro que este sigue siendo el Evergrey que todos conocemos, y que por suerte la máquina está aceitada y en condiciones.
La siguiente “Midwinter Calls”, además de haber sido el segundo adelanto, es otra canción a medio tiempo, aunque esta tiene mayor presencia de los teclados y las atmósferas de Rikard Zander. Más allá de algunos efectos en las voces de Englund, que se usan con buen gusto y no molestan, todo sigue la línea clásica de Evergrey. Por si sola es una buena canción, con un estribillo poderoso y esa suerte de coro vikingo que acompaña los instrumentos, pero en el contexto de A Heartless Portrait no tiene el impacto que podría llegar a tener al estar justo después de una canción bastante parecida.
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El tercer y último adelanto del álbum, “Blindfolded” no aparece hasta el anteúltimo track del disco, y este hubiera funcionado mucho mejor como segunda canción: las líneas de teclado acompañan a las guitarras ultra pesadas y le dan a la composición una mayor intensidad, y Ekdahl hace un trabajo espectacular detrás de los platillos y redoblantes. A eso se le suma la seguidilla de solos de guitarra y teclado, y terminamos con una canción machacante pero ganchera, con riffs fuertes que pegan como una patada.
Ya habiendo hablado de los tres adelantos previos a la salida del álbum, podemos centrarnos en las canciones “nuevas”. La tercera “Ominous” es una canción lenta y ultra pesada, pero lejos de aburrir le da un espacio a Ekdahl para que dé cátedra en la batería, si uno presta atención a la cantidad de detalles y arreglos que mete sin que se sienta una típica muestra de masturbación sonora progresiva. De vuelta la voz de Englund es uno de los grandes atractivos, con el dramatismo que le mete a una línea como “El fuego se extinguió, pero todavía estoy ardiendo”. ¿Un dejo de esperanza en medio de la oscuridad del grupo? Ciertamente algo que puede llevar a las interpretaciones.
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En “Call Out The Dark” queda en evidencia la habilidad de Englund para armar pre-estribillos, algo que parece casi un arte perdido en el mundo del metal. Los de este track son tan buenos, con ese pequeño redoble justo antes de explotar, que termina importando poco que el estribillo en sí sea de los más básicos de A Heartless Portrait, con la misma línea repetida casi sin variaciones. Es un fallo que queda balanceado con el dramatismo de ese inicio y final como de caja musical, y más solos de primera por parte de los instrumentistas.
La casi canción título “The Orphean Testament” es la más larga del álbum. Es un track a medio tiempo que no me da mucho para decir que no haya dicho antes, y tal vez eso marque uno de los problemas de A Heartless Portrait: Englund y compañía no se permiten variar mucho con la velocidad de las canciones, y aunque las melodías sigan siendo efectivas y la voz del líder sea inmaculada, llega un momento donde es complicado diferenciar entre varias de ellas luego de repetidas escuchas. Eso no significa que esta sea una mala canción, para nada, pero al igual que con “Midwinter Calls” creo que funcionaría mejor con un cambio en el orden del tracklist.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Dream Master – A World Without People (2022)
Como muestra de ello, la siguiente “Reawakening” marca una diferencia: arranca como otro track de riffs machacantes, con una introducción de compás irregular, pero es interesante cuando mete versos atmosféricos guiados no sólo por los teclados sino también por el bajo. Por momentos dejan que se muestre ese costado powermetalero que siempre estuvo presente en su sonido, algo que también se ve en el inicio de la siguiente “The Great Unwashed”, donde combinan ese aspecto con un breakdown progresivo de teclados y un final de transición casi cinematográfica.
Ya que hablábamos antes de velocidad, queda perfecto mencionar la octava “Heartless”, que tiene las secciones más veloces del álbum. Es un track que va variando entre diferentes atmósferas, con los riffs dando paso a una segunda mitad con la voz de Englund estando acompañada apenas por un piano solitario, antes de explotar con la seguidilla de solos característica.
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Luego de la antes mencionada “Blindfolded”, llega el final con “Wildfires”, la canción más diferente de todo el disco: guitarras acústicas, colchones de teclados y Englund marcando dándole el toque al track más oscuro y melancólico de A Heartless Portrait. Obviamente la melancolía es una característica fundamental de la propuesta de Evergrey, pero si les sacamos la distorsión y las baterías pesadas se hace algo más evidente.
Y ese fue el álbum número 13 de Evergrey. Al contrario de la mala suerte que podría implicar esa posición en su discografía, A Heartless Portrait es un trabajo donde los suecos lograron salir airosos en la siempre complicada tarea de entregar nuevo material en una obra de alto nivel. Aunque sean evidentes algunos de los demonios que suelen atormentar los últimos lanzamiento de Englund y compañía, creo que logran subsanar esos problemas con buenos riffs, buenos solos y buenos estribillos, algo que siempre destacó en la composición del cantante y guitarrista. No sé si se lo recomendaría a alguien que no esté familiarizado con los álbumes anteriores, pero los fans y conocedores del grupo desde ya que disfrutarán las diez canciones que tiene para ofrecer.