

2338 días tuvieron que pasar para tener en nuestras manos un nuevo disco de Metallica, desde que el cuarteto lanzara Hardwired… To Self-Destruct en 2016. Como con cada nuevo lanzamiento por parte de la banda, 72 Seasons se presta para la discusión y la polémica, y gran parte del staff quiso participar. Así que aparte de nuestro video, les preguntamos a algunos de nuestros redactores para que nos contaran qué les pareció.
El problema con el nuevo disco de Metallica es el mismo que la banda arrastra desde “Load” (1996) hasta esta parte. No tiene nada que ver con que si hacen o no hacen thrash, si suenan más o menos pesados, si Lars ya no toca la batería como antes, si se cortan el pelo, si no meten solos de guitarra, si lanzan documentales que se parecen más un reality show (para después arrepentirse), si graban con Lou Reed, si se van a la Antártida, o si tocan con Lady Gaga. Todo eso me tiene sin cuidado.
El problema que yo percibo – y esto lo digo como fan declarado de la banda – es que luego del monumental éxito que consiguieron con su emblemático álbum negro, Metallica parece que se enfocaran más en hacer rabiar a sus detractores que en sentarse a componer nueva música. Esta percepción encuentra su fundamento en a) la banda rara vez se toma un período menor a cinco años entre disco y disco b) durante esos períodos de tiempo, lo que más resuena en el mundo de Metallica son acontecimientos como los anteriores enumerados y no tanto el poder de las nuevas canciones.
¿Y por qué eso? Y justamente porque luego de sus primeros cinco álbumes de estudio encontramos a cuentagotas rastros de esa magia para componer temazos y “72 Seasons” lamentablemente no le escapa a la regla. Duele muchísimo porque cuando la banda aprieta los dientes le salen bombas como “Lux Aeterna”, “72 Seasons” o “Shadows Follow” pero después todo se diluye en temas intrascendentes que lo único que hacen es sumarle minutos innecesarios al álbum y en donde escucharlo de punta a punta se hace un suplicio. Y lo peor del caso es que no sabremos cuánto más tendremos que esperar para ver si este maleficio alguna vez se rompe.

Un nuevo disco de Metallica puede ser bueno o malo, la cosa es que nunca pasará desapercibido, es Metallica, la banda de metal más popular desde hace décadas.
Con este antecedente es difícil sacar conclusiones a la primera, así que es necesario escucharlo varias veces antes de sacar conclusiones, es duro para mi tratar de escribir sobre una banda que en su época dorada compuso discos cómo “And Justice for All”, Master of Puppets” o “Ride the Lightning” pero acá vamos.
Para hablar en general, tengo por decir que es un disco bueno sin llegar a la excelencia, pero contrario a lo que muchos fans dicen, el disco no es malo en lo absoluto, ¿se escucha plano?, si!, ¿se escucha armonioso?, si!, ¿se escucha en la línea del Hardwired?, Tal vez, ¿No se nota algo de evolución?, No!, ¿el bajo de Trujillo suena mejor en este disco?, si, por supuesto.
“Crown of Barbed Wire”, “Room of Mirrors” y “Screaming Suicide” son de los mejor del disco, buenas canciones, con letras muy acorde a la mente de Hetfield y buenos riffs.
Si el disco sólo hubiera sido de 8 canciones, sería mejor aún, sobran 3 o 4 temas que se nota que son de relleno, y en el caso de “Inamorata” lo que le sobra es tiempo, muy largo y ya no están para eso.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Metallica – 72 Seasons (2023)

Escuche 72 Seasons de dos a tres veces al día desde su lanzamiento y realmente me ha costado mucho, a nivel personal. Escuchas el disco y por momentos suena a Load, And Justice For All, Black Álbum, lo que te genera un deja vu constante, hay canciones bastante interesantes o hasta disfrutables, pero al escuchar el parentesco con algunas grandes obras anteriores te genera un sabor agridulce, sonar bien, intentar riffs parecidos, poca imaginación.
Positivamente se puede decir que los estadounidenses tienen una gran personalidad y para bien o para mal siempre sonaran a ellos mismos, James es un privilegiado y se nota por las buenas voces que tiene el álbum, el sonido esta muy bien, como algunos riffs y pasajes.
Quizás si el disco durara un poco mas de la mitad de lo que dura seria excelente, no entiendo esa obsesión por querer hacer canciones largas innecesariamente como buscando conseguir tener un temazo largo como “One” o “Blackened”.
¿Qué lleva a Metallica a hacer que todos sus discos duren más de 70 minutos? Considerando lo que cuesta hacer un álbum, tanto en lo que hay que pagarle a la gente como en las largas horas en el estudio, sería mucho más fácil hacer 50 minutos de música y ahorrarse mucho.
Eso es lo que me hace dudar acerca de si de verdad a Metallica no le importa la música, como muchos los acusan desde hace rato, pero sí me hace pensar que son incapaces de editar su obra tras terminarla, una sensación que se siente a lo largo y ancho de 72 Seasons: todos los elementos del disco son los que uno se esperaría del sonido de Metallica, pero están presentados de una manera agotadora, con riffs repetitivos tanto en sus características como en la cantidad de veces que los escuchamos a lo largo de canciones que siempre se sienten 2 o 3 minutos más largas de lo que deberían.
Sumado a una producción sin vida (no creo que haya otra banda que tenga un sonido similar en el estudio, algo que le agradezco al resto de las bandas del género) y cero variedad en las canciones, nos queda un disco que sólo le gustará a quien sea capaz de aceptar cualquier cosa por parte de Hetfield y compañía, además de otra excusa más para una gira mundial y poco más.
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Qué tiempos aquellos en los que esperaba con ansiedad a poder escuchar algún tema adelanto en algún programa radiofónico. Ahora, gracias a internet todo es mucho más sencillo, contemplando sus nuevos videoclips, u ordenándole a viva voz a un pequeño altavoz, y ahí está Lars Ulrich aporreando a toda velocidad el tema que le da título al disco, un buen inicio con una intro que se eterniza esperando la voz de Jaymz, hecho que se repite en la mayoría de cortes, destacando en sobremanera el trabajo a las guitarras de Kirk.
Le sigue una manida y anodina “Shadows Follow”, la constante “Screaming Suicide”, y una amable ráfaga de hipnotismo doom con “Sleepwalk My Life Away”. Siguen bajando revoluciones con “You Must Burn”, ahogándonos entre un humo denso, y somnoliento. Recuperan la velocidad con “Lux AEterna”, una composición extrañamente escueta y frenética de tres minutos. Tras una tormentosa “Crown of Barbed Wire”, “Chasing Light” se apoya en un buen riff incesante que seduce harto.
Como bien indica el título, “If Darkness Had a Son” es oscura, y penetrante hasta filtrarse conduciéndote a un constante movimiento cervical. “Too Far Gone” es simple, y posee un riff muy en la onda Kill’Em All, recontra actualizado en alas de recuperar esos thrashers que en un día fueron. “Room of Mirrors” es otra rápida carrera solitaria con pequeños cambios que hacen que no pierda comba. Finalmente llegamos a “Inamorata”, con once maratonianos minutos de una especie de crudo stoner progresivo.
En fin, un disco maduro de letras duras, menos pesado que su anterior trabajo, y en algunos aspectos, cercano al disco negro de un grupo enorme, del que fui fan acérrimo y coleccionista, en los que perdí una fe que difícilmente volverá a aflorar.


2338 días tuvieron que pasar para tener en nuestras manos un nuevo disco de Metallica, desde que el cuarteto lanzara Hardwired… To Self-Destruct en 2016. Como con cada nuevo lanzamiento por parte de la banda, 72 Seasons se presta para la discusión y la polémica, y gran parte del staff quiso participar. Así que aparte de nuestro video, les preguntamos a algunos de nuestros redactores para que nos contaran qué les pareció.
El problema con el nuevo disco de Metallica es el mismo que la banda arrastra desde “Load” (1996) hasta esta parte. No tiene nada que ver con que si hacen o no hacen thrash, si suenan más o menos pesados, si Lars ya no toca la batería como antes, si se cortan el pelo, si no meten solos de guitarra, si lanzan documentales que se parecen más un reality show (para después arrepentirse), si graban con Lou Reed, si se van a la Antártida, o si tocan con Lady Gaga. Todo eso me tiene sin cuidado.
El problema que yo percibo – y esto lo digo como fan declarado de la banda – es que luego del monumental éxito que consiguieron con su emblemático álbum negro, Metallica parece que se enfocaran más en hacer rabiar a sus detractores que en sentarse a componer nueva música. Esta percepción encuentra su fundamento en a) la banda rara vez se toma un período menor a cinco años entre disco y disco b) durante esos períodos de tiempo, lo que más resuena en el mundo de Metallica son acontecimientos como los anteriores enumerados y no tanto el poder de las nuevas canciones.
¿Y por qué eso? Y justamente porque luego de sus primeros cinco álbumes de estudio encontramos a cuentagotas rastros de esa magia para componer temazos y “72 Seasons” lamentablemente no le escapa a la regla. Duele muchísimo porque cuando la banda aprieta los dientes le salen bombas como “Lux Aeterna”, “72 Seasons” o “Shadows Follow” pero después todo se diluye en temas intrascendentes que lo único que hacen es sumarle minutos innecesarios al álbum y en donde escucharlo de punta a punta se hace un suplicio. Y lo peor del caso es que no sabremos cuánto más tendremos que esperar para ver si este maleficio alguna vez se rompe.

Un nuevo disco de Metallica puede ser bueno o malo, la cosa es que nunca pasará desapercibido, es Metallica, la banda de metal más popular desde hace décadas.
Con este antecedente es difícil sacar conclusiones a la primera, así que es necesario escucharlo varias veces antes de sacar conclusiones, es duro para mi tratar de escribir sobre una banda que en su época dorada compuso discos cómo “And Justice for All”, Master of Puppets” o “Ride the Lightning” pero acá vamos.
Para hablar en general, tengo por decir que es un disco bueno sin llegar a la excelencia, pero contrario a lo que muchos fans dicen, el disco no es malo en lo absoluto, ¿se escucha plano?, si!, ¿se escucha armonioso?, si!, ¿se escucha en la línea del Hardwired?, Tal vez, ¿No se nota algo de evolución?, No!, ¿el bajo de Trujillo suena mejor en este disco?, si, por supuesto.
“Crown of Barbed Wire”, “Room of Mirrors” y “Screaming Suicide” son de los mejor del disco, buenas canciones, con letras muy acorde a la mente de Hetfield y buenos riffs.
Si el disco sólo hubiera sido de 8 canciones, sería mejor aún, sobran 3 o 4 temas que se nota que son de relleno, y en el caso de “Inamorata” lo que le sobra es tiempo, muy largo y ya no están para eso.
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Escuche 72 Seasons de dos a tres veces al día desde su lanzamiento y realmente me ha costado mucho, a nivel personal. Escuchas el disco y por momentos suena a Load, And Justice For All, Black Álbum, lo que te genera un deja vu constante, hay canciones bastante interesantes o hasta disfrutables, pero al escuchar el parentesco con algunas grandes obras anteriores te genera un sabor agridulce, sonar bien, intentar riffs parecidos, poca imaginación.
Positivamente se puede decir que los estadounidenses tienen una gran personalidad y para bien o para mal siempre sonaran a ellos mismos, James es un privilegiado y se nota por las buenas voces que tiene el álbum, el sonido esta muy bien, como algunos riffs y pasajes.
Quizás si el disco durara un poco mas de la mitad de lo que dura seria excelente, no entiendo esa obsesión por querer hacer canciones largas innecesariamente como buscando conseguir tener un temazo largo como “One” o “Blackened”.
¿Qué lleva a Metallica a hacer que todos sus discos duren más de 70 minutos? Considerando lo que cuesta hacer un álbum, tanto en lo que hay que pagarle a la gente como en las largas horas en el estudio, sería mucho más fácil hacer 50 minutos de música y ahorrarse mucho.
Eso es lo que me hace dudar acerca de si de verdad a Metallica no le importa la música, como muchos los acusan desde hace rato, pero sí me hace pensar que son incapaces de editar su obra tras terminarla, una sensación que se siente a lo largo y ancho de 72 Seasons: todos los elementos del disco son los que uno se esperaría del sonido de Metallica, pero están presentados de una manera agotadora, con riffs repetitivos tanto en sus características como en la cantidad de veces que los escuchamos a lo largo de canciones que siempre se sienten 2 o 3 minutos más largas de lo que deberían.
Sumado a una producción sin vida (no creo que haya otra banda que tenga un sonido similar en el estudio, algo que le agradezco al resto de las bandas del género) y cero variedad en las canciones, nos queda un disco que sólo le gustará a quien sea capaz de aceptar cualquier cosa por parte de Hetfield y compañía, además de otra excusa más para una gira mundial y poco más.
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Qué tiempos aquellos en los que esperaba con ansiedad a poder escuchar algún tema adelanto en algún programa radiofónico. Ahora, gracias a internet todo es mucho más sencillo, contemplando sus nuevos videoclips, u ordenándole a viva voz a un pequeño altavoz, y ahí está Lars Ulrich aporreando a toda velocidad el tema que le da título al disco, un buen inicio con una intro que se eterniza esperando la voz de Jaymz, hecho que se repite en la mayoría de cortes, destacando en sobremanera el trabajo a las guitarras de Kirk.
Le sigue una manida y anodina “Shadows Follow”, la constante “Screaming Suicide”, y una amable ráfaga de hipnotismo doom con “Sleepwalk My Life Away”. Siguen bajando revoluciones con “You Must Burn”, ahogándonos entre un humo denso, y somnoliento. Recuperan la velocidad con “Lux AEterna”, una composición extrañamente escueta y frenética de tres minutos. Tras una tormentosa “Crown of Barbed Wire”, “Chasing Light” se apoya en un buen riff incesante que seduce harto.
Como bien indica el título, “If Darkness Had a Son” es oscura, y penetrante hasta filtrarse conduciéndote a un constante movimiento cervical. “Too Far Gone” es simple, y posee un riff muy en la onda Kill’Em All, recontra actualizado en alas de recuperar esos thrashers que en un día fueron. “Room of Mirrors” es otra rápida carrera solitaria con pequeños cambios que hacen que no pierda comba. Finalmente llegamos a “Inamorata”, con once maratonianos minutos de una especie de crudo stoner progresivo.
En fin, un disco maduro de letras duras, menos pesado que su anterior trabajo, y en algunos aspectos, cercano al disco negro de un grupo enorme, del que fui fan acérrimo y coleccionista, en los que perdí una fe que difícilmente volverá a aflorar.