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Mientras miles de personas se dedican a crear y difundir memes ridiculizando a Adam Darski –más conocido como Nergal– él no cesa de publicar fotos bizarras para seguir proveyéndoles la materia prima. Es que, honestamente, ya mira a toda esa gente desde un nivel con el que ni siquiera podrían soñar, sean audiencia, artistas o ambas cosas.
Hablamos del líder de la banda de Metal, no sólo más famosa de Polonia, sino una de las más conocidas en el mundo entero, y no tocando un género accesible, sino un Blackened Death Metal de contenido explícitamente antirreligioso. Como frontman de Behemoth, demuestra ser un gran cantante y guitarrista, y en sus proyectos paralelos hace gala de su versatilidad. Vive muy bien gracias a la música y no parece tener complicaciones en el área sentimental. Como si todo eso fuera poco, en 2010 se le diagnosticó una leucemia casi terminal y se curó. La verdad que podría quedarse descansando en sus laureles. Pero no. Hay una clara decisión en Nergal de ser coherente con lo que predica.
Todos sabemos que Tom Araya, por ejemplo, es católico; no obstante, canta las letras más anticristianas. Glen Benton, autoproclamado “satanista”, abraza los valores más conservadores en su país, cuando la figura de Satán y la rebelión contra el statu quo resultan indisociables. O qué decir de Mustaine, que empezó a pedir que quitaran a bandas como Venom o Watain de los festivales en los que participaba Megadeth, ya que eran “satánicas”. Es más: por mucho tiempo dejó de tocar “The Conjuring”, un tema que él mismo había compuesto, por dicho motivo.
Nergal, al contrario, no utiliza la imaginería satánica como un mero recurso estético, sino como un símbolo que representa su ética ante las situaciones sociales vividas en Polonia y el resto del mundo. De este modo, se muestra como un luchador a favor de los derechos civiles y se halla especialmente comprometido con la causa de lograr la separación entre la Iglesia Católica y el Estado, que en Polonia se encuentran prácticamente fusionados, al punto de que, en pleno siglo XXI, la ciudadanía puede ser juzgada, multada y hasta encarcelada brevemente por “blasfemia”. En ese contexto, puede ubicarse a Behemoth en el movimiento por la secularización de la sociedad polaca. Nergal promociona el no bautismo, la apostasía, y cualquier práctica que implique una forma de libertad individual por fuera de las religiones organizadas.
La última causa por la que se lo condenó a pagar una multa de casi cinco mil dólares se debió a una fotografía en la que pisaba una imagen de la Virgen María. La misma fue publicada por él mismo en septiembre de 2019, y el proceso judicial fue iniciado por una organización ultraconservadora llamada “Ordo Iuris”. Tanto Amnesty International como Human Rights Watch han emitido numerosos comunicados instando al gobierno polaco a derogar el retrógrado artículo del Código Penal que limita la libertad de expresión en asuntos religiosos según la “ofensa” que se pudiera provocar a las personas creyentes. Actualmente, parece que se sigue insistiendo con esa causa, tratando de conseguir, al menos, una condena en prisión breve, pero de cumplimiento efectivo.
En enero de 2018, el mismo gobierno demandó a Nergal por el diseño gráfico empleado para publicitar la gira de Behemoth, en el que se modificó el Escudo Nacional. Sin embargo, logró ser absuelto en esa causa. Antes, en 2011, había sido acusado por haber proclamado a la Iglesia Católica “el culto más asesino sobre el planeta”, durante un show de Behemoth en Polonia, dado en 2007, donde también prendió fuego una Biblia, llamándola “el libro de las mentiras”. Por este mismo incidente, tuvo que volver a los tribunales en 2013. Dado este suceso, en el marco de una expresión artística, una Comisión de la Unión Europea también se pronunció expresando preocupación por la censura en Polonia.
La fama de Nergal como cantante y artista, en medio de todas las controversias, se puso de manifiesto cuando fue invitado a ser juez del programa televisivo “La Voz de Polonia”, donde pudo participar en la primera temporada, pero no así en la segunda, debido a protestas de grupos católicos.
En 2020, se involucró activamente en marchas para protestar en contra de modificaciones legales que restringían aún más el derecho al aborto de las mujeres, incluso en casos de violación. Ese mismo año, se expresó públicamente lamentando que Polonia fuera el país más homofóbico de Europa, a lo que agregó que preferiría que fuera primero en algún ranking por su arte, deporte o turismo, y explicó que la mentalidad en su país seguía siendo “medieval”. También desde sus redes sociales, recomendó a sus seguidores mirar un documental acerca de los casos de pedofilia en la Iglesia Polaca, otra cuestión que denuncia constantemente.
Si bien todos los enfrentamientos judiciales acaban en absoluciones o multas que no le cuesta demasiado pagar, lo cierto es que Nergal nunca terminó pidiendo disculpas, retractándose, ni nada semejante, al contrario: siempre redobla la apuesta. En este sentido, si bien está claro que existe una diferencia entre el universo de la obra artística y el del ser en la vida cotidiana, también es cierto que el Rock, en general, y el Metal, en particular (más aún el Metal Extremo) pretenden ser manifestaciones creativas de disidencia, de enfrentamiento contra las tendencias conservadoras.
Recientemente, ha lanzado la campaña “Ordo Blasfemia” para involucrar a todas las personas que quieran colaborar con la lucha por la libertad de expresión y artística en Polonia, y enfrentar a un Estado cómplice de la Iglesia Católica, con un sistema judicial que, tal como denuncia Nergal, incluso termina ocultando casos de pedofilia dentro de las instituciones religiosas.
Sería interesante ver cuántos piedrazos son lanzados a Nergal por melómanos o músicos más coherentes que él, y cuántos vienen de gente que pretende tener una identidad construida, al menos en parte, sobre criterios estéticos que manifiestan cosas contrarias a su ética (los valores con los que se comportan en sus vidas diarias). En cualquier caso, el problema de la censura en Polonia -y otro países- es extremadamente serio, ya que es la punta de un gigantesco iceberg que incluye serias limitaciones en los derechos civiles de artistas, mujeres, minorías sexuales, etnias, inmigrantes, etc.
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Mientras miles de personas se dedican a crear y difundir memes ridiculizando a Adam Darski –más conocido como Nergal– él no cesa de publicar fotos bizarras para seguir proveyéndoles la materia prima. Es que, honestamente, ya mira a toda esa gente desde un nivel con el que ni siquiera podrían soñar, sean audiencia, artistas o ambas cosas.
Hablamos del líder de la banda de Metal, no sólo más famosa de Polonia, sino una de las más conocidas en el mundo entero, y no tocando un género accesible, sino un Blackened Death Metal de contenido explícitamente antirreligioso. Como frontman de Behemoth, demuestra ser un gran cantante y guitarrista, y en sus proyectos paralelos hace gala de su versatilidad. Vive muy bien gracias a la música y no parece tener complicaciones en el área sentimental. Como si todo eso fuera poco, en 2010 se le diagnosticó una leucemia casi terminal y se curó. La verdad que podría quedarse descansando en sus laureles. Pero no. Hay una clara decisión en Nergal de ser coherente con lo que predica.
Todos sabemos que Tom Araya, por ejemplo, es católico; no obstante, canta las letras más anticristianas. Glen Benton, autoproclamado “satanista”, abraza los valores más conservadores en su país, cuando la figura de Satán y la rebelión contra el statu quo resultan indisociables. O qué decir de Mustaine, que empezó a pedir que quitaran a bandas como Venom o Watain de los festivales en los que participaba Megadeth, ya que eran “satánicas”. Es más: por mucho tiempo dejó de tocar “The Conjuring”, un tema que él mismo había compuesto, por dicho motivo.
Nergal, al contrario, no utiliza la imaginería satánica como un mero recurso estético, sino como un símbolo que representa su ética ante las situaciones sociales vividas en Polonia y el resto del mundo. De este modo, se muestra como un luchador a favor de los derechos civiles y se halla especialmente comprometido con la causa de lograr la separación entre la Iglesia Católica y el Estado, que en Polonia se encuentran prácticamente fusionados, al punto de que, en pleno siglo XXI, la ciudadanía puede ser juzgada, multada y hasta encarcelada brevemente por “blasfemia”. En ese contexto, puede ubicarse a Behemoth en el movimiento por la secularización de la sociedad polaca. Nergal promociona el no bautismo, la apostasía, y cualquier práctica que implique una forma de libertad individual por fuera de las religiones organizadas.
La última causa por la que se lo condenó a pagar una multa de casi cinco mil dólares se debió a una fotografía en la que pisaba una imagen de la Virgen María. La misma fue publicada por él mismo en septiembre de 2019, y el proceso judicial fue iniciado por una organización ultraconservadora llamada “Ordo Iuris”. Tanto Amnesty International como Human Rights Watch han emitido numerosos comunicados instando al gobierno polaco a derogar el retrógrado artículo del Código Penal que limita la libertad de expresión en asuntos religiosos según la “ofensa” que se pudiera provocar a las personas creyentes. Actualmente, parece que se sigue insistiendo con esa causa, tratando de conseguir, al menos, una condena en prisión breve, pero de cumplimiento efectivo.
En enero de 2018, el mismo gobierno demandó a Nergal por el diseño gráfico empleado para publicitar la gira de Behemoth, en el que se modificó el Escudo Nacional. Sin embargo, logró ser absuelto en esa causa. Antes, en 2011, había sido acusado por haber proclamado a la Iglesia Católica “el culto más asesino sobre el planeta”, durante un show de Behemoth en Polonia, dado en 2007, donde también prendió fuego una Biblia, llamándola “el libro de las mentiras”. Por este mismo incidente, tuvo que volver a los tribunales en 2013. Dado este suceso, en el marco de una expresión artística, una Comisión de la Unión Europea también se pronunció expresando preocupación por la censura en Polonia.
La fama de Nergal como cantante y artista, en medio de todas las controversias, se puso de manifiesto cuando fue invitado a ser juez del programa televisivo “La Voz de Polonia”, donde pudo participar en la primera temporada, pero no así en la segunda, debido a protestas de grupos católicos.
En 2020, se involucró activamente en marchas para protestar en contra de modificaciones legales que restringían aún más el derecho al aborto de las mujeres, incluso en casos de violación. Ese mismo año, se expresó públicamente lamentando que Polonia fuera el país más homofóbico de Europa, a lo que agregó que preferiría que fuera primero en algún ranking por su arte, deporte o turismo, y explicó que la mentalidad en su país seguía siendo “medieval”. También desde sus redes sociales, recomendó a sus seguidores mirar un documental acerca de los casos de pedofilia en la Iglesia Polaca, otra cuestión que denuncia constantemente.
Si bien todos los enfrentamientos judiciales acaban en absoluciones o multas que no le cuesta demasiado pagar, lo cierto es que Nergal nunca terminó pidiendo disculpas, retractándose, ni nada semejante, al contrario: siempre redobla la apuesta. En este sentido, si bien está claro que existe una diferencia entre el universo de la obra artística y el del ser en la vida cotidiana, también es cierto que el Rock, en general, y el Metal, en particular (más aún el Metal Extremo) pretenden ser manifestaciones creativas de disidencia, de enfrentamiento contra las tendencias conservadoras.
Recientemente, ha lanzado la campaña “Ordo Blasfemia” para involucrar a todas las personas que quieran colaborar con la lucha por la libertad de expresión y artística en Polonia, y enfrentar a un Estado cómplice de la Iglesia Católica, con un sistema judicial que, tal como denuncia Nergal, incluso termina ocultando casos de pedofilia dentro de las instituciones religiosas.
Sería interesante ver cuántos piedrazos son lanzados a Nergal por melómanos o músicos más coherentes que él, y cuántos vienen de gente que pretende tener una identidad construida, al menos en parte, sobre criterios estéticos que manifiestan cosas contrarias a su ética (los valores con los que se comportan en sus vidas diarias). En cualquier caso, el problema de la censura en Polonia -y otro países- es extremadamente serio, ya que es la punta de un gigantesco iceberg que incluye serias limitaciones en los derechos civiles de artistas, mujeres, minorías sexuales, etnias, inmigrantes, etc.