Si bien uno podía intuir hace unos años que Ghost (entonces Ghost B.C) iban a hacer mucho ruido en el panorama del rock y el metal moderno, si que sorprende lo rápido que han pasado de ser una futura promesa a una banda que no sólo juega en las grandes ligas, sino que va camino de liderarlas por muchos años más si siguen manteniendo el nivel que tienen actualmente.

Si ya en su anterior disco Meliora, la banda ofrecía un ejercicio digno de interpretar en pabellones, dejando atrás recintos medianos y que es lo que acabó sucediendo.

Este nuevo asalto está perfectamente diseñado para los grandes estadios y quizás convertir a Papa Emeritus IV y los suyos en los “Metallica” de esta generación y si no al tiempo, el cual creo que es cada vez menor.

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Tras “Imperum”, que cumple en su función de introducción, la banda se despacha con “Kaiserion” y ya empezamos con los temazos desde temprano en el disco.

Esos agudos acompañados por un riff de guitarra bastante pegadizo (muy en la onda de Volbeat) un Papa cantando de maravilla un estribillo que ya se te queda en la cabeza desde el segundo uno, empiezas a entender que estos tipos han vuelto no sólo por la puerta grande, sino por la que les lleva a lo más alto.

La combinación de unos coros perfectamente afinados, riffs muy certeros, combinación de dobles guitarras tanto eléctricas como acústicas, los puentes perfectamente calculados acaban por dejarte rendido ante la grandeza que tiene esta gente.

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Por supuesto que si hablamos de rock en mayúsculas y de arena rock, está claro que Ghost con el retrovisor puesto en los 80’s han sabido jugar las cartas de dicha época pero con la convicción suficiente como para no caer en la parodia o en la burda copia sin más.

Y llegamos a “Spillways”, que de nuevo te deja noqueado con esos teclados imposibles entre Bon Jovi, ABBA y Toto, que se te quedarán grabados a fuego desde la primera escucha y que son fantásticos.

Que es un corte más pop, pues si nadie lo puede discutir, pero es pop bien ejecutado con buenas melodías y digno de ser reivindicado en plena era del trap y el bedroom pop, más facilón y sin contenido. Si esto es el pop del 2022, a mi me representa y no me escondo para nada.

Para los que pedían cortes quizás menos azucarados o con un poquito más de guitarras (no, no sólo a Weezer se le pide un poquito más de guitarras en sus discos amigos y amigas), en este disco.

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La banda ha cumplido en cortes tan redondos como “Call Me Little Sunshine” (una absoluta maravilla, con ese riff incial digno del Black Album), “Watcher In The Sky” con una contundencia abrumadora pero lo suficientemente creativa para brillar en el disco con luz propia y una “Griftwood”, que desprende ese aroma hardrockero digno de Def Leppard o Van Halen y que es imposible no sonreír mientras la escuchas.

Quizás cortes como “Hunter’s Moon” (que me pisen si no parece un corte extraído del New Jersey de Bon Jovi), no nos emocionen tanto ya que llevamos varios cortes con recursos sónicos similares, pero aún así cumple con creces y quizás se cuele en alguna playlist personal cuando quiera escuchar temas del disco que no sean los singles habituales.

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Cuando leí en ciertos medios de comunicación que la banda coqueteaba con el reggeaton, digo bueno será un decir pero no algo de eso hay en “Twenties”, que si bien podría causar cierta controversia, lo cierto es que no es para tanto, de hecho es uno de los cortes más endebles del disco y que menos destacan en el conjunto del mismo.

Mientras “Dominion” oxigena al disco en forma de interludio, llegamos a la recta final con “Darkness At The Heart Of My Love”, la cual si chicos y chicas, es la balada con mayúsculas del disco.

En efecto, es una pieza delicada digna de ser coreada en un estadio con toda la pirotecnia posible, un sólo de guitarra precioso y que recuerda a su compañera “He Is”, pero aún más grandilocuente y emotiva, si es que es posible eso.

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Para cerrar tenemos “Respite On The Spitalfields”, un acierto (otro más) cerrar con un corte tan épico e intenso el disco y que curiosamente recuerda a uno de los héroes de los 80’s , los Guns And Fucking Roses, si amigos, esas guitarras del principio y el solo del final, estaría mintiendo descaradamente si no parecen sacados de los Use Your Illusion.

Ghost, no tiene rivales este 2022 con semejante trabajo tan bien elaborado y ejecutado, es así de simple. Si creíais que con “Meliora”, la banda se había acomodado, ya os puedo asegurar de que este nuevo disco, lo adelanta por los cuatro costados y se cuela en el podio de la discografía de la banda por méritos propios.

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Nadie podía intuir que cuando la banda empezó a dar muestras de lo que sería este nuevo disco, iban a tener en sus manos algo tan grande y tan bueno como “Impera”, creo que la banda ha vuelto a reventar la escena alternativa y que les importa un cuerno si suenan comerciales o no, si quieren ser los más grandes del momento, lo conseguirán gracias a discos tan sublimes como este.

Por supuesto que los fans más “ortodoxos” de Ghost, dirán que ya no son lo que eran y que ojala volviesen al sonido más “occult rock” de los dos primeros discos, pero esta gente sabe perfectamente cuales son sus ambiciones y no son precisamente ser una banda más de ese estilo, si no justamente lo que son a día de hoy, una de las bandas de rock más grandes de la última década y media, así de alto y de claro hay que decirlo y afirmarlo.

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Impera no es el mejor disco de Ghost ahora mismo y menos cuando acaba de salir, pero si que es el disco que muchos querrán tener de ejemplo a seguir en unos años, en los cuales si todo sigue en este nivel, Ghost estarán reinando sin apenas rivales tal y como hicieron las bandas gigantes hace tres décadas atrás, pero ahora es el momento de Ghost y su dominación absoluta empieza a ser una realidad, no te los pierdas y que no te lo cuenten.