


Llega el turno de una de las últimas fechas de la gira por el Reino Unido de Wormwitch, la cual incluía a Underdark como banda soporte, pero lamentablemente, debido a un inconveniente con un miembro de la banda sufriendo una herida, se tuvieron que dar de baja pocos días antes de tocar en Glasgow. Dada esta situación, la promotora, Hamilton Hunter, se puso en campaña para conseguir una nueva banda soporte. Por los motivos que fueran, esto no sucedió hasta el mismo 6 de mayo a las 10 de la mañana.
Para tomar el lugar de Underdark, estuvieron los locales Maraigh. Un trío que ya había tenido la oportunidad de ver durante el Fires of Alba el año pasado. Con un estilo muy característico y catalogándose como la primer banda de black metal transexual, comenzaron la noche aproximadamente a las 19:45, con un escenario bien oscuro y unas pocas luces rojas (sí, haciendo la tarea de sacar fotos medio complicada). A pesar de que Audio no estaba muy lleno para este momento, Maraigh tenía a sus seguidores fieles, quienes no dudaron en tomar cada momento que pudieron para hacer headbang y cantar los estribillos. Su sonido era crudo, con una combinación de black metal más tradicional y algunos toques atmosféricos que, si bien no sonaban pulidos, sí transmitían una identidad bien marcada. El setlist incluyó temas nuevos que no había escuchado antes, lo cual me llamó la atención, ya que no esperaba material inédito. La vocalista, entre canción y canción, agradecía en voz baja, con una humildad que contrastaba con el sonido feroz de la banda.
Para cuando llega el turno de Wormwitch, ya Audio estaba un poco más lleno, aunque no la cantidad de gente que esperaba. Esta fue la segunda visita de Wormwitch a Glasgow en un lapso de 6 meses, ya que habían sido parte de la gira de Winterfylleth en noviembre del 2024, pero esta vez ellos eran el acto principal. Robin, Colby e Izzy salen al escenario, el cual está cubierto con humo y luces verdes, creando una atmósfera muy particular. Sin ningún retraso, comienzan su set que promete ser avasallador.
La prolijidad con la que tocan y cómo logran ser tan imponentes siendo solo tres miembros, es algo que me sorprendió en esta noche. El sonido de sus discos está reflejado casi a la perfección durante su presentación en vivo, y eso es, en mi opinión, lo que diferencia a una gran banda de una simple banda. Canciones como “Envenomed“ y “Disciple of the Serpent Star“, entre otras, fueron entregadas sin remordimiento, con una agresión y precisión técnica admirable. También sonaron piezas de Heaven That Dwells Within y Wolf Hex, mostrando una clara evolución en su propuesta. No hubo espacio para sutilezas ni relleno. Todo fue directo y sin vueltas.
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El único detalle negativo que podría resaltar, es que el cable de uno de los micrófonos de la batería estaba generando un poco de distorsión, algo que fue solucionado rápidamente por el sonidista y a lo que la banda no le prestó mucha atención, manteniéndose enfocados en brindar lo mejor posible. Incluso durante ese pequeño inconveniente técnico, no hubo interrupción ni molestia visible en sus rostros. La conexión entre los tres era evidente: se miraban, asentían, compartían gestos de aprobación que denotaban lo compenetrados que están en lo que hacen.
Para las 21:44, Wormwitch deja el escenario. Yo me quedé con ganas de más, de mucho más, pero esto no quiere decir que no haya sido suficiente. A pesar de que hayan tocado por poco más de una hora, no hubo ninguna interrupción ni pausa entre canciones, todas fueron entregadas una atrás de la otra, con un mero “gracias Glasgow” enunciado por Robin entre canción y canción en dos oportunidades.
En cuanto bajan del escenario, Robin fue directamente al puesto de merch y uno a uno saludó a todos los que estaban allí para comprar algo. Siempre amable, dándose la mano con todos, abrazando a otros, dispuesto a autografiar lo que uno quisiera. Y esa comunión, esa posibilidad de ver una banda que a uno le gusta y sigue hace años tocar en vivo y luego poder estrecharse la mano con sus integrantes, es algo que no tiene precio.
Mientras caminaba hacia la salida con el ruido del último tema todavía zumbando en los oídos, no pude evitar sentir que había presenciado algo auténtico. No solo por la calidad musical, sino por el respeto y la cercanía. Hay recitales que uno recuerda por lo visual, otros por lo técnico, otros por el shock. Este quedará guardado por haber sentido que el black metal todavía tiene lugar para lo humano, lo imperfecto, lo real. Y esa noche, en Audio, Maraigh y Wormwitch lo demostraron sin necesidad de grandes producciones, sin artificios, solo con la entrega honesta de su música y su presencia.
Keep on headbanging motherfucker!



Llega el turno de una de las últimas fechas de la gira por el Reino Unido de Wormwitch, la cual incluía a Underdark como banda soporte, pero lamentablemente, debido a un inconveniente con un miembro de la banda sufriendo una herida, se tuvieron que dar de baja pocos días antes de tocar en Glasgow. Dada esta situación, la promotora, Hamilton Hunter, se puso en campaña para conseguir una nueva banda soporte. Por los motivos que fueran, esto no sucedió hasta el mismo 6 de mayo a las 10 de la mañana.
Para tomar el lugar de Underdark, estuvieron los locales Maraigh. Un trío que ya había tenido la oportunidad de ver durante el Fires of Alba el año pasado. Con un estilo muy característico y catalogándose como la primer banda de black metal transexual, comenzaron la noche aproximadamente a las 19:45, con un escenario bien oscuro y unas pocas luces rojas (sí, haciendo la tarea de sacar fotos medio complicada). A pesar de que Audio no estaba muy lleno para este momento, Maraigh tenía a sus seguidores fieles, quienes no dudaron en tomar cada momento que pudieron para hacer headbang y cantar los estribillos. Su sonido era crudo, con una combinación de black metal más tradicional y algunos toques atmosféricos que, si bien no sonaban pulidos, sí transmitían una identidad bien marcada. El setlist incluyó temas nuevos que no había escuchado antes, lo cual me llamó la atención, ya que no esperaba material inédito. La vocalista, entre canción y canción, agradecía en voz baja, con una humildad que contrastaba con el sonido feroz de la banda.
Para cuando llega el turno de Wormwitch, ya Audio estaba un poco más lleno, aunque no la cantidad de gente que esperaba. Esta fue la segunda visita de Wormwitch a Glasgow en un lapso de 6 meses, ya que habían sido parte de la gira de Winterfylleth en noviembre del 2024, pero esta vez ellos eran el acto principal. Robin, Colby e Izzy salen al escenario, el cual está cubierto con humo y luces verdes, creando una atmósfera muy particular. Sin ningún retraso, comienzan su set que promete ser avasallador.
La prolijidad con la que tocan y cómo logran ser tan imponentes siendo solo tres miembros, es algo que me sorprendió en esta noche. El sonido de sus discos está reflejado casi a la perfección durante su presentación en vivo, y eso es, en mi opinión, lo que diferencia a una gran banda de una simple banda. Canciones como “Envenomed“ y “Disciple of the Serpent Star“, entre otras, fueron entregadas sin remordimiento, con una agresión y precisión técnica admirable. También sonaron piezas de Heaven That Dwells Within y Wolf Hex, mostrando una clara evolución en su propuesta. No hubo espacio para sutilezas ni relleno. Todo fue directo y sin vueltas.
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El único detalle negativo que podría resaltar, es que el cable de uno de los micrófonos de la batería estaba generando un poco de distorsión, algo que fue solucionado rápidamente por el sonidista y a lo que la banda no le prestó mucha atención, manteniéndose enfocados en brindar lo mejor posible. Incluso durante ese pequeño inconveniente técnico, no hubo interrupción ni molestia visible en sus rostros. La conexión entre los tres era evidente: se miraban, asentían, compartían gestos de aprobación que denotaban lo compenetrados que están en lo que hacen.
Para las 21:44, Wormwitch deja el escenario. Yo me quedé con ganas de más, de mucho más, pero esto no quiere decir que no haya sido suficiente. A pesar de que hayan tocado por poco más de una hora, no hubo ninguna interrupción ni pausa entre canciones, todas fueron entregadas una atrás de la otra, con un mero “gracias Glasgow” enunciado por Robin entre canción y canción en dos oportunidades.
En cuanto bajan del escenario, Robin fue directamente al puesto de merch y uno a uno saludó a todos los que estaban allí para comprar algo. Siempre amable, dándose la mano con todos, abrazando a otros, dispuesto a autografiar lo que uno quisiera. Y esa comunión, esa posibilidad de ver una banda que a uno le gusta y sigue hace años tocar en vivo y luego poder estrecharse la mano con sus integrantes, es algo que no tiene precio.
Mientras caminaba hacia la salida con el ruido del último tema todavía zumbando en los oídos, no pude evitar sentir que había presenciado algo auténtico. No solo por la calidad musical, sino por el respeto y la cercanía. Hay recitales que uno recuerda por lo visual, otros por lo técnico, otros por el shock. Este quedará guardado por haber sentido que el black metal todavía tiene lugar para lo humano, lo imperfecto, lo real. Y esa noche, en Audio, Maraigh y Wormwitch lo demostraron sin necesidad de grandes producciones, sin artificios, solo con la entrega honesta de su música y su presencia.
Keep on headbanging motherfucker!