Antes de empezar a formar parte de las filas de Amorphis en 2005 el talentosísimo vocalista Tomi Joutsen formaba parte también de Sinisthra, una banda que se desenvolvía por los terrenos del Doom Metal más gótico. Aquél mismo año la banda había editado su hasta ahora único LP titulado “Last of the Stories of Long Past Glories” pero el éxito que obtuvo Amorphis con el imprescindible “Eclipse”, disco que revitalizó la carrera de la banda la cual venía en picada y en donde el aporte de Joutsen fue por demás imprescindible para tal cometido, obligó al cantante a ocupar su agenda con la banda de Esa Holopainen.

Quince años tuvieron que pasar para que Tomi encontrara un hueco en el calendario y para finalmente pueda reunirse con sus compañeros de Sinisthra para poder editar su tan demorado segundo larga duración. La espera bien valió la pena porque los fineses volvieron a la carga con “The Broad and Beaten Way”, un disco que destila una oscura y sublime belleza. Al referirnos al Doom Metal como estilo imposible no hacer mención de nombres como los de Paradise Lost para intentar entender de qué la va este disco, pero hay muchos más ingredientes en esta placa que de momentos invoca a otros nombres más vinculados con los sonidos más oscuros y góticos como bien podrían ser Evergrey o Katatonia. Citar semejantes nombres bien podría hacer saltar de felicidad a los más fanáticos del género o al menos despertar curiosidad para aquellos que no lo frecuentan tanto pero realmente es Tomi Joutsen quien una vez más marca la diferencia con su prodigiosa garganta. 

Dejando completamente lado sus gritos más guturales con los que hace temblar la tierra en Amorphis, y explotando de lleno la faceta más melódica de su voz, Joutsen le pone su encanto tan singular a unas canciones que nos llevan a pasear por los rincones más recónditos de nuestra alma. Quizás el mejor ejemplo que resuma esta idea sea la magnífica “Closely Guarded Distance”, la cual con sus casi catorce minutos de duración nos hace pasear por todos los climas que nos ofrece la propuesta de la banda, iniciando con un riff estruendoso y una marcha muy potente durante los primeros minutos hasta llegar al minuto 7:04 donde los decibeles bajan de golpe, se abre el espacio para que los teclados cubran el aire con unas atmósferas sonoras muy suaves para luego ir in crescendo hasta tener un final contundentemente épico en donde no nos queda otra opción que ponernos de pie para aplaudir a Joutsen luego de transmitirnos toda su carga emotiva a lo largo de estos pasajes y especialmente en el final cuando entra en sintonía junto a la banda, a la vez que nos eriza la piel cada vez que recita la frase “And the cracks begin to show” con todo un arreglo de cuerdas acompañando de fondo. Sencillamente imperdible. 

Pero sería injusto quedarnos solamente en esta pieza cuando el resto del disco también ofrece momentos muy interesantes. “Morningfral” se presenta quizás como la más amable del disco, con una tónica un poco más optimista en contraste con la oscuridad que domina el disco, la cual en un mundo más justo sería un interesante corte de difusión para que la humanidad no se pierda de bandas interesantísimas como ésta. En similar sintonía se encuentra la delicada balada “Ephemeral”, la encargada de cerrar la placa. Lógicamente, un disco en el cual su título está inspirado en un pasaje de la obra “Paraíso Perdido” John Milton no podría inspirar demasiada jovialidad y allí encontramos a las épicas y oscuras “Halfway To Somewhere Else” y “Safe in The Arms of Everlasting Now”, cargadas con una melancolía gótica que en manos de otras bandas podrían pasar desapercibidas pero con el cantante que tienen no pueden fallar. 

Sería interesante que Tomi Joutsen pueda sostener en simultáneo este proyecto a la vez que continúa su exitoso tránsito junto a Amorphis. Y creo que sería tiempo de que este vocalista reciba de una vez por todas el reconocimiento de estar junto a los grandes de la historia de esta música, pues es un lugar que tiene ganado hace rato.