Gnosis es el octavo disco de Russian Circles, este ya célebre trío estadounidense de post-metal instrumental conformado por Mike Sullivan (guitarra), Brian Cook (bajo) y Dave Turnkrantz (batería). Cabe señalar que Cook, en particular, también es conocido por integrar otros proyectos como Sumac y Botch. Ya desde el cuarto álbum los trabajos de esta banda vienen siendo editados por el sello Sargent House.

El título del disco es un término griego que hace referencia a una forma espiritual o intuitiva de conocer la esencia de las cosas. A diferencia de sus obras anteriores, puede decirse que en esta ocasión Russian Circles se despachó con una serie de composiciones directas y contundentes, no tan propensas al enfoque más atmosférico de antaño. Esto puede deberse a que la música fue creada durante la época más crítica de la pandemia. La banda siempre trabajó de forma remota pero, aparentemente, el clima general afectó su ánimo creativo.

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“Tupilak” da comienzo al disco con un bajo prominente y texturas de guitarra que hacen flotar cierta melancolía. El despliegue de la batería, como es esperable en un trío de música instrumental, es clave. Con el transcurso del tiempo todo se va tornando más agresivo, para dar paso a “Conduit” que fue el primer single y parece escrito para el “try not to headbang challenge”, ya que se basa casi completamente en un riff a puro machaque y otro con tintes de Slayer.

El track homónimo al álbum también fue el tercer single y tuvo la particularidad de contar con el primer video musical en la trayectoria de la banda. Es el que retoma la senda más progresiva y melódica del grupo, aunque termina con otro riff muy potente. Luego, “Vlastimil” nos coloca ante un entramado de líneas de guitarra y bajo más elaboradas, siempre sobre el ritmo de una batería precisa en su expresividad, incluso en los tramos más abrumadoramente vertiginosos.

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“Ó Braonáin” funciona como un breve interludio de guitarra, de sonoridad casi romántica, que se revela como el ojo de la tormenta cuando irrumpe “Betrayal” -el segundo single- con una fuerza tremenda. Sin embargo, no deja de ser un track con bastante heterogeneidad interna, que repite la fórmula del riff impactante en los últimos momentos. Todo termina con “Bloom”, que tiene un estilo post-rock que recuerda a Mogwai. Así cierra un excelente álbum de una banda que sigue demostrando consistentemente que el canto no es indispensable para que el metal sea cautivante.