La banda tributo a la doncella de hierro nos visitaba bajo el epígrafe de 1980, año de edición del primer álbum de la banda británica, con un invitado de excepción como es el guitarrista original Dennis Stratton, el cual se mantuvo en la formación hasta poco antes de iniciar las grabaciones del disco Killers, por desavenencias con el manager Rod Smallwood.
Una larga cola que hacía tiempo que no se veía en la sala Bóveda, que desde el cambio de nombre y propiedad, o por el Covid quizás, ha reducido notablemente su capacidad a trescientas personas, cuando recuerdo que en tiempos de Mephisto rondaba los cuatrocientos o más.
Con la sala al ochenta por ciento aproximadamente escuchamos una música introductoria que incluye el discurso final de la que fuera Primera Ministra británica Margaret Thacher, también conocida como la Dama de Hierro, y odiada por la clase obrera británica por sus recortes sociales, y despidos masivos.
Aparece en primer lugar, el batería Pim Goverde, seguido por el pianista Michiel Van den Boer, y tras ellos, Joey Bruers, bajista, y encargado de la coordinación y el management de Maiden United, que tras un largo speech, en el que Joey nos explicó que están muy contentos de estar en Barcelona de nuevo, por tercera vez, las anteriores ocasiones pasaron por la sala Monasterio en 2019, y hace un par de años por Razzmatazz 3, en la que ya encontrábamos a Pim como baterista. Nos habló del repertorio que pensaban hacer, nos presentó a los actuales componentes de la banda, en especial a los guitarristas Ricardo Gordo, y finalmente a Dennis Stratton que pisaba por primera vez un escenario de la capital catalana, y del que dijo que había estado enfermo durante toda la semana, y se les había recomendado suspender este concierto, pero Stratton dijo que nunca había cancelado un show, y no iba a hacerlo ahora, pero que paradójicamente aparecía con un vaso de cerveza en la mano.
Tras unos breves comentarios del veterano guitarrista, por fin inician la descarga con “Strange World” interpretada por Ricardo Gordo, con algo de reverberación, y soltando un de puta madre al finalizarla. Ahora es Dennis quien se encarga de llevar la voz cantante para otra de las clásicas del primer disco de Iron Maiden, con “Charlotte the Harlot” en la que se dejó una voz que fue suavizando a base de cognac, o brandy, ignoramos la marca para poder determinarlo, y al que Stratton lo calificó como una milagrosa medicina para la garganta, y el resfriado que lleva arrastrando. Habló de su entrada en Iron Maiden, junto al batería Clive Burr, al que quiso dedicar este “Remember Tomorrow”, en el que el público cada vez iba tomando cada vez más presencia e intervencionismo para echarle un capote al guitarrista, y a su castigada voz, así como Gordo levantándose de la silla para guitarrear con más fuerza y rabia.
Otra pequeña charla de Stratton, ahora sobre su deseo de vivir acá en una casa con piscina, antes de entrar con “Prowler”, acompañada por unos tremendos coros de los más lanzados cantando junto al guitarrista este otro tema primigenio de la banda inglesa, con el solo a cargo de Gordo, y que empalmaron con la instrumental “Transylvania” durante la cual destacaron tanto las guitarras, como el Hammond de Michiel, y un Joey que se levantó de su taburete para dirigir el griterío incontrolado del personal. Tras unos canticos futboleros con el clásico oe oeoeoe, y unos acoples que nos perseguirán durante la noche, el guitarrista portugués es inducido a hablar en castellano por parte de sus compañeros, en términos culinarios básicamente, para pasar a presentarnos una de las canciones con las que Maiden solían finalizar sus directos, y que no es otra que “Sanctuary”, con notable presencia de Hammond y de algún que otro desagrable acople.
Joey es quien presenta a una vocalista, una chica, destaca, la neerlandesa Nikki Dee, que lidera la banda tributo femenina, Twisted Sisters, a lo que un grupo de fans respondieron vociferando el “We’re Not Gonna Take It”, y que parte del grupo le puso acompañamiento instrumental. Tras este momento divertido, atacaron con esa genial composición que es “Phantom of the Opera”, compaginada con un extracto del musical de Andrew Lloyd Weber, del mismo título, en la que una algo intimidada Nikki nos dejó pequeños atisbos de su fantástica calidad vocal, dándonos una bocanada de aire fresco y luz propia al show.
Dennis vuelve a tomar la palabra para presentarnos una nueva versión del “Running Free”, con varios cambios, y completamente instrumental, así que nos quedamos sin poder entonar el estribillo de este himno que brilló de forma especial en aquel Live After Death registrado en Long Beach en 1985. Nikki retorna a escena para saltar al The Number of the Beast para deleitarnos con “Children of the Damned”. Siguen brincando entre álbumes, y ahora es el turno del Piece of Mind, con la infaltable “The Trooper” a cargo de Ricardo Gordo primero, y Nikki a la voz, pero a un ritmo súper lento acompañado por un largo juego de coros más o menos acompasados entre los allí presentes, y Nikki Dee.
Tras unos prolongados canticos de celebración, Joey explica que han vienen desde Holanda, unas dieciocho horas de coche, pero que toda esa paliza que se han pegado, vale la pena para estar en esta sala y pasarlo tan bien con todos nosotros, muchas gracias a todos. Viaje en el tiempo hasta el álbum de 1988 Seventh Son of a Seventh Son, con una ralentizada “Can I Play With Madness?” de la que se encargó Nikki con maestría, pero que no acabó de cuajar entre los fans, algo que si lograrían con una potente “Wrathchild”.
Dennis vuelve a dirigirse a la plebe para informar que estará durante la próxima semana por Barcelona haciendo turismo, y espera encontrarnos por ahí para poder hacer una cerveza, Joey en seguida le interrumpe para decirle que se porte bien que el fin de semana tienen conciertos en Escocia, tras una larguísima chapa de Joey, Dennis se hace, no sé si el dormido o el muerto, para llegar al final con una sorpresiva “Wasted Years” con Ricardo y Nikki interpretándolo al unísono.
Pues un total de cien minutos, a los que deberíamos descontar, como ocurre en el futbol, unos treinta o cuarenta dada la larga intro, y la tremenda verborrea de Joey, pero en especial de Stratton, que a pesar de andar con la garganta fastidiada, pero que gracias al cognac, logró tirar adelante el concierto, del que como siempre, encontramos opiniones dispares, aunque la mayoría salió plenamente satisfecha de lo visto y oído. Pero que es para los muy fans de la banda de Steve Harris, del que cuentan con su beneplácito más absoluto, y con el que el simpático guitarrista sigue manteniendo buena amistad, así como una gran afición por el West Ham United, los Hammers, donde ambos jugaron cuando eran unos críos en su academia, por suerte escogieron sin titubeos la senda de la música. Up to the Irons!!!
Etiquetas: barcelona, Dennis Stratton, España, Iron Maiden, Maiden UniteD
La banda tributo a la doncella de hierro nos visitaba bajo el epígrafe de 1980, año de edición del primer álbum de la banda británica, con un invitado de excepción como es el guitarrista original Dennis Stratton, el cual se mantuvo en la formación hasta poco antes de iniciar las grabaciones del disco Killers, por desavenencias con el manager Rod Smallwood.
Una larga cola que hacía tiempo que no se veía en la sala Bóveda, que desde el cambio de nombre y propiedad, o por el Covid quizás, ha reducido notablemente su capacidad a trescientas personas, cuando recuerdo que en tiempos de Mephisto rondaba los cuatrocientos o más.
Con la sala al ochenta por ciento aproximadamente escuchamos una música introductoria que incluye el discurso final de la que fuera Primera Ministra británica Margaret Thacher, también conocida como la Dama de Hierro, y odiada por la clase obrera británica por sus recortes sociales, y despidos masivos.
Aparece en primer lugar, el batería Pim Goverde, seguido por el pianista Michiel Van den Boer, y tras ellos, Joey Bruers, bajista, y encargado de la coordinación y el management de Maiden United, que tras un largo speech, en el que Joey nos explicó que están muy contentos de estar en Barcelona de nuevo, por tercera vez, las anteriores ocasiones pasaron por la sala Monasterio en 2019, y hace un par de años por Razzmatazz 3, en la que ya encontrábamos a Pim como baterista. Nos habló del repertorio que pensaban hacer, nos presentó a los actuales componentes de la banda, en especial a los guitarristas Ricardo Gordo, y finalmente a Dennis Stratton que pisaba por primera vez un escenario de la capital catalana, y del que dijo que había estado enfermo durante toda la semana, y se les había recomendado suspender este concierto, pero Stratton dijo que nunca había cancelado un show, y no iba a hacerlo ahora, pero que paradójicamente aparecía con un vaso de cerveza en la mano.
Tras unos breves comentarios del veterano guitarrista, por fin inician la descarga con “Strange World” interpretada por Ricardo Gordo, con algo de reverberación, y soltando un de puta madre al finalizarla. Ahora es Dennis quien se encarga de llevar la voz cantante para otra de las clásicas del primer disco de Iron Maiden, con “Charlotte the Harlot” en la que se dejó una voz que fue suavizando a base de cognac, o brandy, ignoramos la marca para poder determinarlo, y al que Stratton lo calificó como una milagrosa medicina para la garganta, y el resfriado que lleva arrastrando. Habló de su entrada en Iron Maiden, junto al batería Clive Burr, al que quiso dedicar este “Remember Tomorrow”, en el que el público cada vez iba tomando cada vez más presencia e intervencionismo para echarle un capote al guitarrista, y a su castigada voz, así como Gordo levantándose de la silla para guitarrear con más fuerza y rabia.
Otra pequeña charla de Stratton, ahora sobre su deseo de vivir acá en una casa con piscina, antes de entrar con “Prowler”, acompañada por unos tremendos coros de los más lanzados cantando junto al guitarrista este otro tema primigenio de la banda inglesa, con el solo a cargo de Gordo, y que empalmaron con la instrumental “Transylvania” durante la cual destacaron tanto las guitarras, como el Hammond de Michiel, y un Joey que se levantó de su taburete para dirigir el griterío incontrolado del personal. Tras unos canticos futboleros con el clásico oe oeoeoe, y unos acoples que nos perseguirán durante la noche, el guitarrista portugués es inducido a hablar en castellano por parte de sus compañeros, en términos culinarios básicamente, para pasar a presentarnos una de las canciones con las que Maiden solían finalizar sus directos, y que no es otra que “Sanctuary”, con notable presencia de Hammond y de algún que otro desagrable acople.
Joey es quien presenta a una vocalista, una chica, destaca, la neerlandesa Nikki Dee, que lidera la banda tributo femenina, Twisted Sisters, a lo que un grupo de fans respondieron vociferando el “We’re Not Gonna Take It”, y que parte del grupo le puso acompañamiento instrumental. Tras este momento divertido, atacaron con esa genial composición que es “Phantom of the Opera”, compaginada con un extracto del musical de Andrew Lloyd Weber, del mismo título, en la que una algo intimidada Nikki nos dejó pequeños atisbos de su fantástica calidad vocal, dándonos una bocanada de aire fresco y luz propia al show.
Dennis vuelve a tomar la palabra para presentarnos una nueva versión del “Running Free”, con varios cambios, y completamente instrumental, así que nos quedamos sin poder entonar el estribillo de este himno que brilló de forma especial en aquel Live After Death registrado en Long Beach en 1985. Nikki retorna a escena para saltar al The Number of the Beast para deleitarnos con “Children of the Damned”. Siguen brincando entre álbumes, y ahora es el turno del Piece of Mind, con la infaltable “The Trooper” a cargo de Ricardo Gordo primero, y Nikki a la voz, pero a un ritmo súper lento acompañado por un largo juego de coros más o menos acompasados entre los allí presentes, y Nikki Dee.
Tras unos prolongados canticos de celebración, Joey explica que han vienen desde Holanda, unas dieciocho horas de coche, pero que toda esa paliza que se han pegado, vale la pena para estar en esta sala y pasarlo tan bien con todos nosotros, muchas gracias a todos. Viaje en el tiempo hasta el álbum de 1988 Seventh Son of a Seventh Son, con una ralentizada “Can I Play With Madness?” de la que se encargó Nikki con maestría, pero que no acabó de cuajar entre los fans, algo que si lograrían con una potente “Wrathchild”.
Dennis vuelve a dirigirse a la plebe para informar que estará durante la próxima semana por Barcelona haciendo turismo, y espera encontrarnos por ahí para poder hacer una cerveza, Joey en seguida le interrumpe para decirle que se porte bien que el fin de semana tienen conciertos en Escocia, tras una larguísima chapa de Joey, Dennis se hace, no sé si el dormido o el muerto, para llegar al final con una sorpresiva “Wasted Years” con Ricardo y Nikki interpretándolo al unísono.
Pues un total de cien minutos, a los que deberíamos descontar, como ocurre en el futbol, unos treinta o cuarenta dada la larga intro, y la tremenda verborrea de Joey, pero en especial de Stratton, que a pesar de andar con la garganta fastidiada, pero que gracias al cognac, logró tirar adelante el concierto, del que como siempre, encontramos opiniones dispares, aunque la mayoría salió plenamente satisfecha de lo visto y oído. Pero que es para los muy fans de la banda de Steve Harris, del que cuentan con su beneplácito más absoluto, y con el que el simpático guitarrista sigue manteniendo buena amistad, así como una gran afición por el West Ham United, los Hammers, donde ambos jugaron cuando eran unos críos en su academia, por suerte escogieron sin titubeos la senda de la música. Up to the Irons!!!
Etiquetas: barcelona, Dennis Stratton, España, Iron Maiden, Maiden UniteD