Fotos: Facundo Rodriguez
Unos días antes de la fecha estipulada donde Therion haría su presentación en Groove presentando su Leviathan Tour, mi cuerpo me jugó una mala pasada. Fiebre y gripe hicieron que mi participación esté en duda en el evento organizado por Icarus Music a quien agradezco la acreditación, pero la magia de la medicina o las ganas de no perderme el show hicieron posible un sueño.
Como aperitivo, los muchachos de In Element ofrecieron una potente actuación con su sonido transversal, que va desde el metalcore y la electrónica pasando por algo de djent. Agradeciendo a los presentes, Charly B comentó acerca de la gira que realizarán por Brasil y aprovechó para repartir algunos regalos; volaron remeras, CDs y un vinilo del álbum Victory or Defeat. No podría agregar mucho más ya que el show fue similar al realizado una semana antes durante la presentación del disco “I Am the Universe” y pueden leer la crónica a continuación:
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Luego de la presentación de la única banda soporte de la jornada, las luces se volvieron tenues, sonaba música para apaciguar la espera, el viernes 13 de septiembre por fin tendría la oportunidad de ver a una de las bandas con las cuales crecí, me sorprendí con el cambio de su propuesta, pasando de un death metal putrefacto a un sonido sinfónico y que hasta llegaría el punto de casi abandonar, ya que llevan más de 15 años sacando discos que se me hicieron muy repetitivos.
Aun así, por lo que pude observar en los distintos registros de shows editados en DVD, Therion siempre supo dar excelentes shows en vivo, y era tiempo de certificarlo con mis propios ojos.
Con la noticia que se dio a conocer hace unos días, donde Christofer Johnsson, líder de la agrupación, indicó que entrarían en un receso y volverían a salir de gira en 2029, era una obligación estar presente en el local palermitano.
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A las 20:55 horas, Groove ya lucía repleto. El público gritó extasiado cuando las luces del escenario se apagaron por un instante, para dar paso a la icónica banda de metal sinfónico, que arrancó potentemente con los primeros acordes de la canción “Seven Secrets of Sphinx” del álbum Deggial (2000).
Therion daba inicio a un recorrido que los llevaría a lo largo y ancho de su ya extensa carrera musical, casi desde los inicios de la agrupación (lamentablemente para los fans de la primera era, no sonó ninguna canción de la etapa pre-Theli) hasta piezas de su más reciente álbum de estudio, Leviathan III (2023).
A diferencia de muchas otras bandas, los suecos no necesitaron una gran puesta en escena. Solo estaban los músicos, su música, luces y una pantalla con el nombre de la banda. Las dos sopranos, un tenor, buenos guitarristas, la colaboración en vivo de Christopher Davidsson (Majestica) en el bajo y un baterista nos ofrecieron un repertorio centrado en mitologías y civilizaciones extintas.
Es de público conocimiento que los shows de los suecos contienen mucho material pregrabado, pero no se puede negar el excelente talento que demostraron en cada oportunidad, sobre todo la potencia vocal de Rosalía en los coros, no solo líricos sino también gritos guturales que dejaron boquiabiertos a más de uno.
Entre las canciones que sonaron se incluyeron: “The Crowning of Atlantis”, “Ginnungagap”, “Uthark Runa”, “Clavicula Nox”, “Black Sun” y también hubo tiempo para “El primer sol”.
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Como primera perlita de la noche, cada integrante de la banda tomó el micrófono para dar unas palabras a sus fanáticos. Entre ellas, la española comentó que Cristian, argentino de ley, la llevó a comer a una pizzería de la Avenida Corrientes y quedó encantada con la fugazzeta que había probado en el local céntrico.
Luego de las típicas chicanas sobre qué país grita más, si Brasil o Argentina, siguieron con la música: “Litany of the Fallen”, “Eye of Algol”, “Tuonela” y “Ayahuasca”, todas pertenecientes a la trilogía Leviathan, editadas entre 2021 y 2023.
Cristian tomó la batuta y, entre los agradecimientos, comentó que en su pecho lleva una especie de parche con la bandera argentina y se muestra orgulloso de su origen, del país campeón del mundo!!!
Luego, hizo una consulta un tanto particular: mencionó que, además de estar concentrado en su función sobre el escenario ese viernes y el martes de la semana siguiente, cuando la banda se presentaría en Bolivia, le preocupaba saber el resultado del club de fútbol del cual es hincha, River Plate. En ese momento, este cronista se convirtió en corresponsal deportivo y le indicó el resultado parcial, a lo que el guitarrista respondió con “puñito en el aire” agradeciendo la información. Más cerca del final del show, se le comentó el resultado del partido con la victoria del “millonario”.
A quien se le vio menos participativo fue a Christofer, se mantuvo sereno en su lugar y con muy pocas palabras. Esto podría deberse al cansancio que expresó en una publicación a la que hice referencia anteriormente, al trajín de tantos viajes o a otro motivo que se desconoce.En contraste, Lori y Rosalía mostraron un comportamiento completamente distinto. Ambas jugaban con la seducción de sus miradas, el vestuario, el intercambio de posiciones sobre el escenario y la amistad con cada uno de los integrantes.
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La noche ya se había convertido en un universo lleno de magia y oscuridad, sería el momento de retroceder en el tiempo y escuchar algo de ese gran álbum editado a finales de los años 90s, desde Vovin sonaría “Wine of Aluqah” con una excelente performance de Thomas Vikström, con la participación no sólo por los coros operísticos, arreglos orquestales y esos riffs poderosos de guitarra, sino también por los asistentes que se animaron hasta amagar con un tibio pogo.
Sin percibirse signos de cansancio, arrancó la seguidilla compuesta por “Nightside of Eden” del espectacular Theli, “Quetzalcoatl” y la sublime “Lemuria”, con Lori y Thomas brillando con su canto sobre aquella civilización perdida en el tiempo acompañados por un gran coro de voces argentinas.
La carrera hacia el final transcurrió de manera soberbia, primeramente sonó “Sitra Ahra” y la energía del público se desbordó al escuchar el clasicazo “To Mega Therion”, esperada por todos y cada uno aquella noche.
Los músicos se retiraron por un par de minutos y desde el campo se entonó el infaltable “olé olé Therion, Therion”.
Y llegaron los bises, la épica “The Rise of Sodom and Gomorrah” (lamentablemente cargada de sonidos pregrabados) y “Son of the Staves of Time” perteneciente a uno de los mejores discos de la nueva etapa, el Gothic Kabbalah dieron por cierre a una noche memorable.
Therion interpretó 23 gemas en total en un show de 2 horas sin desperdicio. Mientras la banda y el público se unían en aplausos, miradas y gestos de agradecimiento, se realizó la foto final, se entregaron púas y listas de temas, quedaba en el aire la esperanza que en 2029 regresen para darnos otra demostración de por qué son los más grandes del metal sinfónico
Fotos: Facundo Rodriguez
Unos días antes de la fecha estipulada donde Therion haría su presentación en Groove presentando su Leviathan Tour, mi cuerpo me jugó una mala pasada. Fiebre y gripe hicieron que mi participación esté en duda en el evento organizado por Icarus Music a quien agradezco la acreditación, pero la magia de la medicina o las ganas de no perderme el show hicieron posible un sueño.
Como aperitivo, los muchachos de In Element ofrecieron una potente actuación con su sonido transversal, que va desde el metalcore y la electrónica pasando por algo de djent. Agradeciendo a los presentes, Charly B comentó acerca de la gira que realizarán por Brasil y aprovechó para repartir algunos regalos; volaron remeras, CDs y un vinilo del álbum Victory or Defeat. No podría agregar mucho más ya que el show fue similar al realizado una semana antes durante la presentación del disco “I Am the Universe” y pueden leer la crónica a continuación:
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Luego de la presentación de la única banda soporte de la jornada, las luces se volvieron tenues, sonaba música para apaciguar la espera, el viernes 13 de septiembre por fin tendría la oportunidad de ver a una de las bandas con las cuales crecí, me sorprendí con el cambio de su propuesta, pasando de un death metal putrefacto a un sonido sinfónico y que hasta llegaría el punto de casi abandonar, ya que llevan más de 15 años sacando discos que se me hicieron muy repetitivos.
Aun así, por lo que pude observar en los distintos registros de shows editados en DVD, Therion siempre supo dar excelentes shows en vivo, y era tiempo de certificarlo con mis propios ojos.
Con la noticia que se dio a conocer hace unos días, donde Christofer Johnsson, líder de la agrupación, indicó que entrarían en un receso y volverían a salir de gira en 2029, era una obligación estar presente en el local palermitano.
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A las 20:55 horas, Groove ya lucía repleto. El público gritó extasiado cuando las luces del escenario se apagaron por un instante, para dar paso a la icónica banda de metal sinfónico, que arrancó potentemente con los primeros acordes de la canción “Seven Secrets of Sphinx” del álbum Deggial (2000).
Therion daba inicio a un recorrido que los llevaría a lo largo y ancho de su ya extensa carrera musical, casi desde los inicios de la agrupación (lamentablemente para los fans de la primera era, no sonó ninguna canción de la etapa pre-Theli) hasta piezas de su más reciente álbum de estudio, Leviathan III (2023).
A diferencia de muchas otras bandas, los suecos no necesitaron una gran puesta en escena. Solo estaban los músicos, su música, luces y una pantalla con el nombre de la banda. Las dos sopranos, un tenor, buenos guitarristas, la colaboración en vivo de Christopher Davidsson (Majestica) en el bajo y un baterista nos ofrecieron un repertorio centrado en mitologías y civilizaciones extintas.
Es de público conocimiento que los shows de los suecos contienen mucho material pregrabado, pero no se puede negar el excelente talento que demostraron en cada oportunidad, sobre todo la potencia vocal de Rosalía en los coros, no solo líricos sino también gritos guturales que dejaron boquiabiertos a más de uno.
Entre las canciones que sonaron se incluyeron: “The Crowning of Atlantis”, “Ginnungagap”, “Uthark Runa”, “Clavicula Nox”, “Black Sun” y también hubo tiempo para “El primer sol”.
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Como primera perlita de la noche, cada integrante de la banda tomó el micrófono para dar unas palabras a sus fanáticos. Entre ellas, la española comentó que Cristian, argentino de ley, la llevó a comer a una pizzería de la Avenida Corrientes y quedó encantada con la fugazzeta que había probado en el local céntrico.
Luego de las típicas chicanas sobre qué país grita más, si Brasil o Argentina, siguieron con la música: “Litany of the Fallen”, “Eye of Algol”, “Tuonela” y “Ayahuasca”, todas pertenecientes a la trilogía Leviathan, editadas entre 2021 y 2023.
Cristian tomó la batuta y, entre los agradecimientos, comentó que en su pecho lleva una especie de parche con la bandera argentina y se muestra orgulloso de su origen, del país campeón del mundo!!!
Luego, hizo una consulta un tanto particular: mencionó que, además de estar concentrado en su función sobre el escenario ese viernes y el martes de la semana siguiente, cuando la banda se presentaría en Bolivia, le preocupaba saber el resultado del club de fútbol del cual es hincha, River Plate. En ese momento, este cronista se convirtió en corresponsal deportivo y le indicó el resultado parcial, a lo que el guitarrista respondió con “puñito en el aire” agradeciendo la información. Más cerca del final del show, se le comentó el resultado del partido con la victoria del “millonario”.
A quien se le vio menos participativo fue a Christofer, se mantuvo sereno en su lugar y con muy pocas palabras. Esto podría deberse al cansancio que expresó en una publicación a la que hice referencia anteriormente, al trajín de tantos viajes o a otro motivo que se desconoce.En contraste, Lori y Rosalía mostraron un comportamiento completamente distinto. Ambas jugaban con la seducción de sus miradas, el vestuario, el intercambio de posiciones sobre el escenario y la amistad con cada uno de los integrantes.
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La noche ya se había convertido en un universo lleno de magia y oscuridad, sería el momento de retroceder en el tiempo y escuchar algo de ese gran álbum editado a finales de los años 90s, desde Vovin sonaría “Wine of Aluqah” con una excelente performance de Thomas Vikström, con la participación no sólo por los coros operísticos, arreglos orquestales y esos riffs poderosos de guitarra, sino también por los asistentes que se animaron hasta amagar con un tibio pogo.
Sin percibirse signos de cansancio, arrancó la seguidilla compuesta por “Nightside of Eden” del espectacular Theli, “Quetzalcoatl” y la sublime “Lemuria”, con Lori y Thomas brillando con su canto sobre aquella civilización perdida en el tiempo acompañados por un gran coro de voces argentinas.
La carrera hacia el final transcurrió de manera soberbia, primeramente sonó “Sitra Ahra” y la energía del público se desbordó al escuchar el clasicazo “To Mega Therion”, esperada por todos y cada uno aquella noche.
Los músicos se retiraron por un par de minutos y desde el campo se entonó el infaltable “olé olé Therion, Therion”.
Y llegaron los bises, la épica “The Rise of Sodom and Gomorrah” (lamentablemente cargada de sonidos pregrabados) y “Son of the Staves of Time” perteneciente a uno de los mejores discos de la nueva etapa, el Gothic Kabbalah dieron por cierre a una noche memorable.
Therion interpretó 23 gemas en total en un show de 2 horas sin desperdicio. Mientras la banda y el público se unían en aplausos, miradas y gestos de agradecimiento, se realizó la foto final, se entregaron púas y listas de temas, quedaba en el aire la esperanza que en 2029 regresen para darnos otra demostración de por qué son los más grandes del metal sinfónico