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¡Qué noche tan increíble! El concierto de Illumishade fue pura magia de principio a fin. Desde que pisaron el escenario, la energía se sentía en el aire y el público no paraba de gritar. La banda se veía totalmente conectada, dándolo todo en cada canción. Los efectos de luces y proyecciones que acompañaban la música parecían sacados de otro mundo, creando una atmósfera única que te atrapaba por completo.
La angelical voz de Fabienne Erni, la vocalista, fue impecable, llevando cada nota a otro nivel. Sus tonos suaves y potentes guturales hicieron vibrar el lugar con nuevas canciones como “Elegy”, “Enemy”, “Here We Are”, “Riptide”, “In The Darkness” y “Cloudreader”. Cada vez que el público coreaba con ella, se sentía como si todos estuviéramos en sintonía. Cerraron con sus éxitos “Tale of Time” y “World ‘s End”. ¡Pura magia!
Los músicos también tuvieron su momento para brillar. En un momento, al tocar un riff de los británicos Iron Maiden, Jonas Wolf, el guitarrista, preguntó a la audiencia de qué canción era, ¡y se trataba de “2 Minutes to Midnight”! Los solos de guitarra y los toques épicos del teclado no paraban de sorprender, y la batería mantenía ese ritmo que te hacía querer saltar y moverte sin parar. Se notaba que la banda estaba disfrutando tanto como nosotros, y eso hizo que la conexión fuera aún más fuerte.
Lo mejor fue la interacción con el público. Fabienne y los demás no paraban de hablar entre canciones, contándonos historias, bromeando y haciéndonos sentir parte del show. ¡Incluso alguien del público levantó una bandera de Suiza para hacerlos sentir como en casa!
Illumishade no solo tocó sus canciones, sino que creó todo un viaje emocional lleno de luces, sonidos y momentos que los fans agradecieron con un nutrido aplauso.
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El concierto de Visions of Atlantis fue una experiencia inolvidable, ¡una auténtica travesía por mares de emociones! Desde el momento en que salieron al escenario, el público estaba completamente entregado. Las luces, la escenografía y la energía de la banda crearon un ambiente espectacular, haciéndonos sentir como si estuviéramos navegando en un barco pirata junto a ellos.
Clémentine Delauney, la vocalista, apareció desde las sombras interpretando “To Those Who Choose to Fight”, y fue impresionante. Su voz alternaba entre lo suave y lo poderoso, transmitiendo una emoción increíble en cada canción. “The Land of the Free”, “Monster”, “Heroes of the Dawn”, “Clocks” y “Legion of the Seas” hicieron vibrar al público. El momento más sorprendente fue cuando la banda introdujo una fusión inesperada de danza árabe y reggaetón en “Tonight I’m Alive”, llevando la energía del lugar al máximo. Los duetos entre Clémentine y Michele Guaitoli fueron perfectos; la combinación de sus voces hizo que cada tema se sintiera épico y lleno de dramatismo.
La banda también brilló en los momentos instrumentales. Los solos de guitarra y los potentes ritmos de batería mantenían a todos en movimiento, mientras que el bajo y los teclados añadían esa atmósfera melódica tan característica del metal sinfónico. Cada miembro de la banda estaba completamente sincronizado, y eso se reflejaba en la energía que proyectaban.
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Lo mejor del concierto fue la conexión con el público. Clémentine y Michele no dejaban de interactuar con los fans, agradeciendo constantemente el apoyo y la pasión. Se notaba que disfrutaban tanto como nosotros de cada momento, y esa química se transmitía a todo el recinto. Además, los fans estaban a tope, coreando cada canción y levantando los brazos al ritmo de la música, especialmente en los momentos más épicos.
El cierre con “Pirates Will Return”, donde incitaron al público a remar con ellos, dejó una imagen inolvidable, seguida por “Melancholy Angel” que fue el broche de oro para una noche perfecta. Aunque se despidieron por unos minutos, regresaron con la embestida final: “Master the Hurricane” y “Armada”, canción que da nombre a su último disco. Todos en la sala sabíamos que habíamos sido parte de algo especial, una aventura musical a través de los siete mares que quedará grabada en la memoria de cada uno de los que estuvimos ahí.
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¡Qué noche tan increíble! El concierto de Illumishade fue pura magia de principio a fin. Desde que pisaron el escenario, la energía se sentía en el aire y el público no paraba de gritar. La banda se veía totalmente conectada, dándolo todo en cada canción. Los efectos de luces y proyecciones que acompañaban la música parecían sacados de otro mundo, creando una atmósfera única que te atrapaba por completo.
La angelical voz de Fabienne Erni, la vocalista, fue impecable, llevando cada nota a otro nivel. Sus tonos suaves y potentes guturales hicieron vibrar el lugar con nuevas canciones como “Elegy”, “Enemy”, “Here We Are”, “Riptide”, “In The Darkness” y “Cloudreader”. Cada vez que el público coreaba con ella, se sentía como si todos estuviéramos en sintonía. Cerraron con sus éxitos “Tale of Time” y “World ‘s End”. ¡Pura magia!
Los músicos también tuvieron su momento para brillar. En un momento, al tocar un riff de los británicos Iron Maiden, Jonas Wolf, el guitarrista, preguntó a la audiencia de qué canción era, ¡y se trataba de “2 Minutes to Midnight”! Los solos de guitarra y los toques épicos del teclado no paraban de sorprender, y la batería mantenía ese ritmo que te hacía querer saltar y moverte sin parar. Se notaba que la banda estaba disfrutando tanto como nosotros, y eso hizo que la conexión fuera aún más fuerte.
Lo mejor fue la interacción con el público. Fabienne y los demás no paraban de hablar entre canciones, contándonos historias, bromeando y haciéndonos sentir parte del show. ¡Incluso alguien del público levantó una bandera de Suiza para hacerlos sentir como en casa!
Illumishade no solo tocó sus canciones, sino que creó todo un viaje emocional lleno de luces, sonidos y momentos que los fans agradecieron con un nutrido aplauso.
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Clémentine Delauney, la vocalista, apareció desde las sombras interpretando “To Those Who Choose to Fight”, y fue impresionante. Su voz alternaba entre lo suave y lo poderoso, transmitiendo una emoción increíble en cada canción. “The Land of the Free”, “Monster”, “Heroes of the Dawn”, “Clocks” y “Legion of the Seas” hicieron vibrar al público. El momento más sorprendente fue cuando la banda introdujo una fusión inesperada de danza árabe y reggaetón en “Tonight I’m Alive”, llevando la energía del lugar al máximo. Los duetos entre Clémentine y Michele Guaitoli fueron perfectos; la combinación de sus voces hizo que cada tema se sintiera épico y lleno de dramatismo.
La banda también brilló en los momentos instrumentales. Los solos de guitarra y los potentes ritmos de batería mantenían a todos en movimiento, mientras que el bajo y los teclados añadían esa atmósfera melódica tan característica del metal sinfónico. Cada miembro de la banda estaba completamente sincronizado, y eso se reflejaba en la energía que proyectaban.
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Lo mejor del concierto fue la conexión con el público. Clémentine y Michele no dejaban de interactuar con los fans, agradeciendo constantemente el apoyo y la pasión. Se notaba que disfrutaban tanto como nosotros de cada momento, y esa química se transmitía a todo el recinto. Además, los fans estaban a tope, coreando cada canción y levantando los brazos al ritmo de la música, especialmente en los momentos más épicos.
El cierre con “Pirates Will Return”, donde incitaron al público a remar con ellos, dejó una imagen inolvidable, seguida por “Melancholy Angel” que fue el broche de oro para una noche perfecta. Aunque se despidieron por unos minutos, regresaron con la embestida final: “Master the Hurricane” y “Armada”, canción que da nombre a su último disco. Todos en la sala sabíamos que habíamos sido parte de algo especial, una aventura musical a través de los siete mares que quedará grabada en la memoria de cada uno de los que estuvimos ahí.
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