Si sacamos del medio “Last Day of Darkness” (2018) el disco en vivo que marcó el retorno de la banda a la actividad, y también al experimental “Acoustic Verses” (2006), podemos decir que pasaron quince años desde que Green Carnation editó material fresco con “The Quite Offspring” (2005). Ya alejados del Death Metal que los vió nacer en los albores del nuevo Milenio, la bandó viró más hacia el lado de lo que podríamos denominar un Metal Progregótico. Y con esas coordenadas fijadas en el GPS, hacía allí se dirigió la banda para regresar al estudio de grabación y despecharse con este interesantísimo “Leaves of Yesterday”. 

Lo primero que sorprende (para bien) en este trabajo la facilidad con la que fluye a partir del momento en que el oyente pone play y el álbum arranca con el tema homónimo. Son apenas cinco canciones y, como se puede apreciar, el promedio de duración está bastante por encima de la media pero son composiciones que se extienden en su justa medida, sin saturar al oyente, algo que muchas bandas pierden de vista a la hora de encarar un nueva producción. En la era de la inmediatez, donde ya casi nadie se toma el tiempo para apreciar un disco como corresponde, y en donde no existe tiempo físico posible para poder escuchar toda la oferta musical que se mueve por streaming hoy en día, saber captar la atención de la audiencia se volvió una tarea mucho más titánica y primordial. Y si encima son de las bandas que pertenecen al amplio espectro del Rock Progresivo, el mérito es aún mayor. En una época en donde las propuestas que van surgiendo parecieran estar más orientadas hacia lo retro, con canciones más simples en cuanto a su estructura, generar adicción con temas que demandan ser escuchados una y otra vez para desentrañarlos como corresponde es algo de lo que Green Carnation pueden estar muy orgullosos por haberlo conseguido aquí.  

“Sentinels” quizás sea lo más cercano a un single en este disco, con su estribillo pegajoso  y un interesante trabajo del cantante Kjetil Nordhus tejiendo unas líneas vocales que atrapan inmediatamente al oyente. Pero las ganadoras de este álbum sin dudas son las extensas “My Dark Reflections of Life and Death” y “Hounds” donde los climas se suceden con asombrosa naturalidad y cuando finalizan no podemos creer que hayamos pasado tanto tiempo escuchándolas. 

Y para cerrar el álbum, el grupo se despacha con una BELLÍSIMA versión de “Solitude” de Black Sabbath en donde los arreglos que introduce Kenneth Silden con sus teclados elevan al séptimo cielo a quien sea que la escuche, logrando una perfecta sintonía con la tónica general del disco. 

Green Carnation han regresado con un disco que los muestra en plena forma y los devuelve con mucha fuerza a la escena. ¿Algo más para agregar? Sí, por favor, que no tarden quince años para volver a sacar un nuevo disco.