Cuarto larga duración -entre numerosos EPs y splits- de Ultha, esta gran banda alemana de black metal oriunda de Colonia. El grupo está conformado por Chris Noir (voz y bajo), Ralph Schmidt (voz y guitarra), Lars Ennsen (guitarra), Manuel Schaub (batería) y Andreas Rosczyk (electrónica). Este último integrante también se ocupó –como es usual- de la grabación y mezcla del álbum, que luego fue masterizado por Jaakko Viitalähde. El lanzamiento está a cargo de Vendetta Records en todos los formatos físicos, incluyendo ediciones limitadas.

Ultha pertenece a la nueva generación dentro del black metal que se ha despojado de atavismos como el corpse paint, los pseudónimos y falsos anonimatos, las poses con armas y las letras satánicas o de pomposas referencias filosóficas. El foco está en la música, que destila oscuridad, y el verbo, explorando los vericuetos de la melancolía, la angustia, las contradicciones inherentes a la naturaleza humana y los daños que ocasionan las religiones.

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Son varias las características identitarias de la banda, pero entre ellas se destacan las dos voces contrastantes y el aporte de los sintetizadores, totalmente alejados de intenciones sinfónicas, sino en plan minimalista y atmosférico. Abundan los blast beats, el tremolo riffing y las tonalidades opresivas para justificar con creces su pertenencia al género y “Dispel”, el primer track, lo demuestra ampliamente. Es posible apreciar desde el inicio cómo la batería, el bajo y los teclados generan una sonoridad abrumadora, y en medio, las guitarras y las voces van creando el drama.

“Der Alte Feind (Jeder Tag Reißt Wunden)” recorre el mismo sendero, con un poco más de protagonismo del sintetizador. El trémolo es ejecutado en función de dar lugar a melodías y riffs muy emotivos, y las voces intercaladas contribuyen con la sensación trágica que expresa la música del grupo. Promediando la canción, un momento de calma hace resaltar tanto a la batería como al bajo, densamente distorsionado, y emerge una voz mucho más apacible, hasta que la potencia vuelve a desencadenarse.

Ultha puede hacer gala de texturas casi post rock. Así lo evidencia en la primera mitad de “Bathed In Lightning, Bathed In Heat”, entramando sonidos de guitarra, placas, teclado y bajo, incorporándose en dicho orden. Al ingresar al batería, el poderío de la totalidad del conjunto vuelve a golpear con fuerza, aunque sin dejar de evocar una compleja mezcla de sentimientos. Vale la pena destacar la calidad musical de muchos pasajes en este disco, en términos casi poéticos.

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“He Knew and Did Not Know” es un track instrumental que funciona como interludio. Teclados y samples producen un clima desolador, con rasgos cinematográficos. Luego, “Carrion (To Walk Among the Spiders)” nos envuelve nuevamente en la debacle existencial, y llama la atención, otra vez, la virtud en el logro estético de saber usar los elementos constitutivos de la música para expresar algo, sin hacer alarde de nada. El bajo y la batería cuando empieza “Haloes in Reverse” tienen un estilo Goth-Rock totalmente bienvenido, que persiste al sumarse el sintetizador y una delicada guitarra. No obstante, a esta altura, ya se sabe inevitable el retorno de la brutal agitación.

Finalmente, “Rats Gorged the Moon… And All Fell Silent” se destaca por la labor de las teclas, que junto a un bajo más prominente, vuelven a otorgar tintes “góticos”. Así cierra un gran álbum que, muy probablemente, se encuentre entre los más importantes del año para la audiencia amante del black metal, pero que entiende que solo se trata de música, con todo lo que eso implica (y lo que no).