Existe algo muy común en las bandas de rock en toda la historia y eso se llaman duplas, parejas de músicos que al subirse en sus instrumentos, inmediatamente hacen click y su legado dura para siempre, es el caso de Jagger-Richards, John Bon Jovi-Sambora, Tyler-Perry, Daltrey-Townshend, y muchas más, y acá aplica el caso de Portnoy-Petrucci, un par de genios que desde su primer disco con Dream Teather, dieron una bofetada con guante blanco a cientos de bandas, enseñando cómo se debe interpretar la música con extrema calidad y mucho sentimiento.
Para la creación de este disco, contaban ya con el tecladista Derek Sherinian que ya había estado en el EP, A Change of Seasons, y que anteriormente había tocado con Alice Cooper y Kiss; es así como entran al estudio con el gran productor Kevin Shirley (The Black Crowes, Rush, Journey, Aerosmith, Jackyl, etc…) para dar forma y figura a un disco que quedaría marcado para siempre entre los amantes del metal progresivo cómo una de las joyas de la corona.
Durante dos meses la banda de encerró y dio lo mejor de sí, a pesar de no obtener buenas críticas por la prensa especializada (cómo si alguna vez dieran buenas y acertadas reseñas), los fanáticos que la banda había logrado abrazar, amaron este disco, y le dieron el valor que el mismo se merecía.
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Canciones tan bien logradas cómo “Peruvian Skies”, “You Not Me” (en colaboración con Desmond Child), “Burning My Soul”, la balada icónica de la banda “Hollow Years” o “Take Away My Pain”, siguen siendo parte de las giras de la banda y son temas que el público los acoge con los brazos abiertos y no es para menos, todos tienen esa calidad inconfundible que Dream Theater sabe dar.
Muchos se quejan por la voz de James Labrie, no se si tienen razón o no, pero lo que sí, es que encaja perfecto con la banda y en este disco es algo que se logra entender a la primera escucha, no opaca ni se pierde su voz, es la indicada para el grupo.
Podría mencionar canción por canción sin dejar ninguna por fuera y hablar bien de todas, pero no acabaría nunca de terminar este artículo; podría mencionar la producción del mismo, podría hablar del contenido lírico, del diseño de la portada, en fin, podría hablar y hablar de él sin cansarme, pero lo que no me canso de decir es que es uno de los mejores y más bien elaborados discos de la banda, la labor de los 5 miembros es excelsa, y eso se ve en cada una de las notas que componen el disco. Cómo la cereza del pastel, se puede escuchar al gran Doug Pinnick (King’s X) en los coros de “Lines in the Sand”.
En fin, ya para terminar, sólo quiero reiterar que los amantes de Dream le dieron el valor que la prensa no le dio en su momento y que el disco pasó de la nada a convertirse en uno de los más amados por los fieles seguidores del grupo.
Existe algo muy común en las bandas de rock en toda la historia y eso se llaman duplas, parejas de músicos que al subirse en sus instrumentos, inmediatamente hacen click y su legado dura para siempre, es el caso de Jagger-Richards, John Bon Jovi-Sambora, Tyler-Perry, Daltrey-Townshend, y muchas más, y acá aplica el caso de Portnoy-Petrucci, un par de genios que desde su primer disco con Dream Teather, dieron una bofetada con guante blanco a cientos de bandas, enseñando cómo se debe interpretar la música con extrema calidad y mucho sentimiento.
Para la creación de este disco, contaban ya con el tecladista Derek Sherinian que ya había estado en el EP, A Change of Seasons, y que anteriormente había tocado con Alice Cooper y Kiss; es así como entran al estudio con el gran productor Kevin Shirley (The Black Crowes, Rush, Journey, Aerosmith, Jackyl, etc…) para dar forma y figura a un disco que quedaría marcado para siempre entre los amantes del metal progresivo cómo una de las joyas de la corona.
Durante dos meses la banda de encerró y dio lo mejor de sí, a pesar de no obtener buenas críticas por la prensa especializada (cómo si alguna vez dieran buenas y acertadas reseñas), los fanáticos que la banda había logrado abrazar, amaron este disco, y le dieron el valor que el mismo se merecía.
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Canciones tan bien logradas cómo “Peruvian Skies”, “You Not Me” (en colaboración con Desmond Child), “Burning My Soul”, la balada icónica de la banda “Hollow Years” o “Take Away My Pain”, siguen siendo parte de las giras de la banda y son temas que el público los acoge con los brazos abiertos y no es para menos, todos tienen esa calidad inconfundible que Dream Theater sabe dar.
Muchos se quejan por la voz de James Labrie, no se si tienen razón o no, pero lo que sí, es que encaja perfecto con la banda y en este disco es algo que se logra entender a la primera escucha, no opaca ni se pierde su voz, es la indicada para el grupo.
Podría mencionar canción por canción sin dejar ninguna por fuera y hablar bien de todas, pero no acabaría nunca de terminar este artículo; podría mencionar la producción del mismo, podría hablar del contenido lírico, del diseño de la portada, en fin, podría hablar y hablar de él sin cansarme, pero lo que no me canso de decir es que es uno de los mejores y más bien elaborados discos de la banda, la labor de los 5 miembros es excelsa, y eso se ve en cada una de las notas que componen el disco. Cómo la cereza del pastel, se puede escuchar al gran Doug Pinnick (King’s X) en los coros de “Lines in the Sand”.
En fin, ya para terminar, sólo quiero reiterar que los amantes de Dream le dieron el valor que la prensa no le dio en su momento y que el disco pasó de la nada a convertirse en uno de los más amados por los fieles seguidores del grupo.