En noviembre del 2019, en Iruña/Pamplona ante once mil seguidores, Gorka Urbizu daba por finiquitados veinticinco años al frente de Berri Txarrak, durante los que disco a disco, o gira a gira, fue perdiendo a sus hermanos de viaje originales, hasta ser el mismo quien también decidió bajarse del barco. Cuatro años después reinicia su carrera, con un disco orgánico y minimalista titulado Hasiera Bat.
No es habitual que el telonero, o artista invitado tenga más discos, en solitario, que el artista principal, pero es que Mar Pujol, la cantautora catalana elegida para abrir la noche cuenta en su cuenta de Spotify, con dos discos, un ep y un álbum, mientras que el de Lekunberri recién se ha estrenado ahora en esto de encabezar con su nombre y apellido un disco. Porque aparte de sus nueve discos con Berri Txarrak, también cabe contar sus proyectos paralelos como Peiremans+, y Katamalo, o su primera experiencia discográfica junto a Aitor Goikoetxea, batería original de Berri, en el Plazoaren Martxa (1995), y Basurdearen Orrua (1996) de los siempre festivos Nahi ta Nahiez.
Mar Pujol nos deleitó con su delicadeza y fragilidad durante unos treinta minutos, aunque tan solo llegué a ver unos veinte. Cuando accedí a la pista de Paral.lel 62, con una capacidad para 950 personas, ya estaba bastante repleta, no así los pisos superiores, la denominada platea que aun presentaban muchos asientos libres, e interpretaba una de las hermosas piezas que componen su primer álbum Cançons de Rebost (2024), la titulada “Ìí”. Nos habló de los personajes que componen “La Ploranera”, siguió con “Flor de Nit”, donde combina arpegios con simplemente rasgar levemente las cuerdas de su guitarra, y que finaliza con un efecto de eco. Tras unos sentidos aplausos, Mar se presenta, informando que es de Prats de Lluçanes, y de las pequeñas diferencias entre su EP Trepa, y el nuevo disco producido por Jordi Matas, aunque vincula los dos a la vida en el bosque, algo que una vez lo pruebas ya no tiene vuelta atrás, antes de ejecutar “Per Cada U”, y “Amor en Conserva”, las dos con unos punteos finales, dramáticos y llenos de suspenso. Unos momentos para agradecer los aplausos de los allí presentes, así como a Gorka, a Pau Panda Management, al que también le doy las gracias desde aquí, para terminar con la que cierra el álbum, la extrema sensibilidad de “Cabell d’Àngel”.
Que se puede decir, una música y una voz que encandila, aunque por desgracia no a todos, ya que Mar sufrió de un constante murmullo de los que estaban más pendientes de agarrar un buen lugar para el artista principal, o hablar por hablar, hecho que a menudo sufren algunos grupos teloneros que son ignorados por las primeras filas, copadas por fans que llegan a dar la espalda a la banda invitada de turno. En fin, Mar-avillosa.
La alineación que acompaña Don Gorka Urbizu en sus nuevas andanzas es de lo más ecléctica, compuesta por sus compañeros de producción y ejecución de esta delicatesen titulada Hasiera Bat (Un comienzo), con Joan Pons, a la batería, conocido artísticamente como El Petit de Ca L’Eril, banda catalana de folk pop psicodélico donde canta y toca la guitarra, así como su bajista Jordi Matas, artífice principal de esta increíble grabación realizada en un viejo teatro café de la población de Guissona, conocida popularmente por su cadena de supermercados dedicados a la explotación cárnica. Sumándose a este combo increíble, está Mariana Mott, que ha acompañado últimamente a las cantantes Nat Simons y a Mayka Makovsky, que junto a Pons llevaran el ritmo de sus baterías, sí, dos baterías que funcionan prácticamente al unísono, y que extraña en un producto súper intimista y relajado como este. Y finalmente a la guitarra, otra fémina, la guitarrista bilbaína, afincada en Barcelona, Amaia Miranda que junto a Gorka hacen mágicos duetos llenos de complicidad a las seis cuerdas.
Creo que no volvía a esta sala desde el bolo del batería de Deep Purple, Ian Paice en 2019 junto a la banda italiana de covers Purpendicular, anteriormente había gozado con el argentino-estadounidense Kevin Johanssen, o con Shellac en 2014, grupo del recientemente fallecido Steve Albini, todo esto cuando este local era conocido como Sala Barts. Y es que los cambios de dirección y de nombre han sido una constante estos últimos años, desde que fuera Studio 54 (1987-94), la discoteca por excelencia de la ciudad condal de la época, donde llegué a ver algún que otro directo, como el de Iggy Pop en 1991, o los Dinosaur Jr. en 1994, que en aquel entonces ya había pasado a llamarse Chic Studio (1994-97).
En fin, dejémonos de batallitas, y vamos con la nueva onda que ha querido agarrar el líder de Berri Txarrak, con algo más tranquilo y pausado, no exento de alguna que otro momento de agresividad controlada. Abrió, como no podía ser de otra manera, con una poderosa bienvenida de su fiel público catalán, así como de la numerosa colonia vasca, casi podríamos decir que entre los mil quinientos asistentes, un tercio, o dos, podían ser de origen euskaldun, mientras la banda tocaba las primeras notas de la poderosa “Maitasun Bat”, con esos entrecortados compases de batería, y los coros femeninos que acompañan la voz de Arbizu. Continúan con un par de temas nuevos, “Teoria Bat” y “Lilura Bat”, siguiendo el orden numeral del disco, sorprende que la mayoría de los asistentes se canté cada uno de las nuevas composiciones, entre gritos y aullidos varios. Bona nit Barcelona, Gabon, Com Anem?, y continuando en un catalán más que correcto, en sus últimos bolos con BTX lo había hecho escuetamente, y ayer lo hizo durante casi todo el concierto, habló del milagro de la música en vivo, y pedir, que no prohibir, que dejáramos los móviles aparcados, y que disfrutáramos todos juntos de la fascinación arcaica que es la música en directo.
El orden de las cosas se rompe con “Lilura Bat”, tarareada desde su inicio, después de esta carga de profundidad que me recordó a unos Manic Street Preachers, Gorka nos introduce una canción que hizo con los hardcore punk navarros Leihotikan, “Etorkizuna Ginenean”, en la que Amaia canta algunas estrofas, nada que ver con la original, mucho más coral y atmosférica en esta nueva dimensión. Vuelta al nuevo trabajo con “Kolore Bat” con las primeras palmas generales en su parte final, que se tornan en aplausos con la primera de BTX de la noche, “Helduleko Guztiak”, que suena prácticamente igual que en su triple álbum Denbora da Poligrafo Bakarra (2014). Otra de las nuevas es “Janela Bat”, de la que Gorka comenta que habla de cuidarnos, donde vuelve a colgarse la guitarra eléctrica, durante la mayoría del concierto utilizó una electroacústica, un tema que me recordó a Extremoduro, cuyo líder, Robe Iniesta también ya hizo algo parecido a lo que Gorka ha hecho pasando del grupo madre, a uno en nombre propio. El de Lekunberri se queda solo para presentarnos ahora un tema medio inédito, ya que está incluido únicamente en el documental Dardara, la captura de cómo se compone y graba una canción, en este caso “Mihise Zuri Bat”, la que sonó más desnuda de pelo y paja, con tan solo la voz, la guitarra, y una luz lateral.
Gorka habla de su reciente gira por Suramérica, y que yendo en taxi en Colombia se enteró de la muerte de Steve Albini, y que he escrito varias canciones antifascistas, y esta es una de ellas, “Maravillas”, la dedicada a una niña de catorce años que fue detenida junto a su padre en Lagarra, violada y asesinada por los fascistas españoles durante la Guerra Civil, desde su disco con BTX, Payola (2009), que fue producido por el propio Albini, y que Gorka interpreta también en solitario, pero con toda la sala cantándola junto a él, y poniéndonos los pelos de punta.
Vuelven a escena los músicos, a los que Gorka agradece su aportación, sobretodo porque todos hacen coros, bromea el navarro, y los presenta uno por uno, y que a pesar de ser un disco sencillito, con pocas pistas, van con dos baterías, para hacernos vibrar con “Betazalak Euraztean”, de sus Katamalo. Siguieron con “Sute Bat”, y con “Send Flowers” de los Peiremans+, para luego hablarnos de Frédéric Peiremans, el futbolista belga, que tras jugar en Belgica y Holanda, llegó como fichaje estrella a la Real Sociedad en verano del 2000, sin estar recuperado de una lesión de isquiotibiales, que la temporada siguiente fue al S.D. Eibar donde también tuvo muchos problemas musculares que le llevaron a la decisión de retirarse del futbol activo, y montó una cadena de supermercados en Bélgica.
Una de las clásicas de Berri es “Katedral Bat” con esos trascendentales coros enormes y catárticos. “Toki Bat” parece sacada de un álbum de BTX, por cómo suena, y por qué todos se la saben, pero no, es de las nuevas. Tras ella, Gorka se despide, y los típicos canticos en euskera de Beste Bat (otra más) se hacen generales. Un par de minutos después, aparece Jordi tras los teclados, y Gorka empieza a parafrasear en catalán la letra de “Etxe Bat”, y aplausos ante la rectificación de algún error de traducción, un emocionante canción que hace arrancar gritos y aplausos durante un par de ocasiones más. Después de haberse tomado un minuto en presentar al equipo técnico y al management que le ayuda, llega otro clásico, “Hegal Egiten”, una bonita versión de la mítica formación Itoiz, que provoca los primeros bailes y danzas entre el sector más euskaldun.
Palabras de agradeciendo hacia el público de esta ciudad, y de esta tierra, y lo que significa ver esta sala llena después de cuatro años, con un disco nuevo y diferente, para acto seguido dar paso a los acordes de uno de los hits de BTX, “Lemak, Aingurak”, también harto similar al original. Y llegamos al final con el corte que al igual cierra Hasiera Bat, la reiterativa “Besterik Ez” (Nada más), repetida hasta el infinito, y único corte del disco que no contiene el articulo indeterminado bat (un, una).
Noventa excelentes minutos de repaso a su excelso nuevo álbum, así como un pequeño recuerdo para todas las formaciones propias, y amigas, en una noche en que se volvieron a reunir los seguidores de unos añorados Berri Txarrak, que seguro volverá Gorka a resucitar en algún momento futuro, pero dejemos eso apartado para disfrutar de esta nueva joya, de las que vendrán, y de conciertos tan mágicos y fascinantes como el que hemos vivido en el Paral.lel 62.
Etiquetas: barcelona, Berri Txarrak, Gorka Urbizu, Mar Pujol
En noviembre del 2019, en Iruña/Pamplona ante once mil seguidores, Gorka Urbizu daba por finiquitados veinticinco años al frente de Berri Txarrak, durante los que disco a disco, o gira a gira, fue perdiendo a sus hermanos de viaje originales, hasta ser el mismo quien también decidió bajarse del barco. Cuatro años después reinicia su carrera, con un disco orgánico y minimalista titulado Hasiera Bat.
No es habitual que el telonero, o artista invitado tenga más discos, en solitario, que el artista principal, pero es que Mar Pujol, la cantautora catalana elegida para abrir la noche cuenta en su cuenta de Spotify, con dos discos, un ep y un álbum, mientras que el de Lekunberri recién se ha estrenado ahora en esto de encabezar con su nombre y apellido un disco. Porque aparte de sus nueve discos con Berri Txarrak, también cabe contar sus proyectos paralelos como Peiremans+, y Katamalo, o su primera experiencia discográfica junto a Aitor Goikoetxea, batería original de Berri, en el Plazoaren Martxa (1995), y Basurdearen Orrua (1996) de los siempre festivos Nahi ta Nahiez.
Mar Pujol nos deleitó con su delicadeza y fragilidad durante unos treinta minutos, aunque tan solo llegué a ver unos veinte. Cuando accedí a la pista de Paral.lel 62, con una capacidad para 950 personas, ya estaba bastante repleta, no así los pisos superiores, la denominada platea que aun presentaban muchos asientos libres, e interpretaba una de las hermosas piezas que componen su primer álbum Cançons de Rebost (2024), la titulada “Ìí”. Nos habló de los personajes que componen “La Ploranera”, siguió con “Flor de Nit”, donde combina arpegios con simplemente rasgar levemente las cuerdas de su guitarra, y que finaliza con un efecto de eco. Tras unos sentidos aplausos, Mar se presenta, informando que es de Prats de Lluçanes, y de las pequeñas diferencias entre su EP Trepa, y el nuevo disco producido por Jordi Matas, aunque vincula los dos a la vida en el bosque, algo que una vez lo pruebas ya no tiene vuelta atrás, antes de ejecutar “Per Cada U”, y “Amor en Conserva”, las dos con unos punteos finales, dramáticos y llenos de suspenso. Unos momentos para agradecer los aplausos de los allí presentes, así como a Gorka, a Pau Panda Management, al que también le doy las gracias desde aquí, para terminar con la que cierra el álbum, la extrema sensibilidad de “Cabell d’Àngel”.
Que se puede decir, una música y una voz que encandila, aunque por desgracia no a todos, ya que Mar sufrió de un constante murmullo de los que estaban más pendientes de agarrar un buen lugar para el artista principal, o hablar por hablar, hecho que a menudo sufren algunos grupos teloneros que son ignorados por las primeras filas, copadas por fans que llegan a dar la espalda a la banda invitada de turno. En fin, Mar-avillosa.
La alineación que acompaña Don Gorka Urbizu en sus nuevas andanzas es de lo más ecléctica, compuesta por sus compañeros de producción y ejecución de esta delicatesen titulada Hasiera Bat (Un comienzo), con Joan Pons, a la batería, conocido artísticamente como El Petit de Ca L’Eril, banda catalana de folk pop psicodélico donde canta y toca la guitarra, así como su bajista Jordi Matas, artífice principal de esta increíble grabación realizada en un viejo teatro café de la población de Guissona, conocida popularmente por su cadena de supermercados dedicados a la explotación cárnica. Sumándose a este combo increíble, está Mariana Mott, que ha acompañado últimamente a las cantantes Nat Simons y a Mayka Makovsky, que junto a Pons llevaran el ritmo de sus baterías, sí, dos baterías que funcionan prácticamente al unísono, y que extraña en un producto súper intimista y relajado como este. Y finalmente a la guitarra, otra fémina, la guitarrista bilbaína, afincada en Barcelona, Amaia Miranda que junto a Gorka hacen mágicos duetos llenos de complicidad a las seis cuerdas.
Creo que no volvía a esta sala desde el bolo del batería de Deep Purple, Ian Paice en 2019 junto a la banda italiana de covers Purpendicular, anteriormente había gozado con el argentino-estadounidense Kevin Johanssen, o con Shellac en 2014, grupo del recientemente fallecido Steve Albini, todo esto cuando este local era conocido como Sala Barts. Y es que los cambios de dirección y de nombre han sido una constante estos últimos años, desde que fuera Studio 54 (1987-94), la discoteca por excelencia de la ciudad condal de la época, donde llegué a ver algún que otro directo, como el de Iggy Pop en 1991, o los Dinosaur Jr. en 1994, que en aquel entonces ya había pasado a llamarse Chic Studio (1994-97).
En fin, dejémonos de batallitas, y vamos con la nueva onda que ha querido agarrar el líder de Berri Txarrak, con algo más tranquilo y pausado, no exento de alguna que otro momento de agresividad controlada. Abrió, como no podía ser de otra manera, con una poderosa bienvenida de su fiel público catalán, así como de la numerosa colonia vasca, casi podríamos decir que entre los mil quinientos asistentes, un tercio, o dos, podían ser de origen euskaldun, mientras la banda tocaba las primeras notas de la poderosa “Maitasun Bat”, con esos entrecortados compases de batería, y los coros femeninos que acompañan la voz de Arbizu. Continúan con un par de temas nuevos, “Teoria Bat” y “Lilura Bat”, siguiendo el orden numeral del disco, sorprende que la mayoría de los asistentes se canté cada uno de las nuevas composiciones, entre gritos y aullidos varios. Bona nit Barcelona, Gabon, Com Anem?, y continuando en un catalán más que correcto, en sus últimos bolos con BTX lo había hecho escuetamente, y ayer lo hizo durante casi todo el concierto, habló del milagro de la música en vivo, y pedir, que no prohibir, que dejáramos los móviles aparcados, y que disfrutáramos todos juntos de la fascinación arcaica que es la música en directo.
El orden de las cosas se rompe con “Lilura Bat”, tarareada desde su inicio, después de esta carga de profundidad que me recordó a unos Manic Street Preachers, Gorka nos introduce una canción que hizo con los hardcore punk navarros Leihotikan, “Etorkizuna Ginenean”, en la que Amaia canta algunas estrofas, nada que ver con la original, mucho más coral y atmosférica en esta nueva dimensión. Vuelta al nuevo trabajo con “Kolore Bat” con las primeras palmas generales en su parte final, que se tornan en aplausos con la primera de BTX de la noche, “Helduleko Guztiak”, que suena prácticamente igual que en su triple álbum Denbora da Poligrafo Bakarra (2014). Otra de las nuevas es “Janela Bat”, de la que Gorka comenta que habla de cuidarnos, donde vuelve a colgarse la guitarra eléctrica, durante la mayoría del concierto utilizó una electroacústica, un tema que me recordó a Extremoduro, cuyo líder, Robe Iniesta también ya hizo algo parecido a lo que Gorka ha hecho pasando del grupo madre, a uno en nombre propio. El de Lekunberri se queda solo para presentarnos ahora un tema medio inédito, ya que está incluido únicamente en el documental Dardara, la captura de cómo se compone y graba una canción, en este caso “Mihise Zuri Bat”, la que sonó más desnuda de pelo y paja, con tan solo la voz, la guitarra, y una luz lateral.
Gorka habla de su reciente gira por Suramérica, y que yendo en taxi en Colombia se enteró de la muerte de Steve Albini, y que he escrito varias canciones antifascistas, y esta es una de ellas, “Maravillas”, la dedicada a una niña de catorce años que fue detenida junto a su padre en Lagarra, violada y asesinada por los fascistas españoles durante la Guerra Civil, desde su disco con BTX, Payola (2009), que fue producido por el propio Albini, y que Gorka interpreta también en solitario, pero con toda la sala cantándola junto a él, y poniéndonos los pelos de punta.
Vuelven a escena los músicos, a los que Gorka agradece su aportación, sobretodo porque todos hacen coros, bromea el navarro, y los presenta uno por uno, y que a pesar de ser un disco sencillito, con pocas pistas, van con dos baterías, para hacernos vibrar con “Betazalak Euraztean”, de sus Katamalo. Siguieron con “Sute Bat”, y con “Send Flowers” de los Peiremans+, para luego hablarnos de Frédéric Peiremans, el futbolista belga, que tras jugar en Belgica y Holanda, llegó como fichaje estrella a la Real Sociedad en verano del 2000, sin estar recuperado de una lesión de isquiotibiales, que la temporada siguiente fue al S.D. Eibar donde también tuvo muchos problemas musculares que le llevaron a la decisión de retirarse del futbol activo, y montó una cadena de supermercados en Bélgica.
Una de las clásicas de Berri es “Katedral Bat” con esos trascendentales coros enormes y catárticos. “Toki Bat” parece sacada de un álbum de BTX, por cómo suena, y por qué todos se la saben, pero no, es de las nuevas. Tras ella, Gorka se despide, y los típicos canticos en euskera de Beste Bat (otra más) se hacen generales. Un par de minutos después, aparece Jordi tras los teclados, y Gorka empieza a parafrasear en catalán la letra de “Etxe Bat”, y aplausos ante la rectificación de algún error de traducción, un emocionante canción que hace arrancar gritos y aplausos durante un par de ocasiones más. Después de haberse tomado un minuto en presentar al equipo técnico y al management que le ayuda, llega otro clásico, “Hegal Egiten”, una bonita versión de la mítica formación Itoiz, que provoca los primeros bailes y danzas entre el sector más euskaldun.
Palabras de agradeciendo hacia el público de esta ciudad, y de esta tierra, y lo que significa ver esta sala llena después de cuatro años, con un disco nuevo y diferente, para acto seguido dar paso a los acordes de uno de los hits de BTX, “Lemak, Aingurak”, también harto similar al original. Y llegamos al final con el corte que al igual cierra Hasiera Bat, la reiterativa “Besterik Ez” (Nada más), repetida hasta el infinito, y único corte del disco que no contiene el articulo indeterminado bat (un, una).
Noventa excelentes minutos de repaso a su excelso nuevo álbum, así como un pequeño recuerdo para todas las formaciones propias, y amigas, en una noche en que se volvieron a reunir los seguidores de unos añorados Berri Txarrak, que seguro volverá Gorka a resucitar en algún momento futuro, pero dejemos eso apartado para disfrutar de esta nueva joya, de las que vendrán, y de conciertos tan mágicos y fascinantes como el que hemos vivido en el Paral.lel 62.
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