


El 29 de noviembre la Sala 2 de Apolo se convirtió en el epicentro de una de esas noches que recuerdan por qué Barcelona es terreno fértil para el metal más transgresor. La cita la protagonizabanlas japonesas Hanabie, que aterrizaban por fin en la ciudad dentro de su primera gira española, generando un entusiasmo que se hizo evidente desde mucho antes de abrir puertas. Los encargados de romper el hielo fueron los franceses Sun Brutal Pop, cuya propuesta, tan vistosa como irregular, terminó de encajar con el ambiente expectante que ya calentaba la sala.
El trio galo se movió entre ritmos bailables, guitarras modernas y un juego vocal que alternaba melodía con guturales, pero la ejecución, pese a su energía, no acabó de encontrar un punto de cohesión que atrapara 100% al público. Canciones como “I Killed My Man” o “Krystal Metal” ofrecieron momentos disfrutes, mientras que la peculiar mezcla entre “Survivor” y “Milkshake” se ganó algunas sonrisas incrédulas. Aun así, la impresión general fue la de un grupo con ideas, pero sin un discurso escénico capaz de dejar una verdadera huella esta vez.
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Todo cambió cuando Hanabie hicieron acto de presencia. Con Reborn Superstar! todavía resonando como carta de presentación internacional, el cuarteto japonés demostró desde los primeros segundos que su directo cobra una dimensión completamente distinta dentro de una sala. Ya las había visto en festivales y siempre me parecieron divertidas, pero aquí la cosa fue otra liga: más contundentes, más nítidas y muchísimo más intensas. Es habitual que se las compare con Babymetal, pero después de verlas en un entorno cerrado, esa comparación resulta hasta impertinente. Lo suyo bebe de fuentes más agresivas, cercanas al metalcore, al hardcore híbrido y a la electrónica frenética, sin necesidad de apoyarse en el espectáculo idol.
“O•TA•KU Lovely Densetsu” marcó un inicio explosivo, y desde ahí no hubo un solo minuto de respiro. Yukina comandó la noche con una versatilidad vocal apabullante, combinando dulzura y ferocidad con una naturalidad que en directo resulta aún más impresionante. El público respondió con pogos desbordados en “Warning!!”, “Bucchigiri Tokyo” y esa bomba de azúcar radioactiva que es “Spicy Queen”. “Meta-moru-phose!” desencadenó uno de los momentos más celebrados de la noche, cuando la sala entera se movía entre baile, caos y gritos mientras las luces acompañaban aquella estética kawaii teñida de rabia.
Para el final reservaron un sprint demoledor con “Osaki ni Shitsurei Shimasu.” y “Today’s Good Day & So Epic”, antes de rematar la noche con una dupla de bis que equilibró violencia y emoción: “L.C.G” y “Sentimental☆Heroine”. El concierto se hizo cortísimo, pero quizá ahí reside parte de su fuerza: concentrar en poco tiempo una descarga tan intensa que sales sudado, eufórico y con la certeza de haber presenciado algo único. Barcelona no solo se rindió a Hanabie; se enamoró del torbellino rosa y brutal que son capaces de desatar cuando las paredes de una sala les permiten desplegar todo su potencial.



El 29 de noviembre la Sala 2 de Apolo se convirtió en el epicentro de una de esas noches que recuerdan por qué Barcelona es terreno fértil para el metal más transgresor. La cita la protagonizabanlas japonesas Hanabie, que aterrizaban por fin en la ciudad dentro de su primera gira española, generando un entusiasmo que se hizo evidente desde mucho antes de abrir puertas. Los encargados de romper el hielo fueron los franceses Sun Brutal Pop, cuya propuesta, tan vistosa como irregular, terminó de encajar con el ambiente expectante que ya calentaba la sala.
El trio galo se movió entre ritmos bailables, guitarras modernas y un juego vocal que alternaba melodía con guturales, pero la ejecución, pese a su energía, no acabó de encontrar un punto de cohesión que atrapara 100% al público. Canciones como “I Killed My Man” o “Krystal Metal” ofrecieron momentos disfrutes, mientras que la peculiar mezcla entre “Survivor” y “Milkshake” se ganó algunas sonrisas incrédulas. Aun así, la impresión general fue la de un grupo con ideas, pero sin un discurso escénico capaz de dejar una verdadera huella esta vez.
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“O•TA•KU Lovely Densetsu” marcó un inicio explosivo, y desde ahí no hubo un solo minuto de respiro. Yukina comandó la noche con una versatilidad vocal apabullante, combinando dulzura y ferocidad con una naturalidad que en directo resulta aún más impresionante. El público respondió con pogos desbordados en “Warning!!”, “Bucchigiri Tokyo” y esa bomba de azúcar radioactiva que es “Spicy Queen”. “Meta-moru-phose!” desencadenó uno de los momentos más celebrados de la noche, cuando la sala entera se movía entre baile, caos y gritos mientras las luces acompañaban aquella estética kawaii teñida de rabia.
Para el final reservaron un sprint demoledor con “Osaki ni Shitsurei Shimasu.” y “Today’s Good Day & So Epic”, antes de rematar la noche con una dupla de bis que equilibró violencia y emoción: “L.C.G” y “Sentimental☆Heroine”. El concierto se hizo cortísimo, pero quizá ahí reside parte de su fuerza: concentrar en poco tiempo una descarga tan intensa que sales sudado, eufórico y con la certeza de haber presenciado algo único. Barcelona no solo se rindió a Hanabie; se enamoró del torbellino rosa y brutal que son capaces de desatar cuando las paredes de una sala les permiten desplegar todo su potencial.












