Se me hace imposible negar que “black metal depresivo” es una etiqueta que se hace completamente ridícula a primera vista: dependiendo de la persona, puede que lo siga siendo a segunda vista, a la tercera, o que directamente nunca deje de serlo. Hablamos de un microgénero cuya banda más infame y reconocida llegó a ese estatus por un creepypasta de la internet de la década del 2000 sobre su cantante cortándose las manos y reemplazándolas por patas de cerdo. E incluso sacando esa ya muchas de estas bandas hacen muy complicado gustar de su música: los críticos señalan siempre las voces chillonas, los instrumentos que parecen tocados por un principiante, los discos grabados con micrófonos de juguete, y los nombres y letras que uno no sabe si son graciosos a propósito o de casualidad.

Igual eso mismo se podría decir de 90% de los discos consideradores “clásicos” del black metal más tradicional, y debe ser por eso que me agrada. No “encantarme”, en el sentido de que no es que me vaya a gustar cualquier basura con esa etiqueta sólo por tenerla, pero no voy a negar que le di un par de vueltas a discos de bandas como Xasthur, Bethlehem, Shining, Gris, Make a Change… Kill Yourself (¿A esto se referirán con los nombres?) y demás grupos reconocidos del género, además de que es una etiqueta que siempre me llama la atención. Y es así, entre otras cosas, como llegué a Sorry…

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Sorry… (sí, los puntos suspensivos son parte del nombre) es un proyecto internacional liderado por el guitarrista griego Dimitris, a quienes se le suman el bajista Deplorable (quien al parecer ya dejó la banda), el baterista Troll y el cantante Void. Extrañamente ya conocía a Deplorable de antes, siendo uno de esos músicos con miles de bandas en sus espaldas: Antinatalist y Bodhisattva fueron de los que más me habían llamado la atención desde antes, al ser proyectos de black metal con temáticas líricas muy particulares.

Volviendo a Sorry…, a pesar de que comenzaron en 2019 en estos cuatro años ya tienen editados tres EPs, un compilado y dos LPs, siendo este flamante Innocence​.​Love​.​Sadness el segundo de ellos, editado en digital en diciembre de 2022 pero recibiendo una versión física por War Against Yourself Records el 23 de febrero de este año. 

Este es un disco bastante particular, e incluso ya desde la portada podemos ver que Sorry… buscan que se lo perciba de esa manera. El anterior All That Died Was My Innocence (2022) era un disco de black depresivo más en la onda que uno se esperaría de este género, con esas guitarras ultra distorsionadas y zumbantes a lo Burzum y un sonido de baja fidelidad ultra denso que serían del agrado de un mega fanático del estilo, pero para esta nueva incursión al estudio Dimitris parece haberle querido dar una vuelta de tuerca al asunto.

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Innocence.Love.Sadness tiene a Sorry… incorporando una fuerte dosis de post punk a su propuesta. El track inicial “Innocence” es el que está más metido en esa onda, con sus líneas de bajo guiando la canción, las guitarras atmosféricas, baterías robóticas y voces limpias: por momentos me recuerdan mucho a algunos grupos de midwest emo, sea que quieran verse comparados con ese estilo o no. Esta influencia no es algo nuevo en el mundo del black depresivo, siendo los suecos Lifelover la banda más conocida del estilo que haya fusionado ambos géneros y no creo que sea coincidencia que Sorry… hayan grabado un cover de “Mental Central Dialog” en All That Died Was My Innocence. 

El resto del material, con excepción del final instrumental “Happiness”, está más cercano a las raíces DSBM de la banda, con muchas más voces gritadas y esas guitarras bien densas, pero las diferencias con respecto al álbum anterior son muy claras. Desde ya la producción es mucho más clara sin dejar de sonar lo-fi, las baterías son más “rockeras” al no poner tan énfasis en el doble bombo, los riffs son un poco más melódicos y las voces gritadas no suenan como si salieran del fondo de una tumba. Al parecer estos cambios causaron algunos desacuerdos dentro de Sorry… y es por eso que Void, aunque todavía sea el vocalista oficial, no participó de la grabación y de las voces se encargó un cantante de sesión, lo cual explica la diferencia de estilo en ese aspecto. Puede que a los fans de su material anterior no les caiga bien este cambio, pero creo que un poco de melodía y riffs más definidos es algo que no suele venir mal con las bandas de este estilo.

Con apenas 29 minutos, Innocence.Love.Sadness es un trabajo muy interesante y que se termina antes de lo que uno espera. Sabiendo sus influencias, sería complicado llamarlos “originales”, pero es un sonido que el grupo maneja lo más bien, con esas secciones de voces casi habladas y la atmósfera ultra oscura que se mantiene a lo largo del disco sin importar el estilo musical. Si para el lector lo suyo son los días nublados de invierno, es un disco que no lo va a decepcionar.