


Un soleado lunes 5 de mayo, Pumpehuset en Dinamarca, abrió sus puertas, ese templo donde los recitales cobran vida todas las semanas. Esta vez fue para darle la bienvenida a la gira de Back from Hell 2025 de la mano de los Alemanes Caliban con sus tres invitados de lujo, In Hearts Wake, Cabal y Assemble The Chariots, dándole vida a una noche de puro MetalCore.
Abriendo la noche, los finlandeses Assemble the Chariots dejaron en claro que esto no iba a ser un recital para corazones débiles. Con una propuesta tan arriesgada como contundente, desplegaron un deathcore de alto calibre, impregnado de tintes sinfónicos y pasajes narrativos de ciencia ficción que transportaron al público a un viaje sonoro oscuro y futurista.
Su set fue una montaña rusa de estilos extremos: desde la brutalidad del deathcore, pasando por atmósferas cercanas al black metal, hasta explosiones de metal sinfónico que sumaban complejidad y dramatismo. Cerraron con su icónico tema “Empress” terminando la velada de una manera épica y prolija dejando en claro que esto recién comenzaba.
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Luego fue el turno de Cabal, jugando de locales y con la cancha a su favor. La banda danesa desató un set visceral y demoledor, moviéndose con soltura entre un deathcore brutal, con tintes hardcore, breakdowns aplastantes y pasajes electrónicos que sumaron una dosis extra de peso y agresividad. Todo sonó como una máquina perfectamente aceitada, lista para arrasar. Con una entrega feroz y una conexión total con su público que no les soltó la mano en ningún momento, Cabal demostró por qué en casa juegan de memoria y con ventaja.
Después de un breve descanso fue el momento de los Australianos, In Hearts Wake quienes irrumpieron en escena con su metalcore melódico y conciencia afilada. Desde el primer acorde desataron una tormenta de riffs demoledores que nos arrastraron con su furia. Muchos breakdowns acompañados de una batería precisa y potente marcaban el pulso de la multitud, que cada vez estaba más extasiada con cada dosis de metalcore.
A lo largo de su set destructivo, In Hearts Wake dejó en claro que su música va más allá de lo que se escucha: es un grito de alerta. Cada mensaje que compartían con el público hablaba de la responsabilidad que tenemos hacia el planeta. No fue solo un show, sino un recordatorio de que el mundo necesita un despertar y, la música, para ellos, es la llamada a la acción. Su actuación fue un recordatorio de que la música puede ser tanto un escape como una herramienta de transformación.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Caliban – Dystopia (2022)
Pasadas las 21:45, el momento más esperado de la noche había llegado. Caliban aparecía en escena, vibrando con la potencia inconfundible de ellos, una banda alemana que desde hace más de dos décadas marca el pulso del metalcore y con una identidad que no necesita presentación. Lo suyo es un sonido honesto y crudo: riffs demoledores que se clavan directo en el pecho, melodías limpias que contrastan con pasajes brutales y una energía que no afloja nunca.
El público lo sabía y lo sintió desde el primer acorde. La ansiedad acumulada explotó cuando la banda pisó las tablas y abrió la noche con “Guilt Trip“, tema de su nuevo disco —el que da nombre a la gira—, dejando claro desde el comienzo que esta etapa también tiene peso propio. A partir de ahí, el viaje fue completo: un repaso por su presente y su historia, hilando con precisión temas que dejaron huella a lo largo de su carrera.
Sonaron himnos como “I Will Never Let You Down” y “The Beloved and the Hatred“, que encendieron el moshpit y desataron el grito colectivo de una multitud que estaba esperando este momento hacía tiempo. Entre los temas nuevos y los clásicos, la banda construyó un set sólido que combinó a la perfección su evolución sonora con los pilares que los hicieron grandes.
Cuando el show parecía llegar a su fin, Caliban volvió al escenario para un encore de tres temas que terminó de enloquecer a la sala. Y fue con su icónica “Nothing Is Forever” que bajaron el telón de manera definitiva, regalando una última descarga de fuerza y emoción que dejó al público extasiado. Entre breakdowns que hicieron temblar el suelo y miradas cómplices entre los músicos y la gente, la despedida fue una explosión de emoción, sudor y gratitud compartida.
Calibán no solo tocó: arrasó. Y también dejó claro que su lugar en la historia del metalcore sigue más firme que nunca.



Un soleado lunes 5 de mayo, Pumpehuset en Dinamarca, abrió sus puertas, ese templo donde los recitales cobran vida todas las semanas. Esta vez fue para darle la bienvenida a la gira de Back from Hell 2025 de la mano de los Alemanes Caliban con sus tres invitados de lujo, In Hearts Wake, Cabal y Assemble The Chariots, dándole vida a una noche de puro MetalCore.
Abriendo la noche, los finlandeses Assemble the Chariots dejaron en claro que esto no iba a ser un recital para corazones débiles. Con una propuesta tan arriesgada como contundente, desplegaron un deathcore de alto calibre, impregnado de tintes sinfónicos y pasajes narrativos de ciencia ficción que transportaron al público a un viaje sonoro oscuro y futurista.
Su set fue una montaña rusa de estilos extremos: desde la brutalidad del deathcore, pasando por atmósferas cercanas al black metal, hasta explosiones de metal sinfónico que sumaban complejidad y dramatismo. Cerraron con su icónico tema “Empress” terminando la velada de una manera épica y prolija dejando en claro que esto recién comenzaba.
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Después de un breve descanso fue el momento de los Australianos, In Hearts Wake quienes irrumpieron en escena con su metalcore melódico y conciencia afilada. Desde el primer acorde desataron una tormenta de riffs demoledores que nos arrastraron con su furia. Muchos breakdowns acompañados de una batería precisa y potente marcaban el pulso de la multitud, que cada vez estaba más extasiada con cada dosis de metalcore.
A lo largo de su set destructivo, In Hearts Wake dejó en claro que su música va más allá de lo que se escucha: es un grito de alerta. Cada mensaje que compartían con el público hablaba de la responsabilidad que tenemos hacia el planeta. No fue solo un show, sino un recordatorio de que el mundo necesita un despertar y, la música, para ellos, es la llamada a la acción. Su actuación fue un recordatorio de que la música puede ser tanto un escape como una herramienta de transformación.
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El público lo sabía y lo sintió desde el primer acorde. La ansiedad acumulada explotó cuando la banda pisó las tablas y abrió la noche con “Guilt Trip“, tema de su nuevo disco —el que da nombre a la gira—, dejando claro desde el comienzo que esta etapa también tiene peso propio. A partir de ahí, el viaje fue completo: un repaso por su presente y su historia, hilando con precisión temas que dejaron huella a lo largo de su carrera.
Sonaron himnos como “I Will Never Let You Down” y “The Beloved and the Hatred“, que encendieron el moshpit y desataron el grito colectivo de una multitud que estaba esperando este momento hacía tiempo. Entre los temas nuevos y los clásicos, la banda construyó un set sólido que combinó a la perfección su evolución sonora con los pilares que los hicieron grandes.
Cuando el show parecía llegar a su fin, Caliban volvió al escenario para un encore de tres temas que terminó de enloquecer a la sala. Y fue con su icónica “Nothing Is Forever” que bajaron el telón de manera definitiva, regalando una última descarga de fuerza y emoción que dejó al público extasiado. Entre breakdowns que hicieron temblar el suelo y miradas cómplices entre los músicos y la gente, la despedida fue una explosión de emoción, sudor y gratitud compartida.
Calibán no solo tocó: arrasó. Y también dejó claro que su lugar en la historia del metalcore sigue más firme que nunca.