El equipo de Track to Hell se adentró una vez más en las entrañas de la Sala Apolo el pasado viernes 1 de marzo, enfrentándose a una política de fotografía más estricta que las normas de la alta sociedad. Las cámaras solo eran bienvenidas desde la cabina de sonido, una solicitud peculiar de The Pineapple Thief. Con el aforo casi completo, el ambiente prometía una noche memorable, encabezada por la luminaria del rock progresivo, The Pineapple Thief, y abriendo el telón, el unipersonal Randy McStine.
McStine, en su solitario acto, desencadenó una experiencia de loops instrumentales que se deslizaban con solemnidad y tranquilidad. Cada acorde trazaba una atmósfera introspectiva, preparando el terreno para la tormenta sonora que estaba por llegar.
La lista de canciones de McStine, empezando con “Before” y seguido de “Who to Avoid”, llevó al público por una travesía musical envolvente. El punto álgido llegó con las interpretaciones de “Activate” y “Big Wave”, ambas covers de Minnemann & McStine, que fusionaron virtuosismo técnico con emociones profundas. Las melodías resonaron, dejando a la audiencia en un estado de contemplación, envueltos en la magia unipersonal de McStine.
El cambio de escena llevó consigo la llegada de la orquesta progresiva The Pineapple Thief, con el magistral baterista de Porcupine Tree, Gavin Harrison, marcando el ritmo. El encuentro previo con la banda en una entrevista exclusiva para Track to Hell, disponible en el siguiente enlace, aumentó la anticipación de la multitud.
El repertorio de The Pineapple Thief fue una odisea sonora que abarcó desde “The Frost” hasta el conmovedor “Alone at Sea”. “Demons” y “Put It Right” envolvieron a la audiencia en capas de sonidos etéreos, mientras que “Versions of the Truth” y “Every Trace of Us” emergieron como testimonios de la maestría compositiva de la banda. “Fend for Yourself” y “It Leads to This” provocaron una explosión de energía, con la ejecución magistral de cada instrumento.
“Give It Back” y “The Final Thing on My Mind” fueron epopeyas sonoras que dejaron a la audiencia en trance, mientras “In Exile” y “Alone at Sea” cerraron la velada con una amalgama de emociones. The Pineapple Thief, en su inconfundible estilo progresivo, convirtió la Sala Apolo en un santuario musical, dejando a la multitud con la certeza de haber sido testigos de algo extraordinario.
Etiquetas: barcelona, Madness Live, Randy Mcstine, Sala Apolo, The Pineapple Thief
El equipo de Track to Hell se adentró una vez más en las entrañas de la Sala Apolo el pasado viernes 1 de marzo, enfrentándose a una política de fotografía más estricta que las normas de la alta sociedad. Las cámaras solo eran bienvenidas desde la cabina de sonido, una solicitud peculiar de The Pineapple Thief. Con el aforo casi completo, el ambiente prometía una noche memorable, encabezada por la luminaria del rock progresivo, The Pineapple Thief, y abriendo el telón, el unipersonal Randy McStine.
McStine, en su solitario acto, desencadenó una experiencia de loops instrumentales que se deslizaban con solemnidad y tranquilidad. Cada acorde trazaba una atmósfera introspectiva, preparando el terreno para la tormenta sonora que estaba por llegar.
La lista de canciones de McStine, empezando con “Before” y seguido de “Who to Avoid”, llevó al público por una travesía musical envolvente. El punto álgido llegó con las interpretaciones de “Activate” y “Big Wave”, ambas covers de Minnemann & McStine, que fusionaron virtuosismo técnico con emociones profundas. Las melodías resonaron, dejando a la audiencia en un estado de contemplación, envueltos en la magia unipersonal de McStine.
El cambio de escena llevó consigo la llegada de la orquesta progresiva The Pineapple Thief, con el magistral baterista de Porcupine Tree, Gavin Harrison, marcando el ritmo. El encuentro previo con la banda en una entrevista exclusiva para Track to Hell, disponible en el siguiente enlace, aumentó la anticipación de la multitud.
El repertorio de The Pineapple Thief fue una odisea sonora que abarcó desde “The Frost” hasta el conmovedor “Alone at Sea”. “Demons” y “Put It Right” envolvieron a la audiencia en capas de sonidos etéreos, mientras que “Versions of the Truth” y “Every Trace of Us” emergieron como testimonios de la maestría compositiva de la banda. “Fend for Yourself” y “It Leads to This” provocaron una explosión de energía, con la ejecución magistral de cada instrumento.
“Give It Back” y “The Final Thing on My Mind” fueron epopeyas sonoras que dejaron a la audiencia en trance, mientras “In Exile” y “Alone at Sea” cerraron la velada con una amalgama de emociones. The Pineapple Thief, en su inconfundible estilo progresivo, convirtió la Sala Apolo en un santuario musical, dejando a la multitud con la certeza de haber sido testigos de algo extraordinario.
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