Ya pasaron dos décadas desde la edición del último álbum de una de las bandas más importantes en la historia de la música pesada. Se empezó a hablar de “Groove Metal” desde que el cuarteto estadounidense dejara su marca en los 90’s e influyera sobre gran cantidad de grupos surgidos en esos años. Fue su quinto disco de estudio, si los contamos a partir de “Cowboys From Hell” e ignoramos los anteriores: los fanáticos saben bien que es ese el deseo de los propios músicos, quienes renegaban de su pasado más ligado al Glam.
“Reinventando el acero” es un título adecuado para el trabajo que dio cierre a una carrera musical extraordinaria. El disco, producido por Vinnie Paul y Dimebag Darrell, fue editado por Elektra Entertainment para los Estados Unidos y Warner Music para el resto del mundo.
Diez temas componen la magnífica obra y lo que resulta particularmente interesante es que cada uno parece dar señales de que el disco sería el último; todo el trabajo está atravesado por una sensación de retrospectiva, balance y despedida.
Para empezar, el nombre mismo del álbum suena como una declaración de principios: “esto vinimos a hacer y es lo que hicimos”. “Hellbound” es el manifiesto de un grupo que proclama sus raíces infernales y su misión amenazante.
“Goddamn Electric” tiene de invitado a Kerry King (Slayer) y la letra recita que escuchar Black Sabbath y Slayer es parte del secreto de la eterna juventud. Poco hace falta decir sobre “Yesterday Don’t Mean Shit”: “el ayer no significa un carajo”, deja pocas dudas sobre la mirada que tenía la banda acerca de cualquier posibilidad de arrepentimiento. “You’ve Got to Belong to It” plantea la cuestión de seguir a las masas o comprometerse con el arte genuino. Si de declaraciones de principios se trata, “Revolution Is My Name” va en total consonancia con el título del disco. Pantera fue, en efecto, una banda revolucionaria.
“Death Rattle”, “We’ll Grind That Axe For a Long Time”, “Uplift” y “It Makes Them Disappear” todas recorren planteos críticos sobre la vida cotidiana y la industria musical: había una bronca que necesitaba expresarse. El último tema del álbum “I’ll Cast a Shadow” habla sobre la inevitabilidad de un final y el despedirse proyectando una sombra, al mismo tiempo que se abren muchos ojos: precisamente lo que hizo Pantera.
Los diez temas merecen estar en el disco. Todos son pesados, dinámicos, gancheros; en fin, tienen el potente groove que hizo de la banda lo que fue y lo que es, más allá del paso del tiempo.
Cuatro grandes músicos y cuatro grandes amigos cuyos vínculos se fueron tensionando hasta quedar sumamente debilitados. Rex Brown siempre fue un bajista de gran contundencia: un constructor de muros sonoros. Los hermanos Vinnie Paul y Dimebag Darrell -uno muerto por problemas de salud y el otro trágicamente asesinado durante un concierto posterior a la disolución de Pantera- fueron virtuosos en sus instrumentos. Dime, en especial, ocupa un lugar entre los guitarristas de metal más gloriosos y las hordas lo extrañan con locura. Pero es momento de destacar algo que se manifiesta particularmente en “Reinventing the Steel”: Philip H. Anselmo siempre fue el cerebro creativo que hizo que la banda no quedara estancada en un universo “redneck”(estereotipo de hombre blanco campechano y prejuicioso).
Anselmo es el que siempre tuvo una cultura general más amplia -tanto musical como literaria y cinematográfica- y el que forzaba los límites sonoros aunque solo pudiera hacerlo apoyándose en el potencial técnico de Darrell. Ya en este último trabajo de Pantera se perciben esbozos que anticipan aspectos que luego se encontrarían en otros de los proyectos de Anselmo (Down, Superjoint, Arson Anthem, The Illegals, Scour, etc.) pero no así en lo que Vinnie y Dime hicieron después, que no fue más que recaer en lo conservador. En este sentido, el último disco de Pantera terminó siendo una buena clausura de su trayectoria, pero al mismo tiempo, el germen de lo que Anselmo se atrevió a seguir haciendo, siempre con su ímpetu innovador y muchas veces incomprendido.
El legado de Pantera nunca dejará de valorarse, y “Reinventing the Steel”, con esa portada de un redneck ebrio ¿atravesando el fuego?, ¿ardiendo en una hoguera?, ¿inmolándose?, si bien no es muy lograda -y fue muy criticada- resume bastante bien lo que hizo la banda: por momentos atravesar el fuego, otras veces arder en la hoguera y finalmente inmolarse.
Ya pasaron dos décadas desde la edición del último álbum de una de las bandas más importantes en la historia de la música pesada. Se empezó a hablar de “Groove Metal” desde que el cuarteto estadounidense dejara su marca en los 90’s e influyera sobre gran cantidad de grupos surgidos en esos años. Fue su quinto disco de estudio, si los contamos a partir de “Cowboys From Hell” e ignoramos los anteriores: los fanáticos saben bien que es ese el deseo de los propios músicos, quienes renegaban de su pasado más ligado al Glam.
“Reinventando el acero” es un título adecuado para el trabajo que dio cierre a una carrera musical extraordinaria. El disco, producido por Vinnie Paul y Dimebag Darrell, fue editado por Elektra Entertainment para los Estados Unidos y Warner Music para el resto del mundo.
Diez temas componen la magnífica obra y lo que resulta particularmente interesante es que cada uno parece dar señales de que el disco sería el último; todo el trabajo está atravesado por una sensación de retrospectiva, balance y despedida.
Para empezar, el nombre mismo del álbum suena como una declaración de principios: “esto vinimos a hacer y es lo que hicimos”. “Hellbound” es el manifiesto de un grupo que proclama sus raíces infernales y su misión amenazante.
“Goddamn Electric” tiene de invitado a Kerry King (Slayer) y la letra recita que escuchar Black Sabbath y Slayer es parte del secreto de la eterna juventud. Poco hace falta decir sobre “Yesterday Don’t Mean Shit”: “el ayer no significa un carajo”, deja pocas dudas sobre la mirada que tenía la banda acerca de cualquier posibilidad de arrepentimiento. “You’ve Got to Belong to It” plantea la cuestión de seguir a las masas o comprometerse con el arte genuino. Si de declaraciones de principios se trata, “Revolution Is My Name” va en total consonancia con el título del disco. Pantera fue, en efecto, una banda revolucionaria.
“Death Rattle”, “We’ll Grind That Axe For a Long Time”, “Uplift” y “It Makes Them Disappear” todas recorren planteos críticos sobre la vida cotidiana y la industria musical: había una bronca que necesitaba expresarse. El último tema del álbum “I’ll Cast a Shadow” habla sobre la inevitabilidad de un final y el despedirse proyectando una sombra, al mismo tiempo que se abren muchos ojos: precisamente lo que hizo Pantera.
Los diez temas merecen estar en el disco. Todos son pesados, dinámicos, gancheros; en fin, tienen el potente groove que hizo de la banda lo que fue y lo que es, más allá del paso del tiempo.
Cuatro grandes músicos y cuatro grandes amigos cuyos vínculos se fueron tensionando hasta quedar sumamente debilitados. Rex Brown siempre fue un bajista de gran contundencia: un constructor de muros sonoros. Los hermanos Vinnie Paul y Dimebag Darrell -uno muerto por problemas de salud y el otro trágicamente asesinado durante un concierto posterior a la disolución de Pantera- fueron virtuosos en sus instrumentos. Dime, en especial, ocupa un lugar entre los guitarristas de metal más gloriosos y las hordas lo extrañan con locura. Pero es momento de destacar algo que se manifiesta particularmente en “Reinventing the Steel”: Philip H. Anselmo siempre fue el cerebro creativo que hizo que la banda no quedara estancada en un universo “redneck”(estereotipo de hombre blanco campechano y prejuicioso).
Anselmo es el que siempre tuvo una cultura general más amplia -tanto musical como literaria y cinematográfica- y el que forzaba los límites sonoros aunque solo pudiera hacerlo apoyándose en el potencial técnico de Darrell. Ya en este último trabajo de Pantera se perciben esbozos que anticipan aspectos que luego se encontrarían en otros de los proyectos de Anselmo (Down, Superjoint, Arson Anthem, The Illegals, Scour, etc.) pero no así en lo que Vinnie y Dime hicieron después, que no fue más que recaer en lo conservador. En este sentido, el último disco de Pantera terminó siendo una buena clausura de su trayectoria, pero al mismo tiempo, el germen de lo que Anselmo se atrevió a seguir haciendo, siempre con su ímpetu innovador y muchas veces incomprendido.
El legado de Pantera nunca dejará de valorarse, y “Reinventing the Steel”, con esa portada de un redneck ebrio ¿atravesando el fuego?, ¿ardiendo en una hoguera?, ¿inmolándose?, si bien no es muy lograda -y fue muy criticada- resume bastante bien lo que hizo la banda: por momentos atravesar el fuego, otras veces arder en la hoguera y finalmente inmolarse.